Partida Rol por web

Había permanecido al lado de Alex, a la espera de que su recién estrenada amiga pelirroja decidiera contarle lo que le preocupaba si quería, andando silenciosa en pos de los monitores, sin atreverse a hablar. Así siguió, cambio de dirección y encuentro incluidos, y ni siquiera abrió la boca para expresar su extrañeza ante la afirmación de Penelope o ante la innecesaria agresividad de Dylan en su respuesta.

En cambio, apoyó con un enérgico asentimiento el comentario de Alex. Estaban siendo imprudentes y parecía que la imprudencia se pagaba cara, sino que se lo dijeran a Carl. Y como si aquel pensamiento hubiera convocado a la catástrofe, un nervioso aleteo empezó a sonar cerca de ellos. Jane miró en derredor con gesto paranoico para volver a oír el mismo sonido en otra dirección. Pero antes de tener tiempo de volver la cabeza en ese sentido apareció una bandada, o más bien un enjambre, de murciélagos volando directos hacia ellos.

- ¡Uaaaaaaaaaaaaagggggggghhhhhhhhhh!

Ni siquiera se dio cuenta de que había cogido a Alex por la muñeca y había empezado a tirar de ella en dirección al edificio polivalente.

Ya llevaba un rato dándole vueltas al extraño silencio que se había cernido. Se alegraba de ver a Jake y a las chicas, pero estaban tan pálidos que Bobby continuó en estado de alarma. Quizás por ello la aparición de los murciélagos no le pilló por sorpresa.

Le pegó al primero y empujó a los más cercanos a los murciélagos para que salieran corriendo. No pensaba esperar a nadie. Pero tampoco abandonarlos.

- ¡CORRED SIN MIRAR ATRÁS!

Siguiendo su propio consejo empezó a correr lo más deprisa que podía. Esperaba que su cuerpo acostumbrado al deporte le ayudase a no ser comida de murciélagos.

¡¿PERO QUÉ ESTABA PASANDO ALLÍ?!

Jhon no puede evitar una mueca de disgusto ante la respuesta de Dylan con las chicas. Ya no es por que una de ellas le guste, es que el chico parece ser un poco violento, y aunque con él parece tener una relación medianamente cordial, al nerd no le gusta acercarse a gente que es más fuerte y violenta que él (es decir, toda la gente de más de trece años).

Jhon continúa caminando nerviosamente hacia el edificio polivalente. No le gusta caminar de noche, y mucho menos con todo lo que está pasando, pero quedarse solo en la enfermería no era una opción. -¿Que es eso chico?- preguntó la voz del tío Peter alarmada -¿Pájaros a estas horas?¿Joder, no, son pájaros carroñeros? Esto se pone jodido chico, esto se pone endiabladamente jodido...- la frase del tío Peter queda cortada a mitad cuando el nerd se sobresalta al ver una bandada de murciélagos dirigiéndose hacia ellos. Ante la visión de los animales, Jhon sigue el ejemplo de algunos de sus compañeros y comienza a correr como alma que lleva el diablo hacia el edificio polivalente...

-¡CORRE JODER!¡CORRE CORRE CORRE CORRE CHICO!

Jhon corre hacia el edificio polivalente lo más rápido que sus cortas piernas le permiten mientras grita palabras inconexas

Ni miradas fulminantes, ni abrazos. Ahora era correr lo más rápido posible. Hugo no era una persona con un físico especialmente atlético. Nunca había sido rápido y los deportes le aburrían tanto que no había entrenado la resistencia. Pero aquel era un caso especial. Quizás teniendo a tantísimos murciélagos vampiro detrás de él fuera suficiente incentivo para hacer la carrera record.

Les hizo una foto a los murciélagos para cegarlos momentáneamente y ganar un poco de tiempo. O al menos el tiempo suficiente para salvarse.

Fue la única vez que miró atrás. Después hizo caso de Mai, dirigiéndose al edificio polivalente y también de Bobby, que instaba a no mirar atrás.

El tono de voz que empleó Dylan hirió visiblemente a Penelope, que bajó el rostro, perturbada por la antipatía que destilaban las palabras del aprendiz de militar. Su pregunta era lógica, muy lógica teniendo en cuenta lo que había pasado en su propio bungalow, y sin embargo al presentar sus dudas ante todos se las habían rebatido, rindiendo homenaje a la frase de que la mejor defensa era un buen ataque.

Sin embargo pronto llegó Hugo, consolador, el chico que le había parecido atisbar en lo poco que se habían conocido y la joven se dejó reconfortar, aún con la duda aguijoneando furiosamente su lóbulo frontal. Deseaba fiarse y posiblemente fue lo inoportuno del momento lo que hizo que por fin relajara la tensión de los hombros, hundiéndolos en señal de derrota.

Pero no hubo mucho tiempo para lamentaciones antes de que aquel lugar dejara de ser seguro y centenares de murciélagos se abalanzaran hacia ellos en lo que Penelope supuso que sería sed de sangre. No se detuvo para ver si los demás empezaban a correr para hacerlo ella, simplemente salió disparada, lo más rápido que podía, en dirección al lugar indicado por Mai.

¡¿PERO QUÉ ESTABA PASANDO ALLÍ?! Con lo tranquilo que iba a dormir aquella noche, mientras jugaba con la maquinita y el iphone por debajo de las sábanas y cómo había dado tal vuelco la noche.

Encima se había ensuciado su polo de Lacoste y comenzaba a sudar con tanto movimiento. Odiaba sudar si sabía que luego no podría ducharse.

Presenció todas las escenas en total silencio, como mudo después de la escena en su propio bungalow. No sabía qué pensar, no sabía que hacer. Y por ello se dejó llevar por los demás. Se encontraron con el resto y ni estuvo más contento ni descontento. Al fin y al cabo quitando a su posible ligue Jenny, los demás le daban más bien igual.

Pero entonces algo ocurrió. ¡¡Un ataque de murciélagos!!

No dudó ni un instante. Echó a correr lo más rápido posible. Él no sería la siguiente víctima. Antes perdería sus gafas de marca que dejar que le atrapasen.

Fue en el momento que oyó a Hugo decir que ya estaban todos juntos cuando Lizzy se percató que no era así, se dio cuenta que faltaba el chico que había estado tan animado en el lago aquella misma tarde.

- ¿Dónde está el morenito? Falta... Carl...

Pero sus palabras fueron acalladas por un ruido sobre sus cabezas. Cuando miró asustada hacia arriba se quedó paralizada al ver las aves allí arriba, como en las películas cuando los buitres sobrevolaban en círculo sobre los futuros cadáveres, o como aquella película que había visto en la que miles de pájaros atacaban a todo un pueblo. Negando con la cabeza apartó aquellas macabras ideas, intentando convencerse de que no pasaba nada. Pero sí pasaba. Centenares de murciélagos salieron del bungalow cercano dispuestos a atacarlos, igual que los vampiros.

Lizzy no se lo pensó dos veces y, aún cogida de la mano de Lenny, echó a correr con todas sus fuerzas, siguiéndole a él y al resto de los chicos que habían emprendido la desbandada. No sabía muy bien dónde se dirigían y empezaba a preguntarse si, en aquel campamento, habría algún sitio donde estar a salvo.

Devolví el abrazo de Ashley con menos entusiasmo. Aún estaba en shock por ver a aquellos tres chicos con vida. Algo no iba bien, definitivamente estaban muertos... Las palabras de Dylan no me gustaron nada y su tono aún menos. Aquellas chicas habían tenido que presenciar una escena horrible, lo último que necesitaban era un niñato haciéndoselas de machote. Ni siquiera tenía coherencia lo que decía. ¿Qué iba a hacer? ¿Matarnos a los cuatro delante de todos para demostrar su inocencia? Absurdo.

Sin embargo no dije nada. Apreté un poco a Ashley. Estamos bien, Ashley. Le dije, esbozando una sonrisa hacia ella. Sin embargo, algo interrumpió la sonrisa. Los gritos de Mia me alertaron de lo que se nos venía encima. El sonido era de lo más estridente. Murciélagos... Muchos de ellos. Pero los murciélagos no atacaban a los humanos, ¿verdad? No pensaba quedarme ahí para averiguarlo.

Liberé a Ashley de mi abrazo. Corre! Grité, mientras me giraba hacia Eva. La pobre chica había sufrido un gran shock, seguramente no lo conseguiría. La agarré del brazo y la ayudé a correr. No podía dejarla abandonada. Vamos, tenemos que llegar al edificio!

Su plan se desmorona ante la arrolladora realidad. Iba a plantarles cara la madre del topo. Hecha a correr como solo una ex animadora podría hacer. Curiosamente sin gritos ni lagrimas ni nada*.

Algo extraño ocurre en el cielo. ¿Eso son buitres?¿Que coño hacen ahí, esperando sobre la campa?

Todo cobra sentido cuando del bungalow más cercano comienzan a salir bandadas de murciélagos, pequeñas ratas con alas contadas por los cientos que vuelan entre chillidos furiosos derechos a donde se encuentran ellos.

Se quedó congelada al principio, completamente incapaz de reaccionar. Su mente le indicaba que aquello era imposible, que los murciélagos no son agresivos, no son peligrosos, no son una amenaza. ¿Y como han entrado ahí? ¿Qué los ha hecho salir? Nada tiene ningún sentido. Pero entonces, ¿Por qué siente que el corazón se le va a salir del pecho?

El miedo atenazaba su garganta, y probablemente no hubiese sido capaz de empezar a moverse a tiempo sin el tirón de la asiática, que la obligó a ponerse en marcha a trompicones.

Alex pegó un grito,dejando ir con él todo el batiburrillo de emociones que se agolpaban en su cabeza desde que vio los mensajes; agarró la bolsa de deporte con todas sus fuerzas, y empezó a correr lo más rápido que pudo en pos de su amiga.

- MIERDA, MIERDA, MIERDA, MIERDA!

No hubo tiempo para relajarse entre los brazos del comprometido abrazo de Jake porque el inquietante sonido de las no dejaba lugar a la tranquilidad. Miró hacia arriba, viendo como los pájaros les sobrevolaban en círculo como si fueran su presa o tal vez un divertido espectáculo para la vista.

Se mordió el labio, inquieta, buscando las palabras que decir a continuación.

- Deberíamos... - no llegó a decir el "movernos" cuando una bandada de murciélagos se precipitó sobre ellos y Jake la instó a correr. Asintió con angustia antes de lanzarse a correr con toda la fuerza que le habían dado los años de exhaustivo entrenamiento muscular, deseando llegar, deseando salvar la vida.

La muchacha apenas había conseguido articular palabra. El ver a todos había sido una agradable sorpresa y la había relajado en cierta manera, pero el ver ahí a los tres que había visto... digamos, en pésimas condiciones, en su bungalow... algo no marchaba bien, todo era demasiado raro, no entendía nada... 

Por eso simplemente se quedó callada, mirando como si viese a un fantasma tanto a Dylan como a Lenny como a Hugo. Ante el contacto de la mano de este último en su cabeza no  puede evitar encogerse un poco sobre sí misma. Le costaba olvidar lo que habían visto, ¡como si fuera posible que hubiese sido un mal entendido!

Los chillidos encima suyo hace que levante levemente la vista. No tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo, pero cuando ve a los mini batman yendo a por ellos no lo duda y echa a correr, quizás por instinto. "¿¿No se suponía que estos bichos sólo comían insectos y no atacaban a humanos??". Asiente con la cabeza a las palabras de Jake corriendo con todas sus fuerzas, intentando escapar de un posible y extraño peligro. 

Los quince salieron corriendo en dirección al complejo perseguidos muy de cerca por la gran nube de murciélagos. El más rápido era Bobby a la par que Ashley demostrando que serían capaces de batir el record de los 50 metros. Iban seguidos muy de cerca por Dylan, Andrew y sorprendentemente por Jhon. Jenny les seguía de cerca, corriendo tan rápido como le era posible casi pisando los talones a una Eva - empujada y ayudada por un protector Jake- que adelantaba a los más rápidos conforme ganaban metros; mientras, Lenny tiraba de Lizzy, sujetándole la mano como dispuesto a no abandonarla. Penélope les seguía el ritmo y parecía que todos iban en grupillo, hasta que...

¡Hugo y Mai tropezaron al mismo tiempo practicamente! Con la velocidad que llevaban, ambos quedaron tendidos en el suelo, magullados y con los murciélagos a sus pies prácticamente. Solo Alex, la que estaba a su lado al final del grupo podía salvarles. No obstante, solo podría salvar a uno de los dos, condenando al otro. ¿A quién salvaría?

Corría. Y era complicado de hacer, con Jane tirando de ella para que apretase el paso y la hierba de la campa insistiendo en entorpecerla y hacerla trastabillar.

Se iba quedando atrás, y lo sabía. Quizá porque su mente seguía estancada en el sinsentido de la noche, quizá porque la caminata por el bosque había minado su resistencia. El caso era que no podía seguir el ritmo al resto, y aquello no auguraba un buen desenlace.

Escuchó un golpe sordo tras ella, y a pesar de que todos sus instintos la decían que mirar hacia atrás era un error - Incluso el monitor se había molestado en gritarlo, por algo habría sido, ¿no?- la curiosidad fue más fuerte que su sentido de la supervivencia. Tras ella, Mai y Hugo acababan de tropezar, y trataban de levantarse con actitud frenética mientras los murciélagos se acercaban a velocidad vertiginosa.

Alex dudó. ¿Le daría tiempo? Pero no podía pensarlo demasiado, o aquellos bichos se la merendarían también a ella. Así que hizo lo primero que se le ocurrió: con un fuerte impulso, alargó el brazo en dirección al más cercano, utilizando su bolsa de deporte para acortar distancias.

En medio de tanto caos, Alex decidió armarse de valor y ayudar a levantarse a Hugo quien se aferró a su mano mientras se incorporaba de nuevo con las gafas rotas, los pantalones y bastantes rasguños, volviendo a unirse a una huida desesperada mientras Mai quedaba atrás.

Lo último que pudieron ver de ella fue que los murciélagos la alcanzaron y empezaron a morderla mientras la chica intentaba desesperadamente quitárselos de encima. Aunque resultó ser una misión imposible.

Con el último grito de la monitora que asaltó la noche, los demás campistas supervivientes alcanzaron el edificio polivalente y no dudaron en entrar cerrando la puerta tras de sí.