Partida Rol por web

 

Este personaje se llama Gao el escultor, tiene unos 27 años de azarosa vida, es un hombre de 1,80 de estatura siendo bastante alto para la media, y con 85 kilos de peso, siendo bastante robusto, su único ojo tiene color marrón y su pelo revuelto es de color negro azabache, de piel bastante morena.

 

“¿Que quieres saber mi historia?, ahhh no sabes lo que me pides, aunque pásame ese sake para que pueda recordar, no siempre he sido un monje mendicante, la gente puede cambiar mucho, solo necesita un pequeño aliciente. Veamos...

Nací en el seno de una familia humilde, que se dedicaban a la pesca, mi padre era muy querido en la aldea, de inteligencia y gran fuerza, cosas que herede con el tiempo. Pero era muy supersticioso, y quiso consagrarme a los espíritus de la montaña, para que naciera fuerte. Cuando estaba escalando tropezó, y caímos montaña abajo, conmigo a cuestas, a mi padre le costo la vida. A mi el brazo derecho y parte de la cara incluyendo el ojo derecho.

Nos encontraron poco después, siendo mi madre la que se ocupo de mantenerme, al principio pudo trabajar, pero la gente del pueblo se aprovechaba de ella hasta que finalmente, tuvo que vender su cuerpo para que pudiéramos subsistir, y la pena se le llevo la mente. Y siendo yo pequeño tuve, que volverme un rapazuelo y resistir como pudiera. Los chicos me torturaban con insultos terribles, del cual viene mi nombre Gao, el más feo de dos de los onis más terribles que han osado pisar la tierra.

 

Pero resistía por mi madre, por mi orgullo, por el recuerdo de mi padre... Más un día ni eso pudo contener la furia que llevaba dentro. Como era usual, los pescadores hacían concursos para que los chicos compitieran para que se hicieran más fuertes. A mi me solían rechazar por supuesto, más aquella vez cuando Enishi, un forzudo chico derroto al último de sus rivales y dijo que nadie en toda la aldea podría derrotarle, me enfrente a él. La prueba era de resistencia y fuerza, donde cada uno tiraba de la cuerda atada a la cabeza.

 

 Yo sabiendo de mi fuerza, hice una pequeña treta, deje que tirara hacia atrás mi cabeza y en un empeñon le hice caerse al suelo y lo arrastre a fuera del circulo. Por supuesto los demás me llamaron tramposo o monstruo, mismo me daba pues el premio, una cantidad importante de buñuelos, haría que el hambre de mi madre y mía se calmara. Cuando llegue a mi casa deje el plato ante mi pobre madre, que solo pudo llorar para demostrar su emoción, pero desde la puerta vi como Enishi, con un plato de pescado podrido lo lanzaba sobre los buñuelos. Y salía corriendo antes de que pudiera enfrentarme a él.

 

Muchas ideas oscuras se pasaron por mi cabeza y finalmente fue desbordado por ellas. Por la noche fui a la casa de Enishi, como solía ser usual, por ser una aldea tranquila, la puerta estaba abierta de par en par... con un piedra en mi única mano golpee al padre de Enishi en la cabeza, después descubrí que lo había matado. Cuando el chico loco de rabia me persiguió, le deje creer que estaba huyendo de él, pero lo estaba llevando a los acantilados, cuando me volví, vi que su mirada de furia se deshacía ante mi fiereza, y pronto conseguí lanzarlo a las rocas de debajo. Por supuesto, tuve que huir. Quien me iba a decir que a pesar de mis crímenes de aquella noche, me importaría un pequeño zorro que había quedado atrapado en una trampa. Pero supongo, que me sentí identificado y lo libere. Sería la única cosa buena que haría hasta muchos años después...

 

Durante los 5 años siguientes mis crímenes fueron muchos, pronto me llamaron Gao, el ogro de la montaña, nombre que acogí, con más cariño que el que me dio mis padres. Lo único bueno de aquella época fue Fumie, una chica a la que encontré e hice mi esposa a la fuerza. Ella era la única que me sosegaba, y termine amándola, y ella también a mi. Supongo que vio a través de la ira y la furia que expulsaba por todos mis poros. Y fue en aquella época cuando conocí a Roben un sacerdote budista de gran reputación, cuando iba a atracarle, me contó que sufriría una enfermedad que terminaría con mi vida si no era tratada como es debido. No solo no le creí, pues si no hubiera sido por Fumie, hubiera muerto a mis manos. Años después vi lo acertado de su profecía, sufría de unas dolorosas pústulas en la parte desfigurada de mi rostro. Fumie me daba una crema que decía que era buena para mi piel. Uno de mis compañeros(los cuales nunca solían durarme mucho) me comento, que quizás fuera esa la razón de por que no se curaba la extraña enfermedad.

La furia volvió a surgir de mí, y fui a por la cabeza de Fumie, a pesar de las objeciones de ella de que era una pomada creada por ella a base de polen de plantas que recogía, mi ira me llevo a matarla, cuando me dijo que jamás ella me hubiera causado daño alguno, pues yo fui su salvador y que me sabía una buena persona en el fondo. Quería reírme de su desfachatez, pero cuando expiro, el bello cuerpo de Fumie, se transformo en el pequeño zorro que había salvado años atrás. Mis lágrimas por primera vez en mucho tiempo manaron sin control de mis ojos, mientras el pequeño cuerpo se enfriaba sin remedio...

Me encontraron camino a ninguna parte, dispuesto a morir de frió o de hambre, mientras musitaba el nombre de Fumie entre dientes. Mi castigo hubiera sido la cruz, pero a mi favor salio Roben el monje al que había atacado años atrás, sus influencias políticas, me permitieron liberarme y ser acogido como acolito suyo. Gracias a él aprendí el sentido de la muerte de Fumie, y el cambio que debía de dar mi vida para honrarla. Un día viajando con él descubrí mi vocación como escultor, fue en una aldea de desarrapados, donde la peste había echo estragos, una de las casuchas había sido donde los cadáveres de los afectados habían sido apilados sin orden ni concierto y los espíritus gemían y atraían el dolor a sus familiares por como estaban siendo tratados, Roben no estaba en aquel viaje. Después de deliberar deje escapar mis emociones en una escultura, una gárgola de terrible presencia junto con una formula protectora, los espíritus se desvanecieron ante la misma y los aldeanos se agolparon ante su salvador... Después de proseguir un poco más con Roben, le hice participe de mi idea de hacer 1000 estatuas para ahuyentar el mal a cambio del perdón por los 5 años de fechorías y la muerte de Fumie. Roben me dio su bendición y me permitió el viaje, a partir de ese momento me he vuelto un monje mendicante, a pesar de que ya no mato, sigo defendiendo a la gente que yo considero merecedora de la justicia de Buda, mientras que realizo mi obra en la creación de estatuas... Y bueno eso es todo, cada cual elige su destino, la misericordia de buda esta en quien la busca nunca lo olvides”