DIA 1:
Despierta Paris. El cuerpo de Mosqueteros ha sido convocado a revista en el patio de armas del acuartelamiento. Las patrullas van formando en el orden preestablecido. La patrulla que conforman el grupo de los jugadores ha sido convocada tambien al paso de revista. Hoy no tenian que patrullar pero la orden ha sido tajante y venia desde lo mas alto del escalafon.
Al parecer el mismismo Capitan de Treville va a ser el que pase la revista de tropas y el que dirigira el discurso a la tropa. Hace calor. Han sido los ultimos dias de mes mas calurosos que se recuerdan en Paris en mucho tiempo. Las patrullas forman espectantes. Hay muchas mas que lo que es constumbre. Muchas mas de las que son necesarias para llevar a cabo las tareas habituales del dia a dia.
Los rumores y conversaciones se van sucediendo y poco a poco el volumen de las voces es casi ensordecedor. Finalmente, tras unos minutos esperando, el Capitan hace acto de presencia y con un gesto de su mano hace callar a la concurrencia.
Con voz mas seria aun que su rostro comienza a hablar. Su voz denota preocupacion. - Querria que mi discurso fuera diferente. Pero no puedo evitar tener que comunicaros una noticia funesta. En los ultimos dias se han venido sucediendo una serie de incendios en nuestra ciudad de pequeña consideracion, sin que hayamos tenido que lamentar ninguna desgracia personal. Hace una pausa para respirar profundamente. - Sin embargo, ayer ocurrio una desgracia. La hija de un miembro destacado de la Guardia del Cardenal ha fallecido por causa de uno de esos incendios. Respira nuevamente con profundidad antes de continuar mientras su mirada parece perdida en la distancia. - Nuestra obligacion es encontrar al cupable o culpables de estos actos y llevarlo ante la Justicia Real. Es nuestra obligacion y la cumpliremos. Su voz quebrada se alza aun mas fuerte que al principio cuando pronuncia la palabra Justicia. - Dado que, como comprendereis, los animos entre nuestros amigos de la Guardia del Cardenal estan muy caldeados, les ruego a todos ustedes que se mantegan alejados de ellos y no generen mas conflictos. Hagan su trabajo, Señores.
El Capitan hace un saludo marcial a todos los presentes y se dirige lentamente, hablando con uno de los secretarios, hacia el edificio donde se encuentran sus dependencias oficiales.
El Sargento Alfhonse Dubois se dirige al grupo que conforman los personajes. El Sargento Dubois es un enorme Gascon de aspecto desaliñado. Su voz estridente no parece salir de su garganta. De echo, si estuviera detras de una pared donde no se le pudiera ver seria imposible asociar su voz con el enorme tamaño de su cuerpo. - Caballeros. Buenos dias, por decir algo. Su mision para hoy sera patrullar por las calles de Paris. Presionen a sus contactos. Presionen a cualquier delicuentucho que encuntren. Segun he podido saber junto con la muchacha fallecieron tambien algunos desaliñados sin hogar. Alguien tiene que saber algo ahi afuera. ¡Encuentrenlo! ¡Y encuentrenlo rapido! El Gascon ha hablado tan rapido y casi sin respirar que nada mas finalizar tiene que apoyar sus manos en sus rodillas y coger aire. Tras unos breves segundos se incorpora y mira desafiante a los Jugadores. ¿Alguna pregunta, Caballeros?
- En un tono serio pues la situación lo requería - Señor, ¿podría decirnos en qué barrio de Paris sucedió el incidente? ¿De día o de noche? ¿Podría además facilitarnos una descripción de la joven y cual era su nombre? Así sería más fácil investigar -
Agarré mi ropera y me acomodé el sombrero, había una nueva misión y había que cumplirla. Miré a Pierre que hiso una pregunta y esperé la respuesta. Para mi, con la información que teníamos era suficiente... había que empezar por los vagabundos, siempre sueltan más información... por las buenas o las malas, y no había juicio moral si matabas a uno de ellos... Me mantuve en silencio observando la situación.
Maximilian había pasado toda la mañana entrenando y para cuando fué llamado al patio principal del cuartel, se encontraba bastante sudoroso y un poco fatigado, pero la orden había sido dada desde lo más alto de la jerarquía y por ende era completamente imposible ignorarla. Se quitó sus harapos de entrenamiento y se atavió con su uniforme de la Orden de los Mosqueteros del Rey, junto con sus tradicionales armas y se dirigió al patio sin mucho retraso.
Al llegar la situación era bastante fuera de lo común puesto que todos los miembros se encontraban ahí sin importar quien tuviese asignaciones y quien no, lo cual probablemente volvió locos a los más conspirativos dentro de la orden. El tiempo pasa y finalmente el mismísimo Capitán de Treville es el que se presenta en el patio e informa de manera concisa cual era la asignatura general y también las precauciones que debíamos tomar.
Una vez acaba y la formación general se fragmenta en los grupos de patrulla normales y uno de los sargentos se acerca a nosotros para darnos un pequeño discurso motivacional a su modo. El Sargento Dubois no es precisamente un modelo de lo que normalmente asociaria uno con el cuerpo... Pero hace el trabajo y consigue resultados, que es lo que importa. Pierre hace una pregunta y Maximilian espera a que el sargento le responda para formular las suyas propias - ¿Ya la guardia del cardenal sospecha de alguien en específico? ¿Se sabe de alguien que haya presenciado el incendio desde la distancia? - Las otras preguntas ya las había hecho Pierre.
El Sargento observa al grupo con detenimiento antes de dar una respuesta. Siempre son los mismos y las mismas preguntas piensa para si. En fin. Es un mal que se corrije con la edad. La curiosidad es innata a los jovenes reclutas. Que se le va a hacer.
Pasan unos segundos y lo unico que consiguen ver es a un reflexivo Sargento Dubois. Parece haber ignorado las preguntas de los hombres que tiene delante y estar pensando en el asado que con un poco de suerte le servira en la comida la Señora Dubois. Tan oronda o mas que el propio Sargento casi con total seguridad. De repente parece darse cuenta de que ha olvidado algo y su mirada se ilumina. Mira uno a uno a los Mosqueteros presentes, tomandose unos segundos para cada uno. Finalmente su vista primero se dirige al último en hablar, Maximilian, y con su caracteristica voz estridente le tortua los oidos nuevamente. - No, no hay ningun sospechoso y no, nadie parece haber visto aun al malechor o malechores. Sin duda esta vez tendras que hacer el trabajo tu. Su tono parece ofendido, como si los jugadores le estuvieran haciendo perder el tiempo y su comida fuera a ser echada a los perros. Su mirada gira hacia Pierre y con el mismo tono le indica - Ha ocurrido muy cerca del acuartelamiento, pero ya hay una patrulla de los Mosqueteros custiodiando el lugar y otra investigandolo en profundidad. Vuestra tarea, señores, es patrullar Paris e interrogar a quien quiera que tenga informacion. - El obeso Sargento intenta, casi en vano, girar sobre sus talones para marcharse cuando se da cuenta que no ha contestado a una de los requerimientos de Pierre. - Ah, si. Perdonen. ¿Para que quieres la descripcion de una fallecida? A ella la ayudareis mas encontrando al culpable o culpables. Salgan de aqui y patrullen, Caballeros. El Sargento comienza a caminar con calma hacia las dependencias principales del acuartelamiento de los Mosqueteros. Todos dudais que pudiera hacerlo mas rapido en caso de ser necesario. Cuando esta ya casi entrando por la puerta grita de forma muy estridente. - ¡Su nombre era Ivette! ¡Y ha sido ayer por la mañana! ¡Y varios niños sin hogar murieron con ella! ¡Encuentren al culpable, caballeros! ¡Encuentrelo!
Hace un gesto con su mano a modo de saludo y se introduce lentamente en uno de los edificios del acuartelamiento.
(nuevamente un post cada uno. Se que no habeis contestado todos pero han pasado varios dias desde mi primer post y tambien varios desde la ultima contestacion. Si se incorpora en el siguiente turno bien, sino continuamos con vosotros tres.)
Sonreí al escuchar las respuestas del Sargento Dubois, seguíamos con la misma información a pesar de las "rebuscadas" preguntas de mis compañeros. Me acomodé el sombrero y con los dedos me peiné el bigote, miré a mis compañeros y les hablé. - Señores, tenemos una misión que cumplir. Alguno de ustedes tiene un mapa de Paris?, creo que lo mejor sería empezar por los barrios bajos... los vagabundos siempre saben más de lo que uno imagina -
En esta epoca, Francia esta en guerra con todo el mundo y consigo misma. Esto hace que la pobreza y riqueza que antes se repartia por barrios haya dejado de tener esa ordenacion logica. Se nota muchisimo mas en ciudades como Paris que en el campo, donde la pobreza pasa mas desapercibida.
Asi que os podeis encontrar casas de "ricos" rodeadas de casas de nuevos pobres o incluso abandonadas. Y gentes sin hogar casi en cualquier parte de Paris.
La actitud distraída y prepotencia del Sargento Dubois molesta en gran manera a Maximilian, aunque lo disimula de buena forma y se limita simplementa a "responderle" con una sonrisa mordaz... Ya tendría tiempo de discutir o de ponerle en su lugar una vez hubiese ascendido por encima de él, puesto que estaba seguro de que sin lugar a dudas ascenderia muy por encima de ese oficial de segunda.
Una vez se marcha el Sargento, Maximilian mira a sus compañeros y escucha la sugerencia de Reynald mientras se rasca levemente la barba. Cuando este termina, se queda un par de segundos pensando hasta que chasquea los dedos - He de investigar un poco con mis contactos... Si todo sale bien me reuniré con vosotros en el lugar del crimen en unas tres o cuatro horas... - Replica a Reynald a los demás en su típica voz suave, que parece más un susurro.
- Mirando a Reinald - No la verdad, pero todo es cuestión de preguntar y fijarse. Yo me puedo mover por el barrio bajo, aunque el tema sería ir de incógnito para examinar cuanto más de cerca sin llamar la atención indeseada sobre nuestras personas, pues al fin y al cabo estos uniformes imponen y no son de buen grado aceptados para sonsacar información con sutileza sino con autoridad, ¿no les parece? - Comento mirando a Maximilian y a Leonard también
Los tres mosqueteros se dirigen hacia la salida de los acuertalamientos de los Mosqueteros del Rey. Nada mas salir el trio se separa. Al parecer Maximilian quiere hablar con alguno de sus contactos en privado y parte presto a realizar suy tarea. Agiliza el paso para llegar hasta el lugar lo antes posible.
La pareja restante se detiene nada mas salir de los acuertalamientos y lanza una mirada a su alrededor antes de comenzar la patrulla que le ha sido encargada.
A la izquierda se alza el Palacio Real. Residencia oficial del Monarca, es el unico lugar en Paris donde la autoridad de los Mosqueteros esta en entredicho. Es el unico lugar vetado a sus patrullas y el unico lugar donde no pueden realizar detenciones. El viejo Palacio es imponente y hace que nuestros dos heroes tengan que dar un par de vocanadas de aires antes de pasar a su siguiente objetivo.
Justo en frente de ellos se alza el Palacio del Cardenal y los acuertalamientos de tropas del Cardenal. A buen seguro el padre de la muchacha estara alli llorandola en estos momentos. No es un buen lugar para un Mosquetero en estos momentos. Sin duda.
A la derecha, Primero el Mercado Les Hayes. El mas grande e importante mercado de Paris en esta epoca (y en muchas otras). Se puede encontrar casi cualquier cosa que busques. Y si no lo encuentras es que no existe. Entre los comerciantes, vecinos y transeutes tambien hay oportunistas buscando otro tipo de negocios. Sin duda tambien se vende informacion aqui. Solo hay que saber a quien pagar y cuanto.
A continuacion la mirada de los Mosqueteros se centra primero en la Bastilla, la fortaleza transformada en carcel por el Cardenal Richelieu. No es un lugar al que quieras ir ni de visita. Un escalofrio recorre la espalda de nuestros heroes nada mas observar la inmensidad que se alza ante ellos y, aunque la distancia que les separa es considerable, tienen la extraña sensacion de que alguien desde alli les observa. ¿con que intencion si es cierto? Dificil de saber.
Su mirada huye de la fortaleza y se dirige a una de las maravillas de Paris. Nuestra Señora. Notre Dame. La Gran Catedral Gotica orgullo de todos y cada uno de los Parisinos hayan nacido aqui o en cualquier otro rincon de Francia. Se alza orgullosa sobre su isla y da fuerzas renovadas a nuestros aventureros para la ardua tarea que les espera. Todo el mal persar al observar la fortaleza-prision ha desaparecido ya. Junto a la catedral el rio. Y mas haya el resto de paris que a estas horas ya bulle pleno de actividad. ¿Que haran nuestros heroes ahora?
Off-rol: Disculpad la demora pero mi salud ha estado regular. Postear sin problemas donde os dirigis, que haceis,etc. Los lugares que os he indicado solo son los mas cercanos que teneis y los que veis a simple vista. Los acuertelamientos de los Mosqueteros estaban en el Louvre.
No sabeis donde se ha producido el incendio con exactitud. Os han dicho que ha sido cerca del acuertalamiento y que ya hay patrullas desplegadas alli. Sin duda vuestra tarea es la de patrullar y no la de investigar el escenario del crimen. Al menos de momento.
Quedais en otro lugar dentro de las horas que ha comentado Maximilian.
Maximilian se alejó de nosotros a paso raudo, prefería ir solo donde sus contactos... ami me parecía un exceso de riesgos, para algo eramos una patrulla de 3, pero ahí el con sus formas especiales de trabajar. Salimos con Pierre, miré a mi alrededor y respiré hondo. Amaba Francia, pero me dolía verla en la miseria. Intenté evitar mirar la Bastilla, hoy puntualmente me sentía incómodo al mirar sus imponentes muros, que destruían la belleza de Notre Dame, la catedral más importante del mundo, una joya de la arquitectura moderna.
Miré a mi derecha y vi el Mercado con su tránsito exagerado de personas entrando y saliendo cargados con bolsas y cajas. Apoyé mi mano sobre la cacha de la espada y miré a mi compañero.
- Te parece que caminemos al mercado? Patrullemos el lugar, siempre hay algo útil entre tanta gente... -
Efectivamente Max sale disparado luego del pequeño briefing (no recuerdo la palabra en español) puesto que aunque quizás no sepa realmente todo lo que sucedió, probablemente su mentor pueda encaminarle en la dirección correcta para resolver el crimen que había tenido lugar unas pocas noches atrás, por lo que fué a verlo directamente.
Montado en su destrero recorrió las atestadas calles de París hasta la vivienda de su mentor, dando voces de vez en cuando para que los inocentes transeúntes se quitaran de su paso y no se llevaran un golpe de más, ya que en esas situaciones es normal que la gente se apile y acabe magullada. Una vez llega, baja del caballo ágilmente y anuda las riendas al pequeño armazón de madera designado y sube la pequeña escalinata con paso veloz, tocando puntualmente la puerta cuatro veces con la misma fuerza.
No le puse nada de nombres ni direcciones para que puedas presentarlo como quieras, obviamente.
Pasados unos segundos la puerta de la vivienda de tu mentor, Rene Dupont, se abre timidamente. Por la puerta asoma la cara de una joven, Agnes, la huerfana de uno de tus primeros sargentos en la guardia de Mosqueteros. Rene tuvo a bien darle un hogar cuando su padre fallecio hace unos años. A cambio de su trabajo, ella tiene un lugar donde residir, donde comer y, sabes con certeza, donde aprender incluso a leer y escribir.
Su sonrisa siempre te recibe cuando acudes a ver a tu mentor. La muchacha te hace pasar al interior y te indica que él se encuentra en su despacho. Sabe que conoces el camino y te abandona poco despues de que hayas entrado, dedicandote otra calida sonrisa antes de despedirse.
Avanzas hacia el despacho y entras en el al encontrar la puerta abierta. Una pequeña habitacion con un escritorio y una pequeña estanteria con libros es todo lo que hay en ella. Delante del escritorio dos sillas y detras de él, Dupont sentado en una tercera. El hombre levanta la vista y te sonrie timidamente mientras te invita, sin decir palabra, a que tomes asiento. Sin dejar de observar un documento que esta ante él con la mano derecha te hace una seña para que no hables aun. Pasan un par de minutos en los que tu esperas impaciente y él lee con calma. Una vez que finaliza la lectura levanta la vista, te sonrie nuevamente y su voz profunda sale de su garganta casi al mismo tiempo que Agnes entra en la habitacion con un pequeño refrigerio que deposito en la mesa. - ¿Que puedo hacer por ti? Maximilian. Agnes hace una reverencia leve y abandona la habitacion no sin antes dedicarte una nueva sonrisa sincera.