Partida Rol por web

Las pistas de Legolas y Lycyn os hacen bajar por un desfiladero y siguiendo el río 

Se ve en el horizonte una hermosa ciudad rodeada de montañas, bosque y agua. 

Conforme se hacercan los heroes de la hermandad se aprecia su grandiosidad y se ve rodeada de hermosas aves y animales

No es un camino muy largo desde aquí, me preocupan más lo peligros que podamos encontrar a nuestro paso, le conteste a Sam.

Una vez listos todo el grupo, partimos a Rivendel, los beornidas nos acompañaron hasta la zona de las montañas, algo que sin duda fue de agradecer, a partir de allí seguiríamos solos.

Bien amigos, creo recordar que una vez atravesemos estas montañas estaremos ya en la tierra de los elfos, las tierras del Rey Elrond, Rivendel. Ya nos queda poco.

-Así que más allá de este paso viven los elfos.-Pensó alegremente el mediano.

Pensaba que la morada de Enrold estaba más lejos, pero realmente estaba en los límites de las tierras de los beórnidas.

Allí sólo crecían unos cuantos matojos y un par de árboles retorcidos por los vientos. Sam notó a Tritón algo tenso, pero él no creía que hubiera ningún peligro, a no ser que se cayesen al subir por esas paredes rocosas o les picase alguna serpiente. Escalada que, como buen hobbit, no era muy del agrado de Sam.

    Despues de tantos días veo aparecer al resto de la Hermandad, yo junto a 50 gargolas y 4 Elfos Noldor les espero en la otra parte del puente. Para saludarlos. 

Tras un buen y reconfortante baño en el manantial de la gruta y de comprobar que efectivamente esos guerreros eran amistosos, la noche transcurrió tranquila y conseguí descansar. Nada más cerrar los ojos entré un profundo sueño sin sueños. La claridad del día y el movimiento de los guerreros anunciando que los bichos habían desaparecido, me despertaron y amanecí como nuevo.

Salimos de la pequeña gruta acompañados por los beornidas, los cuales nos guiaron eficientemente por aquellos parajes hasta llegar al paso de Rivendell. Como habíamos acordado, en la gruta se les entregó las armas que no nos hacían mucha falta, y en el paso les hicimos entrega de los jamelgos que quedaban vivos (si es que alguno sobrevivió a tanto picotazo). Antes de marcharnos, me dirigí hacia el beornida que nos encontramos en el camino - Muchas gracias por todo amigo, como bien habéis dicho, estáis un poco faltos de guerreros y de armas.... mi principal objetivo es combatir con los hermanos de esta gran hermandad y ayudar a quien nos necesite, pues llevo con ellos desde el principio y no los voy a dejar, pero entre una misión y otra, me alagaría poder unirme a vosotros en vuestra cruzada contra los orcos y así no perder la forma física si pasa mucho tiempo en que "la hermandad" no entra en acción - comenté dando un fuerte apretón de manos al beornida.

Tras eso, comenzamos a cruzar el paso y nos internamos en las tierras de los Elfos - No pensaba que los beornidas y los elfos estuvieran tan cerca unos de otros... ¿podrán algún día crear una gran alianza contra el mal que asola estas tierras?.... - pensé mientras avanzábamos por aquellos preciosos parajes elficos.

Tirada de Escalar:

 1-3-5 +5 = 8 (la paso justo, pero la paso)

El paisaje es precioso, montañas verdes, árboles frondosos, caminos en que vamos pisando un césped verde y húmedo que deja asomar gotas de agua fresca y un aroma a humedad que hacía que el espíritu se relajara y disfrutara de todo lo que estábamos viendo.... pero conforme avanzábamos, la cosa se iba poniendo un poco más escarpada y complicada, pero con esfuerzo y tesón la cosa se iba solucionando.

Conforme andábamos por aquellos preciosos parajes, no dejaba de mirar a todos sitios por si hubiera algún peligro, a parte de elfos acechando a extraños como nosotros viajando por sus tierras.

Tirada de advertir/notar:

 3-3-2 +5 = 8

Las pistas que nos iba dejándo Lycyn y Legolas eran fáciles de seguir - Que chicos más considerados con sus compañeros de viaje.... - comenté conforme íbamos detectando las pistas y buscando la siguiente para llegar a Rivendell.

Tras un tiempo siguiendo pistas fáciles, de repente nos encontramos cara a cara con un desfiladero y miré a mis hermanos - claro ¡como ellos son elfos no tienen dificultad en pasar por aquí! - comenté con resignación por el camino que habían escogido los elfos para llegar - ¿no había otro camino más facil? mmmppppfffffff.... jod...... mmpppfffff - comenté a regañadientes mientras pasabamos por el desfiladero y seguimos por el río. Tras un rato de avanzar, en el horizonte, se puede avistar una ciudad asentada en las montañas la cual es atravesada por cascadas que caen con fuerza.

Nos vamos aproximando a la bella ciudad y lo único que nos separa de ella es un puente, agudizo la vista y se ve perfectamente al otro lado, como Lycyn, Legolas y las gárgolas nos están esperando al otro lado - ¡Lycyn, que alegría de verte....! - comenté a voces desde el otro lado del puente mientras alzaba la mano saludando. Comencé a atravesar el puente - y... ¡¡¿¿Lycyn, no había otro camino que tirarnos por el dichoso desfiladero ese de antes!!?? - comenté a modo de recriminación sarcástica conforme me acercaba a él y soplándole una buena palmada en la espalda al llegar junto a su figura. - Bueno, pues ya hemos llegado hermanos.... - comenté comprobando que los demás iban también atravesando el puente.

Sam saludó a Lycyn cuando le vio llegar.

-Un placer que nos volvamos a ver, amigo.-Dijo con una sonrisa. Como buen hobbit, era amigo de los reencuentros, y de las fiestas que venían detrás.

Siempre se había fantaseado con las tierras de los elfos, pero ningún sueño le hacía el más mínimo honor: las praderas, las cascadas, las casas que parecían hechas de filigrana. Era el lugar más bello que Sam se podría haber imaginado.

-Elrond nos espera.- les digo mientras cruzan el puente y les doy un abrazo. - teneis buena pinta 

Al entrar en una de las casas palacio, veis a Elrond este se levanta y os da la bienvenida 

"os dice que la misión asido un triunfo, el anillo menor de Sam ha sido tragado por el lago bendecido, esto hace que anule su poder de llamada y ningún ser maligno puede sentirlo en ese lugar,   mientras este en lo más profundo del lago, la zona ha sido sellada, por lo que en la cueva ya no se puede entrar y los hombres de Beorn y  Beorn en persona, protegerá el lugar, Cuando el anillo único sea destruido el anillo menor perderá su poder.

También se le ha dado a Sam un aro para que pensara el enemigo que aun tenia el anillo y que lo iba a traer aquí, por lo que en verdad piensan que el anillo lo tendré yo, cuan equivocados estará el enemigo, pues claro esta el anillo permanece oculto en el lago.

como recompensa activo el aro con propiedad magíca a sam y vuestra hazaña de la carga del anillo menor será recordada y cantada por los juglares ( subiros un +1 para que os conozcan como la hermandad en la tierra media los heroes de grandes hazañas ).

Tras el breve saludo al otro lado del puente de entrada a Rivendell, todos nos disponemos a ir hacia donde Elrond y sin titubeos, allá vamos.

Al entrar a palacio, el mismo Elrond nos da la bienvenida incorporándose y saludando como solo un rey de su clase sabe hacer - Nos alaga el que nos haya recibido el mismo rey de Rivendell - comenté haciendo una reverencia y luego tomando asiento para la reunión.

Elrond comienza a exponer el tema del anillo menor y de su plan de destrucción y de todo lo acontecido al rededor de dicho anillo. Una sensación de tranquilidad me invadió profundamente y dejé soltar un gran suspiro mirando al mediano, el cual, había hecho un trabajo de extraordinario valor y heroísmo. Me sentí aliviado por saber del éxito en nuestra misión y el pensamiento de unirme a los Beornidas comenzó a invadirme, empezaba a tener muchas ganas de destrozar orcos y me alejé un poco de la conversación de Elrond, pero hubo algo que me llamó la atención..... - ¡¿Esmaug ha dejado descendencia?! - instantáneamente, los pensamientos de unión al grupo beornida cesaron y una nueva imagen me vino a la cabeza, lentamente eché una mano hacia atrás y comencé a rozar levemente la hoja de Ahuwúen - Mi querida Ahuwúen, esta nueva misión es para nosotros... ¡Y saldremos victoriosos! - finalicé la frase a voces sin darme cuenta de ese hecho... ¡¡había gritado ante el gran rey elfo Elrond!! - Mi señor, lamento la efusividad demostrada, pero las ganas de enfrentarme a un dragón me han podido y no he podido evitarlo.... Con mucho gusto yo me presento voluntario para dicha misión - comenté con decisión y firmeza mientras miraba a los demás hermanos de hermandad, deseando que ellos también optaran por la misma decisión que la mía....

Desde que pusieron pie en Rivendel, el conjurador guardó excesivo silencio. Miraba de un  lado a otro, sin poder ocultar en su rostro una mirada de desconfianza y rencor. Pero la compañía de la hermandad era mas que suficiente para darle  la fuerza necesaria para mantenerse en sus cabales. Recuerdos  de su infancia, de su madre y de su padre  le llegaban en cada lugar o persona que veía. 

Al estar frente del rey Elrond  y escuchar las nuevas noticias, se sintió aliviado, incluso por un momento sintió gratitud frente al rey,  por mas profundos que eran los rencores, la impresionante presencia de Elrond inspiraba respeto y  sabiduría. 

El comentario en voz alta de Malleus  le hizo prestar más atención en las otras noticias que les transmitía, la búsqueda de un dragón... la idea de continuar el viaje, y de seguir explorando otras tierras, sumado a la  relativa  tranquilidad de haber terminado la misión le hizo esbozar una leve sonrisa.

-Cuenta conmigo Malleus,  se logramos llegar hasta aquí todos juntos, no creo que sea educado separarnos. Además un dragón no es algo fácil de encontrar y menos de someter - 

Se quedó mirando a los demás compañeros, esperando su respuesta.

El camino ha Rivendel llego a su fin, y en el nos esperaba Lycyn, Buen trabajo, amigo, buen trabajo, le dije al pasar junto a él.

La civilización élfica no dejaba de sorprenderme, sus casas y su cultura eran impresionantes, aunque prefería mantenerme ajo una montaña, era más seguro.

Como la dama del manantial me contó, el rey de Rivendel nos esperaba y nos acogió de una manera digna de los héroes que eramos, no tardó mucho en informarnos del destino del anillo que anteriormente portaba Sam, cosa que no fue una gran sorpresa para mí ya que era conocedor de aquella trama. Y entonces nos hizó una proposición que haría que me alejase aun más de mis tierras y me acercase a mi destino, Smaug....o mejor dicho su descendiente.

La sola idea de matar a un dragón, descendiente de aquel que arrebato a mi pueblo todo lo que tenía, era como si me ofrecieran una fría jarra de hidromiel  en un tórrido día de verano.  Por supuesto que iré Malleus, no permitiré que te lleves la gloria tu sólito. JAJAJAJAJA. Y en un instante cambie mi carcajada por una mirada más seria dirigida al Rey Elfo, pues necesitabamos más detalles para esta nueva aventura.

Felices vacaciones a todos