Partida Rol por web

A Dakoyo no le gustaba hablar así a Quonx, en realidad era la más sensible de todos, pero es que estaba muy frustrado y cansado de toda aquella lucha sin sentido.

Podíamos habernos ido sin más y no estaríamos aquí así.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un nuevo ataque grupal a todos los skitters. Afortunadamente no les dio de lleno.

¿Te importa? Estamos tratando de tener una conversación aquí.

Furioso Dakoyo volvió a lanzar otro trozo del propio robot para ver si lo terminaban de desmontar.

Quonx empezó a refunfuñar por lo bajo. No le gustaba nada la forma en la que le estaba hablando Dakoyo. La pobre nunca había tenido mucha labia y se frustraba cuando nadie la comprendía. - Siempre Quonx esto, Quonx lo otro... Quonx está ayudando... - Gruñó y se volvió, sorprendida al ver el rayo azul salir del arma del robot de seguridad. Éste impactó en todos lo skittermanders, dándoles una descarga eléctrica que puso sus pelos de punta. Quonx había conseguido esquivar parte del rayo, a pesar de haberlo conseguido, la corriente recorrió parte de su cuerpo. 

- Brrrr.... Skitters cabezas de alcornoque - Estaba adorablemente enfadada y empezó a mover los brazos que no sujetaban el rifle. Mostró el datapad que sujetaba con una de sus manos y con otra señaló hacia la escotilla que había sobre ellos. - Hay que acceder por allí, hay un laberinto allí arriba y si no estamos todos juntos nos perderemos y habrán más robots asesinos.... Quonx ha dicho que NO PUEDE HACER NADA AHORA... - Terminó diciendo con vocecilla chillona y volvió de nuevo su atención al robot. Pero le estaba costando centrarse. Se había puesto tan nerviosa, que el disparo pasó a varios centímetros del robot.

Gazigaz esquivó con elegancia el rayo con un salto voltereta total y absolutamente innecesario a la vez que disparaba al robot. Hecho esto, apoyó una mano encima de Quonx y, lanzándole la mejor mirada de galán intentó convencer a su compañera para ponerse en marcha

—¡Yo te protegeré de esos robots asesinos!

Aquel cacharro empezaba a estar para el arrastre, no tanto como ellos, pero ellos eran más. Empezaba a preocuparse más por curarse que por atacar, su último ataque fue a todo el grupo y consiguió chamuscarlos un poco más, pero después de lo que llevaban encima aquello solo consiguió dar más ánimos a Nako. De un salto se acercó al robot que había intentado alejarse de ella y furiosa empezó a lanzar golpes contra él.

—Toma esta y esta, esta también esta es para ti—. La rabia le hizo fallar la mayoría de los ataques, pero el único que consiguió impactar lo hizo casi de lleno.

Con una gran maniobra, Nako hizo un gesto ascendente con el Doshko y su afilada hoja sesgó al robot por la mitad. El cuerpo cayó al suelo partido en dos. 

El robot, alargó una mano hacia la skittermander roja y la agarró por el pescuezo. Nako cerró los ojos mientras el robot la levantaba en el aire, esperando un golpe que acabara con su vida. Pero el robot se fue apagando poco a poco hasta que quedó inerte. 

Nako abrió lentamente los ojos para ver que el brazo del robot seguía rígido y las piernecitas colgaban en el aire. No iba a ser su final. No iba a ser hoy. 

Dakoyo tenía un par de brazos estirados hacia Nako, y otro par en la cabeza, mientras se dirigía corriendo a la skitter pelirroja. Creía que el robot la estaba estrangulando. Pero cuando llegó se dio cuenta de que no era así y se calmó un poco.

Espera, apóyate en mí.

Dijo el místico colocandose debajo de la guerrera para que se pudiera sostener en él y así destrabarse. Claro que con la preocupación lo que no había contado era con que no tenía fuerza suficiente como para aguantar a su compañera. Por lo que acabaron los dos en el suelo.

Bueno. Ahora que ya no tenemos a la IA esta dando por saco. ¿Podemos irnos de una vez de esta maldita nave?

Aunque solo diese uno de la salvaje sucesión de ataques que lanzó Nako al robot, fue suficiente como para acabar con él, aunque lo último que intentó fue llevarse consigo a la skitter pelirroja estrangulándola, por suerte para ella su energía se agotó antes de conseguirlo.

Enseguida llegó Dakoyo para intentar ayudarla, pero el místico apenas podía con el corpachón de la guerrera. Esta le apartó para dirigirse al fondo de la sala, donde dejó caer todo su peso sobre el trasero y se sentó con la espalda apoyada en la pared.

—Yo casi me quedo aquí un ratito, me está entrando sed y hambre y sueño. Bueno, que voy a descansar un poco—. Entonces miró extrañada al pelimorado antes seguir hablando. —Si claro, ahora que nos hemos cargado a la IA nos vamos a ir, ahora Quonx sí que podrá hacerse con el control de la nave. Pero tendremos que ir al puente, pero en un rato, yo ahora necesito un descansito—. El cansancio se notaba claramente en la voz mientras se frotaba los ojos.

Al ver como, finalmente, Nako conseguía abatir al robot asesino, Quonx dejó escapar un suspiro de alivio y bajó el arma. Con la adrenalina del combate y lo que le alteraban los otros skitters, casi había olvidado su estado. Pero ahora que todo parecía haberse calmado, sintió como si el suelo empezara a subir y el techo a bajar. Abrió y cerró los ojos repetidamente, intentando recuperar el control de su estado. Pero todo seguía dando vueltas. Se sentó en el suelo y se concentró en el datapad que había recuperado del cadáver del suelo. 

Pero las palabras de Dakoyo y Nako la alertaron sobre su error. 

- Los skittermanders puede que necesiten descansar. Quonx lo necesita, todavía está mareada y tiene ganas de vomitar - . Les confesó con una extraña mueca en sus labios. - Pero los skittermanders están errados. Eso era un robot de seguridad, y seguro que hay más. Hay cinco núcleos que alimentan a la IA y ninguno de ellos está aquí. Los skittermanders tienen que buscarlos y desconectar al menos tres de ellos para que Quonx pueda anularla y tomar el control - . Les informó, alzando con una de las manos el datapad que había recuperado.