La información estaba dada. Satinder añadió unos cuantos datos más que podrían ser de utilidad en el devenir de la compañía. El arquero no era un simple tiraflechas, tenía bastantes conocimientos en varios campos y eso era siempre bienvenido. De grandullón del norte no podría esperar gran cosa fuera de un combate, parecía..... distraído. Y del autodenominado invocador aún no se había hecho un juicio, pero pronto averiguaría algo más...
No crea, maese Jandrith, que somos unos grandes expertos en estas lides... Apenas hemos hecho unas pocas misiones para la sociedad... Y en cuanto a lo que nos haría falta le responderé con un dicho que mi devota madre me enseñó.... Quien a Iomedae tiene nada le falta, solo Iomedae basta.
Pues para seguir con la costumbre MJ Campos, obviando que se que son pj's de la society y no pueden ser malos... Intento detectar el mal en los nuevos. La Cruz de Plata persigue el objetivo de librar a la sociedad de gentuza y Elenzeran es muy cuidadoso en ese tema
A mí me han dado esta armadura, este espadón y luego me han dicho que venga para aquí, por lo que, aunque quisera tener algo más, no tendría con que pagarlo. Así que por mí ya podemos partir.
Ewan asintió a Elenzeran, aunque notó el repaso con la mirada que este les hacía a él y a Obelus. En el fondo pensó que era normal que no se fiase, ya que se acababan de conocer y un poco de desconfianza es, hasta cierto punto, sana, ..., no sería la primera que algún agente de dudosa calaña, y peor procedencia, se intenta infiltrar en las filas amigas:
- Si no hay nada más que añadir, ni consideran que nos tengamos que pertrechar de una forma específica, será mejor partir, - y mientras miraba al corpulento compañero que era Obelus, añadió - ..., nuestro amigo parece impaciente por cumplir la misión.
Pues si no hay más que añadir, ...., pa'lante.
EDITO: Que a lo mejor he presupuesto que el detectar el mal del paladín era más evidente a simple vista.
Tras las palabras y presentaciones, el grupo de pathfinders se puso en marcha. Salieron del edificio y caminaron por las variopintas calles de Almas. En el transcurso de ese rato, aprovecharon para charlar y conocerse mejor, pues el trabajo les obligaba a ello. Resultaba importante para el éxito de la misión que cada uno de ellos tuviera conocimientos de las habilidades del resto. Las misiones de la Gran Logia, solían incurrir en graves peligros y los detalles sutiles podían ser una losa pesada para desequilibrar la balanza en un sentido u otro.
Después de comer algo, el grupo llegó hasta el convoy que los llevaría hasta Bellis. Varios caballos y un carro guiado por caravaneros serían sus guías hasta su destino. Obelus se subió rápidamente en el carro. Entre los caballos, no había ningún ejemplar capaz de soportar su envergadura.
El Bosque Verduran esperaba...
Voy cerrando escena y esta noche vamos al turrón.