Partida Rol por web

-Si, si, haz estado genial dijo Arryken, completamente apartado de lo que sucedia a su alrededor, tan distraido con sus armas otra vez junto a el.

Las tomo con una ternura poca veces visto en el, como si tomara la mano de una amante adorada o cargara en brazos a su primer hijo recien nacido. Las sopeso un poco, comprobando el peso y el balance. Eran como si nunca se hubieran alejado de el. Les dio un giro a cada una y las guardo en sus pistoleras, una en cada lado de la cintura, ocultas por el largo abrigo.

-De acuerdo, donde esta esa vieja de mierda ahora...?! pregunto, parandose de un salto. Luego miro alrededor, con todo destrozado, el esqueleto en el charco de acido y Edvard como si acabara de golpear un ladrillo con la cabeza Esto... Que paso aqui?

No pude evitar soltar un bufido ante aquel comentario, pero no habia tiempo que perder, avancé hacia la caja que Arryken habia estado rebuscando y la tome entre mis manos.

---Podrias haber estado buscando las armas de los demas y no solo las tuyas...-digo  mientras comienzo a rebuscar en la caja  en una mesa  más cercana a donde estamos todos- Daos prisa y buscad la vuestra, puede que vuestros compañeros esten luchando en estos instantes y precisen de ayuda a juzgar por lo que oigo por ahí - hago un momento de descanso para señalar una de las dos puertas- así que salvo que querais más cadáveres sugiero que nos demos prisa.

Veo como el nigromante empieza a deshacerse por el liquido y me empieza a traer imágenes a la cabeza ocurridas hace poco, la misma escena producida por mi culpa y por una persona que no debía morir. Sacudo la cabeza y me acerco a Yuto y Ueman quiero pensar en como actuar pero realmente el dolor que me recorre el rostro no me deja pensar con claridad. Rebusco una vez mas en mi bolsita y saco otro papel. Cierro el ojo que me queda abierto y respiro profundamente para concentrarme. Lanzo el hechizo intentando usarlo para aliviar el dolor. Noto como empieza a desaparecer de mi cara levemente. Abro los ojos y noto un pequeño pinchazo en mi ojo izquierdo, aun duele. Miro a mi alrededor y veo en la sala a algunos de mis compañeros  pero no a todos.  Me giro hacia Yuto que parece no saber que esta ocurriendo.-Parece que finalmente si saldremos de aquí.- en ese momento recuerdo mi conversación con el hace un rato y aparto la mirada. “Sus amigos no saldrán…”

Me acerco a Ueman que está en el suelo, parece completamente inconsciente e intento cargarlo. Tiro de un brazo pero me es completamente imposible.

En ese preciso momento escucho la advertencia de Touda. “Mas cadáveres…”  las palabras empiezan a resonar por mi cabeza.  “No puede ser cierto… ¿Ikki?” Mi primer pensamiento se dirige a mi maestro e intento tranquilizarme sin éxito, aunque no sea Ikki no puedo sentirme tranquila con su comentario, alguien habia muerto. 

Yuto, hay que salir de aquí, ¿puedes ayudarme a cargarlo? No puedo sola.- Agrego mientras con cierta torpeza intento subir a Ueman a mi espalda.

Apenas unos pocos segundos bastaron para convertir en incredulidad aquella soberbia injustificada con la que se pavoneaba ese repulsivo sujeto que, ahora convertido en un amasijo sanguinolento de huesos astillados, dejaba escapar su último aliento a merced del ácido que emana del tanque.

Simples humanos –responde a la pregunta, como si escupiera la respuesta con desdén, viendo desde arriba cómo se desvanece todo rastro de vida de aquel ser, asegurándose de que lo último que este vea sea su propia ineptitud reflejada en esos ojos grises que le miran con desprecio.

Al voltearse, puede ver como el resto se mantiene ocupado, cada cual a su particular manera. Los ánimos parecen haberse calmado con rapidez, pero en esa sala todavía hay una persona desconocida para él, alguien que no hace mucho observaba en silencio cómo arañaban la cara de una muchacha sin mover un músculo para evitarlo, y ese alguien les debe una explicación.

Avanza con pasos extensos, como no puede ser de otra manera, directo hacia el joven desconocido que ahora intercambia palabras con la alumna de Ikki. Al alcanzarlos, extiende su mano hasta la espalda de Ueman, tomándolo por sus ropas y levantándolo en el aire para, acto seguido, echárselo al hombro como si de un saco de patatas se tratara, aliviando la carga de ambos.

¿Qué estás haciendo en este lugar? –pregunta a Yuto con voz seca y gesto serio.

Habiendo escuchado las advertencias de Touda, no espera a que su nuevo acompañante medite su respuesta para tomarlo firmemente por el brazo, “instándolo” a acompañarle mientras continúe la conversación, bajo la más estrecha de las vigilancias.

Noto como el peso que estaba cargando desaparece de mi espalda y instantes después veo como Edvard carga a Ueman al hombro mientras se dirige a Yuto de forma poco amigable.

Antes de que pueda gesticular nada empieza a caminar arrastrando a Yuto con el. Doy una pequeña carrera para colocarme a su paso, lo cual no me resulta fácil de hacer. “¿Cuanto tiempo llevo sin beber algo?”.  Cuando consigo igualar su paso empiezo de manera fatigada a hablar.- E… Es amigo. Vinimos intentando rescat…- Me quedo muda al pasar por uno de los tanques de líquido verde, juraría que era en donde anteriormente se encontraba uno de los compañeros de Yuto. Solo quedan huesos en el líquido.

El chico que estuvo callado todo el rato, cuando Edvard lo agarra, no opone ningun tipo de resistencia, simplemente, se deja arrastar.

-Ayer...o puede que anteayer, no se, pasamos mucho tiempo en aquella celda...-habla, trantando de responder a la pregunta del conserje, pero se le nota muy cansado, tanto fisica como psiquicamente-Encontre a Lihl en la ciudad... le pedi ayuda para un asunto... pero ya no tiene importancia...-mira de reojo los tanques de liquido y luego baja la mirada al suelo, claramente agotado

La respuesta del agotado muchacho no se hace esperar, no hace falta ser excesivamente observador como para darse cuenta de cómo sus ojos rehúyen la visión de los enormes tanques, y la insistencia de Lihl no hace más que confirmar la veracidad de la historia. Entendiendo la situación, libera su brazo y se adelanta por su cuenta en dirección a la puerta señalada por Touda, aminorando la marcha al ritmo de los extenuados jóvenes.

¿Ikki te ha dejado meterte sola en esto?... –pregunta, creyendo conocer la respuesta.

Se detiene frente a la salida, volviendo la vista atrás para comprobar que el resto de sus compañeros están cerca de ellos. Finalmente, empuja la puerta.

- Nigromancia... - Dije para mi mismo.

Todo lo que había aquí estaba relacionado con semejante rama oscura. Decidí coger algunos de los documentos allí presentes para dejarlos en la organización para un posible futuro. Tras coger lo necesario. - Vamos Arryken, nos esperan. - Animé a irnos.

Viendo el panorama para con los jóvenes, simplemente escuché a la historia de la pupila de Ikki, el cual me tenía "preocupado". Cuando Edvard miró hacia atrás, le hice un gesto leve con la cabeza, para que hiciera lo que ya tenía en mente... salir.

Me quedo unos segundos mirando a la criatura, prepleja, y pensando. No entiendo nada. Pero en fin, hay que continuar, ya me pondré a resolver estos enigmas en otro momento.

-Espera Shio! Ya voy...- Hago que la criatura se desvanezca, no quiero más problemas, y avanzo corriendo para alcanzar a Ikki.

Sonidos de batalla se escuchan de ambos lados del pasillo, parece que ibas a llegar de refuerzos, pero este sujeto acaba de invertir tu papel

-Parece que el idiota de Shyaman va a dejar el trabajo a medias...-comenta el encapuchado mirando a la oscuridad que habia a su espalda-Habra que revisar las otras instalaciones, no hay que hacer esperar a Madre, ¿no te parece?-acerca su cara a tu rostro, como jugando contigo, pero siempre evitando que logres ver sus rasgos-Mientras me voy, consigueme algo de tiempo, ¿si?

Entonces, el hombre se acerca al muro y se camufla perfectamente con él, si no fuera porque lo has visto hacerlo, te seria imposible saber que ahi hay algo y no es simple roca. En ese momento, tu cuerpo se gira hacia la oscuridad hacia donde te dirigias originariamente y empieza a correr en esa direccion

Guiados por Edvard y los otros dos profesores, los tres chicos avanzar por el oscuridad, caminando hacia donde Touda habia escuchado el ruido de batalla. Apenas llevaban 2 minutos en el pasillo cuando ven a Ikki avanzar a grandes pasos en su direccion, con una mirada algo desesperada, como si llevase toda la noche buscandoos, mirada que rapidamente cambia por una de furia al ver el rostro de su alumna, que tenia, a medio cerrar, unos serios cortes en la cara

Bajo el brazo, Edvard transportaba a Ueman, que estaba inconsciente y, a su lado, habia otro chico que no conocias

Al ver a la muchacha sangrar por las heridas me paro bruscamente y la agarro del brazo, con la otra mano libre la coloco sobre los cortes sangrantes o más bien paso mis afiladas uñas sobre ellos.

---Estate quieta- es lo único que digo mientras dejo que mi Ki fluya por mis dedos sanando sus heridas, no podria sanarla por completo pero como mínimo haria que dejasen de sangrar, una vez echo eso la suelto y continuo andando sin mediar palabra

Estoy caminando intentando mantener el paso, de pronto aparece Ikki y de pronto sin previo aviso Touda me agarra del hombro y empieza a acercar sus uñas a mi rostro.  Abro los ojos inconscientemente lo que hace que mi piel se estire y note otra punzada de dolor, que pronto empieza a desaparecer levemente sin que conozca la razón. Tan pronto como me suelta me quedo callada sin saber que acaba de pasar. “¿Me acaba de curar?” me llevo la mano al rostro y noto como aun esta la cicatriz pero ya apenas me duele.

Justo cuando consigo reaccionar me doy cuenta que Ikki está delante de mi.- ¡Ikki!. Grito mientras empiezo a correr hacia el y le abrazo. Simplemente no se que mas pronunciar.-Llevo tanto buscándoos…- Me aparto levemente de el mientras me aparto las lagrimas del rostro y miro a el grupo. “Al fin reun… falta gente…” -¿Y Mune?- Pregunto desconcentrada.- ¿Y Neku?.- Había escuchado acerca de un cadáver a mis compañeros en la sala anterior, me alegraba que no fuera Ikki pero…

-Estas bien?-pregunto mientras te devuelvo el abrazo-Me tenias muy preocupado, he estado toda la noche buscandote por la ciudad, estas bien?-miro su rostro, como las heridas se estaban cerrando-Buen trabajo, pero permiteme que termine yo de arreglar esto, si?-le dirijo a Touda una sonrisa y apoyo mis dedos sobre el rostro de la pequeña, que empiezan a emitir una calida sensacion de tranquilidad al tiempo que borraban cualquier herida o cicatriz del su cara

Tras terminar, hago una pausa y miro al pasillo de donde vengo. Muy serio, señalo la oscuridad y digo

-Hay algo en esa direccion, una criatura poderosa, no llegue a verle el rostro, pero fue lo suficiente fuerte como para derrotarme a Mune, lo vi. No se que hizo con ella, pero actualmente lleva su rostro a modo de disfraz y viene en esta direccion.-respiro, claramente agotado, como si acabara de sobrevivir por pelos de una batalla mortal-Todos sabeis lo fuerte que era Mune, asi que si este ser fue capaz de derrotarla, deberiamos atacarle todos juntos y eliminarlo antes de que pueda hacer nada, asi evitaremos tener mas bajas 

Mostré una leve sonrisa al ver a mi compañero sano y salvo. - Bienvenido Ikki.. llegas tarde. - Bromeé.

Sin embargo, mis palabras quedaron congeladas al escuchar su suceso.

- ¿Qué? ¿Dices que esa cría ha perdido? - Una cierta preocupación podía notarse en mi voz. 

Miré a los presentes, sobretodo a los pequeños. - Hay que sacarlos de aquí, están muy débiles y no creo que estén preparados para enfrentarse a alguien capaz de derrotar a Mune. Imagino que... si hablas de combatirlo es porque no queda otra solución... ¿verdad? - Hablé mirando a los profesores, en especial a Ikki, quien es el que ha propuesto el enfrentamiento. - Yo no soy bueno en el combate... puedo llevarme a todos los alumnos conmigo. Ikki, Arryken, vosotros sois los tutores... ¿Qué decís? - Seguía hablando con los adultos, en estos momentos no prestaba atención a los niños, aunque imaginaba que alguno, como Touda, quería quedarse. 

Le ha faltado bien poco para que una vieja zumbada la abriera en canal por ir sola donde no debe… no sé yo si felicitarla por ello es lo más adecuado. –apostilla en pleno reencuentro.

Una alumna herida, otro inconsciente y un tercero que ni si quiera parece estar allí, el de hoy parece un mal día para la nueva generación.

Escucha con atención las explicaciones de su compañero, arqueando una ceja extrañado cuando menciona la caída de Mune. Jamás ha visto a esa “niña” altanera presentando batalla, pero su registro de éxitos en estos últimos años hace increíble el hecho de que pueda caer en las garras del enemigo con tanta facilidad.

¿Está muerta? –pregunta, mientras deposita el cuerpo de Ueman en el suelo.- Bueno, qué más da… haremos que la escupa viva o muerta. ¡En posición! –exclama sin hacer distinción alguna entre las personas que allí se encuentran, a diferencia de Solomon. Está claro que Edvard confía en los beneficios de las lecciones prácticas, pero aun así no se muestra contrario ante la idea de sacar de allí a los más vulnerables.

Continúa caminando hasta plantarse frente al oscuro pasillo, sin alejarse demasiado. Los enemigos que ha encarado hasta ahora no han sido más que famélicos montones de hueso lamentándose en su inmundo agujero, pero si la cosa del pasillo tiene el poder suficiente como para derrotar a un Maestro, es que como mínimo merece el respeto de ser tomada en serio. Así pues, se detiene frente a la oscuridad, extiende ambos brazos y los contrae súbitamente, haciendo chocar sus nudillos en un estruendo metálico que recorre la estancia, al tiempo que un chisporroteo de energía escarlata recorre su cuerpo por un instante. Sea lo que sea esa criatura que les persigue, recibirá la mejor de las bienvenidas.

Tras llegar Ikki, Arryken se sintio bastante mas aliviado. Si bien su compañero parecia preocupado, el sombra se encogio de hombros al escuchar que aquel "monstruo" habia derrotado a Mune. Nunca le habia parecido gran cosa la chica, dudaba que tuviera lo suficiente para apoyar esa bocota enorme.

Aun asi, el grupo iba poco a poco reuniendose. Esto era bueno, muy bueno... A menos que

-Solomon, llevate a los nuevos de aqui dijo sereno Touda puede quedarse si quiere, ha demostrado ser mas que eficiente, Pero Lihil, Ueman y el otro no estan en condiciones.

Cuando escucho la orden de Edvard, inmediatamente dio un salto hacia atras. Unos segundos despues, parecia haberse fundido con la misma sombra: No habia rastro del Orgullo de Solomon.