Hice un alto para pensar qué podíamos hacer.
-Vamos a tu casa, veamos películas y comamos palomitas como cuando era una niña, me gusta hablar contigo.
Mientras esperaba a ver si le gustaba el plan, decidí responderle y para ello me paré frente a él con un sonrisa y acomodándome el escote.
-Él me gusta pero no lo quiero sólo para meterlo en la cama. Roy me gusta de verdad... ¿Lo entiendes?
-Debes cometer tus propios errores supongo...- se encoge de hombros.
-No tengo tiempo para tanto, hija. Tengo un compromiso a media noche. Aún nos queda media hora, podriamos pasear de camino al casino.-
-¿Como es esa tal Frannie?-
Me fastidió un poco que no tuviera nunca tiempo para mí, odiaba esas cosas porque lo tenía todo pero a él más de un par de horas, jamás. Sin embargo le hablé de Frannie, aunque segura de que él notaba mi desencanto. Me conocía mejor que nadie.
-Es sexy, muy caliente... Una joya, pero menor de edad. Realmente no creo que te gustaría mucho... Creo.
Si, estaba molesta pero no podía ocultarlo como pretendía.
-Quizá deba conocerla...-
Seguis hablando de nada y mil cosas hasta que llega el momento de separaros. Te pide un taxi.
-Cuidate hija.-
-Quizás...
Le di un par de besos y me subí al taxi que me había pedido. De camino a casa iba pensando en todas esas cosas que habíamos hablado y también en las que no. Finalmente me tiré en mi cama apenas cerrar la puerta y me quedé allí, intentando dormir.