Partida Rol por web

Al poco de empezar con el plato caliente, la persona encapuchada se acercó al posadero. Intercambió unas palabras y volvío a sentarse en la mesa, esta vez mirando a Alétheia. Ahora que la miraba directamente pudo ver como el cuello rígido de la capa le cubría hasta la boca y llevaba un antifaz tapandole de nariz hasta la frente con un color azul marino.

El posadero no tardó en poner 3 bebidas en su mesa y acercarse para hablar con Alétheia.

El señor de la mesa de al lado quiere invitaros a tomar un trago en su mesa, si os complace.

Dicho esto se retira a sus quehaceres.

Quizá otra persona tuviera miedo de alguien que se tapaba la cara con una capucha y un antifaz, pero Alétheia no. Los Misterios del Débil podían considerarse algo parecido. El Dios era caprichoso y, enmascaraba sus designios de la misma manera que ese hombre su rostro. Para ser un buen devoto del Débil debías acostumbrarte a los enigmas, al ocultismo, a los dobles sentidos, a no dejarte llevar por las apariencias. La búsqueda de la Verdad no era sencilla.

 El hombre podía taparse todo lo que quisiera que, si el Débil lo deseara, Alétheia podría ver a través de la máscara e incluso sobrepasar el plano físico para ver dentro de su alma.

     - Me siento alagada. Vayamos pues.

       Sin más la mujer se levanta y se acerca a la mesa del desconocido, mirándole con sus ojos azules, fríos. Realiza una pequeña reverencia a modo de saludo y se sienta.

Saludos, mi bella Dama - el hombre saluda con una inclinación de cabeza. Espero que mi invitación no os halla parecido demasiado atrevida, pero eres lo más interesante que ha pasado por este local en mucho tiempo. Completa la frase con un amplio gesto abarcando la sala.

Si no es mucho pedir, ¿podríais complacerme con vuestro nombre?

El tono de voz y los gestos del hombre son los de alguien con algún tipo de autoridad. Sus palabras son las de alguien habituado a hablar y a hacerse oír.

Ante el cumplido Alétheia deja escapar una risita tonta mientras se tapa la boca con la mano izquierda.

- Jijijiji- Cuando se ríe se le marcan unos adorables oyuelos en las carnosas mejillas.- Eres muy gentil.- Para de reir en seco, para continuar con un tono de voz mucho más grave y solemne.- Mi nombre es Alétheia, pitonisa del Débil, ferviente servidora del Deforme, esclarecedor de la Verdad. - La mujer parece dudar un momento.  Sopesa cuidadosamente al hombre que tiene en frente- Podría seguir con las presentaciones pero supongo que te haces a la idea ¿no?. ¿Y tú? ¿Cuál es tu nombre y edad si se puede saber?- La mujer juguetea picarona con el amuleto que cuelga de su cuello. No es más que una ramita nudosa que simboliza una mano artrítica.-No me mientas ¿eh?.

// ...mmmm... tiene cara de llamarse Marcos y tener 35 años...//

Yo me llamo Stiven, ¿sabes? llevo ya meses aquí haciendo un poco de esto y un poco de aquello porque no se me da muy bien las cosas pero ahora me han dado responsabilidades...

Stiven empieza a contar su historia, una historia muy larga. Stiven no se da cuenta de que apenas le prestan atención de sus acciones cotidianas que hacia en la granja mientras sus otros dos comensales se miran el uno al otro.

Alétheia, es un placer conoceros. El hombre vuelve a hacer una inclinación de cabeza antes de continuar. A mi puedes llamarme Mark.

He de reconocer que me ha llamado mucho la atención encontrar una sacerdotisa por aquí, especialmente una de vuestra belleza. El hombre mantiene una postura algo reservada que sin embargo no impide que sus palabras sean cálidas y agradables. Si no es mucho inmiscuirme, me atrevería a preguntaros qué asuntos os traen por aquí.

No podía evitar que le gustaran los alagos, lo cuales hicieron que se le sonrojaran las pálidas mejillas.

- Pues, si te digo la verdad...- No podía ser de otra forma-...no lo sé muy bien.- La mujer se muerde el carnoso labio inferior.-Llos caminos del Débil son enrevesados. ¿Qué decisión tomar ante una encrucijada de caminos?. - La voz de Alé cambia de la de una niña caprichosa a la voz de una solemne sacerdotisa.- He visto cosas...El Débil me ha otorgado la Visión de acontecimientos pasados, presentes y futuros. Pero no es fácil, ¿sabes?.Le gusta torturar a sus siervos con visiones difusas e impenetrables- La mujer agarra con la mano derecha su frente mientras cierra los ojos, y la izquierda la extiende en el aire en una pose casi de éxtasis.- Tratas de discernir enter la niebla pero debes probar tu valía para que Él te permita vislumbrar con claridad.- En un momento la mujer vuelve a parecer una chiquilla mientras bebe un poco más de vino.- No sé si me entiendes. Lo único que saqué en claro es que busco a un tal Lekion.¿Lo conoces?

Alétheia apoya los codos en la mesa, inclinándose hacia delante. Su aliento agrio por el vino.

- ¿Y tú qué?...Mark...¿qué haces por aquí?

¿Lekion? Pregunta el enmascarado mientras levanta la mirada y se frota la barbilla en gesto pensativo. Sí que he oído ese nombre. Es un soldado. Creo que hace poco tuvo un combate difícil y no se qué ha sido de él desde entonces. ¿Por qué lo buscas?

En cuanto a mi - se reclina un poco en el asiento, se puede decir que estoy en viaje de negocios.

- Ya te digo que no lo sé...- Era difícil explicar a los no iniciados en los Misterios de Débil su forma de actuar.- El Débil me dijo que lo buscara y eso hago. Lo poco que sé es que regresará en un par de días y que tiene un grupo de aventureros. No sé que me deparará el futuro, pero sé que quizá hablando con él pueda esclarecer mejor qué camino tomar.- La mujer se queda pensativa.- Quizás deba quedarme un tiempo...hacerme ciudadana...- Ahora Alétheia parece insegura. Era la primera vez que iba sóla, sin la protección de alguno de sus Hermanos. Mira al joven Stiven sentado a su lado y posa su mano delicadamente sobre la suya.

- Por cierto Stiven. ¿Tú sabes algo de ese Lekion?- Le sonríe cálidamente.

Stiven se sonroja cuando Alétheia le posa su mano.

Lekion es un gran guerrero ¿sabes?, dicen que el solo puede contra una escuadra completa, por eso le tienen protegiendo a Aglate con misiones complicadas, porque él las cumple sea como sea, ¿sabes?. Yo quiero ser como él, un hombre hecho y derecho del que puedas contar.

Mark agacha un poco la cabeza y suelta un resoplido mientras sonríe. A la mayoría de la gente le aterrorizaría vivir de esa forma. Esa falta de control sobre el propio destino, esa incertidumbre. Debéis ser una mujer muy fuerte para poder seguir ese camino. Menos mal que tenéis un joven valiente para acompañaros. Por cierto, ¿como os conocisteis? Si no os incomoda que os pregunte, por supuesto.

Claro que no dice Stiven con una amplia sonrisa en su cara. Estoy al cargo de algunas de las nuevas gentes que han venido y ahí donde ves a Alétheia me ha salvado de una muerte segura, ¿sabes?, porque hace dos días vino una mujer alada y me dijo que cuando volviera con Lekion me llevaría a volar ¿sabes para qué?, pues para luego dejarme caer, pero Alétjeia me ha prevenido, como es sacerdotisa ve cosas que el resto no ¿sabes?

Alétheia escucha con atención a Stiven.

- Seguro que llegarás a serlo, muchacho.- Mira ahora al hombre enmascarado.- La verdad es que  es una suerte haberlo encontrado en mi camino.

Sonríe ante la igenuidad del joven. La Pitonisa del Débil se deja acariciar por los alagos recibidos por los dos hombres que la acompañan, henchida de orgullo. Estaba siendo una agradable velada. Lejos le parecía dejar la soledad del camino, acompañada tan sólo por su borrico.

- Y ¿qué negocios te traen por Aglate?, si no es indiscrección...pareces un hombe un tanto misterioso. No sé si debería asustarme.- La muejr sonríe picarona.

Una figura encapuchada entra en la posada, sin duda, una persona escualida. Avanza al centro de la habitación y se queda mirando a la mesa donde Mark, Alétheia y Stiven están. Después de un momento se va a la barra.

El nuevo que ha entrado te ha hecho un gesto indudable con la barbilla.

Me temo que el tipo de negocios que llevo son del tipo que dejan de ser rentables si se conocen más allá de mis círculos... Comenta Mark mientras mira al hombre que se dirige a la barra y deja inconscientemente que su voz se vaya apagando progresivamente hasta convertirse en un susurro.

Y hablando de negocios - vuelve a decir en voz alta volviendo de nuevo la vista a sus comensales, me temo que hay un asunto que debo atender de inmediato. Nada que deba asustaros, mi dama, pero espero que sepáis disculparme. Consideraos mis invitados si queréis tomar otra copa o algo de comer. El tabernero ya está avisado.

El hombre se levanta y hace una leve reverencia antes de dirigirse a la barra.

El hombre se levanta y hace una leve reverencia antes de dirigirse a la barra.

- Muchísimas gracias, tomaré otra copa si no es molestia. Esperemos volver a encontrarnos.- Hizo señas al camarero para que le rellenara la copa ya casi vacía. Observó como Mark se acercó a un hombre que acababa de entrar en la taberna. Alétheia miró a Stiven encogiendo los hombros.

- Me pongo en manos del Débil en estos casos. – La sacerdotisa sabía que no era bueno curiosear donde no se debía. Si hubiera algo importante que debiera saber del amable  encapuchado  esperaba que el Débil se apiadara de ella y le iluminara con su conocimiento. Por muy retorcidas que fueran sus maneras ella  había sido entrenada para desenmarañarlas. Así que continuó hablando tranquilamente con Stiven, esperando a que alguno de los parroquianos quisiera acercasrse a consultarle algo como Pitonisa del Débil y poder ganarse así unas monedillas.
 

Stiven oye a unos parroquianos decir que han visto a Lekion y su grupo que están volviendo y vienen muy magullados.

Alétheia, será mejor que vayamos al barracon para poder ver que les ha pasado.