La máscara de tensión de mi rostro se trasmutó en una espléndida sonrisa ni bien ví que el coche se puso en marcha.
-Dios mío, gracias -exclamé.
Miré al bebé y dije:
-Noah... ya salimos de aquí, ¿ves? Ya salimooos... mamá y papá ya arreglaron el tutu* para que ande.
Le tomé la manito.
-¿Ves? ya hace Brooom brooom!!
Y sonreí, totalmente complacida.
*tutu = coche xD
La verdad es que su viejo corazón se había encogido como si un puño lo hubiera apretado al ver que el motor no tiraba inicialmente. Cuando sin embargo ve por fin que el estrepitoso toser del coche inicia su incesante tonadilla, respira aliviada. ¡No habrá que andar, al fin y al cabo!
Pero Frank tiene razón, ¿hasta cuánto durará el apaño? ¿Un kilómetro? ¿Cien? ¿O tal vez se encontrarán dentro de tres minutos tirados en una cuneta? Su situación no ha dejado de ser crítica, y la solución es igual de precaria que el parche que han apañado entre ella y Frank (ah, querido mío, ¡lo ha hecho todo él! ¡Yo sólo miraba!).
Monta de nuevo en el vehículo, intentando ocultar su preocupación, y sonriendo a sus compañeros de viaje.
-Bueeeno -dice arrastrando la última sílaba debido al esfuerzo de encaramarse al asiento-, parece que ya está, queridos míos. ¿Sabéis? Esto me recuerda a cuando la tía Flora (que nunca supo muy bien qué es lo que hacía) pretendía que...
Y, perdida en un mar de palabras, poco segura de si la escuchan o no, Augustine Walker se embarca en otra de sus narraciones, llenas de personajes familiares para ella y para ellos también: Abe, el tío Stu, Margaret, Daisy, los tíos Mae y Sonia...
El camino prosiguió. El coche les duró lo justo para llegar al próximo pueblo, donde consiguieron repuestos de los coches que había parados. Así consiguieron arreglarlo y consiguieron algunas provisiones.
Decidieron emprender su viaje a Canadá, a las montañas, un viaje que les llevó más de un mes. No controlaban bien el tiempo, pero fue un viaje muy largo y muy duro. Tuvieron que rodear las grandes ciudades para evitar el encuentro con zombies. Hicieron noche en casas que se encargaron de preparar para ellos, pero no se encontraban seguros en esas zonas.
Se dieron cuenta de que cada vez veían menos zombies, quizás fuera porque en esas zonas habría poca gente o quizás es que estos fueran muriendo si no encontraban nada fresco para comer, que no encontraban otros humanos de los que alimentarse.
Llegan a la frontera de Canadá con Estados Unidos, Ashland en Wisconsin. No llegaron a entrar en la ciudad, pero desde allí podían ver el gran lago Superior.
Aún era de día, el sol estaba sobre ellos, debía ser mediodía cuando han llegado. Aún tienen tiempo para decidir que hacer esta noche.
El coche se detuvo frente al pueblo, de fondo, como un cuadro paisajista, se alzaba ante ellos el lago superior, estaba muy cerca.
Ya había pasado un mes. Se dijo a sí mismo. Parecía un año, realmente.
Se inclinó en el asiento para coger de la guantera el mapa y salió del coche.
-Vamos a coger un poco de aire y a estirar las piernas ¿de acuerdo?
Al salir del auto, sus piernas crujieron doloridas, sus hombros también. Antes era atletico y duro, ahora se sentía como un viejo castigado por el tiempo.
El pelo le había crecido bastante, y cada vez más cano, sobretodo por la zona de las patillas, su barba, antes de aspecto castaña, ahora parecía blanca, aunque la semana anterior había logrado afeitarse y ahora solo tenía algunos vellos.
El aire fresco hacía buena pareja con el sol.
Se dedicó unos segundos a mirar en calma el lago y luego volvió al coche, donde colocó el mapa sobre el capó.
Se acarició el mentón y los pocos pelos que allí tenía, mientras reflexionaba.
-Venid todos. Venid.
Les dijo.
Señaló con el dedo indice el mapa, trando una linea.
-Se que habíamos pensado ir hacia el norte, pero fijaos, hay varias islas aquí cerca, las Islas Apostles. Más arriba, mas salvaje, la Isla Royale y más al este, la isla Michipcoten.
Miró a cada uno.
-Digo que sería una buena oportunidad. Las islas estarían aisladas, a no ser que los zombies naden, o que ya esté infectada. El lago nos daría de comer, y podríamos hacer incursiones por las ciudades para conseguir cosas útiles. Sería un buen hogar.
Estirar las piernas y beber aire fresco era una bendición. El paisaje era el acompañamiento perfecto, lo mejor de éste, la ausencia total de podridos, al menos a la vista. Miré el mapa y escuché atentamente las palabras de Frank, solamente dejando de mirarlo para posar mis ojos en el dulce bebé que llevaba el nombre de mi padre. Luego, volviendo a los planes, comenté:
-Me parece buena idea. Creo que aunque haya podridos es común que sean menos que en el continente, porque de por sí hay menos gente, ¿no?
Miré a todo el grupo con atención cuando formulé la pregunta.
-Pero, pero... igual tenemos que conseguir un bote y y tenemos que llevar precaución. Ir armados y eso...
Suspiré.
-No nos mataría un par de prismáticos para ver de lejos cuando nos acerquemos a la isla. Yo creo que tenemos que encontrar una tienda de pesca cercana para hacernos de todas esas cosas.
Suponía que estando cerca de las islas, debería haber tiendas de ese estilo por aquí. Sobre todo para hacernos de un bote resistente y cañas y eso.
Una de las principales ventajas de la vejez es que el paso del tiempo te parece mucho más mundano que al resto. Al menos, eso es lo que piensa Augustine Walker. Ves a muchos ir y venir, algunos durante un tiempo, otros para siempre. Pero llega un momento en el que ya no temes el paso de los días, meses y años: sabes que ya eres viejo y que, aunque hay mucho todavía por vivir, lo único importante que te queda por hacer es sentarte y esperar.
El viaje es cansado y tedioso, claro que sí, pero no deja de ser agradable. Tantas horas en el coche han hecho mella en la anciana mujer, que parece algo desgastada por la larga travesía. Ahora, fuera del coche con sus compañeros de travesía, mira el mapa que les enseña Alan y escucha el plan propuesto.
La idea no es mala, es cierto. Pero "encerrarse" en la isla hará que se queden totalmente aislados (valga la ironía), ya no solo de los zombis, sino de cualquier hipotética ayuda que pudieran recibir en el futuro. Y con ayuda deberíamos entender otras personas, combustible, antibióticos...
Pero el cansancio es grande y stá devorándoles poco a poco. No son nómadas, nunca lo fueron; y, aunque jugar a los bereberes para sobrevivir les haya funcionado hasta ahora, sabe la anciana mujer que acabará siendo nocivo más pronto que tarde.
-Desi tiene razón -se limita a decir la mujer-, ¿de dónde sacaremos un bote para llegar a una de las islas? Y... ¿cómo sabremos si están vacías?
Frank asintió despacio a lo que Desi dijo, mirando al mapa, concentrado.
-Si, es cierto. Es una ciudad costera, seguro que habrá barcos, ese no es el problema. Tal vez haya tiendas de caza y pesca, un ultramarinos para reponer o algo así.
Luego miró a la anciana.
-No sabemos si están vacías, pero de haber podridos habrán muchos menos que aquí. O tal vez haya supervivientes. Sea como fuere, ahi tenemos espacio para empezar de nuevo, construir una empalizada o algo así, plantar y recolectar nuestros propios alimentos, pescar. Creo que hay muchas ventajas.
Opinó.
-Por otra parte, el coche está en las últimas, si seguimos por carretera, tarde o temprano tendremos que caminar, y tenemos un bebé, el consumo de energía será máximo y los alimentos caeran como moscas.
Ehm... ¿espero o posteo? No sé, hacer una especie de monólogo entre Frank y Augustine, como que no... :P
Al ver que tardan tanto, deja al bebé en el asiento y sale a curiosear.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué tardamos tanto?
No se aleja demasiado de la puerta, coloca los brazos en su cadera y mira hacia el niño de vez en cuando.
-Es que tenemos que ver bien qué hacemos.
Le contesto a Megan.
-¿Por qué no caminamos un poco, o mandamos alguien caminando a inspeccionar los alrededores? Yo me atrevo. No correré peligros innecesarios, sólo digo que es mejor que gastar el poco combustible que queda.
Miro al grupo esperando respuesta.
-¿Les parece? Tengo un arma...
Les recuerdo, para que no se preocupen demasiado.
La tienda de pesca apareció luego de un buen viaje. No había podridos por el lugar, últimamente parecía que cada vez aparecían menos. Sería eso o simplemente era el deseo tan ferviente de ellos de vivir en un mundo normal el que les hacía creer que esta ciudad, o más bien pueblito costero, estaba completamente libre de infectados. Cuestión que pudieron encontrar este local de pesca en donde había carnadas, cañas y solo un bote: uno de esos inflables de color amarillo chillón. Tenía lugar para una seis personas y tenía dos remos, había cuatro remos en total en la tienda: dos de esos venían con el bote y otros dos simplemente estaban allí para ser vendidos.
Entonces... mientras Megan se hallaba junto a Frank cerca de la puerta vigilando que la zona estuviera segura; la mujer teniendo al pequeño bebé en su regazo, y Desireé, junto con y Alan Augustine estaban intentando ver que ese bote al menos no tuviera rasgaduras o algo que indicase que se podría hundir a la primera, desde una radio en el mostrador se oyó algo que en meses, en muchos, no se oía.
Una voz humana:
-Aquí ciudad segura primera, Alfa City, comunicamos que las fuerzas del Alto Mando del Ejército han barrido la zona de Texas de los infectados y a todo superviviente se le comunica ir a las siguientes coordenadas.
Unos números de latitud, longitud y todo eso se dijeron a continuación, mientras los miembros del grupo se miraban incrédulos.
¿Podía ser... el final de la pesadilla?¿Realmente había menos muertos? ¿Realmente había una ciudad segura?
Dejo que esta semana contestéis y el sábado que viene, cierro esta escena explicando todo lo que me posteís aquí. Dudas en el oft, así no embarramos el final.
Había sido un viaje duro, lleno de peligros, de contratiempos, de alegrías y disgustos pero al menos en aquel instante mi cabeza solamente reflejaba la esperanza, la emoción de quiza encontrar un lugar libre de esas cosas y poder empezar de cero, una vida nueva, intentando olvidar todo lo ocurrido, sabía que me supondría un gran reto pero me sentía con las fuerzas suficientes para luchar, aunque no fuese por mí lo haría por mi nueva familia.
El pequeño pueblo ya se podía ver desde el coche, una gran sonrisa se dibujó en mis labios y mire a Frank tenía ganas de saltar !Al fin habíamos llegado! el coche no tardo en llegar al lugar y nos tuvimos que poner manos a la obra, mientras Frank y Megan se quedaban en el coche vigilando que la zona fuese segura, Desi,Augistine y yo nos internamos en la cabaña para inspeccionarla, decidí ir en cabeza, si había una de esas cosas prefería ser el primero en ser atacado dandoles a ellas una oportunidad para abandonar el lugar, una pistola de calibre 45 con 9 balas en la recamara reposaba entre mis manos, tras unos minutos de inspección a fondo decidimos que aquel lugar era seguro y que podiamos ocuparnos de otras cosas más importantes, yo por mi parte decidí hecharle un vistazo al bote, para asegurarme que no tuviese ningún tipo de rasgadura.
Mientras en la radio sonó lo que para mi era una voz familiar, !Era una emisión del ejercito! como no reconocerla después de tantos años en el frente era imposible de olvidar sus tecnicismos y tono marcial, una gran sonrisa se dibujo en mi cara y miré a Desire y después a Augustine pues eran las que más cerca de mi se encontraban en aquel momento
-Parece que aún hay esperanza después de todo, el ejercito ha asegurado una ciudad
A mi me se sobrevinieron los agustiosos momentos en los que perdí en mi unidad, y más diciendomelo a mi mismo que a ellas dije de forma audible
-Quiza alguno de los chicos pudo salvar el culo, estaría bien volver a encontrarme con viejas caras conocidas
Solté un largo suspiro y menee la cabeza y depués mantuve una larga y tendida mira de tono serio hacía ambas mujeres
-Bien podría ser cierto, bien podría haber un lugar seguro, la pregunta es ¿Estaríais dispuestas a aventuraros de nuevo a un viaje? a sabiendas de que puede que cuando llegfuemos allí nos encontremos con lo mismo de siempre ¿Creeis que merece la pena? somos un grupo, debemos decidir entre todos que paso dar
Seguí manteniendoles la mirada, pensando nuevamente en esa voz que los altavoces de la radio escupían y que me era demasiado familiar
-Comandante...está...vivo...
Alzé la vista al cielo, con la mirada perdida una leve brisa sacuio mi pelo sucio por la falta de higiene y tome aire con fuerza
-Yo opino que merece la pena intentarlo ¿Que decís?
La carretera se extendía delante. No había signos de infectados de camino. Cuando Alan preguntó qué opinaban Desireé lo abrazó como única respuesta, Megan lloró y estrechó a su esposo y bebé y la vieja mujer, joven en espíritu simplemente dijo que "los caminos de Dios son misteriosos pero tienen un fin". Así que ahora, ahora viendo el sol ponerse, viendo el cartel del pueblo que habían marcado los del Alto Mando como ciudad segura, y luego de varios días de viaje, el grupo encontró una razón para creer.
Fueron detenidos en la entrada por varios militares, pero el trato no fue frío, el acostumbrado a ver además por hombres de la milicia. Para bien o no, parece que tanto mal los había endulzado un poco, humanizado con la posibilidad de una vida nueva.
-Señores- dijo un soldado de tez oscura que se presentó como Cabo Morrison -tenemos que hacerles unas pruebas. Solo es para saber si estáis infectados. Es una pequeña extracción de sangre, con unas gotas nos alcanza. Sabed que de no estarlo seréis vacunados con el antivirus sintetizado hace poco por dos de nuestros héroes: el doctor el doctor Schulwzter de Alemania y Bonifacio de italia.
El soldado los hizo bajar del vehículo y que los acompañaran a una tienda de campaña en donde una cola de gente estaba esperando.
-No os preocupéis, no tenemos la cura, pero tenemos la promesa de que no volverá a suceder.
Dice Morrison.
Desireé está tan emocionada que no deja de lagrimear y abraza a Megan y a su esposo alternadamente. Augustine, más serena, simplemente sonríe.
El soldado está pensativo, sus ojos miran la lontananza, recordando cosas o imaginándolas pero sabiéndolas de seguro:
-Tres cuartos de la población mundial ha muerto, entre esos hay al menos 100 hombres que lucharon para conseguir al paciente cero.
Saca un cigarrillo y lo ofrece a los hombres, luego viendo al bebé, se lo piensa mejor y lo guarda intacto.
-El otro doctor, el italiano, logró combinar información de muchos ciéntificos mundiales y sintetizar la vacuna. Si no estáis infectados os será dada de inmediato luego de las pruebas. Ahora somos 3000 sobrevivientes en la ciudad Alfa y muchos más militares custodiando que vosotros realmente lleguéis a la meta. Algunos, bah muchos, son de otros países así que tened paciencia si véis a un soldado hablando en portugués, por ejemplo.
Exhala el humo de su cigarro y culmina su relato diciendo:
-No es lo mejor, pero es un comienzo. Y... como todos prefiero eso al final, ¿verdad?
-Verdad...
Dice, contestando su propia pregunta.
Fin niños, me toca mañana postear el final al otro grupo y os dejo otra semana por si queréis hacer un post final. Las pruebas darán que no estáis infectados, así que podéis hacerlo en base a eso.
Besos!!! luego de cerrarla os puntuaré :)