Concentrado en derribar el objetivo Esteban no había oído venir a nadie ¡mierda! No estoy preparado para esto de ninguna manera.
Esteban mira a los dos hombres que le hablan a unos metros, si no me han disparado aún supongo que no están con ellos. Esteban levanta lentamente las manos, la mano derecha con la llave inglesa ensangrentada y la mano izquierda con la pistola.
Pero tampoco sé quien son, ni que quieren, yo, ehmmm, yo he venido aquí por razones personales, tengo un asunto con ellos, Esteban echa un vistazo al cuerpo en el suelo un... un asunto... uhmm complicado. No busco, - hace un inciso para marcar la palabra - más problemas. Esteban dudaba de si debería decir algo más, pero de momento quizá no conviene.
Niega con la cabeza y baja el arma, levantando un dedo mientras habla, para enfatizar lo que dice. Estás poniendo en peligro a nuestra compañera. No se que clase de tenas tienes con los chinos, pero vamos contrarreloj gracias a ti. ¿De quién es ese arma? ¿Sabes usarla? Vas a venir con nosotros y nos vas a ayudar, después nos explicarás cual es ese tema personal por el cual te aventuras en un edificio contra hombres armados con una herramienta como arma. Pero ya es por pura curiosidad. ¿Cómo te llamas?
El otro, viendo la situación controlada, dice con un marcado acento mejicano:
Compañero, me adelanto, tal vez aún no sea tarde, puedo encontrar un camino rápido y hacer una reconstrucción de hechos de ser necesario, así que te dejo a nuestro invitado a ti, si esto sale bien te invitaré las chelas, si no, bueno, tenemos un chivo expiatorio.
Y se dirige hacia la parte de atrás con el arma lista...
Esteban respira aliviado al ver como el sujeto baja el arma aunque nada más hacerlo se dedique a increparle, al menos parece que no están con ellos… ni con la policía. Ante la batería de preguntas que le ha lanzado procede a responderle ¿Qué compañera? No estoy aquí por ella, estoy aquí por mis razones como ya os he dicho, y continúa ¿Cuál arma? ¿Esta o esta? – explica Esteban mientras mueve su mano derecha con la llave y la izquierda con la pistola – La llave es mía, y la pistola… bueno, – mira de reojo al cadáver del suelo mientras un escalofrío le recorre el cuerpo – supongo que ya es mía también. Esteban baja los brazos despacio y guarda la llave en el bolsillo de trabajo y la pistola, tras ponerle el seguro, en otro Más o menos sé disparar, aunque si están cerca soy más mañoso con la llave, deformación profesional supongo, inmediatamente después de hablar quisiera haberse mordido la lengua pues no quería contar nada más de si mismo.
Supongo que no tengo otra opción, ¿no? Si estáis aquí por las mismas razones que yo entonces debemos darnos prisa, un gesto serio acompaña su cara mientras mira al primer hombre guardando silencio unos instantes, puede que los intereses de estos sujetos estén en sintonía con los míos, así que suena bien ayudarles, y continúa claro, te acompaño, me llamo…, duda si decir su nombre, tampoco hace falta que sepamos todo el uno del otro, de momento tú es suficiente.
El tipo con acento mejicano se dirige también a él y sale pitando. Cuando ya se ha marchado comenta al individuo que se queda con él Me cuesta entender un poco el acento mexicano de tu amigo, no sé que es chelas pero me ha gustado poco lo del chivo expiatorio, supongo que no tendremos que llegar a eso, si yo he podido llegar hasta aquí seguro que vosotros, que al menos sois tres, no habréis tenido problemas, Esteban se prepara para lo peor que pueda estar por venir.