Partida Rol por web

Mientras Edvard estaba ocupado con las tareas del hogar, el sonido de sus pequeñas mascotas lo reclama a la entrada: un intruso.

Tras ir corriendo al lugar de los hechos, se encuentra con lo que parece un muñeco siendo brutalmente zarandeado entre los dientes de uno de los perros. Tras lograr liberar el objeto, te percatas de que no es exactamente un muñeco, sino de... eeeh... ¿que es esto? Parece un homunculo, pero metalico ¿un mini-golem, tal vez?

Posado en tu mano, el pequeño abre su torso y saca una pizarra, donde escribe un pequeño mensaje:

Como me preocupa tu soledad, te mando algo de compañia, asi al menos tendras un par de manos extra para la limpieza

-MM

El hombre observa el pequeño muñeco con una expresión rebosante de acidez al ver el mensaje en la pizarra. Desconoce si ese trasto está programado para entregarle el mensaje o si mantiene algún tipo de vínculo con su creadora. En cualquier caso, lo planta a escasos veinte centímetros de su rostro y le dedica unas palabras.

Me gusta vivir tranquilo, si quisiera a alguien por aquí haciendo ruido contrataría a una profesional.

Ahora que no hay nadie cerca, no se molesta en ocultar que no le hace gracia que se metan en su vida así como así. Nada nuevo sabiéndose ya que ni si quiera accede a compartir su día con un aprendiz.

Aunque… no te lo impediré si quieres ayudar a limpiar esto.

Sin más, arroja al pequeño golem sobre el suelo de la casa, dejando caer junto a él un trapo.

El robot mira extrañado el trapo y luego a ti. Como desconcertado, inclina la cabeza y se da la vuelta y se marcha. Antes de que te dieras cuenta de lo que pasa, vuelve el robot acompañado de una chiquilla. 

_-Ho... _{hola Amo...-}dice con una voz suave y tranquila, casi susurrando-_{Tratare de limpiar sin hacer ruido}-si habla mas bajo, pareceria que esta callada. Tras decir eso, se pone de rodillas en el suelo y, tras recoger el trapo, empieza a limpiar el suelo.

Por su parte, el robotito habia escrito otro texto en la pizarra y te lo estaba mostrando

Me alegra que aceptaras la compañia. Es un prototipo de maid artificial, deberia cumplir todas las ordenes que le digas, aunque tiene su propia personalidad, tratala bien. 

-MM

Cuando terminas de leer te giras, alarmado por haber aceptado una "compañia" de esta magnitud, hacia la maid y esta, rapidamente, se gira tambien, rehuyendo tu mirada, aunque el fugaz momento que pudiste verle el rostro parecia algo sonrojada

¿Eh? - exclama confuso al ver entrar a la chiquilla que no tarda en ponerse manos a la obra.

Al volver la vista a la pizarra del enano lee el mensaje con expresión gélida.

Loca enferma… -responde casi para sí mismo apretando los dientes.

Dados los orígenes del propio Edvard, el hecho de ver cómo otra persona real o artificial le demuestra semejante grado de sumisión mientras se pone a limpiar su suciedad “bajo las órdenes del amo” supone una visión que difícilmente podría verse superada en términos de asco y repulsión. Ese grado de subordinación es algo sobre lo que se posiciona muy en contra y, pese ser capaz de mantener las formas cuando presencia algo parecido en terceras personas, es de sobra tajante si la situación lo salpica a él, más aún en el rol de amo. Si se trata de una broma, el gusto de la directora es bastante dudoso.

Ni limpiar ni hostias, sal de mi casa ahora mismo. -avanza a zancadas hasta la joven y la toma del brazo, llevándola afuera con poca delicadeza.- Venga, largo.

Tras empujarla un par de metros más allá de la puerta, vuelve dentro para tomar al robotito, el cual lanza hacia afuera junto a la chica.

Tú la has traído aquí, ya puedes enseñarle el camino de vuelta. -cierra de un portazo.

-Amo...-se puede escuchar un ligero sollozo al otro lado de la puerta-no le gusto? Puedo esforzarme para eliminar mi presencia y pasar desapercivida, pero no me abandone... por favor...

En parte parece como un recien nacido, pues, tal y como habla y los sonidos que se oyen, debe de estar llorando a lagrima viva, nadie diria que es un robot o algo similar... de hecho, cuando la sujetaste del brazo, por un momento te parecio notarle pulso y todo.

-Amo... no tengo donde ir...