Partida Rol por web

-Utilizar? No lo estoy utilizando. Solo me encargué de que tuviera un aspecto más digno de su persona.- Miro de reojo a Shio con desdén. Cómo se atreve? -Ueman es un gran y honorable guerrero, y esta indumentaria lo ayudará a resaltarse como tal.

-No voy a subirme a eso, lo lamento.- Cierro los ojos y levanto la nariz. -Volar es más sano, tomando aire fresco... Pero me estoy repitiendo, esto ya lo dije. No me gusta repetir lo que digo.- Doy un taconazo al suelo. -Acaso no me escucháis?

Arryken se limito a revolear los ojos ante el berrinche de la Warlock. Para ser una hechicera, era bastante corta de entendederas, y no iba a perder tiempo iluminando bufones.

-Dejenla que vaya volando. Si revela nuestra posicion, se las vera con MM y ya dijo hastiado. Luego se volvio hacia Ikki y asintio Claro, no hay problema. Si prometes no exhalar esos vahos horrorosos en mi direccion. Oh, y no se te ocurre darme las riendas... Me gustan los caballos, pero yo no les gusto mucho que digamos.

Esto ultimo lo dijo sonriendo, y subio al primer coche de un gracil salto que daria envidia a un gimnasta. Se estiro y cruzo las piernas, poniendo los brazos atras de la nuca como si fueran una almohada. Cualquiera que lo viera pensaria que era viaje de placer, y no una mision peligrosa.

-Tap tap chicos, el tiempo es oro. Y joyas. Y todo tipo de artefactos magicos que no nos vendrian nada mal.

"¿Saben que estoy delante y que estoy escuchando la conversación?..."

Mi asustado rostro es sustituido por una cara que muestra molestia, aprieto los dientes ligeramente y mi ojo derecho se cierra mas de la cuenta, causado por un tic nervioso.

Con la misma cara de irritado dirijo la mirada a la joven Lihl y tratando de evadirla de mi cabreo e intentando rebajar el tono de mi voz, le pregunto casi con la misma cara de enfado.

¿Tener manzana por mi?- Le pregunto mientras mi tic nervioso revela mi enfado.

-Espero una respuesta de lith antes de hacer esto-

Me quito la casaca blanca que me presto Mune y rasgo las mangas hasta quedarme en manga corta.Dejo la chaqueta en la parte del conductor del carro que esta detrás y subo a la zona del copiloto.Una vez sentado, me pongo la piel de manticora encima y me coloco mis armas.

Ueman no ser chico, considerado hombre ya, no tratar como estúpido.

Aun detrás de Ikki y esperando que se moviera para seguirle, observo con recelo las alas de Mune. “Llaman mucho la atención, nos meterá en problemas”

Mientras sigo en mis pensamientos, Ueman se dirige a mí y me apela, miro hacia su dirección y en un primer momento me siento asustada totalmente por las facciones que se reflejan en su rostro. Ya he retrocedido unos pasos en dirección opuesta cuando me percato de que, aunque su cara muestra enfado, el tic en su ojo expresa más molestia por los comentarios de los profesores que intentos de hacer daño.

“Son buenos profesores, pero no tienen mucho tacto…” aunque a decir verdad incluso yo me había sorprendido de que ese muchacho fuera el mismo que el que se encontraba en el salón de la directora.

Aun algo nerviosa por la mirada que me ha dirigido, mi cabeza empieza a asimilar las palabras que ha formulado. Saco de mi bolsita la otra manzana y la miro con algo de recelo, es la ultima que me queda, pero la verdad, sigo lo bastante nerviosa como para tener un nudo en el estomago y no querer digerir nada.

Haciendo lo contrario de lo que me dictan mis instintos me acerco a el y le tiendo la manzana con nerviosismo hasta que la recoge.

Sigo observándolo y veo como rasga parte de las prendas nuevas. El enfado es latente, pero personalmente prefiero escuchar risas a mi alrededor que la soledad que me había acompañado los últimos años. Dirijo una mirada hacia Ikki esperando aun que se ponga en marcha para seguirle a el carro que había mencionado.

Por suerte para él, la ronda de preguntas se había torcido en una suerte de debate sobre qué hace o deja de hacer Mune. Menos jaleo y más ahorro de saliva.

Que vaya volando si le apetece, total, ahí arriba va a parecer de todo menos humana… además, acabará aburriéndose de estar sola.

En vista de la división en los carros, Edvard va directo a la parte delantera del segundo carro, dispuesto a conducirlo. De debajo del asiento saca una gran gabardina, prenda que parece vestir con la única intención de ocultar la prótesis. Sus “crímenes” son lo suficientemente antiguos como para no tener que preocuparse por ocultar su rostro, pero por desgracia el brazo es un rasgo mucho más llamativo que no está de más evitar mostrar. Así pues, toma asiento junto a Ueman con la intención de encargarse de los caballos. Antes de seguir con las indicaciones, dice algo al oído de su copiloto.

¡Bien! –exclama- Arryken y Shio tomarán la delantera para tener mejor visión del terreno, Mune nos sobrevolará guardando cierta distancia con la caravana para no delatar nuestra posición exacta; Solomon, conmigo en el segundo carro. Los nuevos repartíos como os apetezca.

La situación de mayor peligro será al poco de salir, ya que el perímetro suele estar vigilado por cazadores, una vez lo dejemos atrás podremos relajarnos un poco, así que si alguien tiene que ir al baño que lo haga ANTES de salir.

Hace una seña a los vigilantes de la puerta para que la abran cuando los carros vayan a salir.

¡Todos arriba, ritmo!

No dejes que la enana te vista o acabarás llevando leotardos...

Tras repartiros entre los carros y con todos los preparativos listos, el grupo comienza su viaje

Iba a ser un largo viaje, probablemente dure cerca de un mes entre la ida y la vuelta, pero, segun las palabras de la Directora, es una mision muy importante, asi que hay que darse prisa.

En el mapa que traia Edvard se ven varias X adicionales, probablemente pausas para que los animales puedan descansar. La primera esta en la costa, cerca del archipielago de Forneo. Parece que tomareis un barco e ireis por el mar interior para acortar distancias.

-Pues ya era hora~ Mi sombrilla desaparece, y las alas se abren y me impulsan hacia arriba con un sacudón que levanta bastante viento.

Me elevo unos cien metros y escudriño la zona, tratando de observar bien en la distancia el camino que vamos a seguir.

Tras un rato de viaje y de incomodo silencio, veo a edvard con ese guardapolvos, mi temor por Mune medio ha pasado y ya puedo volver a ser la persona que solia ser... aunque me cuesta volver a mirarle a la cara.

Acercando un poco mi cuerpo a edvard con tono bajo le digo algo

Saco de una morral de mi pierna una piedra de afilar y preparo mis armas para lo que pueda suceder, mientras tanto echo vagos vistazos al alrededor, distrayendome con alguna ardilla que pase o alguna paloma.

Tener yo en cuenta leotardos...Edvard,¿Que ser cazadores?

Finalmente Al'Amune prefiere hacer el camino por aire, completamente sola... El tiempo va pasando y, sin fumar ninguno de mis puros mientras llevo el carro en la dirección decidida por trato con Arryken, observo detenidamente los alrededores, observando cualquier indicio de emboscada, mientras también controlo a los novatos que llevamos con nosotros

Había decidido estar callado durante el viaje, ya que ahora mismo no tenía ganas de hablar con nadie, se puso en el mismo carro que su maestro, como claramente el tiempo de viaje iba a ser largo y no había nada que hacer decidí poner a practicar algunas habilidades.
-fuuu.-
Suspire, saque las balas que tenía guardada en una de mis bolsas y empecé a jugar con ella moviéndolas por mi mano y dedos.
“Tendría que haber cogido un libro para leer en el viaje, al menos estaría haciendo algo útil.”

Edvard, hablador, pero poco de si mismo. Siempre me pregunté si tendría familia o no. ¿Tal vez la habría perdido? Aunque tenía curiosidad, no quería revolver temas que posiblemente igual no le sentaran bien hablar de ellas. Y más aún teniendo un invitado nuevo en la carreta. Así que mordí mi lengua dos veces antes de preguntar.

- En otra ocasión será... - Pensé en voz alta mientras miraba de soslayo a mi compañero con una suave sonrisa.

El suspiro de mi protegido no pasó desapercibido para mis oídos.

- ¿Qué ocurre Neku Deku, aburrido? - Giré mi cabeza hacia atrás para echarle un vistazo. - Si quieres puedes preguntarme lo que quieras. Así todos pasaremos mejor el tiempo. - Le sonreí y volví la cabeza hacia el frente. Bueno, más bien la iré a la izquierda, donde se hallaba el conserje. - Usted también puede participar señor Edvard. - Acabé diciendo esperando ambas respuesta... o preguntas.

El viaje me pareció bastante corto....aunque era completamente normal, visto que mi Maestro iba por su cuenta me pasé todo el rato durmiendo en el carromato entre el traqueteo de este aunque de vez en cuando abria un ojo para ver por dnde nos encontrabamos

Tras un largo y tranquilo (y silencioso) paseo de varios dias, llegais a Terhel, una pequeña ciudad portuaria muy discreta de Kanon, situada cerca de la frontera con Lucrecio. 

Aunque la mayoria de los habitantes son marineros, un pequeño porcentaje se encarga tambien de regentar pequeñas posadas para aquellos que esperan su barco o para aquellos que simplemente pasan por la zona y necesitan un techo para descansar.

Sin embargo, para ser una ciudad tan tranquila, hay una inusual gran cantidad de gente, y no precisamente pescadores, sino un gran grupo de soldados, armadura incluida. Y su estandarte, era obvio

No disitinguis entre la multitud ningun alto cargo, pero se nota que estan en una mision oficial. 

A medida que vais avanzando hacia el puerto, podeis notar que estan rodeando a dos personas: un hombre, en cuya espalda estaba el mismo escudo que en la bandera, y lo que una vez fue niño. Tenia medio cuerpo tapado por una sabana, pero las partes visibles, la mitad del torso y la cabeza, estaban severamente dañadas y recosidas, como si hubiera sido victima de varias operaciones recientemente... en todo su cuerpo.

Puesto que no quereis problemas con Samael, decidis quedaros al margen mientras trabajan, asi que, a los pocos minutos, el peculiar grupo recoge el cuerpo y se marchan.

Segun el mapa y las instrucciones de MM, teneis que hablar con un tal Fate en una posada llamada Rosa Rosa, que deberia estar cerca de vuestra posicion. Aparentemente, tiene un barco modificado que os podria dejar en Gabriel en apenas dos dias de viaje, si no hay ningun contratiempo externo que lo impida.

Miraba toda la escena desde lejos, procuraba no mirar directamente sino de reojo que mi pelo tapara un poco mi cara mientras veía lo que pasaba con samael, no quería acércame pero quería saber lo que pasaba.
- Sera mejor, no entretenernos mucho.-

Sigo a la comitiva intentando no alejarme del grupo. Pocas veces me había acercado a los pueblos, muchas menos a una ciudad y sin lanzar algún hechizo sobre mi aspecto. “Aunque la ultima vez este no había resultado muy fiable” Pienso mientras viene a mi mente el encuentro con Ikki.

Ahí estaba, en medio de la ciudad sin disfraz alguno. Aun siendo 9 personas no me sentía tan segura como esperaba, estaba más nerviosa de lo común. Llamábamos mucho la atención para mi gusto. Miro el suelo para intentar tranquilizarme, mis piernas tiemblan a cada paso que doy y estoy apretando el bastón con suficiente fuerza como para notar el hormigueo en los dedos característico a la falta de corriente sanguínea.

Cuando escucho a uno de mis compañeros decir algo levanto la cabeza. Me quedo completamente paralizada al ver ante mí un grupo de soldados completamente armados.

Pasado mi lapsus y entrando en pánico empiezo a caminar más y más rápido intentando alejarme ellos, no se quienes son que hacen ni que quieren, pero están armados y son muchos. Completamente asustada y obedeciendo a mis instintos camino sin saber siquiera donde voy. Independientemente de si sigo con mi grupo o no “Tengo que salir de aquí” es lo único que resuena en mi mente.

Antes de entrar a la ciudad desciendo para caminar junto a los carros, sonriéndole a mis compañeros. A Lihl, que está especialmente nerviosa, le acaricio la cabeza.

Entro a Tehrel con completa naturalidad, sin reparar mucho en la gente o los edificios, hasta que noto el estandarte de Samael. -Oh...- Me lo quedo mirando un rato, inclino la cabeza levemente hacia un costado sin darme cuenta, como pensando. Y sonrío. -Qué será ese bicho que llevan? Me pica la curiosidad.

Me quito el arnés que sujeta mis espadas y se lo entrego a Ueman. -Cuidame esto, sí? Si quieres puedes usarlas, pero no las pierdas por favor.- También pliego las alas y éstas se encogen hasta desaparecer. A medida que voy caminando hacia el contingente de soldados, mis orejitas se tornan más puntiagudas y mi piel más blanca, hasta llegar al color de la porcelana. Estos pequeños detalles me hacen parecer más a un Duk'zarist, aparte de ya de por sí parecerlo bastante.
De nuevo aparece mi sombrilla y los pantalones vuelven a ser una falda con volados y moñitos. -Buenos días.- Paso caminando cerca de uno de los soldados agrupados. -Decidí salir a pasear, y me topé con todo este espectáculo~ Qué es lo que está pasando? Normalmente aquí solo hay marineros aburridos, por eso me extraña.

Los altos edificios de Terhel comienzan a vislumbrarse en el horizonte tras varios días de incesante viaje que, por suerte o por desgracia, han resultado cortos y sin ningún tipo de incidente remarcable. El propio Edvard avisó antes de salir de la peligrosidad que entrañaba el primero de los tramos, pero mejor será quedar como un mentiroso que lamentar pérdidas humanas.

Pocas horas más tarde, atraviesan las puertas de la ciudad costera. Ahora solo resta buscar la posada que se le indicó y al primero de los contactos. No debería ser muy complicado teniendo la posibilidad de preguntar a los lugareños.

Algunos de sus compañeros se aventuran a bajar de los carros, tal vez con demasiada prisa teniendo en cuenta el entorno que les rodea. Antes de que alguien pueda separarse más de la cuenta, el segundo carro se pone a la par con el primero y Edvard pasa a informar al resto del siguiente movimiento.

Tenemos que localizar la posada “Rosa Rosa”, no debería estar muy lejos… -en mitad de la explicación, puede ver cómo Mune altera su aspecto y se dirige de frente hacia el grupo de soldados-  ¡Pregúntale a alguien por la posada! –exclama antes de que se aleje demasiado, entendiendo que esas orejas puntiagudas le serán de ayuda para recibir la simpatía de cualquier extraño, a diferencia de los otros ocho que podrían no tener el mismo resultado.