Partida Rol por web

Verónica EFE

El bosque de O Cebreiro

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20/12/2022, 08:51
Verónica

Los había citado junto a la iglesia a las 8 de la mañana, una hora intempestiva teniendo en cuenta que era sábado y que los exámenes se habían acabado el día anterior. Les pidió que llevaran ropa cómoda, lo que tuvieran que más se le pareciera a unas botas de montaña y una muda de ropa para pasar la noche. La hasta el momento inaccesible y misteriosa Verónica les había invitado a pasar la noche en su casa para celebrar su 18 cumpleaños, un lugar que nadie en el pueblo había podido dar con él a pesar de que no habían faltado los cotillas. La inaccesible, aunque siempre correcta muchacha, se había acercado en los días anteriores a ellos y había estado encantadora, con una sonrisa cálida hacia los chicos y cómplice con la chica, lo que les había ganado alguna mirada envidiosa en el instituto.

La Verónica más cercana era simpática, ocurrente y siempre tenía algún comentario ingenioso sobre todo. Los acercamientos románticos no los rechazaba, pero si los esquivaba con buen sentido del humor, mostrándose disponible pero no asequible. Mientras con las chicas intercambiaba pequeñas confidencias, siempre que no involucraran donde vivía o sobre su familia, a todo eso siempre había la misma respuesta, estamos en un pueblo de cotillas y a mis padres les gusta vivir tranquilos en el monte.

Y allí estaba, con un gorro de lana blanco que enmarcaba sus facciones, unos vaqueros rotos que insinuaban unas piernas de vértigo, y un plumas de color gris perla. Los saludo enérgica con la mano según se acercaban, repartió besos a todos y los miró de arriba a abajo con una sonrisa y les dijo

- Igual vais muy frescos, en la montaña refresca por las noches, pero nada que no cure una buena queimada. Está a un paseito, pero en un par de horas llegaremos. ¿Estáis listos?

Y como no hubo mucha oposición se pusieron en marcha en dirección al bosque. Verónica caminaba con paso ágil, como si fuera parte viva de aquel bosque, y los guio a paso vivo entre robles, sauces y fresnos en dirección a la montaña. La niebla empezaba a caer y cada vez hacía más frío, un frío que se calaba hasta los huesos y que no era natural para estar a principios de verano. Verónica miró hacia atrás preocupada pero su sonrisa les devolvió algo de fuerzas y sobre todo su anuncio

- No os preocupéis, creo que mamá ha hecho para comer un pote que resucitaría a los muertos. Lo hace con un punto de picante para poder soportar mejor el frío.

La caminata duró poco más de dos horas, atravesando las partes del bosque que normalmente nadie visitaba, cruzando pequeños riachuelos saltando sobre las piedras y subiendo hacia el monte cada vez más. En un pequeño claro se encontraba la casa de Verónica y estaba claro que el siglo XXI no había llegado allí todavía. Era una construcción de al menos 3 plantas con hiedra en las paredes y que parecía haber tenido días mucho mejores. Pintada de un color de ala de mosca, que debió ser blanco hacía al menos 20 años, y con unas tejas de color marronoso, la casa no invitaba más que a salir corriendo, pero Verónica avanzó alegremente y les dijo

- Sé que pinta mal, pero por dentro es mejor, aunque hay comodidades como el WiFi o la televisión que no tenemos. - Sonrió y puso los brazos en jarra divertida - Pero no os preocupéis hay corriente eléctrica con el generador y agua caliente, y siempre hay una olla al fuego y mi madre cocina de muerte, las mejores filloas del mundo. Malo será si no os gusta la comida, malo será...

Notas de juego

Tenéis tiempo de responder hasta día 22/12 a las 20:00.

Comenzamos ^^

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22/12/2022, 10:56
Celsa

Celsa había pasado la noche sin pegar ojo.

Sus pensamientos no habían descansado lo más mínimo durante las horas de oscuridad, saltando constantemente entre el reto de obligarse a ir a la invitación de Verónica, o la seguridad de refugiarse en si misma y pasar el día hecha un ovillo en su cama. Sus padres no le dirían nada si tomaba la segunda opción, pero Celsa podía visualizar perfectamente la decepción que tendrían si no daba un paso más en obligarse a salir a la calle. Y, aunque esta decepción la intentasen esconder y la acompañasen de buenas palabras, a Celsa se le hacía aún más duro de aguantar que los insultos y las risas en su dirección de sus compañeros de clase. El motivo por el que terminó levantándose de la cama cuando sonó el despertador no era por ilusión de la invitación de Verónica, sino porque estar en casa con sus padres le retorcía aún más las entrañas que exponerse a lo que fuera que le tuvieran preparado para hoy en el exterior.

Y es que Celsa no conocía a Verónica. Bueno, es cierto que la había visto y sabía quién era: Celsa miraba a menudo con envidia en su dirección, intentando entender cómo esta chica conseguía moverse socialmente con tanta gracilidad como para que ninguna otra chica se atreviera a decir en público las críticas que murmuraban entre ellas, y como conseguía que la atención de los chicos fuera para desearla, pero sin querer humillarla. Hasta ahora, siempre que Verónica cazaba una mirada de Celsa, esta retiraba sus ojos tan rápido como le resultaba posible, con miedo de que esta fuera a dar el paso y decirle un comentario burlón delante de toda la clase.

Hasta la última vez, Verónica siempre había reaccionado con discreción, haciendo ver que no se daba cuenta de la mirada triste de Celsa. Pero ayer fue distinto: se acercó a hablar con Celsa. Pero en lugar de decirle la burla que Celsa llevaba dos semanas esperando, Verónica se presentó y la invitó a su cumpleaños el día siguiente. Ni que decir cabe que la respuesta de la tímida joven fue poco más que un balbuceo, habiendo roto todos sus esquemas...

¿Por qué motivo una chica tan popular la habría invitado a su cumpleaños? ¿para poder usarla como juego y burlarse de ella también? No había otra opción posible, eso estaba claro. Pero hoy prefería cualquier jugarreta que le tuviesen preparada que tener que enfrentarse a la mirada de decepción de sus padres. De hecho, prefería casi cualquier otra opción (pensaba mirando de reojo los cuchillos en la cocina mientras la cruzaba para salir a la calle) que volver a escucharlos juzgarla a través de las finas paredes de casa.

 


 

Cuando llegó al punto de encuentro vestía ropa ancha: un peto tejano ancho que tapaba su figura y el mismo anorak amarillo que sus padres le regalaron al cumplir los 12 años, y del que nunca habían conseguido limpiar del todo la mancha de cuando el Kevin de clase le tiró pis encima.

A su llegada saludó tímidamente con un hilo de voz a Verónica y los otros dos invitados: un chico más pequeño con el que nunca había llegado a hablar, y Cibran. Un pequeño escalofrío le recorrió la espalda al pensar en que iban a pasear por la montaña con Cibran, y recordó la vez que jugó a hacerle ver que le iba a meter una planaria bajo el jersey. Aunque es cierto que nunca llegó a hacerlo, Celsa nunca había perdido el miedo a que lo hiciese de verdad.

El trayecto por el bosque fue... terrible. Celsa caminaba detrás de los demás, cerrando el grupo, imaginándose todas y cada una de las cosas que le podrían hacer aquí, pero sin coraje para dar marcha atrás y volver corriendo a su casa. ¿Acaso le tirarían barro? ¿le pondrían insectos bajo la ropa? ¿habría más compañeros de clase escondidos en un claro más adelante para reírse?

Ver el edificio donde Verónica afirmaba vivir tampoco le causó más tranquilidad: ¡eso no era más que una casa abandonada! En su mente, dentro estarían el resto de compañeros de clase esperando para filmar con sus móviles la nueva humillación. ¿O quizás pensaban encerrarla en esa casa fantasma, y reírse de ella mientras intentaba salir?

Su voz estaba rota al responder y sus ojos casi en lagrimas, pero como estrategia de supervivencia había aprendido a ser complaciente y forzar una sonrisa al responder:

- Qué... casa más bonita Verónica... Seguro que la comida estará... muy buena... - de golpe cae en el detalle que, tal y como habla, su madre parece que está en casa: con un adulto delante no podrán hacerle nada. Y del golpe de esperanza casi parece ansiosa al preguntar - ¿Tu madre también está?

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22/12/2022, 16:40
Cibran Paradanta

Me cago en la ostia a las 8 de la mañana, quiere quedar esta puta loca, por la noche, prepare todo lo que llevaría para la excursión y pasar un par de días en casa de Vero, pongo el despertador a las 6:30 de la mañana y duermo como un lirón toda la noche.

Cuando me levanto me lavo la jeta, me visto con ropa de abrigo, no quiero pasar frío y sé que en el bosque es húmedo y frío, desayuno el fuerte:leche con pan de pueblo tostado, mantequilla y mermelada y meto alunas nueces para comer por el camino, para tener energía, cojo la mochila con la ropa, una pequeña linterna, salgo de casa y tardo unos 20 minutos en llegar donde están los demás HOLA, vamos a tu casa Vero, que nunca hemos estado porque no nos has invitado. 

¿Vaya casa, parece que ha habido una masacre o para que George A. Romero haga aquí una de sus maravillosas películas, joder 2 horas caminando si lo llego a saber va a ir su puta madre, con este cuerpazo me va a hacer andar?? Espero que la comida este de puta madre.el huesitos de Rubén cuando lleguemos no le vamos a ver de tanto que ha adelgazado-jejeje-

Notas de juego

llevo: una pequeña navaja de unos 10 cm para cortar el bocata o para jugar con algun animalito

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22/12/2022, 23:34
Verónica

Verónica no pareció tomarse a mal las palabras de Cibran y le sonrió con calidez mientras trataba de justificarse.

- Es que mis padres son de esos que se han criado en una aldea apartada y les gusta la intimidad. - Bufó contrariada - Les tuve que convencer, y me costó mucho, pero al final me dejaron que trajera a tres amigos a pasar la noche, o a comer si no os podéis quedar más. Espero que cuando vean que sois buena gente me dejen repetir más a menudo

Y sonrió de esa forma que hacen las mujeres hermosas, de esa forma que hace que los corazones pierdan el paso y se tropiecen antes de darse cuenta que deben palpitar. No parecía que lo hiciera a propósito, no es que estuviera intentando seducir a Cibrán, pero le era tan natural como subir aquella condenada cuesta que parecía atragantarse a sus compañeros de viaje. Verónica miraba hacia atrás, y veía que Celsa se quedaba atrás, así que tras un rato dejándola un poco a su aire le dijo a Cibrán

- Reunión de chicas, ahora vuelvo. Es todo recto, no tiene pérdida. - Se descolgó unos metros para llegar a donde estaba Celsa y le sonrió con complicidad, como si fueran amigas de toda la vida - Vaya subidita, ¿Eh?. Si alguien te pregunta cual es el secreto de mi trasero ya sabes cual es - sonrió divertida antes de bajar la voz  Yo, bueno, me contaron lo tuyo, y, bueno, me pasó algo parecido en mi anterior centro y, me gustaría que fuéramos amigas. Yo hago como que no me entero, pero ya empiezo a notar los murmullos cuando paso, y es horrible.

Y si alguien podía entender eso era Celsa. Le sonrió y le dijo

- Ánimo, ya falta poco. - Y volvió a donde estaba Cibrán, dejando a Celsa con sus pensamientos, comprendiendo al menos en parte lo que hacía allí y dándose cuenta que igual la vida de Verónica, por muy guapa que fuera, no estaba exenta de problemas. Al llegar a la casa Celsa expresó lo bonita que era y Verónica rompió en una carcajada musical

- ¿Me tomas por boba? Es mi casa, pero ya sé que no es un chalet en A Coruña - Sonrió mientras le daba un golpecito en el hombro y les decía - Pero tiene sus ventajas, aire limpio, sin ruidos y podemos dejar la llave debajo de una maceta sin que nadie nos robe, y sí, estarán mis padres, si no están buscando setas o leña en el monte - Aunque si había algo allí que mereciera ser robado era poco probable. La chica les guió hacia un lateral de la casa, donde se escondía una pequeña puerta de madera negra que necesitaba una buena mano de pintura.

Bajo una maceta de hierbas aromáticas se escondía una llave oxidada, vieja como ella sola, que abría la pequeña puerta de la casa, entrando a la cocina, que, como había anunciado Verónica despedía un aroma a pote que resucitaba a un muerto. Las judías borbotaban alegremente sobre el fuego dentro del típico pote pero no había rastro de la cocinera por ningún lado. Verónica miró a su alrededor, puso las manos haciendo bocina y dijo

 - Mamá, ya he llegado a casa. Vengo con los amigos que te dije. - Amigos, sonaba tan dulce viniendo de sus labios... - ¿Mamá?, ¿Papá? - La muchacha miraba a los lados intentando ver algún indicio de lo que había pasado. Miró hacia un pequeño armario armero de la entrada y sonrió despreocupada - Deben haber salido a cazar algún conejo para la cena, volverán pronto, madre tiene una puntería endiablada. - Sonrió con esas sonrisas que derretirían los casquetes polares, abrió los brazos y les dijo - Bienvenidos a mi casa, sentiros como en la vuestra. Ya sé que hace un poco de mala pinta, pero a mi me gusta... - Miró hacia los lados y de pronto se la vio nerviosa pero con una sonrisa de excitación, mirando hacia las escaleras que subían al piso de arriba - Mi madre no me deja mirar lo que hay en la buhardilla, pero ahora no están, y si me pilla y estáis vosotros no se enfadará tanto, o siempre podemos decir que vosotros me pediste verla - Sonrió con complicidad antes de preguntarles - ¿Os apetece una pequeña aventura a la buhardilla de los horrores?

Notas de juego

Tenéis para actualizar hasta el sábado a las 20:00

 

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23/12/2022, 22:57
Celsa

Cuando Verónica le manifestó su comprensión a Celsa, esta no atinaba a creérselo. Una chica tan atractiva y simpática... ¿había pasado por algo similar a lo suyo? No, era algo completamente imposible. Verónica no era una perdedora como Celsa. Ni era fea. Ni gorda y con las tetas grandes para que la comparasen con una vaca. Verónica tenía amigos, prácticamente era el centro de atención de la clase, y las únicas críticas que recibía eran por envidia. No porque lo mereciese, como Celsa.

Y sin embargo su voz sonaba honesta. Y el como le miró a los ojos al susurrarle la confesión le hizo creerla, aunque fuera algo completamente imposible.

Aún estaba alternando el rumiar sobre la honestidad de sus palabras ("¿una amiga? ¿de verdad merezco una amiga? ¿y si el acercarse a mi la convierte también en blanco de burlas? no se lo merece...") con el posible miedo a que las palabras de antes fuesen una herramienta más para hacerla confiarse y que luego la sorpresa fuese más dura ("Tania también se había hecho pasar por mi amiga, justo antes de leer públicamente ante la clase los whatsapps que le había mandado respondiendo qué chicos me gustaban"), que prácticamente no notó ese olor de fabada tan intenso, tan casero, y tan agradable. Cerró los ojos aspirando intensamente, recordando el cocido que cocinaba su propia abuela antes de morir, cuando Celsa aún era pequeña.

- La casa no tiene mala pinta... Es acogedora - titubeó a decir a modo de respuesta. Y no exageraba, ni mentía para quedar bien o evitar futuras represalias: aún siendo una casa vieja y con algo de aspecto de dejada, el interior se sentía familiar. Un aspecto que Celsa no sentía en su propia casa desde que empezó a asistir a la psicóloga, y sus padres cambiaron cada centímetro de la casa para hacerlo sentir falsamente cuidado para ella. - Pero, la buhardilla... ¿estáis seguros? - su voz tembló en respuesta a la propuesta de Verónica - ¿y si...? ¿y si nos pillan? ¿no te echarán... bronca aunque estemos contigo?

Pero sus ojos brillaban ante la propuesta de sentirse incluida en el grupo, de recibir una propuesta de juego, de aventura con una amiga. "Me gustaría que fuéramos amigasera prácticamente un sueño hecho realidad, y Celsa no tenía intención alguna de dejar que el miedo a una buhardilla la fuera a despertar de este día.

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24/12/2022, 10:32
Ramiro

Ramiro miró alrededor. Aquella casa en mitad del bosque era como el módulo ese de Cthulhu al que jugó hace tres años. La casa de Corbitt. Igualito, pero en versión gallega. Su personaje, un profesor de latín chocho y con muy mala leche, la palmó el primero después de una pifia bajando las escaleras del sótano a ciegas. ¡Mierda! ¡Aquello pintaba jodidamente mal! Cualquiera con Netflix, tenía una biblioteca entera de películas en las que un grupo de jóvenes se meten en un bosque y hay una cabaña y alguno dice “¿Por qué no dormimos aquí?” y todos dicen “venga” Todo dios sabe lo que va a pasar después y piensan “como se puede ser tan gilipollas” Ahora él era el gilipollas de aquella serie y lo que era peor, era el gordo del grupo. Eso, en el manual básico de guionista, es sinónimo de morir el primero o como mucho el segundo.

Ramiro resopló. Intentó calmarse. A lo mejor estaba siendo muy exagerado. Ya se lo dijo la psicóloga a la que iba desde cuarto. Le daba muchas vueltas a las cosas. No había que inventarse problemas antes de que sucedieran.  Simplemente era una tía que lo había invitado a su casa y ya está. Podría ser ¿No?

Sí. Claro que sí. Podría pasar perfectamente. Entonces Ramiro se acordó de que tenía una cosa en mente. Cuando Verónica le invitó, había escrito en el grupo de whatsapp de “Rebel Rising” (Un grupo de frikis de star wars) que había quedado con una tía y puso fotos del Facebook de Verónica y todos le dijeron que ni de coña, que era imposible que una tía así de buena le invitara a nada que no fuera limpiar el PC porque iba muy lento.

Ramiro se había propuesto documentar a base de fotos todo aquello para que esos cabrones se tuvieran que callar la boca así que sacó su Xiaomi del bolsillo y lo miró, pero no había ni una rayita de cobertura. ¡Mierda! Se sintió peor que todas aquellas noches que su madre le obligaba a comer ensalada de zanahoria y coles y maíz para a ver si así perdía kilos de una vez.

Bueno. Pensó. A ver… Podría echar fotos y mandarlas después al grupo e incluso subirlas a Facebook ¿No?

-Ejem.- Tosió para llamar un poco la atención de los demás

-Nos echamos un fotillo- Ramiro levantó el móvil y sonrió a los demás esperando que dijeran que sí. Puede que para ellos aquello fuera una excursión más pero para él era un acontecimiento con el que fardar durante años. 

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24/12/2022, 16:28
Celsa

Celsa reaccionó quedándose completamente inmobilizada ante la propuesta de Ramiro. La idea de sacarse una fotografía... aún peor, la idea de que le sacaran una fotografía para subirla a una red social, o compartirla con otra gente, simplemente la aterraba. Se le volvió a cerrar el alma, recordándole de nuevo quién era y que ella no pertenecía aquí: estar con gente era siempre estar en peligro.

- Ramiro... Yo... - empezó a decir, intentando articular una negativa que no sonase maleducada, cuando cruzó su mirada con Verónica. El calor de los ojos de su amiga ("mi amiga, mi primera amiga de verdad desde hace años") le hizo pensar que, por una vez, tenía que hacer caso a sus padres y confiar. Tragó saliva y bajó la mirada, intimidada pero atreviéndose a decir que si sin coacción alguna - Si... vale.

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24/12/2022, 18:22
Cibran Paradanta

Tranquilidad, aire puro, sin miradas indiscretas, un buen sitio para un asesino en serie o alguien antisocial, cuando nos abre la puerta sale un aire a comida y a humedad, el interior de la casa no es gran cosa sencilla y funcional, no le vendría mal algo de mantenimiento, así que no están tus padres y quieres que nos pongamos a cotillear en algo que tienes prohibido, imagina que en esa buhardilla a a otra dimensión o hay un zombie encadenado.

¿Ramirito que quieres una foto?? Espera a que se estén cambiando o duchando, la foto la quieres con ellas 2 no?? Porque yo no me pienso quitar nada entiendes?? - mirada de sicópata sonriendo- espero a que ellos decidan si desobedecer a los padres de Vero y ver lo que hay detrás de la puerta del ático

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25/12/2022, 10:48
Verónica

A pesar de las dudas que ofrecía el estado de la casa, la falta de comodidades modernas y el dolor de piernas de los menos entrenados entraron en la casa. Por dentro era acogedora, al menos la cocina, donde una olla borboteante y la calidez de un fuego daba una pátina de hogar acogedor, como el que esperarían encontrar en casa de una bisabuela. Celsa y Cibrán no pusieron muchas objeciones en cuanto a la casa, pero Ramiro no estaba demasiado tranquilo. Era normal, sus compañeros de excursión debían hacer cosas normales de adolescentes: Los whatsapps con los amigos, las fiestas, los primeros amores; pero él tenía la experiencia, se había formado para la ocasión.

No era la primera vez que visitaba una casa así. En sus andanzas en el mundo de Lovecraft había visitado casas parecidas, y el resultado siempre era el mismo, la muerte de todos, uno a uno, empezando siempre por la rubia, el asiático o el negro, y quedándose siempre para el final una pareja trágica que de milagro se salvaba. La buhardilla. Si estaba prohibida sería por algo, en las buhardillas había todo tipo de criaturas malignas: Trasnos, cuelebres, sombras, no quería ni pensarlo, podría haber hasta vampiros, pero se guardó decirlo en voz alta. Verónica no parecía ningún vampiro y había andado a la luz del sol, aun así, esperaba que en cualquier momento alguien le dijera que tirara iniciativa.

Celsa en romper el silencio, diciendo que la casa era acogedora. Verónica le sonrió con calidez y le dio un breve abrazo lateral antes de mirar hacia arriba y suspirar. - Ya tengo 18 años, no voy a hacer nada malo, es solo que es muy raro que no me dejen ver una parte de la casa, como si fuera a romperles lo que guarden allí. Ya soy mayor de edad, así que..... - Sonrió, avergonzada, y les dijo - Vaya mierda de anfitriona soy, después de la caminata estaréis cansados e igual tenéis hambre.

La muchacha se puso manos a la obra, puso una cafetera cerca de la lumbre, sacó una bandeja con mantequilla de la nevera y colgó una rosca de pan de un gancho cercano a la chimenea para que se calentase, sin quemarse. El olor a pan recién hecho haría salivar al más pintado. Verónica esperaba con paciencia a que la rosca estuviera lista cuando Ramiro sugirió hacerse una foto. Celsa dudó unos segundos antes de aceptar, Cibrán contestó como solo un psicópata, o alguien que fingía serlo podía hacerlo, pero Verónica rio y dijo

- ¡Claro, una foto de amigos! -miró a Cibrán y compuso una sonrisa cínica - Oh, vaya, el chico malote no quiere salir en la foto porque le da vergüenza. - Le sacó la lengua - Vas muy de borde y malo, pero después bien que pegas a quien se mete con Celsa - Le guiñó un ojo - Tal vez deberías dejarte ver más como eres, que aquí nadie te va a comer.

Sonrió luminosamente y se cogió de Celsa y Ramiro, dejando al muchacho que hiciera el selfie. Cuando dijo que iba a hacer la foto se acercó a él y le plantó un beso en la mejilla sin ningún tipo de reparo mientras sonreía. Era la viva estampa de la felicidad, por algún extraño motivo estar allí con ellos, la hacía mucho más feliz que cuando la gente le hacía la pelota en el instituto. Ramiro sacó la foto y su móvil se reinició, como si el sistema tuviera algún tipo de error. Verónica se quedó mirándolo y dijo

- ¿Se te ha roto? Creo que Celsa y yo estamos tan buenas que se te ha fundido el móvil - Y fue el turno de darle un beso a Celsa, mientras reía divertida con su broma. Verónica alzó la nariz, olisqueó y se dirigió con una sonrisa hacia el fuego. La rosca estaba lista, el café también, así que con una sonrisa luminosa sirvió café solo, acercó un azucarero con motivos típicos de Sargadelos y puso la rosca junto a una bandejita con mantequilla casera en la pequeña mesa de la cocina. Sacó unas tazas y unos cuchillos de punta redonda para que se sirvieran y les invitó a sentarse.

- ¿Queréis que corte unas rebanadas de xorizo?, yo no soy de comer a estas horas, pero al pan calentito no puedo resistirme. - Sonrió y cortó el pan con la mano pasándoselo a Cibrán y atacando a la mantequilla - La verdad es que aquí hay muchas cosas que hacer, podemos ir a pescar, ensillar algún caballo salvaje y dar un paseo, podríamos ir a la cova das bolboretas o hacer una excursión a la loma dos mortos, no sé porque la llaman así mis padres. Comed, que el pan es casero y calentito entra mejor.

Verónica hincó el diente y sonrió mientras un hilillo de mantequilla humedecía sus labios, asintiendo complacida. Comieron un rato hasta que Verónica dijo - Si queréis puedo traer un mapa para que os hagáis una idea de los alrededores, lo he hecho yo. - Sonrió a Celsa y le dijo - Creo que lo tengo, si decimos que ibas al baño y que te perdiste mis padres no se enfadarán mucho si nos pillan. Además - dijo riendo - Creo que entre Ramiro y Cibrán hay tensión sexual no resuelta, igual tenemos que dejarles un poquito de espacio para que la resuelvan.

El móvil de Ramiro había acabado de reiniciarse. Parecía que estaba todo bien. Debía haber pasado algo raro desde la última actualización de software. Aquello no era nada extraño. ¿No?. Bueno, más raro había sido que una mujer como Verónica lo hubiera besado. Tal vez era su día de suerte.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Mente Celsa

Dificultad: 10

Habilidad: 3

Tirada: 5 6 8

Total: 6 +3 = 9 Fracaso

Tirada oculta

Motivo: Mente Celsa

Dificultad: 9

Habilidad: 3

Tirada: 6 6 7

Total: 6 +3 = 9 Éxito

Tirada oculta

Motivo: Mente Cibrán

Dificultad: 9

Habilidad: 2

Tirada: 1 6 7

Total: 6 +2 = 8 Fracaso

Notas de juego

Próximo turno 27/12 a las 20:00

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25/12/2022, 10:57
_Narrador_

Celsa no sabía porqué, pero estaba segura de que Verónica deseaba ir a esa buhardilla más que nada en el mundo. Se lo veía en los ojos, quería romper las reglas porque estaba harta de aquella situación. Era un arranque de rebeldía, uno de los que se suponía que debían tener todos, de los que ella tendría si no estuviera tan rota. Era más fácil obedecer, tratar de contentar al psicólogo, dejar que el mundo pasara a su alrededor para que no le hiciera más daño.

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26/12/2022, 18:36
Ramiro

Miró el móvil. ¿Qué le pasaba? ¿Cómo es que se reiniciaba así solo? No era posible. Si él había metido su antivirus y todo eso y el teléfono nunca le había dado problemas ni nada de nada. Que raro pensó e intentó abrir otra vez la cámara, pero era abrir la aplicación y ¡zas! el móvil se reiniciaba solito. Debía ser algún conflicto por culpa de la falta de cobertura y datos. Bueno. Quizás después se arreglase. Aún quedaba tarde para sacar fotos a todo. Ramiro guardo el móvil con el ceño torcido porque sí, se había llevado un beso de Verónica, pero sin pruebas no servía para nada.

Entonces se le vino a la nariz el olor a chorizo y pan tostadito.

Yo quiero dijo y se acercó al plato y cogió una rebanada y una buena ristra chorizo y con un cuchillo se hizo un bocadillito que se metió en la boca.

Está muy bueno. La comida le había servido de refugio muchas veces cuando las cosas le venían mal dadas. Aun recordada aquella tarde que en clase de gimnasia tuvieron que saltar el potro americano. El corría todo lo que le daban las piernas y se impulsaba en el trampolín ese, pero nunca era suficiente y cuando saltaba se quedaba sentado a ahorcajadas en el potro y el profesor tenía que ayudarle a bajarse porque él no podía solo. Aún recordaba el descojone general de los compañeros de clase al grito de “otra, otra, otra” Aquella tarde cuando llegó a casa se comió dos tarrinas enteras de helado de turrón el Mercadona del tirón. Las risas seguían resonando en su cabeza, pero mucho más flojo

Estaba ya con el segundo bocata cuando escuchó a Verónica decir no se que de la tensión entre él y Cibran.

Lo que le faltaba.

No, no. A mi me van las tías y con la boca llena de pan y chorizo echó una buena mirada a Verónica y a Celsa. No fue de lo más seductor, pero había que salir de esa situación como fuera.  No tenía lo suficiente con ser el gordo del grupo que ahora lo querían liar con el chalado ese.

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26/12/2022, 21:41
Celsa

Celsa enrojeció ante el comentario de Cibran, mirando de reojo a Ramiro por el tema de la fotografía. El comentario de Verónica no mejoró su vergüenza, escuchando como hablaba de que Cibran había... ¿pegado a quién se metía con ella? Pero Cibran siempre había sido el primero en meterse con ella. De forma más suave que otros, pero bien que le había hecho algún chascarrillo menor, la chinchaba en clase... ¿por qué iba a pegar a otros por hacer con ella lo mismo que él hacía a veces?

Aún así, sin saber muy bien como ni por qué, intentó posar para la foto. Más que ir a ponerse en la foto Verónica había maniobrado a su alrededor mientras hablaba para que Ramiro tuviese que acercarse, y era imposible que Celsa no saliese en la foto si no se apartaba expresamente de forma obvia. Así que intentó forzar una sonrisa hacia la el móvil de Ramiro, con la cara roja como ella sola y intentando despegar la mirada del suelo. Su primera fotografía de grupo... con su amiga Verónica. Y fotografía hubiese capturado su sonrisa, más honesta que forzada por unos instantes, si el móvil de Ramiro no hubiese decidido reiniciarse en ese momento.

El siguiente comentario de Celsa la hizo enrojecer más aún, poniendo su cara como un tomate maduro. ¿Celsa buena? Ni de broma... Pero que Verónica hiciese el comentario honestamente, de una forma no burlona, era probablemente lo mejor que absolutamente nadie le había dicho a Celsa desde terminar primaria. Ni se dio cuenta de si Ramiro o Cibran se fijaban en ella tras el beso, o si fruncían el ceño dudando de las palabras de Verónica.

Celsa había ignorado el comentario sobre la comida. No porque no tuviera buena pinta, sino simplemente porque la comida era lo último que le interesaba hoy. Por una parte, estaba con amigos (bueno, al menos con una amiga). Por otra parte, no quería volver a atraer ningún comentario sobre que iba a engordar, y que le iban a crecer más las tetas y parecer aún más una vaca, como le dijeron en las colonias de segundo de ESO. Aunque confiaba en que Verónica la protegería, era mejor no ponerse frente a la Diana. Así pues, había aprovechado para mirar un poco los pocos adornos que había sobre la repisa de la chimenea, los utensilios de cocina que había en la zona, el estado de la casa... pensando en el por qué Verónica estaba tan interesada en subir a la buhardilla. Y asintió ante el plan de su amiga cuando esta lo verbalizó.

- Creo que... si, puedo hacerlo. - respondió sonriendo con vergüenza, mirando divertida a Ramiro y Cibran ante el comentario sobre los dos. Por una vez no estaba en el lado que recibía la burla, y además no parecía una burla de verdad, sino más bien... un juego, una broma que no quería dañar a nadie. Enrojeció de nuevo ante la mirada de Ramiro, sintiéndose observada, y avergonzada dió un paso cubriéndose un poco con el cuerpo de Verónica, a quién no molestaba en absoluto ser el centro de atención.

- Si tus padres nos pillan la culpa es mia... pero subimos juntas, ¿vale? - dijo mirando hacia la puerta, no queriendo alejarse demasiado del grupo. Con la actitud que estaban teniendo los demás con ella, y el cierto miedo que le daba la casa de Verónica y el entorno donde se encontraba esta, era una de las pocas veces de su vida en las que preferia NO estar sola.

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27/12/2022, 19:58
Cibran Paradanta

Me gusta la cocina antigua de leña, mucho mejor que la de gas,mmm un pequeño bocadillo de chorizo casero para matar el hambre, gracias Vero, bueno al final que vamos a hacer vamos al ático hacer de detectives o nos vamos a pescar y coger florecillar,para hacernos collares y diademas

Vero una cosa es que yo me meta con Celsa y otra que unos abusones quieran meterse con ella, a esos hay que darles donde duele y aparte quien les ha dado permiso para meterse con mi compi de ciencias naturales-sonrisa de oreja a oreja- yo siempre la cuido. como? Veronica me has llamado gay? en serio me has llamado gay?-mirada de ojos en sangre- ven Ramirito que te voy a comer esos morritos, me dirijo hacia él con los brazos extendidos.

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27/12/2022, 22:53
Verónica

Los tres habían tratado de hacerse una foto y la cosa no había ido bien. Celsa había pasado por todas las gamas de rojo mientras se dejaba retratar a duras penas, Verónica había compuesto un mohín al ver como el móvil se reiniciaba y se quedaba sin foto, pero lo peor recayó sobre Ramiro. Había sido traicionado por su amada tecnología. No era justo, un móvil de última generación, con antivirus, libre de aplicaciones chungas, y justo en el momento más trascendente de sus relaciones con el sexo opuesto se reinicia por si solo. Si no le hubiera costado una pasta lo estamparía contra la pared, pero lo había hecho, y tenía la esperanza de poder arreglarlo, porque si no había pruebas no habría pasado. Verónica le había besado, en la mejilla, y la mejilla estaba a cuatro dedos de los labios. Cerca, más cerca de lo que le habían besado, y quien sabía, si empezaba a correr el alcohol igual esa distancia se recortaba.

Verónica se fijó en como su comentario de lo atractivas que eran había hecho incomodar a Celsa. Le sonrió con dulzura y negó con la cabeza en una muda disculpa. No se quería burlar de ella, ni incomodarla, y parecía que todos sus esfuerzos en integrarla lo estropeaban todo. Para intentar cambiar el tema y que Celsa olvidara el desastre de la foto se ofreció a preparar un tentempié en base a pan, mantequilla y chorizo, algo sencillo pero contundente después de la caminata. Lo sirvió con una sonrisa y ella se sirvió un trozo de pan con mantequilla, mientras que Ramiro y Cibrán se servían para matar el gusanillo después de la caminata. Verónica sonrió a Ramiro cuando dijo que estaba muy bueno y le dijo

- Es que es casero, lo hace mi madre - y fijándose podrían ver como había restos de harina en un rincón de la cocina - Comed, que tenéis que crecer todavía. - Y lo dijo sin ánimo de burla, con naturalidad, animándoles a que comieran lo que hiciera falta. La actitud de Celsa no le pasó inadvertida, suspiró, pero la dejó hacer. En su recorrido por la cocina la pelirroja pudo constatar que todo en la casa respiraba un aire de rusticidad. Los vasos parecían viejos, usados más de mil veces, con ralladuras y arañazos del uso. La madera de los instrumentos de madera, como el rodillo, era negra, no por la suciedad, sino por su uso. El acero de los cuchillos era viejo, la cafetera de hierro, como si aquella casa fuera del siglo XIX y hubiera sobrevivido al tiempo. No había decoraciones encima de la chimenea y en el alfeizar de la ventana habían macecitas de barro llenas de hierbas aromáticas. Junto a la puerto habían dos ganchos de los que colgar abrigos, vacíos en ese momento, y una puerta a un armario que bien podía ser un armero. Unas escaleras les llevaban al piso superior y una pequeña puerta al otro lado de la cocina parecía llevar a una pequeña despensa de la que parecía salir una puerta a un sótano. Verónica, al ver que Celsa no comía empujó su plato y dijo con una sonrisa

- Hay que cuidar la linea, para presumir hay que sufrir.

Al proponer planes a hacer el comentario de Cibrán fue bastante cáustico. Lo de coger florecillas le hizo fruncir el ceño y decirle

- Tío, no hace falta ser borde. Luego podemos hacer una queimada o jugar a un ocalimotxo y mamarnos.... No hay discotecas muy cerca, no es muy distinto de O Cebreiro - y en eso tenía razón. Su pueblo no era de los más animados que se pudiera decir. Tal vez porque estaba picada, o tal vez aprovechando el momento dijo que había tensión sexual entre Ramiro y Cibrán. El primero lo encajó echándose hacia delante, negándolo y lanzándoles una mirada elocuente que hizo encogerse a Celsa, que tampoco había encajado bien el saber que Cibrán pegaba a los que se metían con ella. Verónica en cambio le aguantó la mirada y se la devolvió. Lo miraba como si lo desnudara, evaluándolo con una sonrisa burlona que acabó en una risotada.

- Ramiro, tío, tienes que aprender a mirar a las tías. Hay formas de mirar y de mirar. La que nos has tirado ha sido de "tía, estás jamona, ven para acá que te voy a reventar" y así lo vas a tener complicado. Hay que mirar a las mujeres como si les dijeras "Eres lo más bonito que he visto en mi vida" - rió - Aunque tu lo que quieras es jugar a los médicos. - miró a Cibrán y le dijo con una sonrisa burlona - No te preocupes hombre, que estamos en el siglo XXI, eso no es malo - y explotó en una risotada al ver como se iba hacia Ramiro.

Miró a Celsa, que aceptaba echarse la culpa siempre que aceptaran ir juntas. La cogió de la mano y estiró de ella

- Bueno chicos, os dejo con lo vuestro, Celsa y yo vamos a hacer cosas de chicas. Volvemos en 3 minutos, nada de bajarse los pantalones, ¿eh?. - Y les lanzó un beso mientras estiraba de Celsa escaleras arriba.

Notas de juego

1/2. A partir de aquí marcáis solo al destinatario de los mensajes. Celsa se marca ella sola, Cibrán y Ramiro se marcan entre ellos.

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27/12/2022, 23:03
Verónica
 

Celsa y Verónica subieron por unas viejas y chirriantes escaleras de madera en dirección al primer piso. En primer lugar iba Verónica, cogiendo de la mano a su amiga y estirando de ella y cuando llevaban medio camino del primer piso se detuvo y se puso el dedo en los labios juguetona mientras miraba hacia abajo y se esforzaba en escuchar lo que se pudiera estar desarrollando por abajo. Sonrió de forma cómplice y se acercó a él susurrándole

- ¿Tú crees que se están enrollando? - en su mirada apareció un brillo curioso - La verdad es que no podrían hacer pareja, pero no son mala gente, igual Cibrán es un poco más capullo, pero no tiene mal fondo. - Se apartó el pelo de delante de la cara antes de decirle y le apretó la mano - ¡Que tonta soy! Me muero de curiosidad por ver lo que hay arriba, pero también me da miedo - dudó un segundo antes de decir - Un vistazo rápido antes de que se maten esos dos. - Le sonrió tranquilizadora y le dijo - Celsa, yo, bueno. Solo quería decirte que no sé por toda la mierda que has pasado, solo me han llegado retazos y rumores, pero  tía, no les hagas caso. Eres muy mona, de verdad, no tienes nada que esté mal. - La atrajo contra sí y la abrazó brevemente antes de decirle - Yo me enrollaría contigo, y quien no lo piense es que no tiene ojos en la cara.

Ante la mención de la posibilidad de enrollarse Verónica se había sonrojado, como si el tema del sexo no fuera lo suyo, algo extraño pues quien más quien menos ya había triunfado. Volvió a tomar la mano de Celsa  y subieron juntas al segundo piso. La mano de Verónica era firme y suave, cálida, su sonrisa le envolvía y por su forma de mirarle se veía que estaba sumamente agradecida. Miró la puerta y la abrió, mirando inconscientemente hacia atrás y encogiéndose, como si algo malo fuera a pasar. - Me da miedo, pero tengo curiosidad...y estás aquí, sin ti, no sé si me atrevería - Se acercó a ella y la abrazó, envolviéndola en su olor a madreselva y no escatimando en la distancia. Pudo notar como sus senos se unían con los de Celsa, y para reforzarlo le dio un suave beso en la mejilla, con un ligero roce en la comisura de sus labios. Verónica le volvió a tomar de la mano, suspiró y le dijo - Es solo una buhardilla, no tiene sentido estar cagada... ¡Vamos! - Aunque los ánimos eran más para ella.

Subieron por la escalera hacia la buhardilla y lo que encontraron fue algo extraño. En la buhardilla había muchos objetos tapados con sábanas, como si fuera un museo que estuviera de mudanzas, aunque al fondo había un objeto extraño, una rueca, una rueca muy vieja que tenía cuatro hilos entrelazados donde se mostraba un tapiz a medias. Verónica le apretó la mano de pura excitación y se dirigió hacia el primer montón tapado por una sábana dejando ver un enorme caldero de cobre, sobre el que había una tapa, varios libros y una caja cerrada de color negro de madera lacada. A Celsa le recordó al tablero de Jumanji, aunque no tenía ningún tipo de marca.

 

Notas de juego

Edit: Solo formatos, el texto se mantiene igual.

Puedes hacer una tirada de mente?

2/2

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27/12/2022, 23:15
_Narrador_

Celsa y Verónica subieron por unas viejas y chirriantes escaleras de madera en dirección al primer piso dejándolos solos, con la única compañía del crepitar del fuego. La verdad es que la situación era un poco incómoda, más teniendo en cuenta que Cibrán se estaba ofreciendo a hacer algo de lo que Ramiro no estaba nada interesado, ni aunque fuera de broma.

Los pasos de sus dos compañeras se perdieron en el piso de arriba amortiguados por los gruesos muros de la casa, no había nadie más allí, solo ellos dos. Se miraron y uno intentó hablar para llenar el silencio mientras esperaban que Celsa y Verónica acabaran de su expedición de chicas cuando un sonido horrible vino desde lo que debía ser el sótano. Parecía como si unas uñas gigantes estuvieran arañando el suelo bajo sus pies, con un sonido que los hizo estremecer, acabando con un brutal golpe que hizo temblar el suelo.

Las chicas parecieron no oír el ruido, o no aparecieron, debiendo estar ocupadas en su investigación de la buhardilla. El acceso al sótano parecía estar en la despensa, una pequeña habitación contigua a la cocina que estaba cerrada por una puerta pesada de roble, por debajo de la cual se veía un haz de luz, uno que antes no estaba.

Notas de juego

2/2

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27/12/2022, 23:20
Director

Notas de juego

Actualizados. Salvo que alguien diga lo contrario el próximo turno será 29/12 a las 20:00

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29/12/2022, 12:20
Ramiro

Ramiro dio un respingo hacia atrás al ver como Cibran se le echaba encima

Quita dijo y miró como Verónica y Celsa se iban. No se lo podía creer. Iba de excursión con dos tías buenas y las dos se piraban sin que pudiera sacar una buena foto con la que fardar ¡Mierda de móvil chino!

Los pasos de las chavalas se desvanecieron arriba ¿Qué iban a hacer allí arriba? ¿Cuándo volverían? No tenía ni idea, pero deseó que fuera pronto. Si no era bastante con la faena de lo del móvil, ahora se quedaba allí a solas con el psicópata ese. ¿Se podía tener más mala suerte? Ramiro negó con la cabeza. Miró el fuego. Luego a Cibran. Los segundos se convirtieron en horas incomodas así que alargó la mano y cogió más pan de rosca y más chorizo y se hizo otro bocata y se lo comió 

Joder

Entonces se escuchó el ruido ese. Era como un arañazo y luego un golpetazo fuerte. Venía del sótano. Sintió un calor por dentro y el sudor empezó a resbalarle por la frente. Era puro canguele. ¿Qué coño sería el ruido ese? Pensó en zombies, en monstruos, en los goonies  y en la peli esa de Hostel. Dos tías buenas hacen de señuelo a dos pringados y acaban descuartizados en un sótano en mitad de Eslovaquia.

Blanco y en botella.

Acabarían hechos cachitos en una peli snuff

Fijo

¿Has oído eso? Le dijo a Cibran. Ramiro sabía que era una pregunta tonta. Salvo que fuera mas sordo que su abuela Juana, era imposible que no lo hubiera escuchado pero no se le ocurrió otra forma de decir “Estoy acojonao ¿Qué coño hacemos ahora?

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29/12/2022, 17:19
Celsa

Las palabras de Verónica le llenaron el corazón. No tanto por el hecho de Verónica dijese que Celsa era atractiva, o que hasta se enrollaría con ella, como por la honestidad de cada palabra. Celsa sintió el calor de cada frase, y esta vez no tuvo ni opción de enrojecer, o apartar la mirada negando la verdad de sus palabras, pues Verónica la abrazó cómo solamente sus padres y amigas le habían hecho cuando era una niña pequeña. 

Celsa quedó parada ante el abrazo, inmobilizada sin saber reaccionar, pues nunca hubiera esperado volver a recibir una atención así. Y cuando Verónica hizo el amago de empezar a separarse Celsa levantó también sus brazos y la abrazó, con una fuerza que ni sabía que tenía, deseando que este momento no terminase nunca jamás. Para cuando la soltó por fin, los ojos de Celsa contenían lágrimas de felicidad y una sonrisa feliz de haber encontrado alguien que, de verdad, sabía como se sentía, la entendía y le hacía lado. De que la soledad que era su vida por fin había terminado, y que con una amiga como Verónica se sentía capaz de cualquier cosa. 

Subió las escaleras tras ella, dejándose guiar por la mano de su amiga, y cuando Verónica la abrazó una segunda vez y la besó en la mejilla buscando el coraje para seguir adelante, Celsa le respondió el abrazo con fuerza, animándola y mostrándole que Verónica tampoco estaba sola. Que si la compañía de un despojo como Celsa era suficiente para ella, Celsa no sería quien se la negase.   

 


 

Una vez arriba en la buhardilla, y sin soltar la mano de Verónica, Celsa dio unos pasos en la oscuridad. Le daba miedo el lugar oscuro, con esos bultos tapados por mantas y una gruesa capa de polvo por encima? Esta sala que parecía sacada de una película de fantasmas? No, porque no estaba sola. Ni siquiera apreciaba que este era un sitio que debería darle miedo, porque Verónica estaba a su lado. Y antes se enfrentaría a los demonios de su amiga, y iría a infierno por ella, que volver a la dura realidad de su día a día, enfrentándose en clase a los matones que le harían su día a día imposible.  

Aún con la mano de Verónica cogida de la suya (a fin de cuentas Verónica le había dicho que este lugar le daba miedo, y que sólo gracias a la presencia de Celsa se atrevía a entrar aquí), Celsa dio dos pasos más, acariciando las sábanas con sus dedos, ensuciandose con las telarañas que habían crecido en la oscuridad de la estancia. Sus dedos reseguían, casi hipnotizada por ellas, las formas bajo las sábanas, hasta llegar a acariciar la madera de la rueca, hinchada por la humedad. Y si una maldición de la rueca la encerraba toda la eternidad en esta buhardilla, Celsa se sentiría agradecida de no tener que volver jamás a la realidad, su duro día a día. El tirón de Verónica hacia la olla, los libros y la caja la despertaron de su ensueño.  

- Qué es esto Verónica? - preguntó en voz baja, casi en un susurro que rompió el silencio que las rodeaba, fijándose en la caja.  

- Tiradas (2)

Motivo: Mente

Dificultad: 0

Habilidad: 0+2

Tirada: 5 7 10

Total: 7 +2 = 9 Éxito

Motivo: Mente

Dificultad: 0

Habilidad: 0+3

Tirada: 1 1 2

Total: 1 +3 = 4 Éxito

Notas de juego

Me he liado con el móvil y la tirada... Tengo un bonificador de Mente de +3, no de +2. No sé qué tirada quieres considerar como correcta, si la primera con el +3 en lugar del +2 o la segunda que ha tiene el +3... Como decidas!

Creo que el formato del texto me ha quedado más o menos bien... Me ha faltado poner en negrita el texto, pero no consigo hacerlo desde el móvil.

Por cierto, se te ha colado un Daniel al final de tu mensaje ;-)

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29/12/2022, 19:37
Cibran Paradanta

Pues si Vero lo casero tiene más sabor, ingredientes naturales y nada de conservantes y sobretodo el cariño de hacerlo con tus propias manos, cojo otro trozo de chorizo y pan, yo estoy fuerte mirar que músculos, marco bíceps, no hace falta emborracharse para divertirse, el alcohol mata las neuronas, no soy borde soy sincero y directo, Ramiro creo que si hubieras traído carboncillo y papel hubieras hecho mas que con el móvil, ok Vero iros a maquillaros un poco, nosotros nos quedaremos aquí