Esta es tu escena aquí tu personaje podrá desarrollarse y hacer de esta su hogar según la historia que haz elegido relatar, podrás invitar a quién tu quieras e irla construyendo según cómo vaya avanzando la historia de tu personaje.
Al fin el taxi las dejó frente a casa. Era una señora casa, de una sola planta, aunque al estar el la última estribación, una bajada de unos tres metros, antes de dar al llano donde se encontraba el aeropuerto, tenía una parte inferior donde tenía sus herramientas, la cochera y unos cuantos trasto más, a parte de un aseo para quedar decente antes de invadir su cuidado hogar. No sabía bien por qué, pero la habían adaptado con grandes salas, como un enorme comedor, una cocina gigantesca e incluso el aseo era ... una maravilla, pero enormes. Para una sola persona se hacía tristemente grande. Menos mal que sólo era de una planta. Además, en invierno era bastante fría y calentar todo aquello costaba un mundo en tiempo y esfuerzo. Por eso también solía estar más tiempo que nada en el tallercito donde guardaba el coche. Así su mente estaba entretenida y el esfuerzo caliente.
Su padre había hecho que por un lado fuera negra y por el otro blanca. No tenía nada claro su criterio, pero a parte de una medida estética bastante poco ortodoxa, se supone que era para optimizar el esfuerzo del sol. Jamás lo entendió del todo, pero era una decisión que respetaba y que no discutió jamás. Incluso valía para aclarar, cuando se hablaba, por que lado de la casa tenía que ser. El de la piscina era el oscuro, y el que daba hacia el sol y la cuesta donde se bajaba a la cochera el claro. Incluso el negro era liso y plano y el claro tenía piedra en las paredes cosa que le daba una vistosidad divertida.
Nada más llegar fueron directas a la cama, sin más preámbulos ni nada de nada. Ni si quiera la ansiada ducha que ambas pedían a gritos. Al día siguiente no tenían que madrugar, pero había que acercarse a la comisaría. Al trabajo no tenía que ir hasta dos días mas tarde, a no ser que hubiera alguna urgencia, así que no apagó el despertador para ir a una hora prudencial a poner la denuncia.
Se abrazaron ya tapadas, se arecucaron como gatos y durmieron como si hiciera una semana que estaban de viaje.
El teléfono suena no muy temprano, justo antes del mediodía, el sol brilla en lo alto y sólo unas nubecillas rondan el infinito azul, algunos pajarillos trinan y pareciera un día perfecto.
Price le pasa el teléfono a Cathy con un rostro cómo si hubiera visto un fantasma.
-¿Srita. Camp?... ¡¡¡ESTÁ USTED DESPEDIDA!!!...-
La línea se corta y llega un mensaje al móvil de Cathy confirmando su despido.
Mira el teléfono sorprendida, incluso agradecida. - Mejor, le pondré un pleito por despido improcedente y veremos cuando dinero le sacamos, y además voy a buscar trabajo en la competencia. Y ya que voy a denunciar la desaparición del coche, tamién lo haré del tipo ese.
¿Price, te vienes?