Partida Rol por web

Pues si es un portal es que se puede atravesar, la causa del mal que se produce en esta ciudad proviene de ahí y estoy dispuesto a averiguar que es y acabar con ello. Voy a seguir el camino de Leuvan y entrar por el portal.

¿Alguno se viene?

El samurai se detuvo un instante para preguntarle a los demás, para después empezar a avanzar hacia el portal con sus armas desenvainadas.

Yo me apunto, me gusta lo desconocido y explorar lugares remotos. Esperemos poder regresar si no nos gusta donde nos lleve este portal y si conseguimos encontrar a Leuvan.

¿Alguien más se nos une? pregunto a sabiendas que no nos iban a dejar solos nuestros queridos compañeros.

Giró sobre si para colocarse frente a frente con la sacerdotisa. – Mi deber es ir, y ayudar a mis compañeros, allí seguro que hay innumerables peligros y necesitarán mi ayuda. – Comentó señalando el portal. - ¿Lo entiendes, verdad?... – Desconocía si Elytharra iba a querer acompañarles, pero no era él quien debía decidir por ella así que el pensamiento de pedirle que le acompañara se le fue rápidamente de la cabeza, no quería ponerla en peligro.

-Sea entonces, que la voluntad de los ancestros sea la de nuestro salvo regreso.- Dijo admirando el portal que les invitaba a ser cruzado y luego a los decididos rostros de los demás aventureros.

-No sabemos a donde nos llevara ese portal ni cuando tiempo tardaremos en llegar así que si nos vemos solos no nos movamos del lugar en un tiempo prudencial a la espera de los demás... si ese momento no llega, buena suerte entonces.-

La sacerdotiza sonríe con dulzura y dice - Por supuesto. Pero es un lugar al que no puedo acompañarlos. Mi lugar está con mi gente - retrocede y los mira a todos.

- Oraré por ustedes cada instante, cada momento. Todo para que tengan la posibilidad de regresar con bien - la sacerdotiza comienza a brillar con una luz blanca que les genera paz, seguridad, confort y serenidad.

- Vayan con bien - y les deja el camino libre hacia el portal, esperando que crucen.

Kamui sin pensarlo más, se adentra por el portal

Apesadumbrado por sentir el deber de pasar el portal, Tanay se acercó a la sacerdotisa. – Nuestros caminos se separan mi señora, pero prometo que volveré a su lado. – La agarró por la cintura y robó un beso de los cálidos labios de Elytharra, para después dar media vuelta hacia el portal. – Que Heironeus nos proteja, tanto a los que quedan, como a los que marchamos. – Comentó el Paladin justo antes de traspasar el portal…

Al decidirse todos a cruzar, pasan por el portal y sienten como si comenzaran a caminar hacia el infinito sin avanzar. Al ser conscientes de esta sensación, comienzan a caer en un abismo infinito.

Cada uno ve su vida en aquel vórtice lleno de luz como si de una película se tratara. Hay una especie de transformación en su interior que les impide ver con claridad y un calor inmenso comienza a emerger de su interior. Su recuerdo de ustedes mismos comienza a cambiar aunque aún pueden sentirse como extranjeros.

El vacío comienza a desaparecer y ustedes van perdiendo la conciencia mientras sienten que el suelo se acerca. La oscuridad los rodea y lo último que ven en sus mentes es la imagen de la elfa indefensa pidiéndoles ayuda.