Partida Rol por web

Habéis sido convocados en La Gran Logia de Absolom, sede de la Sociedad de Exploradores. Allí os ha citado con premura el Capitán Adril Hestram.

Cuando llegáis podéis ver al Capitán en la sala de entrenamiento mirando algo sobre una gran mesa de madera. El capitán Hestram es un hombre enorme, más alto que la mayoría de los semiorcos de Absalom, con el pelo enmarañado y no muy largo y una barba frondosa sin mucho cuidado. Lleva una gran abrigo de pieles que le cubre gran parte de su enorme cuerpo, pero alguno de vosotros ha entrenado con el o lo ha visto impartir clases de lucha libre en el ring, y sabe que bajo ese abrigo de pieles que lo hace parecer un oso, hay un amasijo de músculo y fibra sin un gramo de grasa.

Os ve en el umbral de la sala y os llama con su enorme mano peluda para que os acerquéis donde está él.

Nakús se acerca a Adril. Es un gran luchador y al cual Nakús tiene un gran respeto, tanto por su forma de combatir como por su sabiduría y buen hacer.

Sin duda, si Adril le ha convocado es porque algo tiene entre manos. Y así es, sus dudas se disipan cuando ve al Capitán totalmente concentrado mirando algo sobre la gran mesa de madera que preside la estancia.

Mientras se acerca Nakús pide permiso para acercarse a Adril.

Mi Capitán, con su permiso.

Davan se acercó también. Todavía no conocía a aquel capitán, aunque había oído hablar de él. Su fama lo precedía, podría decirse.

Bajó levemente la cabeza a modo de saludo.

-Capitán -añadió.

Vigornia mira a sus alrededores la sala, evalúa detalladamente la manufactura de la piedra y la artesanía plagiada sobre la materia prima. Luego dirige la mirada hacia el capitán Adril y asintiendo con la cabeza,  se dirige hacia él mascullando entre dientes  “Dime donde están los orcos y espérame a la vuelta con cerveza….” cuando de repente, se da cuenta que ya no esta tan lejos del capitán y no estaba hablando con un tono de voz tan baja, y dirigiéndole una sonrisa un tanto forzada y desagradable, se presenta diciendo. “Roblerecio a sus órdenes.”

Toc, sap, toc, sap...toc, sap....El sonido acompasado de bota y guisarme, delatan la presencia del explorador. Khyron, entra en la recamara, y al verla tan concurrida alza el guisarme y se acerca a la mesa sospechando problemas, o al menos, una nueva aventura.
Buenas tardes capitán Hestram...Saluda, intentando estirar el cogote para ver que es lo que llama su atención.

Veo como se presentan el resto de personas ante el capitán y me quedo totalmente perpleja.

Capitán...Otra vez novatos? Esto es una broma? Demonios!! Supongo que sabéis lo que hacéis...

Recordad que somos exploradores, no voy a ser la niñera de nadie. El que la líe que se prepare.

El capitán mira a Lirianne y sonríe:

- Es para ver si afloran tus instintos maternales- y te guiña un ojo- pero esta vez no estarás sola, aquí el compañero Khyron ha demostrado varias veces su valía. Acercaos.

Mientras os acercáis veis que está consultando un viejo mapa de Absalom.

El pequeño y forzudo enano se acerca a la mesa lentamente, como con desconfianza, y al llegar a la mesa que queda por debajo  de su fornido y tatuado pecho, abre los ojos de par en par mirando el mapa y diciendo:

“¿Absalom, que está planeando Capitán?”

-Amigos y gracias por acudir a mi llamada de forma tan veloz, la sociedad de exploradores os necesita. Un viejo y pobre erudito, con gafas y barba, de nombre Yargos Gill ha descubierto hace pocos días, en un antiguo archivo, algo muy interesante, un códice abandonado tras uno de los intentos de invasión del Imperio Taldor, de muchos cientos de años, el texto tendría un buen lugar en nuestras bibliotecas a buen recaudo de manos menos amistosas.
Yargos tiene su morada en los Charcos, el barrio más pobre de Absalom, que tras el terremoto de hace 10 años está por debajo del nivel del mar, sufriendo inundaciones periódicas y todo el que buenamente a podido, ha cambiado su lugar de residencia. El barrio está lleno de gentuza, ladrones, sin techo, adictos, etc., nunca fue un bonito lugar, pero los rumores hablan de nuevos terrores innombrables caminando por sus inundadas calles, mucha gente habla de formas esqueléticas encapuchadas que vagan en una niebla antinatural.
Encontrar a Yargos es vuestra prioridad antes de que algún ladronzuelo de poca monta y amarillentos dientes lo mate o algún espíritu de ultratumba lo lleve consigo de vuelta a la tumba, encontradlo y conseguid el códice camaradas  exploradores. Vuestras hazañas serán recordadas en las crónicas de la Sociedad.

“Nada me gustaría más que toparme en ese sitio que llaman charco un nido de mojados trasgos u orcos, y me importa bien poco lo recordadas que sean mis hazañas mientras estén bien recompensadas, la ultima vez solo me recompensaron con tres palmaditas en la espalda y de las cuales sobraban cuatro, por no decir….”

Las protestas y refunfuños del enano se van apagando poco a poco y perdiendo bajo en frondoso y rígido bigote acicalado con cal.
 

El capitán mira con severidad al enano tras esas declaraciones sobre la Sociedad:

- Quizá debas volver por donde viniste si no estás dispuesto a ayudar a la Sociedad en lo que te pida, novato.

Hey, cof cof...mjjjmmm...dice Khyron acercandose.
Creo que el novato tuvo una mala noche anoche, verdad? comenta el explorador apoyando una mano enguantada sobre el hombro de Vigornia.
Tranquilo...si hay problemas, puedes quedarte con los bienes de todo lo que mates...a Pharasma no le importará recibir almas en paños menores.
...Y, si no hay problema alguno...tampoco tiene sentido que recibas una recompensa por un paseo corto verdad?

El comentario cae como un baño de agua fria, sobre todo proviniendo del rigido y conservador acólito de una deidad como Pharasma...

El explorador, tuerce los labios en una mueca hosca que intenta parecer una sonrisa, y señala el mapa.
No estamos muy lejos de Charcos, verdad capitan? Será sencillo ir a buscar a ese tal Yargos Gill...un trabajo simple diria yo.

Si les parece, podemos partir de inmediato...no me gustaría llegar y enterarme de que acaba de inundarse su casa mientras conversábamos acá...
Mmmm...Respecto a Yargos? Lo dejamos ahi en su casa? Creo que seria mejor traerlo por si queremos interrogarlo acerca de su hallazgo

- No hará falta querido Khyron. El hombre vive allí por voluntad propia, si quisiera vivir en otro lugar le habríamos ayudado a ello. Ya saben en cuanto quieran pueden partir.

-No podemos dejar ese hombre a su suerte -dijo Davan con resolución-, debemos encontrarlo y ayudarlo. La posesión de ese códice puede reportarle problemas, estará más seguro si el objeto permanece custodiado por la Sociedad.

No pudo más que estar de acuerdo con el explorador.

-Tienes toda la razón, Khyron. Cuanto antes partamos mejor.

Tocó la empuñadura de su maza, colgada de su cinto. Algo le decía que no tardaría en usarla. Intuición femenina, podría decirse.

"Tenéis razón los dos partamos, y partamos en dos cuanto antes a todo aquello que se nos cruce en nuestro camino con malas intenciones, tengo la mano caliente, el gaznate seco, y el hacha mas sedienta aun. Además si el capitán dice que debemos recuperar eso a lo que llaman códice, así se hará, no debemos dejar que caiga en malas manos, y el anciano tampoco!!"
Dice el enano con aquella antipatía encantadora que su dios le concedió y le permitió mejorar con el paso de los años.

Capitán... en serio?... -totalmente resignada mira el mapa, mira al grupo, deja escapar un gran suspiro y procede a emprender la marcha- Vamos...