Partida Rol por web

Detengo el refrigerio a mitad de camino cuando el hombre parece confuso. Deposito nuevamente la comida en el plato antes de contestar.

- Creo que no me ha entendido bien, por nuestro viaje me refiero al del total, el grupo de ustedes y el nuestro. Sin embargo le comunico que yo no soy el responsable, lo más probable es que esa tarea recaiga en el señor Fate. Ahora que se está recuperando iré a visitarlo...

Una pequeña cabeza, de cabello y ojos esmeralda asoma sin previo aviso de la pechera para desaparecer de inmediato.

- en cuanto termine de comer.

No comento nada acerca de lo que acaba de ocurrir, ni tampoco de los molestos golpes que estoy recibiendo en este momento. “De acuerdo, mensaje recibido, aunque la culpa es tuya...”. Por supuesto, el caos llama al caos y el rumor de un grupo de personas acercándose se confirma cuando un energúmeno comienza a gritar.

- ¡ ABRID !.

Sonrío a Edvard.

- Parece que sus invitados ya han llegado señor.

-No decía que fuese yo quien se bebiese la bebida, digo que si no llegamos pronto estarán tan borrachos que no podrán ni hablar casi- dije justo en el momento en el que Klaüs se estampaba contra la puerta por no haberla podido abrir al entrar. Después le pegó una patada a la puerta y gritó que nos abriesen, aunque a mi algo me olía un poco mal.

- Déjame probar a mi. - dije mientras que empujaba la puerta con una mano, sorpresivamente la puerta se abrió sin mucha dificultad y pude ver a los que estaban dentro. - Le estabas dando vueltas al "pomo" hacia el otro lado!  - dije mientras le daba una palmada en la espalda que casi lo mete dentro de la cocina. - Jefe, ya hemos llegado! - grito mientras me ponía erguido delante de Edvard y con la mano recta en la cabeza, imitando a los militares cuando saludaban a sus mayores - El resto de la tropa está en camino, parece ser que no estaban todos, pero he traído a la mayoría. 

Cuando llegó hasta la cocina siguiendo a la pareja que había ido a buscarlos mientras escuchaba consejos sobre los beneficios de la fibra en el organismo, vió como Klaüs chocaba contra la puerta.

Después Xamd se encaramó al pomo para intentar abrirla. Mientras, Rikimaru buscó un lugar cercano en la sombra entre dos columnas y esperó a que la puerta estuviese abierta.

- Qué ocurre... es que aquí la gente no sabe pedir la comida e ir a un comedor a esperar por ella?.- sonrío ante la respuesta de la maid, imaginándome la avalancha de chavales que parecía que estaban por asaltar la cocina.- Bueno...- miro a mis dos compañeras. Una está exhausta, pero parece no disgustarle demasiado la idea de conocer al resto mientras que la otra, mi ex alumna, hace lo mismo de siempre "Por qué demonios no se abrirá más? Cuanta más gente conozca, más rápido se le pasará esta timidez" pienso mientras me acerco a ella, pasándole el brazo por el hombro.- Pues nos vamos a la cocina. Ya tendrás tiempo de visitar la biblioteca y el resto de la nave. Tienes que quitarte esa mala manía cuanto antes.- comento mientras, sin hacer mucha fuerza, voy llevando a Lihl hacia la sala del teletransporte para dirigirnos a la cocina y esperando que Mune nos acompañe, mirando hacia atrás y terminando.- Tú y yo ya hablaremos de lo que puedes hacer por mí, y varias cosas más que se me han ocurrido.- le sonrío mientras me teletransporto, como la maid nos había enseñado

Mientras escucha la explicación de Lukas, asiente levemente dando a ver que comprende lo que está ocurriendo y, de paso, sintiéndose algo más aliviado al saber que no van a ampliar el grupo que tiene a su cargo. Entreabre la boca, preparado para la respuesta una vez él termine de hablar cuando ocurre algo, un suceso de rareza tal que, por un momento, provoca un bloqueo mental en el conserje. Algo asoma entre los botones de la camisa de su compañero, algo con rostro y ojos, unos ojos que le miran y se reflejan a su vez en los suyos; pero el contacto visual es fugaz, y la criatura vuelve veloz a su escondite. Lentamente, Edvard vuelve a alzar la vista hacia el semblante de Lukas.

Entiendo…

Se ha perdido por completo la última frase de la exposición, pero no importa. Urge más la necesidad de sacarse de la cabeza el pensamiento de que todo adulto de esta nave parece codearse con niñas en miniatura, antes de que el submarino pase a ser un lugar todavía más turbio. Lo mejor será correr el velo.

Como decía, nuestro destino es Gabriel. Se supone que Fate nos guiaría hasta la persona que estamos buscando, no sé qué otras labores tendrá más allá de eso… lo mejor será pregun-

Es en este instante cuando se escucha ruido tras la puerta, que no tarda en abrirse.

El tripulante más reciente de la sala observa desde la mesa cómo la chavalada invade la cocina en tropel, en apariencia sin captar lo que significa una puerta cerrada en cualquier dependencia de la organización, y demostrando un pésimo nivel de disciplina, impropio hasta para un criajo de colegio. Su opinión respecto a la forma que tiene el gremio de adaptar a los nuevos integrantes, lanzándolos al terreno tal y como llegan del exterior pese a su completa falta de instrucción, está muy lejos de ser buena. Situaciones como la que se acaba de producir da buena cuenta de ello y es que, por absoluta voluntad propia, han irrumpido en la sala, conscientes de estar interrumpiendo una reunión de dos de sus superiores que ellos mismos han visto empezar. Tal acto no podría salir impune, es una suerte que Lukas le haya aclarado su posición hace tan solo cinco segundos.

Edvard se pone en pie, mostrando una expresión funesta desde lo alto de su voluminosa figura, en silencio, camina hasta ponerse frente a los dos muchachos que han pateado y empujado la puerta, respectivamente. Los observa cara a cara, ignorando la posterior llegada de sus compañeros, hasta que finalmente rompe el silencio.

Quitaos de en medio.-por primera vez, su tono parece serio en extremo, y también algo más alto de lo normal, como queriendo asegurarse de que cada silaba que sale de su boca es escuchada.

Una vez los alumnos se apartan*, continúa hasta llegar a la puerta, la cual mueve ligeramente para dejar salir a la niña que desde un principio se encontraba en la entrada para atender la llegada de cualquiera que necesitase entrar y que, al haberse abierto de golpe sin previo aviso, ha sido arrollada por la gran puerta hasta casi estamparse contra la pared. Cuando esta se libera algo confundida, el viejo vuelve a su posición, notando esta vez la presencia de Ikki (el único cuya cabeza asoma por encima de las del resto) al fondo de la muchedumbre. La relación entre ellos es ya lo suficientemente longeva como para que este sepa que esa expresión en su rostro es el deseo contenido de romper algunas piernas.

Si tienes algo que tratar con ellos, llévatelos a un sitio más apropiado. Ahora.-dice al maestro recién llegado antes de que este llegue a poder hablar.

Una vez pasados los tres por el círculo de teletransporte, nos dirigimos a la cocina, como la maid nos había indicado, que parecía que todos se estaban dirigiendo hacia allí, menos algunos de los ya conocidos... Esos parece que siempre van a su bola. Pobre el alumno que le toque reemplazar a Deku, y el pobre Touda también, que tiene que aguantar al suyo.

Al recorrer por unos minutos los interminables pasillos del navío, comienzo a escuchar ruidos varios... Parece que estaba en lo correcto... tendrán algún tipo de vínculo con la nave y así detectan donde está cada uno de los integrantes de la nave? Era muy posible. Después de todo, eran obras creadas por Fate, y no será la primera vez que veo algo tan extraño por su parte. Ya no digamos el que MM tiene algo que ver con esto. De todas formas, por mucho que mi cabeza no deje de pensar en cosas raras, terminamos por cruzar la esquina que da hacia el pasillo y parece que el resto de compañeros se encuentran en la cocina, en una situación que no parece demasiado cómoda. "Casi todo son alumnos nuevos? Pero qué demonios estaban haciendo tantos maestros aquí antes de luchar contra esa bestia?" justo en el momento que iba a toser, para hacerme notar, Edvard pasar por mi lado, dejando bastante claro el enfado que tiene con los presentes. "Qué demonios habrá pasado aquí? Si acabamos de llegar, por dios".- Poso una mano en el hombro de Edvard, simplemente para que se frene un poco, tampoco intentando detenerlo si quiere seguir adelante

- Tranquilízate Ed...- comento con voz pausada y tranquila.- No sé qué es lo que ha ocurrido, pero tenemos que reunirnos todos, hay cosas que debemos hablar antes de nada.- Suelto mi mano, lentamente, esperando que este se frene por propia voluntad, cosa que dudo, pero debe intentarse. En ese momento, observo detenidamente al nuevo grupo: Sus auras y niveles de lucha "Como pensaba, solo uno está a la altura de ser un graduado y me suena de verlo. Será un antiguo alumno al que le toqué la moral? Bueno... Si lleva algún tiempo aquí fijo que me reconoce, no paso desapercibido ni entre nuevos ni experimentados...".

- Bien, no es mi estilo, pero viendo la situación creo que es la única forma de hacer las cosas.- comento con una media sonrisa.- Primero os disculparéis con Edvard, sea lo que sea que habéis hecho, me da igual.- espeto, cambiando mi rostro a uno más serio, aunque sin llegar a parecer enfadado. Después de todo, no tiene que ver realmente conmigo.- También con esta pequeña maid, a la cual parece que alguien ha estampado contra una pared. Es que no tenéis delicadeza, por dios?.- hago una pequeña pausa, esperando ver la reacción de algunos de estos.- Y por último, sin que nadie rechiste en lo más absoluto.- mi mirada se fija en Edvard y Lukas; no sé qué es lo que ha ocurrido entre ellos, pero parece que si ha habido algo.- Tenéis dos minutos para presentaros en el comedor. Es una orden de vuestro superior y no admito excusas.- Mi tono de voz ya pasa a ser completamente autoritario.- Aquel de los aquí presentes que no esté cuando yo llegue se arriesga a dormir con los peces esta noche.- hago una pequeña pausa, esperando la reacción de los alumnos ahí presentes mientras me adentro tranquilamente en la cocina. AHORA!!- termino gritando a modo de orden.

Por último, y mientras doy un poco de tiempo para que los alumnos hagan caso de la orden me acerco a la pequeña maid que parece estar a cargo de la cocina.- Perdona pequeña.- le comento con una amplia sonrisa, cambiando completamente mi expresión de hace un momento por mi habitual cara de amabilidad.- Sería posible que nos sirviesen algo de comer y de beber en el comedor? Vamos a necesitar un rato para ponernos al día, gracias.- Me levanto, dándome media vuelta.- Vosotros dos.- Dirigiéndome a Edvard y Lukas.- No soy vuestro superior y no estáis obligados a venir, pero os lo pido como compañero. Venid al comedor y aclaremos algunas cosas, además de presentarnos entre todos.

Miro a Xamd en silencio cuando abre la puerta. ¿"No has escuchado un grito"? voy a decirle, cuando ante nosotros se planta el viejo de las botellas con cara de pocos amigos. Le mantengo la mirada unos segundos, hasta que gruñe como un perro sarnoso que nos apartemos del medio. Miro hacia otro lado como si la cosa no fuera conmigo, guardo mis manos en los bolsillos otra vez y, con un suspiro, me aparto a un lado con tranquilidad.

Tras ver a la pequeña maid siendo recogida del suelo, miro a Xamd con indiferencia. «Es que eres un bestia». Me rasco la cabeza, molesto por este mal ambiente. «¿Por qué tengo que aguantar esto?». Vuelvo a suspirar cuando el tipo con el pelo rojo también nos suelta el sermón. Ni siquiera le miro, apoyando la espalda en la pared y cruzándome de brazos mientras él va dando órdenes como quien da los buenos días. Observo mis pies. «Primero nos hacen venir a la cocina, ahora al comedor. ¿Es esto un tour turístico? Porque llegan tarde.»

A pesar de que no me hace gracia pedir perdón, el tipo del pelo en llamas dice que nos disculpemos (¿con quién?), sea lo que sea que hayamos hecho. Personalmente, no creo que haya hecho nada malo, pero la clave aquí es "sea lo que sea". Algo sí he hecho, como caminar, buscar a los demás y volver, así que inclino levemente la cabeza y musito un "disculpa por los inconvenientes". Sí, en mi cara se ve que lo siento mucho, sí... no volveré a dormir en la vida.

Sin más, hago lo que nos han ordenado y me dirijo hacia el comedor. Disimuladamente, vuelvo a frotar mi nariz, aún dolorida por el golpe.

Después de seguir al hombre rubio (y descubrir que se llama Lukas) termino caminando hacia las cocinas con las manos metidas en los bolsillos y manteniendome siempre en los recovecos más oscuros de los pasillos. Cuando llegamos ante la puerta dejo que dos compañeros se encarguen de llamar, pero sin resultado. Al menos resultaba gracioso mirar.

Y ahí es cuando llega Edv, del cual prefiero mantenerme lo más apartado posible sin necesidad de que me diga nada. Y por si fuera poco, aparece otro profesor que no pierde un segundo en sermonearnos y darnos ordenes. No es mi estilo, pero mejor andarme con cuidado con esta gente. Me llevo dos dedos al pañuelo que me cubre la frente y hago una señal de saludo a modo de disculpa para los dos antes de girarme y poner rumbo al comedor con la misma tranquilidad y parsimonia de antes.

Doy un suspiro... parece que mi ida a la enfermería tendrá que esperar.

-Tú también pequeñita, creo que deberías ir.- Le digo a Lihl que está junto a mi. -Será sano que comas algo e intentes socializar con chicos de tu edad. No te preocupes, no te voy a dejar sola, estaré contigo por si necesitas ayuda.- Yo no pido nada, no es hambre lo que tengo. Saludo con la mano a Edvard y Lukas cuando los veo, principalmente al segundo, que es la primera vez que me lo encuentro en varios días.

-Lo que dice el pequeño Shio no es cierto. Nadie dormirá con los peces.- En caso de que se quede algún rezagado, comento dedicándoles una sonrisa amable, pero con un aura oscura creciendo a mi alrededor. -No podemos permitir la muerte de nadie, eso va en contra de nuestros principios, verdad, Shio?
-Sin embargo.- El aura se vuelve más aterradora. -Se le aplicarán torturas extremadamente dolorosas y crueles a los desobedientes que no sigan las órdenes a sus superiores. La obediencia puede salvar sus vidas, y si no lo aprenden por las buenas, lo aprenderán por las malas.

- No iba a dejar que muriesen Mune.- comento con seriedad.- Ni que no me conocieses.- Hago una pequeña pausa, tentándola a contestarme, pero no lo suficientemente larga como para que lo haga.- Lihl les haría ser capaces de respirar bajo el agua, yo los ataría a una cuerda que estaría atada al casco de la nave y los dejaría dormir allí. Ves? Literal, durmiendo con los peeeeeces.- espeto, con una gran carcajada, para quitar el ambiente tan serio que había creado nuestra llegada. Termino por mirar hacia los nuevos, cambiando la sonrisa por una un poco más siniestra.- U os dejo una semana como sirvientes de Mune. Ese castigo es peor...- termino, esperando que el resto vaya hacia el comedor e ir detrás de ellos

La reacción de Edvard me dejó blanco, no me hubiese imaginado que hubiese respondido de tal forma, aunque no sabía muy bien por qué. Me quedé clavado en el sitio viendo la dirección en la que iba, hasta que descubrí que detrás de la puerta había una pequeña maid, la cual parecía que había sido atrapada, y todo por mi culpa. Sentía como mi alma se me caía al suelo, quería decir algo, pero las cosas cada vez se estaban poniendo más tensas. El que Al'Amune nos amenazase a todos no mejoró las cosas y fui incapaz de expresarme. 

Cuando la mayoría de los alumnos se habían ido, yo todavía seguía de pie, en el mismo sitio en el que había estado cuando Edvard gritó, como un clavo. Unos segundos después pude reaccionar de nuevo y estaba preparado para pedir disculpas a la pequeña maid. Salté justo delante de donde estaba ella y me puse de rodillas encarándola. - SIENTO LO  QUE HA OCURRIDO, TODO HA SIDO CULPA MÍA - grité mientras bajaba la cabeza a gran velocidad hasta que esta choco contra el suelo, haciendo un gran y sonoro 'Clonk' - PERMÍTEME ESTAR A TU SERVICIO DURANTE ESTA SEMANA ENTERA! - tras decir esto, me quedé en la posición, con la cabeza en el suelo, y sin moverme esperando la respuesta de la maid.

Mientras observaba desde su lugar entre las sombras como el bestia de Xamd empotraba a la sirvienta contra la pared de la cocina, por el pasillo empezaron a llegar maestros, Ikki, a todas luces sufriendo un episodio de bipolaridad se reía y amenazaba a partes iguales, Mune regalando torturas inimaginables, y Edvar... bueno, parecía bastante cabreado, Dios sabría por qué.

Cuando unos cuantos empezaron a desfilar hacia el comedor mientras Xamd suplicaba miserable, Rikimaru, con su habitual silencio, se encaminó hacia su nuevo destino.

Arryken sonrio y se sacudio las manos tras las palabras del joven: Ciertamente habia esquivado una bala, con esa actitud, definitivamente no habia mucho que pudiera enseñarle. Y ahora, el chico era problema de Solomon. Se llevarian bien, ciertamente: Se juntaban el hambre y las ganas de comer... Quien fuera mosca, para verlo desde la pared!

-Perfecto entonces! Felicitaciones a ambos, y mucha suerte en el tutelaje! dijo, aun sonriendo, y comenzo a retirarse de la biblioteca Ahora si me disculpan, ire a ver la sala de maquinas y las armerias. Quien sabe que maravillas puede uno encontrar por ahi!

Si bien estaba seguro de que el papeleo de vuelta en casa no seria nada agradable, era mil veces preferible a tratar de inculcar algo a alguien como Touda: Como puede alguien que cree saberlo todo aprender?

El giro en los acontecimientos es tan brusco como vertiginoso y en tan sólo unos instantes la tranquila conversación de dos adultos se torna en la más caótica de las reuniones. Me pongo en pie aún de espaldas a todo el gentío y coloco mi gabardina alisando el pecho dos veces con suavidad. La frágil maid es rescatada de su prisión de acero y Edvard se desata en un torbellino de furia, "quizá no tan compuesto como creía". Dirijo la mirada hacia los alumnos asintiendo ante las palabras del resto del profesorado, no queda nada por añadir así que no siento la necesidad de intervenir.

Devuelvo el saludo, siempre cortés, a la niña eterna antes de contestar a Ikki.

- Comprendo señor Shio, le acompañaré a dicha reunión.

Me aparto de las cercanías de la puerta mientras espero con paciencia a que el tumulto termine de disolverse. Celaeno parece encontrarse bien a pesar de lo ocurrido, así que sólo resta esperar a que dicha reunión comience o bien que el señor Jasper termine de desahogar su ira.

En cualquier caso después de la pérdida de tantas vidas, lo ideal es tratar de volver a la normalidad lo antes posible, parece que la presión comienza a hacer mella en el resto de la tripulación.

Según íbamos llegando a las cocinas el revuelo de sonidos de los nuevos alumnos iba aumentando, casi de la misma forma que mis pasos disminuían su avance cada vez mas, dejando que Ikki y Mune se adelantaran. Me había sentido en parte arrastrada hasta allí por ellos, que de alguna forma habían percibido mi intento de no relacionarme con el nuevo grupo.

Llegando varios metros por detrás de los maestros y con la mirada cabizbaja escuche como los maestros empezaban a dar órdenes sobre ir al comedor así que sin mucho detenimiento me pegue a la pared y deje pasar los que habían empezado a avanzar hacia mi dirección. Según pasaban cerca de mi, levantaba levemente la cabeza para examinar su fuerza, eran niveles mas bajos que yo, pero seguramente mas útiles. Sin dirigir ni una palabra, seguí contra la pared, como si temiese algún movimiento brusco por parte de ellos. Quizá en otra circunstancia podría entablar conversación con alguno, pero ese no era el momento, había mucha gente y al ser desconocidos mis nervios estaban quizá demasiado a flor de piel.

Pegue un pequeño saltito al verme mencionada en una de las bromas de Ikki, sabía que no era mas que una manera de aliviar las tensiones del momento, pero imaginarme a una persona atada en el fondo del mar me resultaba igual de escalofriante.

Mire entonces a los maestros, aparte de Ikki, Edvard y mi nueva tutora, Al’Amune, había uno mas, uno que no conocía pero que lo identificaba como tal por su nivel y la forma que había tenido Ikki de saludarlo. Me quede entre el grupo que avanzaba al comedor y los profesores, no tenia la confianza suficiente para acercarme a ninguno de los dos, a los maestros les tenia demasiado respeto, e ir junto el grupo de alumnos me aterrorizaba. Eso junto las palabras dictatoriales acerca de avanzar hacia el comedor me dejaron en una posición dubitativa con los nervios aun reticentes a abandonarme.

Al poco de llegar a la cocina, de repente un torrente de actividad se desata: unos ordenan, otros ríen, otros amenazan, otros riñen ya sea a alumnos u otros profesores. Yo, que seguía con una suave sonrisa prácticamente eterna, tomo el laúd y afino levemente las cuerdas mientras todos se ponen a echarse la bronca unos a otros y mientras la multitud se comienza a dispersar, cerca de la puerta de la cocina, pero por fuera aún.

Cuando unos cuantos han partido al comedor, vuelvo a dejar el laúd en el estuche que le correspondía, y poco después me levanto y me acerco a la muchacha golpeada como si todo lo demás no fuese demasiado conmigo.

- ¿Estás bien? -le pregunto con voz suave, mirándola con los tres ojos sin perder el gesto relajado.

No obstante, cuando estaba en esas y apenas medio segundo después, Xamd que se había quedado plantado en mitad de la vorágine de las broncas parece reaccionar y lanzarse a disculparse, así que simplemente me aparto y no molesto. Mi mirada después se dirige a los profesores allí reunidos, a los que digo:

- Lo siento por invadir la cocina, simplemente me dijeron que había que venir y así hice. -comento con voz suave y melódica.

Posteriormente, amplio suavemente la sonrisa ante el chiste malo de Ikki. ¿Será que se lleva bien con el otro maestro, el que antes mencionaron como "borracho", por eso de que el mejor público para los chistes malos es el que lleva tres copas? Era una teoría. En cualquier caso, ya me había disculpado (en cierto modo por nada, pues había sido de los últimos en seguir al grupo y ni siquiera había entrado a la cocina hasta ahora, pero tampoco iba a discutir por tal nimiedad), así que simplemente añado:

- Con permiso, entonces, nos veremos en el salón. Muchacho, -digo a Xamd- procura no atosigar a la joven que ha sido sacudida, pero acompáñala a la enfermería si lo necesita. Lo digo como mera sugerencia. -comento con la serenidad habitual, no queriendo entrometerme ni que creyeran que ordenaba cosas.

Tras lo dicho, echo a andar con paso muy tranquilo.

Las palabras de Touda fueron divertidas, juventud. - Jeje. Bueno, si no tienes ningún problema en aceptarme y tu ex actual maestro así lo ve correcto pues todo arreglado. - Lo miré divertido.

Ojos, ambos se fijan en mi compañero tras su, como lo dirían los más jóvenes. - "Escaqueo". - Dije al aire mientras sonreía de nuevo. - Está bien, nos veremos luego. - Yo también me iré.

Un leve gesto a modo de despedida y saldría de la estancia.

A juzgar por la reacción del común de sus compañeros, todo parece indicar que o bien han visto en sus actos un nivel de compromiso de mayor magnitud al que realmente tienen o ha sido él mismo el que lo ha hecho parecer así sin ninguna intención de ello, siendo más probable la primera opción ya que en ningún momento ha exteriorizado rastro alguno de ira ni ha llegado a gritarles*. El cualquier caso, los chicos han respondido adecuadamente y eso es más que suficiente por el momento.

Ikki acude raudo a deshilachar la tensión que se había generado en el ambiente y Mune colabora en ello a su manera. No hay duda en que la manifestación de su aura resulta imponente la primera vez que la ves, pero tras recurrir a ella repetidas veces empieza a perder todo el impacto que pudiera haber tenido a ojos del conserje.

Los alumnos cruzan ordenadamente el pasillo en dirección al comedor, y Edvard se sitúa junto a Ikki para cerrar el grupo en la cola del desfile. Dejado atrás el accidente con Celaeno, parece recuperar la compostura que realmente no había llegado a perder.

Yo sí soy tu superior hasta que volvamos a la base, y estás obligado soltar un puro ahora mismo… si no quieres dormir con los peces, claro. –comenta con sorna a su camarada en la intimidad que les proporciona la distancia.

Ya se habia alejado unos metros de la biblioteca y estaba preparado para transportarse a la sala de maquinas, cuando un  pensamiento le paso por la cabeza, como un solitario relampago antes de una lluvia de verano.

Retrocedio sus pasos, y para su suerte, Solomon tambien estaba saliendo de la Biblioteca.

-Oye, lo olvide completamente! dijo a su compañero Tenemos que encontrarnos con Ikki y el resto para arreglar el tema de los alumnos que quedaron sin maestro aqui en el Noah. Sin embargo, teniendo en cuenta que acabas de tomar a Touda... Prefieres que te excuse con ellos?