Tú sabes de sobra que Barnabus es un nombre de capullo. Por el amor de Dios, ¿Qué era lo que fumaban tus padres en Woodstock para ponerte ese nombre? Seguramente algo hasta arriba de mierda, porque desde que empezaste a ir al colegio todo el mundo parecía advertir que eras un poco más lento que los demás (por no decir “gilipollas”) así que rápidamente pasaste de los estudios y te dedicaste a otros asuntos, como el callejeo y poco después el robo. Se te daba mejor el atraco que el tirón porque siempre has sido un chico grande y fuerte, y tu apariencia resulta intimidante a los demás, de hecho, te has sacado algún dinero haciendo de matón. Cuando a alguien se le ocurría llamarte idiota te cabreabas. Mucho.
Y así transcurría tu vida, entre atracos de poca monta y palizas, hasta que hace unos meses te pescaron. Sí, así de simple, pensabas que aquella vieja no te había visto pero lo cierto es que no se dejó ni un puto detalle en el retrato robot. Pensaste que la habías jodido bien, pero entonces George, el asistente social que te atendía, resultó ser un tipo legal. En lugar de llamarte “idiota” te trataba con paciencia y te explicaba todo con calma, y la verdad es que así las cosas no resultan tan complicadas…
gracias a George, crees que pronto podrás conseguir un trabajo honrado (te encantaría dedicarte a la construcción) y ser una persona normal.
Pero no todo sale siempre perfecto… George te ha pedido que colabores con un agente federal para ayudarle a completar una misión, y por eso te has metido en este negocio de Mike y Carol. El agente (que se ha presentado como “David”) te ha prometido que si le ayudas hará informes favorables para ti y también para Mike y los demás si lo desean, por lo que crees que en el fondo les estás haciendo un favor, pronto conocerán a George y verán lo erróneo de su camino…pretendes ayudar a David a que encuentre lo que busca para que así pueda ayudar a todos tus amigos como lo hace George.
Respecto a tus amigos, Mike te parece una buena persona que ha tomado el camino equivocado, es lo más próximo a un amigo que tenías antes de George y quieres ayudarle de veras, incluso contra su voluntad. Carol te cae muy simpática, parece tan inocente como tú, mientras que Loach te hace sentir incómodo. En cuanto a David, no te separarías de él, y estás deseoso de demostrarle lo reintegrado en sociedad que estás.
La vida en L.A. no tiene nada del glamour que proyecta hacia fuera. Desde pequeña supiste eso y que ni tú ni ninguna de tus amigas seríais modelos, actrices o cualquier otro tipo de estrellas. Tendríais que (como decía el padre Thomas) “Ganaros el pan con el sudor de vuestra frente” y tú te cansaste de sudar poco después de los dieciséis, cuando decidiste que era mejor vivir con alguien que te llevara el sueldo a casa que salir a buscarlo tú. Hiciste un intento de quedarte preñada del capitán del equipo de béisbol, pero tuviste tan mala suerte que abortaste. De hecho, a partir de entonces no has podido quedarte embarazada, lo cuál te obligó a modificar tus planes: te pasaste a otros objetivos, trataste de parecer un poco más guapa de lo que eras y en cierta medida no te fue mal, pero tarde o temprano todos en el barrio se cansaron de jugar con la misma muñeca. Así, de un día para otro, te viste con casi treinta años, sin oficio ni beneficio y sin más salida que prostituirte.
Pero la suerte volvió a sonreírte; tu chulo, un cretino llamado Phil, resultó sentir algo por ti, y tiraste de ello: conseguiste que te acogiera, sacándote de la calle y pagándote la mayor parte de los vicios (menos los pericazos ocasionales, que nunca le gustaron). Nunca quisiste a Phil (de hecho, no crees haber querido a nadie en tu vida) pero te mantuvo bien y si por ti fuera habías seguido así. Siempre le animabas a medrar un poco más en el negocio, con el objeto de dejar de malvivir, pero bueno, más vale esto que la calle…
Ahora, Phil ha metido la pata, pero por suerte te ha dejado un buen legado: 50.000$ en tu futuro esperando que los recojas. Todo empezó esta mañana, en tu casa, después de acostarte con Mike. El teléfono sonó mientras estabas en el baño y él lo cogió. Era Phil, que parecía estar pasándolo muy mal y que quería que acabaras un trabajo por él. Tenías que ir a “vuestro sitio” (el Switch, un antro muy raro donde os enrollásteis por primera vez) y recoger “el paquete”, llevándolo luego al Taller de Tommy. Mike te contó esto y te dijo que podíais intentar acabar el negocio y repartir la pasta. La verdad es que no te parece mala idea, pero dado que Tommy es un poco capullo, se lleva mal con Mike y la ha tomado con todas las tías del barrio parece que vais a tener que tirar de alguien que le caiga bien. Convenciste a Mike para que llamara a Loach, un tipo duro de N.Y. que te pone a cien, pero a cambio él llamó a su amigo Barn, un tontorrón que se trajo consigo a David, un muchacho enclenque y un poco nervioso. Sabes que normalmente estas cosas son turbias, por lo que no te parece mal contar con cuatro hombres para el negocio, pero odias la idea de tener que repartir.
De hecho, te encantaría coger y convencer a Mike o a Loach de largaros con la pasta (Mike te gusta mucho, pero Loach es bestial en la cama), ahora que Phil no te va a proteger más necesitas buscarte otro medio de vida, ¿No?. Así que ya sabes, en público juega la baza de la chica inocente, pero cuando estés a solas con alguien que puedas controlar saca la serpiente que llevas dentro.
Más vale que todo salga bien o estás jodido, así de claro.
Tu nombre es Alexander David Jobson, y eres un agente federal. Mientras tus compañeros andan locos vigilando a los terroristas de Oriente Medio, tú te preocupas por algo más importante, por quienes están detrás de ellos: la Casa Blanca.
Estás seguro de que hay una conspiración que vincula a la Casa Blanca con los terroristas, los masones y quizás también el Área 51 de Roswell, Nuevo Méjico. Siguiendo el rastro de esa última pista una de tus fuentes te ha revelado que los terroristas han cambiado de método para introducir las armas en el país, utilizando las redes del narcotráfico de L.A. para no despertar sospechas (la seguridad respecto a drogas es muchísimo más laxa que la de armas terroristas, y las fuerzas del orden más fácil de comprar). Parecía un plan diáfano y seguro, pero cuando contaste lo que habías averiguado a tus superiores se rieron, se rieron mucho…de hecho, aún se están riendo. Te recomendaron que volvieras a tus cosas y que te dejaras de informadores del tres al cuarto, pero si hay algo que eres, es testarudo. Si consigues capturar a los árabes quizás puedas hacer que “canten” sus relaciones con el Presidente y con la Séptima Galaxia de la que has oído hablar, donde crees que los alienígenas podrían estar preparándose para invadirnos.
Así que aquí estás: tras unas llamadas con la policía de L.A. te pusieron en contacto con un tipo de los bajos fondos, “Barn”, un tipo que desea volver al buen camino y que está dispuesto a colaborar contigo. No se ha visto ningún alijo fuera de lo común excepto el de Phil, por lo que le dijiste a “Barn” que intentara meterte en el negocio. Ahora lo ha conseguido y tu objetivo inmediato es poner cara de tipo duro y conseguir demostrar que tu teoría es cierta. Pero estás solo, muchacho, muy solo…
Pese a todo, “Barn” parece sincero en lo de que quiere redimirse. Te ha pedido que a cambio de tu ayuda hables bien en su nombre y a ser posible que consigas ayuda también para sus compañeros criminales (él habla muy bien de su asistente social). Por otro lado, Carol parece una buena chica y te cuesta pensar qué la ha llevado a este grupo tan inusual, de hecho temes que una vez que estos tipejos consigan el dinero la dejen tirada. Mike te parece uno de esos criminales-legales en los que uno puede confiar si se gana su respeto, pero Loach sencillamente te pone los pelos de punta. No parece llevar armas, pero le crees capaz de matar a cualquiera con sus manos.
Nueva York parece muy distinta de L.A., pero no lo es tanto: sigue habiendo el mismo tipo de personas, tantos o más sitios donde hacer negocio y aquí la gente no te la tiene jurada. Llegaste hace un par de años para pasar unas semanas en calma y acabaste quedándote. Has hechos buenos amigos aquí, y por lo que parece no se ha corrido la voz de que te tiraste a la hermana de Colin, así que todo bien. Muy bien.
La mayor parte de la gente de por aquí piensa que eres algún tipo de gánster o matón, ya que eres callado y reflexivo, mirando a todo el mundo como si pudieras matarle con las manos desnudas (y, en efecto, así es). Pero aunque estás en forma lo tuyo no era las palizas, lo tuyo era el boxeo y las peleas amañadas, aunque bien pensado de una cosa a la otra tampoco hay tanta distancia.
Fue Carol la que insistió a Mike para que te metiera en este negocio, aunque no sabes muy bien por qué. Os acostasteis una vez y ella quedó muy satisfecha, pero tampoco se puede decir que fuerais amigos. El caso es que el dinero te viene de perlas, cuanto más mejor, quizás con un buen pellizco puedas largarte aún más lejos (quizás a México) y poner un gimnasio o algo similar para sacarte el dinero sin trabajar mucho. Por lo que a ti respecta, cuanto antes acabéis el asunto y tengas el dinero en tus manos mejor. Si tienes la posibilidad, venderías a todos y te largarías con los 50.000$. No tienes las maletas hechas pero casi, en cuanto tengas el dinero te vas a Tijuana...
En cuanto a los demás, realmente, todos te parecen unos capullos: “Barn” es fuerte como un toro, pero mientras lo tengas de tu parte no pasa nada. Ese amigo suyo, David, te parece cantidad de paranoico pero bueno, si hay que tragarlo se le traga, y Mike…oh Dios, Mike si que te saca de quicio, con ese toque de “soy un superlíder”. Le clavarías un cuchillo en las costillas si pudieras… Carol es otra cosa, parece una tía sencilla, pero aún no sabes muy bien para qué te quiere aquí.
Te gusta ser tú. Desde el colegio ya eras el líder de tu grupo y desde entonces no has dejado de serlo. Eres uno de esos tipos que viven sin trabajar, haciendo algún trabajillo cuando necesitas pasta y aprovechándote de alguno de tus allegados cuando no te hay trabajillos disponibles. Eres conocido por todo el barrio y todo el barrio te conoce a ti, y eso te hace feliz.
Quién te iba a decir ayer que cuando saliste a tomar una cerveza acabarías echando un (otro) polvo con Carol y que el estúpido novio de ésta, Phil, te llevaría a la oportunidad de meterte un buen pellizco en el bolsillo. La verdad es que nunca te han ido mal las cosas, tienes tus amigos y tus negocios, y picoteando aquí y allá consigues ganarte la vida. Sin embargo, nunca habías tenido la oportunidad de hacer la parte fácil del negocio y llevarte tanta pasta.
Todo comenzó tras el polvo con Carol en su casa, llamaron por teléfono y tú cogiste el teléfono. Era Phil, el novio de Carol, parecía estar pasándolo fatal, como si tuviera todas sus tripas en el suelo. Pensó que eras Carol y comenzó a decirte que se había metido en un negocio y que lo tenía que terminar ella, ir a recoger un paquete a “nuestro sitio” (puaj) y entregarlo en el Taller de Tommy. Después el tío se calló, de hecho tú crees que se calló para siempre. Vamos, que se murió.
La perspectiva de ganar dinero te seduce, así que se lo contaste a Carol y la convenciste para dar el golpe. Sin embargo, ni tú ni ella os lleváis muy bien con Tommy, así que necesitábais a alguien que sí. Carol decidió llamar a Loach, un tipo de esos que te ponen los pelos de punta porque parece capaz de clavarte un cuchillo en las costillas, un tipo duro de New York. De hecho, al verle y ver cómo Carol le miraba no pudiste evitar sentirte cabreado… ¿Serán celos? No, no, no, no puedes permitirte celos, más de uno ha acabado muerto por cometer ese error. Por si acaso ese tipejo ligón del tres al cuarto intenta algo decidiste llamar a tu amigo Barn, un chico un poco tonto, pero buena gente, que trajo consigo a David, un amigo suyo que tiene la misma pinta de lumbrera.
Y así están las cosas. Si por ti fuera, iríais allí, entregaríais el paquete y os marcharíais con vuestro dinero repartido a partes iguales, pero todo suena tan bien que te sientes incómodo. En definitiva, tu meta es hacer el trabajito de la forma más satisfactoria posible. Te gustaría llegar a poder disfrutar del dinero así que nada de estupideces. Si hay que repartir se reparte y punto, tú ya tienes una buena vida aquí. Dirige la operación, toma las decisiones y todo saldrá bien.