Partida Rol por web

Zelda se echó el arco a la espalda y fue a buscar un carcaj de flechas y un pequeño bolso con utensilios indispensables de primeros auxilios y útiles para la supervivencia, ya que les esperaba un largo camino debía ir bien preparada.

Cogió un mapa donde marcó el Pantano Neblinoso como destino, suspiro y le temblaron un poquito las manos al hacerlo.

Se despidió de los guardias y desde la puerta del castillo gritó a Link:

-Estoy preparada, ¿cogemos los caballos?. Seguido de un largo silbido.

Tras ver como Zelda se acercaba a su arco, yo hice lo mismo frente a aquella espada que tantas veces me ha salvado, con un tanto de respeto mayor que ninguna persona pueda darle a un rey.

Me arrodillé ante ella dispuesto, como era de parecer, orar ante ella antes de tomarla. - Espada maestra, tu que invocas los evos del tiempo, protegiendo a aquellos que te empuñan y prestandoles tu fuerza. Ya una vez te porté para librar a Hyrule de la oscuridad, ahora necesito que me prestes de nuevo tu poder en esta nueva cruzada. - Y trás aquel simbolo de respeto dictado, me levanté poniendo mis dos manos sobre su mango y tirando con fuerza de ella para desencajarla de aquel pedestal. La espada maestra estaba de nuevo conmigo, ya no tenía que temer - Zelda, Tetra, mi niña. Papa y mama van a por ti.

Tras ello agarré los pocos objetos que me fueron de mucha útilidad en el pasado. El escudo Hyliano, las bombas y el garfio. Zelda llevaba su arco, y confiaba lo suficientemente en ella como para saber que me protegería la espalda, de la misma manera que yo también lo haría. - Es suficiente, no creo que lleguemos a usar más que nuestras armas, pero igualmente nunca se sabe. Vayamos ya al pantano. - A lomos de Epona de nuevo y ahora con Zelda como compañera, la aventura sería más sencilla, y recuperar a nuestra hija estaría más cerca.

Dos días han pasado desde que los Reyes de Hyrule regresaron victoriosos al castillo.

Hoy, ante todos sus súbditos, la realeza dará un triunfal discurso para declarar que la paz ha vuelto a sus tierras, a sus hogares.

Hoy, se celebra el día en el que Ganon ha sido finalmente derrotado, donde la Trifuerza ha vuelto a su santuario y sobre todo la importancia de la unidad de cada habitante, sea pequeño o grande, de la nobleza o campesino.

El balcón real mostraba unas vistas espectaculares. Miles de ciudadanos se arremolinaban esperando con ansias ver a sus héroes.

Ahora Hyrule es un lugar seguro, ya no hay ninguna amenaza real del pasado o del presente que pueda hacer sombra a la luz de la Trifuerza y a sus guardianes.

Hoy, el pueblo aclama a Link y a Zelda, reyes legítimos, guardianes de la Trifuerza, salvadores de Hyrule.

Padres de una nación y responsables del nuevo legado del mañana.

¡Hablad valerosos reyes, vuestro pueblo os espera!

Agarraba con fuerza la mano de Link mientras avanzábamos, adentrándonos en nuestro querido y aclamado pueblo.

-Link, muchas gracias por todo, este día no habría podido llegar si no fuera por ti, ¡tú eres el auténtico héroe de esta historia!. Le susurré según nos ibámos acercando al podio.

Me sentía emocionada, de poder otorgar a aquellos que me importan la paz, y mantener el legado de este maravilloso universo.

-Querido pueblo de Hyrule, hoy estamos aquí para conmemorar una nueva era de paz, y prosperar como nación hacía la igualdad y valores más positivos. Os puedo prometer que mientras estemos nosotros aquí, velaremos por proteger Hyrule y el símbolo sagrado de la trifuerza.

Me giré hacía Link, separé mi mano de la suya como invitándole a que diera un paso adelante y dijera unas palabras. 

Miré hacia Tetra que nos observaba desde atrás y me acerqué a ella para hacerla participe de este acto y así poder terminar los tres juntos esta maravillosa aventura.

Al final acabé volviendo al castillo, con las magulladuras del combate y la espada de madera. Allí estaban esperandome Zelda y Tetra...

Pasaron los días y mis heridas se sanaron un poco. No estaba todavía recuperado del todo cuando ibamos a celebrar delante de todos la victoria, aunque yo andaba un poco cortado cuando ví a tanta gente. Lo mio era actuar, no hablar. Por suerte Zelda ya sabía eso y por ello hablo ella tras avanzar unidos de la mano. Lo que no esperaba es que tras su discurso yo también tenía que decir algo, solo cogí aire respirando tranquilamente para hablar

-El reino de la oscuridad ha terminado definitivamente, pero nosotros, siempre estaremos aquí para proteger a lo que más nos importa - miré a Zelda y Tetra - La vida de Hyrule - Poniendo final a mi mini discurso alcé la espada maestra al aire, indicando la victoria por parte de todo Hyrule. Luego cuando Zelda acercó a Tetra, se la ofrecí la espada maestra para que la sostuviera y yo aproveché para agarrarla y subirla más alto, mientras que con otro brazo, agarraba Zelda, cerca. Seríamos los heroes de Hyrule, pero también, eramos una familia unida.