Partida Rol por web

Caerwyn escuchó las respuestas de sus amigos, eco de sus propios razonamientos y opiniones.

—Puede ser que lo que escuchamos allí nos termine de convencer de que es una causa por la que merece la pena llevar una vida de proscritos. O puede que no. Pero lo que no estoy dispuesta es que hagan un "reclutamiento forzoso". Si vamos a ir a Winterhaven es mejor partir de inmediato y reconocer el terreno antes de la reunión —opinó la arquera.

Asentí a las palabras de Caerwyn, a mi tampoco me gustaba la idea de llegar a una posible trampa, siempre era mejor tener los deberes hechos. - Estoy de acuerdo contigo Caer en que es mejor reconocer el terreno primero, aunque en lugar de partir de inmediato, sugiero que terminemos de disfrutemos las viandas que nos ofrece el Topo Ciego, partamos ahora o en una hora, llegaremos antes de la medianoche. Así levantaremos menos sospechas que si nos vamos de inmediato, y puede que averigüemos algo más de los parroquianos. -amén de disfrutar un ratito más de la compañía de Gwyriel

Termina de beberme mi jarra mientras escucho pacientemente a mis compañeros. Cuando termino espero alguna oportunidad para introducirme nuevamente en la conversacion:

-No es por ser aguafiestas.. ¿Pero no creeis que todo esto va demasiado rapido y es demasiado raro?- Paseo mi mirada tranquilamente por mis compañeros mientras levanto las manos con las palmas hacia el techo- Estamos hablando de una guerra y todo soldado sabe que las guerras no son como las cuentan los bardos, quizas dentro de dos años la mitad de nosotros estemos muertos y la otra mitad mutilados de algun miembro- Con un movimiento agil saco el brazo de la maga y la agito como si no tuviera brazo- Las justas guerras suenan muy bien, pero normalmente a la gente como nosotros se nos suele poner en primera linea y eso amigos mios no es muy sano, asi que antes de dar juramento por algun noble descontento con ganas de mas poder pensemos como vamos a proceder ¿Bien?

En la mesa se estaban tratando temas demasiado importantes como para que el guerrero quisiera dar su opinión. Se estaba hablando de la 'verdad', de rebelión y de guerra... Todo eso sonaba igual para el enano ahora mismo pues no quería inmiscuirse más de lo necesario. Los tiempos en los que su opinión era respetada y tenida en cuenta habían pasado ya. Y con el paso de los años se había acostumbrado a una vida sencilla en la que simplemente se preocupaba por cumplir con su trabajo.

Dalits dio un par de golpes suaves con su jarra en la mesa para dar a entender que estaba vacía. Acto seguido se levantó al mismo tiempo que dejaba unas monedas* sobre la mesa para pagar la parte que le correspondía por todo lo que habían consumido. -Estaré con Romo** preparando mis cosas. Cuando hayáis decidido qué hacer, avisadme.- Caminó hacia la barra pedir raciones* para el viaje y luego se dirigió a los establos para preparar a su recio caballo para el viaje. Sus pasos se tornaban más pesados cuanto más avanzaba aunque no se notaba cansado. Entonces se dio cuenta de que, a pesar de sus esfuerzos, los recuerdos lo acosaban... Pero él ya no era esa persona... ya no. "Solo eres un trozo de acero... y ya sabes cual es tu destino." Se recordó a sí mismo mientras caminaba. 

Termino con la comida y estaba pensando en pedir algún dulce de postre cuando se levanta Dalits y se dirige a prepararse para el viaje -Bueno, creo que nuestro recio amigo ya ha decidido que ha terminado de disfrutar de los placeres del Topo Ciego, yo no tengo intención alguna de ponerme en primera línea, ni por un bando ni por otro. Somos aventureros ahora, no soldados. Yo digo que vayamos a escuchar lo que nos tengan que decir, al menos eso. - digo mientras voy preparando las monedas para pagar por los servicios - ¿Helmuth?

—Venga ya, Tifon, una cosa no implica la otra —desestimó Caerwyn pagando con una moneda de oro y dejando a la camarera las vueltas de propina—. Hay infinidad de posibilidades entre quedarnos de brazos cruzados ante el sufrimiento de la gente y lo que tú dices. Ir a esa reunión no implica que aceptemos, aceptar no implica que vayamos a la guerra, luchar por la causa no implica ir al frente de batalla e ir al frente no implica perder un miembro.
 

Escucho a mis compañeros. Veo como hacen planes, se preparan para marchar, discuten sobre qué hacer. El propio Dalits se marcha. En otras circunstancias yo habría hecho lo mismo que ellos, pero esta vez sabía un poco más. Lo suficiente como para ser reflexivo:

-¿No creéis que estáis yendo un poco rápido? Pensad algunas cosas. ¿Si no somos aventureros por qué vamos a inmiscuirnos con los rebeldes? Pero cuando la guerra llegue, ¿seríamos capaces de mantenernos al margen? Sentaos y escuchad. Reflexionad unos instantes antes de ir como locos. Durante nuestra separación solo estuve en mi casa unos días. El resto del tiempo lo pasé en Parvek. Ya sabía que la guerra estaba por llegar y decidí estudiarla. Sus consecuencias y como se vería afectado Mittelmarch. Y aunque no soy ningún experto y os juro que me encantaría equivocarme, con los datos conocidos, el resultado es desastroso.

Me llevo los dedos a los ojos para humedecérmelos un poco.

-Beaver ya ha conseguido un poderoso ejército, y no seáis ilusos, es tan grande que no sólo puede estar formado por rufianes por mucho que lo queramos creer. El grueso de sus tropas son gente normal que necesita el dinero. Probablemente para su familia, alguno porque tenga deudas. Y también en ese ejército habrá hombres que crean que hay que preservar la paz. En el ejército hay gente honrada. No lo olvidéis. Pensad también que este ejército es caro por lo que los impuestos acabarán subiendo. Y conforme menos dinero tenga la gente y más desesperados estén, más gente se rebelará. Cuando ambos bandos tengan suficientes efectivos… ¡BUM!

Di una sonora palmada con mis manos.

-Y ahora viene la parte en la que todo se desmorona. ¿Sabéis cómo se gana una guerra? La guerra no la gana el ejército más numeroso, incluso no tiene por qué ganarla el ejército más cualificado. Tanto el número como la calidad del ejército son recursos, como también lo son el oro y la comida. Los recursos son lo que importa. Una guerra la gana aquel que pone más recursos en el lugar y momento apropiados. Los recursos que actualmente posee el reino serán íntegramente destinados al ejército. Y con dos grandes fuerzas que se encargarán de batallar pero no de producir, ¿cómo se sostendrá el reino? ¿Qué pasará si llega una crisis antes de que la guerra haya terminado?

Tomé un poco de aire. Llevaba demasiado tiempo con esta información en mi cabeza. Repitiéndola y estudiándola. Era un alivio poder compartirla al fin.

-El hundimiento de todo el reino. La moneda dejará de tener valor. Los soldados desertarán. ¿Cuántos de los desertores se dedicarán al pillaje a sabiendas que ya no hay control? Con esa situación los rebeldes lo tendrían fácil para ganar la guerra, ¿pero cuánto tiempo nos llevaría alcanzar la paz? Años. ¿Pero habrá merecido la pena? No lo sé.

Miró a mis compañeros a los ojos. Uno a uno.

-La rebelión tendría que ganar la guerra antes de la llegada de esa crisis, pero a priori el ejército del rey es lo suficientemente fuerte para resistir. La única solución a este problema… es un magnicidio. Sabéis a lo que me refiero, ¿verdad? ¿Pero existe en el reino alguien lo suficientemente loco y lo suficientemente capaz para realizarlo? No lo creo.

Suspiré.

-Con esto no quiero que penséis que no esté de acuerdo con una rebelión. No me malinterpretéis. Pero la guerra no es como la cuentan la mayoría de los libros. La guerra es algo sucio. El rey está acumulando poder y recortando derechos, pero la gente aún tiene un trozo de pan que llevarse a la boca y una jarra de cerveza que le refresque el gaznate.- Señalé a los parroquianos.- Beaver aún no ha destruido Mittelmarch, por lo que los rebeldes primero destruirán el reino para después poder reconstruirlo. Si queremos seguir adelante, tendremos que hacerlo como soldados y siendo consciente de las consecuencias. Y olvidaos del oro. Tejón tendrá que conformarse con una madriguera y el resto recemos para que cuando todo acabe, haya algo más que un montón de cenizas.

Compuse una triste sonrisa ante mis compañeros.

-Esto es lo que yo sé. Desde que empecé a estudiar esto deseé que hubiera datos ocultos.  Que Beaver tuviera un plan secreto detrás de toda esta aparente locura. Un movimiento maestro con el que podrá calmar cualquier rebelión y nos seguirá guiando en la prosperidad. O que los planes de los rebeldes fueran más sutiles que la lucha armada. Pero cuando los granjeros son los que se alzan en armas, la sutileza no es su fuerte. Si no habéis cambiado de opinión… marcharemos a Winterhaven.

Caerwyn abrió mucho los ojos.

—¿Mi salvador se ha metido a adivino? Podría adivinar dónde encontrar un cofre lleno de tesoros. O mejor aún, dónde encontrar a un sanador que me cure las cicatrices. ¡Sin presiones! —dijo, soltando una risita.

La arquera se levantó y le dió unas palmadas en el hombro a Helmuth, con afecto.

—¿Pero te has escuchado? Hablas del futuro como si sólo hubiera un camino posible. Por muy lógico que me parezca todo lo que has dicho, no es el única senda razonable por la que puede discurrir destino. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si una nación vecina decidiera que considera una amenaza para su patria el ejército que ha reunido Beaver y marchara para aniquilarlo en el campo de batalla? El destino ni siquiera tiene que ser lógico, un dragón, o alguna otra bestia de leyenda podría asesinar al rey, o robar su oro, y poner fin a esto de un plumazo. Si Lindelot el Terrible no consiguió someter al mundo, ningún tirano lo hará.

Me quedé pensativo, mirando las monedas con las que jugaban mis manos mientras escuchaba a Helmuth, me estaba preocupando por mi familia, si llegaba a haber una guerra, no sería bueno para ninguna familia, sería desastroso... No entiendo mucho de éste tipo de cosas, no nací para pensar y hablar como un rey, mis aspiraciones eran otras. -La preocupación por un negro futuro nos cuentas Helmuth, pero ¿qué opciones tenemos? O vamos a ver qué hay en Winterhaven, o nos quedamos aquí mano sobre mano, o en busca de otra aventura. Ante la falta de ellas, yo digo que vayamos a mirar y a escuchar. Yo no sé si hay otro camino. Puede que en Winterhaven nos encontremos alguna respuesta inesperada. O puede que eso sólo sea mi deseo manifestándose.

Suspiro profundamente, parecia que al final seria arrastrado a luchar en la guerra de otro aspirante a rey sediento de poder:

-Si quereis ir a ver a esos reclutadores adelante, pero mas os vale aceptar su propuesta pues para ese tipo de gente los posibles soplones son peligrosos- Me paso el dedo indice por la garganta haciendo ver como si fuera un cuchillo  y saco la lengua- Por otro lado espero que esteis dispuestos a ver sufrimiento y penurias, por nuestra parte siempre podemos obtener dinero u otros bienes del saqueo que es con diferencia la forma mas rapida de hacerse rico en una guerra.

Espero a que la camarera paso cerca de nuestra mesa y la llamo levantando la mano, en cuanto se acerca le entrego una moneda de oro por la comida:

-El dinero mejor gastado en mucho tiempo- Digo mientras le guiño el ojo.

Bueno, ahora que mis amigos son más conscientes de lo que está por ocurrir me siento más tranquilo. Necesitaba quitarme el peso de encima, compartir la carga. Finalmente sonrío a Caerwyn.

-En mi carro tengo un cofre con tesoros y si un día Boccob me concede sus dones, yo mismo te curaré esas cicatrices. Sí he adivinado dos Princesa, puedo adivinar tres, ¿no? Quizás debería meterme a adivino. ¿Crees que me quedará bien un pañuelo con medallas envuelto en mi cabeza?

Por un unos instantes me imagino vestido de pitonisa y se me escapa una risotada. Pongo una pieza de oro en la mesa y sonrío burlón a la camarera.

-La próxima vez que venga me vestiré de camarera para que me toquen el culo y después me ayudas a bañarme, ¿vale?

-¡Estoy en un círculo de filósofos! Tenemos al pensador Helmuth con sus razonamientos y predicciones; a Dalits el que actúa primero; al Tifon el agorero y a la guapa Caerwyn con su optimismo. Yo estoy entre la dama y el pensador, pero creo que es momento de seguir al recio enano. ¡Somos aventureros Tifon! Hemos vivido muchas experiencias juntos, y aunque intenten hacer lo que dices, de ahí a que lo consigan dista mucho. Vayamos a escuchar lo que nos ofrecen, y entonces veamos qué camino tomar. Eso sí, no pienso trabajar para el muerdelimones que ha entrado antes.

Guardo las monedas de plata y saco una de oro con la que pago a Gwyriel