Octubre de 1916.
Primera línea de trincheras. Sector de Souville. Verdún.
Frente Occidental de la Gran Guerra.
VIVE LA FRANCE!
Es una mañana fría y gris.
Estáis con vuestra compañía en primera línea del frente, a escasos 300 metros de la trinchera alemana.
La artillería francesa inicia un bombardeo rutinario sobre las posiciones enemigas. Mientras tomáis la ración del desayuno, los proyectiles pasan silbando sobre vuestras cabezas.
En vuestra trinchera se respira aburrimiento y nerviosismo a partes iguales. Si bien no hay orden de atacar hoy, Souville es un sector clave en constante combate. Y los alemanes tienen una mejor posición que la vuestra.
Por ello, el cuerpo de mando francés lleva semanas buscando una brecha en las defensas enemigas que rompa el punto muerto. Pero en vano.
En los anteriores asaltos, todos infructuosos, el número de bajas ha sido elevado. Estáis a la espera de refuerzos, que tendrían que llegar hoy mismo.
Al menos, lleváis tres días de descanso... todo el que los boches os han dejado, por supuesto.
Al acabar el desayuno, los soldados no saben cómo pasar el rato. Los poilus más veteranos les aconsejan que se ocupen en algo o al menos lo aparenten, pues los suboficiales están pendientes. Al que ven ocioso, le ponen a reparar los parapetos, achicar agua o limpiar las letrinas. En los mejores casos.
- ¡DeNeuve! ¿Aburrido? ¿Con sueño? ¡De vigía al parapeto! Conard! - El Sargento Baudet es de los que se levanta todos los días con el pie izquierdo. Y no sólo por su cojera. DeNeuve es un crío, y no sabe ni disimular un bostezo. Criatura inocente… cuántos como tú se lleva la guerra.
Mientras tanto, en el búnker de la ametralladora, el teniente Krullé analiza la situación junto a varios suboficiales: C'est de la pure merde! Vamos justos de soldados, armas, munición y raciones… ¡Y dicen que este sector de Souville es una prioridad! De la pure merde!
Krullé es la persona actualmente a cargo de vuestra compañía, pues hace apenas unos días que falleció el capitán Renault. El comandante del batallón aún no ha nombrado a ningún sustituto… de las cuatro compañías, sois de la que menos se ha preocupado siempre.
Un batallón se compone de cuatro compañías de infantería. Teóricamente, cada compañía tiene 250 soldados liderados por un capitán, que se dividen en dos pelotones regidos por un teniente y que se organizan en escuadras de 15 hombres coordinadas por un cabo. Los sargentos son los suboficiales intermedios, que reportan a los subtenientes y tenientes sobre las escuadras... Teóricamente, pues aquí y ahora de los oficiales sólo queda Krullé. Y las escuadras han tenido que reorganizarse ante tantas bajas. Sois cerca de 150 soldados.
- No tenemos ninguna oportunidad ante un ataque… pobres muchachos - Se lamenta el teniente Krullé en privado en el búnker. Es un hombre serio pero afable, cercano a la tropa. Le gusta compartir las comidas, revisar la trinchera y avanzar entre las primeras filas de combate. No como el gilipollas de Renault, ex-aspirante a chupatintas en París.
Krullé se asoma a la entrada del búnker. Observa como matáis el tiempo mientras atruena la artillería francesa. Percibe el nerviosismo y el aburrimiento. Y la moral baja. No le gusta.
GUION DE LA PARTIDA
Dilemas personales de los jugadores: