Aisslin había picado y, gracias a las palabras de los tres, tenían la posibilidad de ganarse alguna moneda del criado en referencia a la "protección" durante el camino. EL criado había accedido a viajar con el grupo y sería buen momento para conocer más a ese tal señor MacCormack. Puede que fuera interesante hacerle una "visita"...
-Será mejor que descansemos lo poco que nos queda antes del amanecer. Seguro que lo agradeceremos...
Y comenzó a acomodarse nuevamente cerca de Mara, invitando a todos a dormir un par de horas antes de iniciar el camino de nuevo.
Disimuladamente y prestando atención a no ser descubierto, Gonzalo acercó su cara a la de Mara y, susurrándole al oído, le felicitó:
-Ha sido muy bueno tu discurso, creo que lo has acabado de convencer... y no temas: no te pasará nada... o eso intentaré...
Y con un desapercibido movimiento, acarició el brazo de la mujer.
Olga cierra la puerta de la cabaña, y ofrece una manta a Aisslin para que se acomode como buenamente pueda en el suelo. La dueña de la casa se vuelve a su humilde camastro, mientras los cuatro invitados se acuestan en el suelo, casi ocupando todo el espacio de la vivienda. Mara y Gonzalo se acuestan próximos, Agustí un poco más separado, u Aisslin cerca del camastro de Olga.
La noche transcurre sin más contratiempos, y por fin llega la mañana.Tras despedirse afectuosamente de Olga (hasta la escéptica Mara hubo de admitir que, para ser una bruja, había sido de lo más cortés con todo el grupo), los cuatro se pusieron en camino, rumbo a Amposta.
Fin de escena :)