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Sobrenatural - Legado - Arte egipcio

La gran exposición egipcia

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24/07/2024, 00:07
Harry Dresden

Bajé con el cofre en mi manos. Era grande y algo pesado dado lo que contenía dentro. Nada que se pudiese estropear salvo que se abriese y no se cerrase. Así que esperaba que Max no hubiese tratado de jugar con ello. Ya le dije una vez que ahí se podía encontrar la diferencia de vivir o morir.

Puse el cofre en la mesa del salón y fui sacando frascos sin etiqueta. Solo con ver el contenido sabía lo que era. Daba incluso igual que tuviesen el mismo color, sabía diferenciar un producto de otro. - Ryan, ¿cómo está Tayen? - La mano del chico asomó con el pulgar hacia abajo. - Entonces se salva de la bebida...

- Cariño, - solté sin darme cuenta a Max,- voy a tener que mancharte un poco un bol para hacer un ungüento para Tayen. - ¿Se pondría celosa Max si le tocaba las piernas a otra mujer? ¿Aún siendo Tayen, un familiar mío lejano? - No, ella no era de esas mujeres.

Me retiré a la cocina, con los botes necesarios, dejando el resto en el cofre guardados. Tardaría un rato en hacer el ungüento y prefería estar en la pila, para manchar menos y tener acceso al agua por si iba muy seco poder ablandarlo.

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24/07/2024, 00:17
Énone Sohceht

El suspiro de alivio que soltó Énone lo sorprendió incluso a el mismo. Se pasó la mano por la frente y la cara, pero sonreía. Una sonrisa cansada, en ningún momento pensó que podría estar siendo engañado, no, Iván no sería capaz de hacer eso. Al fondo del patio había una banca al lado delo que debía haber Sido en un tiempo una parrilla de ladrillos para barbacoa. Le hizo una seña a su amigo para que se sentarán en ella. 

—Yo... Pensé que estabas de su lado. Y eso significaba que en algún momento... —No completó la frase, pero si Tayen podía oír además de ver habria escuchado claramente "habria tenido que matarte o morir en el intento" después de todo era su misión. A pesar de que Iván dijera que era dueño de su destino. 

¿Y si tenía razón? 

Puso su bolsa deportiva, que no había soltado en ningún momento, sobre sus piernas y abrió el cierre lentamente. 

—¿Cómo...? ¿Que te pasó? Cuando te deje tu mayor preocupación era decidir con cuál auto te quedarías cuando cumplieras la mayoría de edad... Si lo hubiera sabido, no me habría desaparecido sin avisar.

Cuándo la orden había ungido a Énone como el elegido, cuando este había aceptado el cargo, había tenido que dejar toda su vida normal, con suerte le habían aceptado seguir en contacto con sus familia y eso solo porque el profesor Sohceht era un experto en egiptología y por ende un importante recurso para la orden. Sacó su espada, la kophesh sagrada, la Ra-Iakhu-Bia, la luz de Ra y la dejó sobre  la bolsa. Está relucían suavemente, la había limpiado aún antes de curar sus propias heridas. 

—Esta es. Ten cuidado.

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26/07/2024, 23:06
Ivan D. Ville

Ivan ladeó la cabeza. Estaba satisfecho por que su amigo estuviese más aliviado, sin embargo no comprendía demasiado hablar del "¿y si...?", pues él tenía bastante claro qué hubiese pasado si hubiese sido un seguidor de Seth y también tenía claro que no tenía caso pensar en ello: no cambiaría nada. Encogió el brazo para darle un puñetazo amistoso en el hombro.

Le miró a los ojos y dibujó una sonrisa amistosa breve.

- No importa qué pudo haber pasado. Ahora puedo serte útil, eso sí es importante -miró sus manos-. Hay pesadillas entre nosotros y alguien tiene que hacer algo ¿no te parece?

Miró y tomó, si le dejaba, la luz de Ra. Era respetuoso, analítico y curioso.

- Este es el arma que tanto va a decidir. Es hermosa en persona.

Se la devolvió. Inspiró profundamente.

Cuando terminemos con este monstruo, tenemos que ponernos al día. Por ahora... pase lo que pase, confía en mí ¿si?

Le pidió. Era confianza a ciegas lo que pedía, sabía que era mucho, pero era algo que necesitaba.

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27/07/2024, 01:36
Max Sanders

Mientras Harry recogía del piso superior el cofre que dejó en su día en casa de Max, algo que necesitaban a menudo cuando volvían de alguna cacería, ella había empezado a recoger los libros que habían caído de la estantería y a clasificarlos en montones encima de la mesa redonda que había en la misma sala.

De todas formas no podía volver a colocarlos en el estante, no al menos hasta atornillarlo y para eso necesitaba las herramientas que estaban en el garaje y siendo de noche no era recomendable entrar allí ya que la bombilla llevaba un par de meses fundida.

Escuchó a Harry bajar las escaleras, mientras recogía un libro titulado "Las sombras del infierno" el cual detallaba meticulosamente la jerarquía demoníaca. Aunque al escuchar el apelativo cariñoso de Harry levantó una ceja y asomó el rostro por el marco de la puerta.

- Sí, hermanito -comentó con sorna- puedes coger lo que quieras, mientras lo dejes después como estaba.

Harry... se estaba tomando demasiado en serio su teatro de aquella noche. Max se demoró unos instantes mirándole mientras se alejaba en dirección a la cocina y volvía con un bol para preparar el ungüento para Tayen. Negó con el rostro, con una sonrisa cariñosa y volvió a sus libros, clasificándolos para que fuera más fácil volverlos a colocar y tal vez con un poco de suerte encontrara la página que buscaba, aunque en ese momento sonó un mensaje en su móvil, que estaba en la mesita junto a Harry, Tayen y Ryan, donde ella lo había dejado tras pedir las pizzas y darle el alcohol a Max. La notificación decía:

"¡Ey rubia! ¡Qué gusto leerte!, pásate mañana y veo qué pudo hacer. Por mi dulce Max lo que haga falta."

El nombre del remitente era "Uli" y la foto de perfil era de un hombre con barba, bastante musculado y que portaba una espada estilo japonés, seguramente una katana apoyada en su hombro.

Max se acercó al teléfono y leyó el mensaje.

- Pensaba que eran las pizzas -pareció algo decepcionada-. Uli, mi contacto herrero puede vernos mañana, creo que no perdemos nada por consultarle. Quizás pueda ser más rápido de lo que creemos. El no ya lo tenemos. Tayen -se dirigió a la chica- olvídate de volver a casa, hoy duermes aquí, no voy a permitir que te muevas. De hecho deberíamos dormir todos aquí, sea lo que sea, seguramente aquí no pueda entrar.

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27/07/2024, 02:25
Harry Dresden

Con el ungüento listo, regresé junto a Tayen, con aquel "hermanito" resonándome en la cabeza. - ¿Cuándo te he dejado algo desordenado en esta casa? - Pregunté a la rubia sentándome de nuevo sobre la mesita de café. El ungüento estaba un poco caliente, no quemaba pero si Tayen tenía las piernas frías le vendría bien para entrar en calor. A parte de eso no es que oliese muy bien, pero peor era la versión de aquello bebida.

- Tayen, esto te ayudará a eliminar ese veneno. Y deja de meterte en mi cabeza y cachondearte. - Susurré detrás, esperando que Max no me escuchase, aunque un móvil sonó cerca mío, no pensé que fuese el de Max. Remangué la ropa de Tayen y comencé a darle el ungüento. - No quiero que te metas en esto... si me gusta Max es cosa mí... aaahh...

Max estaba a mi lado, cogiendo su móvil y no sabía si me había escuchado decirle aquella última frase a Tayen o no. Aquel "aaahhh" lo traté de disimular como un bostezo más que como un "me ha pillado". - Después de esto creo que me voy a dar una ducha e irme a descansar... miraré si tienes algo comestible en la nevera antes... - Dije frotando aquella especie de barro azul por las piernas de mi lejano familiar.

- No tengo mucha hambre y no me apetece comer más pizza. No soy una de las Tortugas Ninja. - Le dije a Max. - En cuanto a lo de tu amigo... es demasiado tiempo y no tenemos tanto. Si quieres ir a verle, nadie te lo impedirá. Pero yo prefiero dar con el cabrón que le hizo esto a Tayen y a Énone antes de que consiga todo el poder que necesita a estar perdiendo el tiempo con la confección de una espada. Para eso vamos a una tienda, se compra y le lanzo un par de conjuros o tres y tenemos un arma mágica sin esperar tanto tiempo. Como dije, lo puedo hacer incluso con la daga que trajo Iván. - Harry parecía molesto por la manía que le había dado a Max por ir a ver a aquel tipo cuando no lo necesitaban. Y en silencio siguió dándole el ungüento a Tayen.

Al terminar fue a la cocina, se lavó las manos y limpió bien el bol que había usado para dejarlo secar luego. Recogió las cosas que había usado y las metió en aquel cofre. - Os dejo a Bob aquí. - De nuevo puse el cofre sobre la mesa del salón y me fui a saquear la nevera. - ¿No tienes algo de fruta, preciosa? - Pregunté a Max más tranquilo, viendo paquetes que no me apetecía ver su contenido. En el cajón de la fruta di con unas manzanas y cogí una. - Ya está, ya tengo una manzana.

Me senté en la mesita de te frente a Tayen, para ver como estaba y si el ungüento funcionaba. De ser así, pronto podría moverse. - En nada estarás paseando por la casa y comiendo pizza... si es que se atreven a llegar a la puerta y entregarla...

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28/07/2024, 00:21
Tayen Crow

- ¡Yummm... Pizza!- Lo dije instintivamente y sin mirar.

Me toqué las piernas con el dedo índice, pinchando un poco y comprobando que la circulación al menos volvía a pasar por esas piernas. Suponía estar así un rato, así que las subí al sofá. Una pena por el que durmiera en el sofá, pues el aroma a potingue+Tayen estaría allí durante toda la noche. 

Solo esperaba que la mezcla no fuera afrodisiaca. Al menos no mucho. Qué demonios, un poco no estaría mal, pero si tenía intención de dormir en la cama con Ryan... bueno, habría que ponerle tapones y un antifaz al chaval.

- Gracias, tío.- Dije volviendo a mirarle, con cierta cara de cachondeo.- Que haría yo sin ti... excepto montármelo con Max en su habitación...- Me sorprendí de mis palabras, de forma fingida.- Quiero decir... Dormir chicas con chicas y chicos con chicos... Ya sabes, lo normal.- Le di un pequeño empujón de broma en el hombro con la mano. 

El timbre sonó y llegó la pizza. Aún tenía las piernas medio dormidas, pero eso no impidió que fuera la primera en saltar hacia la puerta, a la pata coja. El repartidor se sorprendió un poco al verme con el pantalón medio desabrochado y las perneras arremangadas, sujeta al marco de la puerta, con una pierna en el aire.

- Estamos haciendo una porno.- Le dije, mirando las pizzas con hambre.- Y nos entró hambre.- Continúe alargando la mano hacia las cajas.- Te diría que te unieras, pero... -le arrebaté las pizzas de la mano y me dispuse a entrar en la casa, haciendo que se me cayera un tirante de mi hombro de forma bastante erótica.-... ya estamos en la parte final, ¿sabes? Y aquí dentro somos muchos. No sé si podre con todo esto.- Miré por última vez al chaval y parecía más excitado que un adolescente viendo La Sirenita.- Pero lo intentaré.

De un portazo, cerré la puerta, y saltito a saltito, deje la pizza en la mesa para que todos comieran. Al menos, lo que quisieran.