Fern continuó a la carrera. Era difícil decir en qué momento dejaron de escucharse los característicos sonidos de aquellas armas al dispararse, pero estaba ya a medio camino en dirección a la cañada. Unos segundos más y alcanzó el estrecho pasaje entre peñas. Era complicado saber sí le perseguían pues no oía más pasos que los suyos. Una breve parada y un fugaz vistazo bastaron para asegurar al científico que no había jaffas corriendo tras él por la senda. Solamente unas figuras que se destacaban contra la oscuridad del edificio en el espacio de la entrada, se agachaban y recogían algo grande y pesado del suelo, tres figuras más. Una séptima forma se detuvo brevemente y pareció mirar hacia el exterior, en dirección al angosto lugar que ocupaba Fern. Por fin, se deslizó hacia la penumbra de la sala de columnas y desapareció de la vista.
Para cuando Alan recuperó sus sentidos y abrió los ojos, Guerrero llevaba un rato sentada junto al ranger, despierta. Ambos estaban encañonados por dos jaffas con sus ma'tok. Las "pistolas" de rayos aturdidores colgaban de sus cintos. Les habían llevado de vuelta hasta el sancta sanctorum de la pirámide, iluminado ahora de una forma que no habían visto, ni imaginado, mientras hacían la exploración y estudio del lugar. Los pictogramas de las paredes, así como los huecos entre piedras del techo, brillaban con una luz blanca azulada y clara. El "altar" metálico que dominaba el centro de la estancia era surcado por líneas luminosas sobre su superficie, creando trazos geométricos perfectos casi a modo de diagramas de flujo.
Un jaffa marcado con un tatuaje que los tau'ri no habían visto hasta entonces surgió por detrás del altar. Avanzó lentamente hasta situarse unos pasos por detrás de los guardias que les vigilaban, entre ambos, y miró a los militares con una sonrisa arrogante y aire de suficiencia. Parecía querer decir algo, pues miraba a la forma yacente de un tercer humano, algo separado del grupo. Junto a él, otro jaffa permanecía erguido, con su ma'tok plantado en el suelo, atento y expectante. Pero el lingüista, Aldo, no reaccionaba aunque su pecho subía y bajaba con un ritmo irregular.
Aldo ha perdido la consciencia por acumulación de daño atenuado, no por efecto de las zat. Por ello, hasta que no elimine suficientes puntos de daño atenuado o se le preste atención médica, no despertará, a diferencia de sus compañeros.
Alan lanzó una mirada rápida a Guerrero. Se conocían desde hace bastante tiempo y el Mayor solo quería saber si la Sargento estaba bien. Y, claro, si estaba en condiciones de actuar si se cumplían ciertas condiciones. Aunque en esos instantes no podían hacer nada. Sería una locura igual que lo fue ir a ciegas a tratar de recuperar en el equipo sin sopesar que podía ser una trampa.
No volvería a pecar de imprudente. Aldo parecía vivo, y Alan así quería que continuara. Pero... ¿dónde estaba Andrews? Quizá lo tenían en otro sitio, o quizá hubiera escapado... Nah, lo dudaba. Pero entonces, o lo tenían preso en otro lugar o... Volvió a mirar a Guerrero pero no dijo nada.
Alan se sentó, incorporándose con movimientos lentos para que no lo tomaran como un intento de escape o algo agresivo. No dijo nada. Observó al jaffa del tatuaje y esperó, analizando mentalmente la situación. Sospechaba que iban a interrogarles. Y sospechaba que no iba a ser agradable.
Dos Jaffas estaban a nuestro lado, apuntándonos por si se nos ocurría movernos. Nuestro pequeño intento por recuperar las armas no había sido más que una treta para volver a atraparnos, y no les había costado demasiado hacerlo, siendo más numerosos que nosotros y estando armados.
El Mayor volvió en sí algo más tarde de que yo me recuperase, pero el efecto era el mismo. Ambos habíamos sido apresados. No veía a Fern ni a Aldo por ninguna parte, lo que me hizo albergar esperanzas acerca de que al menos hubiesen conseguido huir.
Un jaffá con un tatuaje desconocido, apareció por detrás de aquel altar delante del cual nos encontrábamos y al fijarme en él, vi entonces a Aldo, que estaba tumbado en el suelo, separado de nosotros. Me parecía ver que respiraba todavía, pero quizás aún estaría inconsciente un buen rato.
Bueno, Aldo también ha caído. Pero no hay rastro de Fern. Algo es algo.
Vi como el Mayor me miraba y asentí con la cabeza, más que nada, como forma de hacerle saber que estaba bien. No era nuestro turno de movernos; ya habíamos dispuesto de uno... y nos habían derrotado.
Ahora nos tocaba esperar, porque no comprendía el motivo por el cual no nos habían matado todavía. Eso... se me escapaba, teniendo en cuenta que no debíamos servirles para nada.
El científico se detuvo un momento para recuperar el aliento tras su carrera, había llegado un poco lejos así que mientras el aire volvía a la normalidad en los pulmones ojeó lo que pasaba detrás. Pudo ver lo que serían los jaffas llevarse el cuerpo de los demás miembros del equipo.
No parecían tener intención de perseguirle así que se lo tomó con un poco más de calma. Trató de esconderse en la lejanía mientras observaba si tras eso comenzaban la persecución, si no lo hacían sería el momento de acercarse a trote ligero hasta los laterales del edificio y quizás poder recuperar alguna pertenencia si no lo habían recogido todavía. Con algunas armas podría pensar en ir de nuevo por la salida que habían encontrado así que lo pensó poco ya que en ese momento el tiempo era apremiante.
Maldita sea, qué haré ahora sin el resto.