Partida Rol por web

Mientras tanto, la Inquisidora dio un par de pasos hacia delante, acercándose hacia la pictopantalla donde estaban los planetas del sistema Belis Corona, y después se giró hacia el grupo.

- ¿Qué posibilidades hay de llegar al planeta si forzamos los motores? -Sin esperar respuesta, Yelena añadió- Posibilidades reales. No quiero escuchar conjeturas ni suposiciones. 

- Sinceramente, un 20% de llegar con la nave intacta -Respondió el capitán a las palabras de la Inquisidora. Después continuó, mostrando con sus cálculos-. Aproximadamente un 30% de que la nave sufra algún tipo de daño, pero no impedirían que alcanzásemos nuestro destino, aunque después tendríamos problemas de navegación si no los arreglamos. Existe otro 30% de que alguno de los sistemas falle y nos quedemos tirados hasta subsanarlo, no alcanzando nuestro destino en el tiempo estimado, y un 20% de un fallo crítico en el sistema que no sólo nos impida llegar a nuestro destino, sino que posiblemente haga explotar alguno de los motores por sobrecalentamiento, lo cual sería una enorme pérdida, no sólo en forma de material sino también de vidas. 

En caso de que Stein eche una mano durante el trayecto "forzando los motores", una tirada con éxito en Competencia Tecnológica haría que los porcentajes se ampliaran en vuestro favor un 5% por cada grado de éxito (Tanto para el éxito del viaje como para el sobrecalentamiento, por lo que serían 25 y 15 respectivamente en vez de 20/20 con 1 grado de éxito, o 30/10 con 2 grados, etc...), un fallo no significaría cambio alguno, mientras que una pifia (96-100) ampliaría un 10% el espectro a la inversa, pero sin aumento por grado de éxito.

Me mantengo en silencio, sin apenas moverme, mientras escucho la conversación que se dé a mi alrededor. Que hayamos salido en un punto tan alejado de donde deberíamos estar sea debido a un error de cálculo... me hace pensar en la capacidad de la tripulación para este encargo. Pero no voy a ningún sitio enfadándome. Hay que ser pragmático. La contestación a la inquisidora, detallando la extrema facilidad de tener algún tipo de fallo en el motor de la nave consigue hacerme negar con la cabeza. Giro la cabeza hacia el Capitán, observándolo en silencio durante unos instantes. Pero sin cambiar la postura de mi cuerpo ni un ápice, simplemente girar la cabeza. 

-Es intolerable que a estas alturas cometamos este tipo de errores, capitán. -Digo sin elevar el tono de voz. -Lo sería en una nave mercante, más aún cuando se trata de un asunto inquistorial. -Miro al segundo al mando, al que imagino que es el causante de nuestra desafortunada situación. -No puede ocurrir una segunda vez. El que haya cometido el error, será encerrado en su camarote, calculando saltos. Uno tras otro, hasta que el proceso deje de tener misterios para él y sea capaz de explicárselo a un niño. -Tampoco podía empezar a hacer castigos severos a la tripulación, los necesitábamos a todos en sus plenas facultades. Si el castigo sirve para mejorar, bienvenido sea. Y me quedaba claro que, tras unos días calculando, sin apenas descanso, le convertirían en alguien muy capaz. O eso esperaba. 

Suelto el aire por la boca antes de continuar hablando. 

-No vamos a arriesgar la integridad de la nave. No cuando no hay datos y no sabemos si se encuentra en el sistema. -Apoyo las manos en la mesa, para acabar girando la cabeza hacia el capitán. -Aprovechad el día extra para recabar toda la información posible que nos pueda ser útil. Tanto del planeta, como del propio sistema. Naves entrantes o salientes. Todo. En fin, pongámonos en marcha. -Ahora miro a mis hermanos de sangre. -Preparad el equipo. 

Intentó calmar al Justicar. - Hermano Justicar, bastante bien ha estado sin un astrópata que mirase el Sagrado Faro. Sabía que los ánimos eran muy importante, y en una misión de infiltración estar tranquilos y no precipitarse por el "Ardor Guerrero", ser discretos y disimular era mucho más importante, que entrar como elefante en cacharrería. Y eso era de un típico astartes. Ellos eran más que eso. Eran Caballeros, no unos simples astartes que se les daban misiones de "Carne de Cañón". Lo nuestro era realmente importante. Trabajábamos contra la corrupción incluso antes de que algunos capítulos hubieran tenido noticias, habíamos cumplido la misión y regresado … y esos sin tener noticias.

- Hermanos, esta nave no le gusta el combate, y nosotros tenemos una misión que no precisa disparos hasta el último momento. Es mejor, a mi parecer, para infiltarnos, parecer bobos y pasar desapercibidos, que entrar a saco y alertar a nuestro objetivo para que intente escapar otra vez. Asintió al hermano, jefe de la unidad, dándole todo su apoyo y afirmando, secundando sus palabras.

Stein se sintió profundamente decepcionado por la decisión del líder de la escuadra, no sabía si es que no tenían el suficiente arrojo para llevar a cabo la delicada tarea que tenían entre manos o que dudaban de sus propias capacidades como tecnomarine. Sin duda no dijo nada, pero su largo silencio fue bastante evocador, no le gustó la decisión y la aceptó con la tensión característica de alguien que se siente insultado. Ya expiarían esos sentimientos en las jaulas de entrenamiento.

Iré al enginarium a ayudar al motor, trataré de conseguir mayor potencia para el viaje - y sin esperar respuesta, se marchó hacía donde había dicho, cuanto antes empezara a trabajar, antes llegarían. 

Casi por unanimidad, sumado al peso de la decisión tomada por Cole y aprobada por la Inquisidora, y aunque Stein y su conocimiento de la tecnología podía ayudar durante el viaje, se decidió no forzar los motores. 

El Capitán respiró aliviado. Se le notó mucho más calmado, al menos mucho más que cuando Cole le reprocho el fallo al calcular la ruta. 

Remigio se limitó entonces a no responder, pero mantuvo una postura erguida y no apartó la mirada pese a que en ella se notaba cierto miedo o respeto hacia la imponente figura del Caballero Gris que estaba criticando su proceder. 

No obstante, y pese a todo, estaba claro que si alguien en el grupo sabía de navegar, y de viajes entre sistemas, ese era él y su tripulación. 

Sea como fuere, y mientras Stein ayudaba en el enginerium a que los motores de plasma pudieran dar algo más de su potencial, pero sin sobrecargarlos, los días pasaron sin novedad alguna y nuevamente se os convocó al puente de mando. 

- Damas y caballeros -El capitán habló por el sistema de comunicación interno de la nave-, hemos alcanzado con éxito la órbita del planeta destino. Por favor, que los miembros de la Sagrada Orden de la Inquisición se acerquen al puente de mando...

La estática del altavoz fue lo último que se escuchó.