Los rangers de Texas habían capturado al Coronel Samuel Ferris, el “Chacal Gris”. El Coronel Ferris fue el líder de la banda infame de rebeldes confederados conocida como Los Jinetes de Ferris. Durante la Guerra Civil se dedicaron a hostigar los asentamientos y rutas de suministros de la Unión al oeste del río Mississippi. Pero el fin de la Guerra Civil no les detuvo. Después de la guerra, la unidad se convirtió en una simple banda criminal de forajidos que robaban trenes y bancos federales para después huir a las colinas de Arkansas. Ferris fue un grano en el culo tanto para Texas como para la Unión durante años. La recompensa por su cabeza iba subiendo con cada mes que pasaba.
Finalmente, la presión desde Washington le obligó a Ferris a disolver la banda y a esconderse. El “Chacal Gris” huyó a Texas, donde trató de retomar una vida normal y no llamar la atención. El resto de sus Jinetes también se perdieron en distintos lugares de la Frontera. Sin embargo, los agentes federales continuaron la caza del Coronel hasta que su red de espías y agentes lo encontraron.
Gracias a un soplo, los rangers de Texas entraron en acción y lograron capturar al Coronel Ferris. Después de unas largas negociaciones a puerta cerrada, los Estados Unidos terminaron por gestionar su extradición para poder juzgarlo por crímenes de guerra.
Bajo fuertes medidas de seguridad, el Coronel está siendo transportado en secreto desde San Antonio a Fort Worth. Le custodia un pequeño grupo de rangers. Tienen previsto subir en un tren que les llevará al noreste hasta Fort Smith, donde tendrá lugar la entrega del prisionero a las autoridades federales de la Unión.
Con la ayuda del dinero y de los contactos de Zeke “Pappy” Nedlinger, la joven espía de la agencia CSA Mary Foy reunió a los supervivientes de los Jinetes de Ferris en uno de los antiguos refugios de la banda.
Además de Mary y de Pappy, contaban con el dandy abogado “Buck”, y su inseparable amigo claustrofóbico Cagey, y con el indio Lobo y Hoofer, uno de los guardaespaldas del coronel capturado. Seis leales a Ferris o a la causa de los confederados.
Allí les explicaron el plan. Los rangers de Texas transportaban al coronel en un tren para hacer la entrega del prisionero en territorio de la Unión. CSA sospechaba que el tren en cuestión era el que partía de Fort Worth y que la entrega se iba a hacer en Fort Smith. La mayor parte del trayecto pasaba por territorio de los indios Sequoyah, y también eran los propietarios de esa línea de ferrocarril. De allí el nombre de la locomotora: Sequoyah Star
Mientras tanto, los rangers llevaban al prisionero a Fort Worth…
-No hay que darle más vueltas… - musitó Patch Coyer apoyándose en la pierna para asomarse por la plataforma y ver los raíles del ferrocarril que desaparecían en una lejana curva. –Si no hubiera tardado tanto con mi equipaje, ya me habría ido y no hubiera recibido aquel telegrama.
-Lazarus puede esperar unas semanas, capitán, contestó el ranger que le estaba acompañando. Patch colocó mejor la escopeta que llevaba bajo el brazo, y buscó entre los bolsillos de su chaleco una cerilla. –No es Lazarus lo que me preocupa – espetó mientras encendía el mixto con la culata de su arma. –Es llegar a ver el final de este enredo, con vida. El viejo protegió con una mano la cerilla para encender el cigarro que llevaba en un lado de su boca.
-Si vienen problemas, Capitán, les digo que vengan. Estamos listos para luchar.
Patch se giró para observar al joven ranger a su lado. Necio cachorro – no tenía ni idea de lo que les venía encima. Hablaba de la pura inexperiencia. Y de la invencibilidad de la juventud. –Tú simplemente mantén abiertos tus ojos y tus oídos, hijo.
El viento aumentaba y traía olor a lluvia. Se avecinaba una tormenta. El ranger de Tejas llenó sus pulmones de humo, y pasó sus dedos por su cara con barba de tres días, y estiró su espalda dolorida. Necesitaba un baño, y dormir un poco.
–Me estoy haciendo viejo para esto – pensó y volvió a mirar si llegaba el tren. Sí, había sido simplemente mala suerte no haber partido a tiempo al pueblo de Lazarus antes de que llegara el mensaje del Capitán. Si no se hubiera detenido, lo más seguro que ya estaría de camino a las minas de oro y preparándose para jurar su cargo como Sheriff. Ganando el doble de lo que ganaba ahora, sentado cómodamente en el porche de la cárcel recién construida con madera de pino con olor a nuevo, dejando atrás para siempre los días de perseguir renegados y forajidos por los terrenos salvajes de Tejas.
Las palabras en aquel papel amarillento que llegó a su puerta aún le perseguían.
Patch. Se necesita urgente de tu arma. Un último trabajo. Contamos contigo, Viejo. Responde.
Allí se quedó su jubilación. El capitán de los rangers ya supo cuál iba a ser la respuesta al mandarle aquel telegrama urgente. Los pensamientos de Patch fueron interrumpidos por un rugido distante y a continuación el ruido de un silbato de vapor. Llegaba el tren. La locomotora sufría para subir la cuesta desde el río. Patch sacó del bolsillo un reloj de oro y comprobó la hora. Justo a tiempo.
Volvió a mirar al ranger a su lado, deseando que el joven tuviera al menos algún tiroteo en su haber. –Hollis, ve y dile a Dutch y a Al que traigan al prisionero.
En Fort Worth, los confederados recibieron un billete de segunda para el Sequoyah Star, y pudieron observar el tren desde fuera antes de subir. Contaba con trece vagones para explorar, y el primer objetivo era asegurarse de que Ferris iba en ese tren. Luego el siguiente paso era confirmar por telegrama el lugar del ataque que se iba a llevar a cabo cortando las líneas de telégrafo a ambos lados del tren en un tramo concreto. Otro grupo de ocho jinetes les iba a esperar en una de las paradas para reabastecer de agua la locomotora.
En total el trayecto eran 36 horas y 560 millas, con paradas en Wayohi, Kanoaka y New Echota, además de las paradas previstas para reabastecer agua o carbón. Una vez en marcha, las pesquisas comenzaron antes de subirse a bordo, y averiguaron que Sr. Washington, propietario de reses que estaban siendo transportados, se quejaba de algún retraso imprevisto antes de llegar a Fort Worth. Tras infiltrarse en primera clase Pappy y Mary, se reunieron con Buck y los demás en el vagón que hacía las veces de Saloon. Tenían claro que el Chacal Gris iba en el tren. Sólo faltaba localizarlo.
La primer parte del viaje transcurrió entre partidas de póker, encuentros con posibles rangers de incógnito y otros pasajeros sospechosos. Inspeccionaron uno a uno los vagones de pasajeros, pero no tenían acceso a los de mercancías. Sobre la hora de comer siguieron una bandeja sospechosa hacia el vagón exprés en la parte delantera del tren, justo detrás de la locomotora y del ténder de carbón.
Entonces llegaron al pueblo de Wayohi.
Enviaron un telegrama para adelantar el ataque a después de la parada de Kanoaka. Entonces una mujer Ranger trató de enviar un telegrama, y sobornaron al operador para impedírselo. Además, Buck y Cagey recibieron otro telegrama de lo más preocupante que alertaba sobre un posible traidor en su grupo.
Las cartas estaban sobre la mesa. Los rangers sabían que había confederados en el tren, pero no podían solicitar refuerzos.
No obstante, un nuevo grupo entró en juego. ¡Cinco detectives de Pinkerton subieron un cargamento de oro al tren en Wayohi!
Lo que siguió fue una carrera a contrarreloj para conseguir las llaves del vagón exprés, evitar que los Rangers se aliaran con los Pinkerton, preparar el plan para separar el vagón exprés del resto del tren y el ataque combinado…
Finalmente, todo salió a la perfección. Mary, Cagey y Hoofer cruzaron el vagón por encima, y se prepararon en el lado de locomotora para forzar la cerradura. Mientras tanto, Buck, Lobo, Pappy soltaron el resto de los vagones, aunque antes impidieron que Dutch y otra rangers regresaran al vagón que transportaba al Coronel Ferris. Además, el indio Lobo logró robar las llaves con la ayuda de Cagey, y después arrojó a uno de los Pinkerton fuera del tren.
En los instantes previos, un disparo imprevisto del ranger Dutch hizo que todo se precipitara. Mary intentó forzar la cerradura, y finalmente entre Cagey y Hoofer abrieron la puerta a tiros. Eso generó la distracción necesaria para que Buck y los del otro lado pudieran abrir la puerta con la llave y sorprender a Patch y a los otros dos rangers que quedaban. Fueron abatidos tras un intenso tiroteo, y llegaron a liberar al Coronel Ferris.
Fue Hoofer quien le desató las cuerdas y le dijo al Chacal Gris que era libre. Por un momento, Mary Foy dudó si estaban haciendo lo correcto. Y pensó incluso en acabar con la vida del Coronel… Pero no lo hizo.
El veterano Coronel Ferris se bajó del vagón del tren, y con sorprendente agilidad se subió a uno de los caballos. Le dieron su sombrero, y el arma en un cinto. Lo miró pensativo, como sopesando lo que se le venía encima. Pero la suerte ya estaba echada. El Chacal Gris estaba libre de nuevo.
-¡En marcha, muchachos!
Buck montó en su caballo sin pensarselo mucho. No en vano pronto tendrían una partida de rangers detrás suyo. Pero con la ventaja que llevaban no pensaba que les lograran pillar.
Mientras cabalgaba en silencio al lado de Ferris su mente retrocedió algunos años. Los años en los que la banda del Chacal Gris causaba estragos a Texas y la Unión. Fueron buenos años, pero esos tiempos pasaron ya. Los últimos tiempos de relativa calma y tranquilidad le habían hecho madurar. Y le apetecia envejecer, cosa que probablemente no haría si seguía al viejo Ferris.
Había hecho aquel trabajo sin dudarlo, y lo volvería a hacer. Le debía mucho al coronel como para abandonarlo. Pero ya estaba libre. Había pagado su deuda. Era un buen momento para retirarse.
Echó una mirada a Cagey. ¿Qué haría él? ¿Seguiría a Ferris? Seguramente. Pero aunque le costase dejar a su amigo, aun más que al viejo, creía que era su momento.
En cuanto estuvieran a salvo, pasados unos días, se despediría y volvería a su pequeño bufette.
No obstante, antes de marcharse, Buck tenía algo más que hacer por Ferris. Cuando tuvieron un momento a solas le enseñó el telegrama que había recibido Cagey.
No puedo asegurar nada. Pero creo que podría ser uno de los dos nuevos. La chica o Poppy. Me fo de Cagey como de mi mismo. Y el indio siempre ha sido leal, por no hablar que no le veo hablando con la Unión o los rangers. Admito que por un momento dude de Hoofer, pero me disipó las pocas dudas durante el tiroteo.
Como te he dicho no tengo pruebas. Y son quienes nos avisaron de tu captura, y ayudaron a liberarte. Pero son los únicos que no son de la banda.
No les pierdas ojo a ninguno de los dos.
Con sus Colts aún humeantes, Zeke se subió a uno de los caballos que habían traído los hombres de Ferris a la parada de abastecimiento acordada.
La misión había sido un éxito rotundo, y el veterano "Pappy" había revivido un poco algunos momentos añejos de su juventud, cuando se había visto envuelto en algunos tiroteos y broncas antes de tomar las riendas de la plantación de su padre.
El subidón de adrenalina le resultó muy reconfortante, y en seguida se dio cuenta de que necesitaba más. Si el Coronel Ferris volvía a las andadas, Zeke iría tras él, quitando la vida a cualquier sucio negro, indio o yanki que se cruzara en su camino. Y si Ferris decidía poner un final a su "misión", entonces tendría que retomarla él sólo. La guerra ya le había arrebatado todo lo que tenía... su mujer, su hijo, su plantación... Lo que sentía ahora era demasiado potente, demasiado real, le insuflaba la vida que le había faltado estos últimos años y no iba a permitir que nadie se lo arrebatase.