Lo despidió, a sabiendas de que era así desde hacía rato, y lo raro es que pudiera haber aguantado tanto: - Tira tira, no preocupes, que si hace falta remamos... Comentó con sorna y medio riendo, para quitarle tensión a la "cosa".
Despegar con el oleaje y sin estar la Estacada en sus más óptimas condiciones no es una tarea sencilla, así que Ikateria opta por navegar en lugar de elevar el vuelo. Aún con la dificultad que ello conlleva, la exploradora se las arregla para hacer que la nave se se mueva con cierta estabilidad. Walston es un pueblo esencialmente agrícola y pesquero así que los vaivenes de la navegación no les resultan extraños y están acostumbrados.
Gideon vuela hacia la costa sin perder de vista la Estacada y termina aterrizando al noroeste de Salbarii, no muy lejos del pequeño puerto.
Un par de barcos, poco más que botes, parten al encuentro de la Exploradora, guiando a Ikateria hacia el puerto, algo que facilita la navegación, ya que sus habitantes conocen bien las corrientes de sus mares.
Tras un corto espacio de tiempo, ambas naves se elevan para reunirse en el centro de mando establecido en Salbarii.
- Puffff. Se sienta, sielente, sin ganas de hablar, discutir ni escuchar a nadie. Sólo quería descansar. La exploradora y ex-naval, ... rozaba su ímite. O tal vez se hubiera estampado contra él.
- Esto va a salir caro... y a ver si nos paga lo del curro ese.
Me quedé sentado un rato en el puente, los sistemas apagándose, casi en la penumbra, hasta que los últimos quejidos y gorgoteos de la Kalamata se apagaron por completo. Bajé de la nave evitando la tentación de ponerme a evaluar los daños que podría haber sufrido y me acerqué a Ikateria, que tenía cara de poquísimos amigos. Me calé la gorra a modo de saludo y me apoyé en un pequeño muro que separaba dos vías diseñadas para vehículos rodantes. Una escena bucólica si mirabas en dirección al mar y una inmensa nube volcánica de pavoroso aspecto si mirabas en la dirección opuesta.
-Creo que..um...se acabó mi vida de comerciante. No podía hacer frente a las letras ni a la reparación de la astronave. No hablaba tanto para Ikateria como para mí mismo. -Quizá me haga con una...um... Parcela de tierra. Y me lleve a..um.. Kimberly. Un animal más listo que sus...um... antiguos dueños. Me quedo ahí, contemplando mis opciones. Esperando que se nos aproxime alguien para darnos unas palmadas en la espalda y felicitarnos. Aunque eso, me temo, no paga muchas facturas.
Ika, con la mano, de cualquier manera, ... se movió, para regresar el saludo...que acompañó con un gruñido, como si fuera el "perro" ese que rescatamos de la exploradora.
- Igual tenemos suerte ... Hablaba con desgana y cansancio. - ... y ahora nos vienen a invitar a comer algo.
El centro de mando en Salbarii está situado cerca de la vía del tren, aunque fuera del mismo asentamiento donde facilita el acceso, expansión y no satura al propio Salbarii.
La actividad es frenética, aunque estáis seguros de que ha tenido que ser peor. Varias casetas se agrupan ordenadas en la que entran y salen vargr y humanos por igual. La gran mayoría las ocupan refugiados que han tenido que ser evacuados; unas pocas de las casetas son destinadas como hospitales improvisados y, alejadas del grupo, hay dos que sólo están vigiladas por un único vargr. Nadie va a esas tiendas pues albergan a aquellos que no han llegado a sobrevivir a las heridas.
En la atmósfera hay un calor inusual que lucha por ocupar el frío de Walston. Está más oscuro y pueden verse las partículas de cenizas flotando. No tenéis problemas para respirar pues ya los respiradores eran necesarios en el planeta. Aún así, dentro de las tiendas, completamente aisladas del ambiente exterior, puede notarse el intenso olor a cenizas.
Sois recibidos con agradecimiento y alegría y casi no podéis dar un paso sin que alguien quiera estrecharos la mano. En la tienda de mando, Greener coordina el asentamiento y los distintos grupos de emergencia. Allí os informa tras agradeceros no haberles negado la colaboración.
La actividad del Monte Salbarii se estabiliza va decayendo, y el análisis de los datos que habéis recopilado indican que seguirá escupiendo material durante bastante tiempo. Las coladas y el grueso de las cenizas se trasladan al suroeste y hacia el mar, con lo que el resto de la isla está a salvo. Barvinn y sus alrededores no podrán volver a ser habitados en años, quizás en décadas, pero se han salvado muchas vidas gracias a vuestra actuación. Sólo un puñado de habitantes afincados en granjas aisladas no han podido ser localizados o no sobrevivieron a heridas tras la evacuación.
Los siguientes días transcurren entre trabajos de reubicación, rescate, vigilancia de la evolución de las erupciones y fiestas. Fiestas por haber sobrevivido al desastre en las que os agasajan en especial. Conforme avanza el tiempo, la normalidad vuelve a Walston y sus habitantes, regresan a sus múltiples empleos diarios, con estoica dedicación. Aún así Walston es un mundo agradecido y sois reconocidos en cualquier lugar.
En el astropuerto de Walston tanto la Kalamata como la Estacada son reparadas. Quizás no posean los materiales, herramientas y conocimientos de un astropuerto Imperial pero sus ingenieros y técnicos son competentes. Greener cumple su palabra en cuanto al pago por el estudio, añadiendo un pequeño plus y disculpándose por no poder aumentar el salario.
Aún así, en el momento de abandonar el planeta de regreso a Flammarion, las naves están aceptablemente reparadas, sus depósitos llenos, las despensas repletas de alimentos de Walston, cargas sísmicas sobrantes,... y un lobo de Tensher.
Pues hasta aquí.
jajjajaja
Lo del lobo es la monda.