La [INSERTE NOMBRE AQUÍ].
Vuestra nave.
Es un modelo AWF K-9 (ASTRAL WARFIGHTER) de la compañía WARMARSTM algo antiguo, pero fiable y de buenos componentes.
El Capitán Huxley lo consiguió [INSERTE AQUÍ EL ORIGEN DE LA NAVE].
Obedece a la política pragmática de WARMARS de crear naves multipropósito que puedan aunar operaciones militares con tareas de abastecimiento o exploración.
El modelo AWF K-9 es por definición un jack of all trades. No es el más rápido ni tampoco el más vanguardista de los prototipos de la compañía, pero es mucho más robusto que el crucero promedio y tiene acceso a un buen surtido de armamento con el que el explorador especial puede conseguir una ventaja táctica decisiva en un mundo hostil de tipo primitivo. Además, tiene capacidad para integrar un caza de combate en su hangar.
Admite cómodamente a una tripulación de unos diez integrantes con camarotes espaciosos, sala común, equipo de telecomunicaciones, cabina médica bien equipada para una intervención quirúrgica, arsenal, calabozos, almacén y un hangar con un caza de combate.
La nave figura inscrita en el Cuerpo de Exploradores de la Flota Estelar, algo que asegura emociones fuertes a sus tripulantes dado que la naturaleza de la mayoría de sus misiones garantiza que serán ellos los primeros en entablar contacto con, citando al presidente McEnroe, lo que diablos que aguarde allá afuera.
Iré editando este primer mensaje según tenga más datos de la nave.
;-)
Este es Drevlin.
También conocido como Drevpool.
También conocido como DrevCOOL.
Autoproclamado como DA ROCKET RAP MASTER.
Es vuestro experto en telecomunicaciones.
Vuestro dance buddy.
Vuestro disc jockey.
Vuestro ninja.
Vuestro LOVER.
Drevlin es un funkotroniano. Esto quiere decir que proviene del planeta con más marcha de toda la galaxia conocida: FUNKOTRÓN.
En Funkotrón se venera la música en todas sus formas, menos el reggaetón. El reggaetón para un funkotroniano se castiga con la muerte.
Los funkotronianos tienen un metabolismo hiperacelerado, lo que se traduce en una esperanza de vida reducida, próxima a los sesenta años en el mejor de los casos. Hembras y machos suelen ser altos, muy delgados, fibrosos, increíblemente fáciles de reconocer por sus andares (más que moverse, se diría que bailan) y terroríficamente inteligentes. Un funkotroniano habla a gran velocidad y es capaz de acabar la frase de su interlocutor de modo coherente en un 80% de las ocasiones.
Los funkotronianos no son muy buenos soldados, pero sí excelentes espías. Brillan en la guerra tecnológica y en las operaciones encubiertas. Además tienen grandes científicos entre sus líneas gracias a su talento natural para el pensamiento lateral.
Drevlin pertenece al insigne GOE (Grupo de Operaciones Especiales) Funkotroniano, una de las formaciones de élite de la Flota Estelar. Su destino está enlazado al del Capitán Huxley como su oficial de telecomunicaciones en la [SERENDIPIA].
Drevlin siente un incombustible amor por todos los miembros de la tripulación, si bien algunas de sus interacciones pueden tildarse de ambiguas dada la hiperactiva tendencia del funkotroniano a la broma y a chanza.
Sus ganchos con la tripulación:
Su lealtad al Capitán Huxley es incuestionable hasta el punto de considerarlo su own personal sugar daddy. Alguno podría decir que Drevlin suspira corazoncitos y lanza chiribitas por sus ojazos cada vez que el Capi Huxley exhibe su mentón marcial. Le gusta emular todos sus gestos y le obnubilan sus órdenes absurdas. Suele sugerirle como primer plan a tener en cuenta en cualquier tipo de misión adoptar una identidad alternativa y descabellada.
Acid para él es el prototipo definitivo de MALOTE. Cree que toda tripulación necesita a un auténtico MALOTE, y es más, Drevlin siempre defiende firmemente que Spike, de alguna manera, es esencial a la hora de mantenerlos a todos a salvo. Ignora que es un adicto al polvo de estrellas. Cuando quiere sacarle de quicio, Drevlin simula hablar a sus espaldas con una voz cavernosa adoptando lo que él denomina el Drevman Mode.
Epsi es su Iron-Brother. Suele utilizar al bot como jukebox en sus divertidas coreografías mientras pasea por la nave deslizándose in style. Las interacciones de estos dos suelen rayar en lo hilarante dada la curiosidad innata de Drevlin por conocer lo límites del sarcasmo del módulo de personalidad de Epsilon. Drevlin es muy reacio a tratar a Epsilon como un androide. Para él es su colega Epsi.
Nova es su amor platónico, reflejando absolutamente todo lo que a Drevlin le encanta en una mujer. Hace poco soñó que Nova recorría a toda velocidad uno de los pasillos de la nave con él en brazos mientras de fondo sonaba I will always love U - du-ooh-ah (versión funkotroniana del clásico de la Whitney Houston) mientras a su espalda detonaban una miríada de explosiones sin sentido. Se despertó con tal nivel de dopamina en su flacucho cuerpo que desde entonces sufre espasmos involuntarios. Ahora tiene una misión: Debe componerle el rap definitivo.
Aquí el funkotroniano de la leyenda.
;-)
Esta es Tala Aponi.
Vuestra tecnomédico.
Es una transhumana, como Spike, pero proveniente del Programa Human Editor, la estrategia de repoblación definitiva ideada por New Dawn Megacorp tras la Segunda Extinción de la Humanidad durante el trigésimo segundo milenio.
Así pues, Aponi es hija de una avandazísima IA que ha seleccionado sus características personales para diseñar a un humano óptimo para desempeñar el puesto que ostenta en la Flota Estelar. En jerga callejera es una outcast [Término empleado en los circuitos profesionales de videojuegos VR para referirse a un PJ excepcional en el aspecto estadístico pero carente del equipamiento básico para afrontar un speedrun].
Aponi es... complicada.
Quizás sea difícil encontrar una integrante de la [SERENDIPIA] más eficiente en su trabajo que Tala Aponi. Sutura, repara y sana carne, hueso, músculos, tendones, cromo y hasta quitina con impávida perfección.
Por otro lado, Aponi es fría como el hielo, hosca y consciente de que la relación social dista mucho de ser su fuerte. Relacionarse con ella más allá del deber requiere armarse de paciencia y, en ocasiones, portar escudo antimisiles. Sabe cumplir órdenes, pero si se le cuestiona al respecto su opinión es directa y contundente, teniendo un don innato para remarcar los errores ajenos. Cuando se habla con ella uno tiene la sensación de estar siendo diseccionado por una mente insondable e inaccesible.
Aponi jamás se achanta ante un desafío y si se la provoca lo suficiente puede responder con violencia a un igual, jamás a un superior. Es increíblemente exigente consimo misma y suele ser la última en irse a dormir, aguantando incluso hasta que Huxley cae en su camarote para dar su jornada por concluida.
Sus ganchos respecto al resto de la tripulación:
Aunque nunca se lo dirá en persona, Aponi considera al Capitán Huxley uno de los mejores oficiales que ha tenido hasta ahora. Quizás a veces tome decisiones cuestionables o se le vea perdido ante un sencillo cuestionario de información biográfica, pero a diferencia de otros superiores tiene en cuenta su opinión y jamás se ha propasado con ella. Aponi detesta que fume.
Para ella, Spike tiene un luminoso en la frente que reza: SEARCHING FOR TROUBLES. AND PUSSIES. Cree que es un peligro para todos, empezando por él mismo. Sabe que consume polvo estelar con asiduidad y que está diseñado para soportarlo, pero no lo ha desvelado al Capitán Huxley... aún. No está claro por qué no lo ha hecho. Juntar a Spike y a Tala en la misma habitación suele concluir con la declaración de un estado de sitio. Huxley y sus muchachos saben bien esto, así que procuran mantenerlos separados.
Epsilon es la única presencia que Aponi parece tolerar cerca. De hecho, es ella la que ha contribuido mucho a la humanización de su compañero decorándole la testa con un gorro tipo ushanka y un parche. Suelen trabajar en equipo la mayor parte del tiempo, lo que ha contribuido a que Aponi perciba en Epsilon a la única forma de vida de la nave que no le exige respetar esos molestos convencionalismos sociales.
¿Y qué hay de Nova? Digamos que si hay un ser basado en el carbono dentro de la Serendipia con la habilidad suficiente para aproximarse a Aponi y no sufrir una andanada de improperios o miradas asesinas, esa es Nova Eris. No puede decirse que sean amigas íntimas (estamos hablando de Tala Aponi, la jodida muralla de hielo valyrio, maldita sea), pero hay raros -y escasos- momentos en los que Aponi parece encontrar en Nova un extraño remanso de paz. ¿Sororidad, tal vez? Vete a saber.
He aquí a la cabo Aponi. ;-)
Este es Draxus Tharkan, Teniente de la Flota Estelar.
Vuestro supervisor.
Suele conocérsele simplemente como Jefe.
Para vosotros es Señor.
El Jefe Tharkan proviene de una de las familias nobles del planeta Kaspia, un mundo conocido por su tradición guerrera. Rebasa holgadamente el metro noventa de estatura y posee una complexión fornida e imponente, signo distintivo de su raza. Su rostro resulta perturbador, con reminiscencias aviares, también reptilianas. Como detalle llamativo, pese a ser un guerreno nato y un respetado militar de alto rango, no lleva tatuajes en su rostro, algo frecuente entre los miembros de su raza. La tonalidad de sus placas faciales es oscura, enfatizando el azul estelar de sus penetrantes ojos.
Los kaspianos son por naturaleza excepcionales soldados, y aunque un kaspiano promedio resulta a nivel individual un oponente digno de temer, no están considerados como una de las especies más peligrosas o letales del universo conocido. La fortaleza de Kaspia reside en la inquebrantable disciplina de su Legión, una de las formaciones militares más reputadas y prestigiosas en el Concilium.
El lema de la Legión de Kaspia plasma la esencia de tus habitantes: Nosotros no nos retiramos.
Los kaspianos son una raza alienígena con un alto sentido del honor y una profunda vocación de servicio a su comunidad. Razas más individualistas despiertan cierta suspicacia y desprecio entre los kaspianos, férreos defensores de la tradición y del sacrificio personal.
El Jefe Tharkan es un líder carismático y transformador. Es el prototipo de oficial que cuida a sus hombres y los hace mejores. Aunque es el epítome del militarismo, Tharkan es una figura rodeada de cierto misterio. ¿Qué hace un soldado tan valioso como él formando cadetes en la Stellaris? ¿Por qué la Flota Estelar le ha destinado allí?
Se rumorea que fue herido de extrema gravedad en combate durante la Guerra contra el Imperium. También que incumplió órdenes directas del Alto Mando del Concilium. Un kaspiano rebelde, ¿puedes creerlo? Pero, ¿es algo de esto cierto?
Preguntas. Preguntas.
Una tripulación badass merece un PNJ badass.
Este es Fred Whataperry.
El enemigo jurado del Capitán Huxley.
Whataperry es un antagonista recurrente en las peripecias de nuestros héroes, no demasiado hábil y exhibiendo siempre una hipertrófica grandilocuencia. Sus estratagemas son alocadas, hilarantes y están marcadas por una tasa de altísimo fracaso. Eso sí, restregando errores ajenos Whataperry no tiene rival.
Este egomaníaco de manual posee de delirios de grandeza y tiene un don especial para atraer a los alumnos más rencorosos de la Academia Stellaris y sistemas planetarios aledaños, con los que canaliza toda su inquina contra nuestros héroes. Digamos que Whataperry por sí mismo nunca es una amenaza, si acaso una molestia comparable con un forúnculo en una aleta de la napia. Donde reside su talento para la villanía es en malmeter sobre seres con voluntad inferior y poderes descabellados aparte de un soberbio talento para el supercrimen. Sabe rodearse siempre de los supercriminales adecuados para el trabajo.
Abrasiva y remasticada es la chanza que mantiene con Huxley sobre el peluquín.
Cada vez que Fred Whataperry ríe un gatito se merienda una supernova.
Un momento... ¿Era así?
Siempre llama a su mejor hombre Bob.
Este es Huxley Senior.
Has leído bien: el padre de nuestro Capitán Huxley.
Su nombre de pila, siguiendo la tradición familiar, es un completo misterio. Lo cierto es que si se le pregunta sobre el particular confiesa que le encanta que le llamen Señor. Circula el rumor de que durante cierta misión de infiltración ultrasecreta le trincaron unos imperiales y, tras tratar de sacarle su nombre de pila con una buena tunda, le preguntaron por su placa identificativa, que no habían hallado pendiendo de su robusto cuello.
Huxley esbozó una parsimoniosa sonrisa, miró a los matones y dijo:
—Me la comí.
*EXPLOSIÓN DE FONDO*
Huxley es el prototipo de soldado de portada de la revista Hollybufo. Pecho de acero, cuello de toro, corte de pelo republicano, una mirada que es la quintaesencia de la virilidad expresada en logaritmo neperiano, orejas con superávit lobular y napia con forma de cucurbitáceo.
Huxley nació en un mundo agrícola predestinado a ser soldado. Inalterable, pura templanza. Un amante de la Flota Estelar en su máxima expresión. Ingresó en la Flota siendo muy joven, toda una promesa para muchos oficiales, que decían de él que le veían casado con la propia Flota para el resto de su vida. Sin embargo, durante un permiso militar en Eden Prime tras una larga campaña contra los Korgs, conoció a la mujer que cambiaría su vida: Bonnie McFarlane, una domadora de avestruces supersónicas y cultivadora de sandías.
Bonnie dulcificó el carácter de Huxley hasta el punto de que el buen soldado descubrió que sus años de guerra tocaban a su fin y, tras unirse a su esposa en sagrado matrimonio y recorrer las vastas planicies de Eden Prime a lomos de uno de esos correcaminos en su luna de miel, se entregó a la agricultura hidropónica como todo lo que ha hecho en su vida: con disciplina y sacrificio. Al final montó un negocio tremebundo en el que metió al chalado de su hermano Percy como director comercial. Unos años más tarde llegaría al mundo el pequeño Huxley Jr.
Su hijo.
Hay, no obstante, algo que Huxley Sr. ignora por completo y que le sitúa como un secundario de importancia capital para el devenir de nuestros héroes.
Los Korgs aún recuerdan con amargura y profundo rencor su nombre y llevan años devanándose los sesos tramando una compleja venganza que implica un viaje espaciotemporal justo al momento en el que Huxley viaja a Eden Prime y conoce a Bonnie. Su plan es impedir que durante la noche en la que Huxley y Bonnie se conocen resuene esta melodía...
La canción que hizo que ambos compartieran pista de baile durante toda la noche.
¡La canción que concibió sobre la galaxia al mismísimo Capitán Huxley!
Este es Garland Fent.
EL MITO.
LA LEYENDA.
Fent es el cazarrecompensas más laureado de la Liga Intergaláctica Bounties 'r Beauties, una de las peores ligas criminales de toda la galaxia Artemisa. Fent es un titán cromado al que le apasionan las armas de fuego, el Heavy Metal y los gatitos. Y enfatizo: los gatitos. Porque, cuando crecen, Garland encuentra a todos los felinos unos cabronazos de cuidado a los que hay que despellejar y flambear sin ápice de piedad.
Fent se vanagloria de poder matar a cualquier objetivo ubicado en una habitación de 6.943 formas distintas, incluyendo con la habitación misma. Existen pruebas audiovisuales que acreditan esta sanguinaria aseveración.
Este cabronazo es un psicópata de manual al que su leyenda ha puesto a prueba innumerables veces. Siempre cumple el trabajo. A LO GRANDE. Pero cuidado, la violencia, su oficio, siempre en su justa medida. Garland Fent es el primer cazarrecompensas que cobra un plus por nivel de visceralidad en sus intervenciones. Se ha forrado con esta argucia comercial y ha atraído a su público perfecto: criminales llenos de rencor y sed de venganza que pagan lo que sea porque sus víctimas implosionen en riguroso vivo y en directo. Porque esa es otra, Fent graba todos sus asesinatos en Twitch y los emite en streaming para sus acérrimos fans. The Snuff Man es uno de sus apodos más célebres.
La rumorología callejera sobre este personaje impele a defecarse encima sin ningún rastro de pudor. Hay quien dice que tras recibir 69 balazos a quemarropa y 24 puñaladas se levantó como si nada mientras su víctima preguntaba retóricamente: ¿¡PERO POR QUÉ NO MUERES, GARLIE!? Se fumó a tres trols en Seattle con los puños desnudos para después jugar al golf con sus cabezotas desde la torre de telecomunicaciones. Dicen que se ha cargado a un tipo con una cucharilla de postre. Y también hay quien comenta que bebe aceite de motor, que orina una sustancia flamígera y corrosiva parecida al napalm y que llora desconsolado cuando ve a un gatito abandonado en las duras calles de Punk City, la ciudad donde los tofus tienen personalidad jurídica propia.
Pero existe otro rumor...
Si escuchas Heavy Metal en un contexto extravagante, mira a tu alrededor.
Garland Fent podría estar cerca.
Este es Oleg Strakhov.
Es un veterano soldado kazak del Ejército Tártaro, una de las tres fuerzas militares que componen el aparato defensivo de las fuerzas de Ariadna.
Los tártaros pertenecen a la antigua nave de exploración y colonización terrícola denominada Ariadna, nave que fue engullida por un agujero de gusano y a la que se dio por perdida para siempre.
De algún modo, la nave resultó ilesa y quedó varada en la órbita de un planeta habitable que supuso para los colonos una inesperada oportunidad de comenzar una nueva civilización. A ese planeta lo llamaron Amanecer.
El planeta posee unas reservas considerables de un raro mineral con aplicaciones armamentísticas casi inimaginables. Ello ha hecho de Amanecer un objetivo geoestratégico clave tanto para las fuerzas del Imperium como del Concilio Intergaláctico.
Los tártaros tienen una rivalidad especial con los orks, que hicieron del planeta Amanecer un objetivo personal por la leyenda que acompaña al Ejército Tártaro de estar compuesto por los hijos de puta más duros de la galaxia, título que los orks no están dispuestos a regalarle a nadie que no sea de piel verdosa. Se han visto las caras en innumerables conflictos, y los pielesverdes casi consideran un rito de iniciación para sus Jefazoz el comandar una incursión exitosa en el planeta.
No es de extrañar que un tártaro no desperdicie una buena oportunidad de patear un trasero ork.
El viejo Strakhov estaba tomándose un vodka en el bar de la estación StarCo cuando comenzó la batalla espacial entre la Azaltante Nokturna y la Fortaleza Negra. Sintió un picorcito en el índice de su diestra y esbozó una sonrisa melancólica antes de decirle a su soldado-perro:
—Eh, Tacht. Parece que vamos a divertirnos un poco.
Lo demás, es historia.