Por supuesto mamá me puso un trozo enorme delante para que me lo comiera, para que engordara como una foca. Seguro que tenía envidia. ¿Que quería, que me avergonzaran en el colegio? Ahora tendría que vomitar en el baño a media noche. Mierda.
¿Por qué tenía que hacerme esto? Traté de comérmelo sin saborearlo, como me aficionara, estaba jodida, jodida para siempre. Si hacías deporte y te movías como yo, podías comer un poco todos los días, incluso pasta alguna vez. Lo quemabas. Lo que no podías era darte al enorme bollo como aquel.
La miré cuando me dijo eso que me querían. ¿Que me queréis? ¿Y por eso me haces este pastel? Y me sentí totalmente vengativa. —¿Que me queréis? Claaaaaro que lo se— si me quisieras me harías una ensalada sabrosa que pudiera hasta repetir y ni llegaría a mi límite de calorías. Me quieres, sí, me quieres engordar. —¿Por qué dices eso? ¿Es que os váis a divorciar?
Tu padre rió ante la idea del divorcio, las buenas familias cristianas no se divorciaban. No, eso era para liberales que querían meterla en caliente en todos lados, intercambiar parejas o criar hijos que no eran ni suyos.
-No, cielo, no nos vamos a divorciar. Queremos que sepas que este viaje es tan importante para ti como para nosotros. Confiamos en ti y creemos que actuarás obviamente como debes, dejando a tu familia en buen lugar- parecía como si estuviera hablando de meterte en una secta en lugar de una excursión entre animadoras. ¿Habría algo que no te contaban?
Ja, reían, pero en el fondo... no se por qué se aguantaban. Si se divorciaran, podría pedirle cosas a una y a otro cada vez. Y estarían más felices.
—Esto parece un capítulo de Juego de Tronos, esa serie que yo no veo pero que todos mis compañeros sí, donde sólo hay familias y salen mujeres desnudas y decapitaciones. Allí también que dejar a las familias en buen lugar y esas cosas— les dije. —Yo haré las cosas bien, pero por mí, porque tengo que hacerlas. No me tenéis que hacer chantaje emocional.
Yo no era tonta —¿Pero que pasa? ¿Si no os vais a divorciar, por qué estáis así? Estáis raros— le pasé la pelota. Era obvio.
-No, cielo, no nos vamos a divorciar- cortó tu madre a tu padre. -Acaba el plato, lávate los dientes y a dormir. Mañana es un día importante y no quieres llegar tarde, ¿verdad?
Ella se levantó a recoger la mesa, mientras tu padre volvía al sofá a tumbarse para engordar la cena.
En el 99 no había JdT xD
—Nunca llego tarde... — respondí. ¿Por qué me trataban como si temieran que fuera a ser mi hermana. Aunque ella también era perfecta hasta que no lo fue. Besarse con chicas tenía ciertos problemas.
Pero procedí a hacer lo que ellos me decían, dientes, pijama y a dormir. Estaba cansada de discutir con todo el mundo y quería que llegase mañana, el gran día.
En el 99 no había JdT xD
Mmmm considera serie similar. La más pecaminosa posible. No me acordé de la fecha.
Tus padres no te dieron más la paliza, se quedaron cuchicheando entre ellos en el salón cuando te lavaste los dientes. Si no se iban a divorciar a saber qué se les pasaba por la cabeza. ¿Por qué le daban tanta importancia a aquella excursión? ¿Pensarían que te volverías también lesbiana o algo? A saber.
Lo más parecido sería... ¿los vigilantes de la playa? No sé xD
Te dejo ahí por si quieres escuchar a escondidas a papá y mamá, sino avanzo.
No tenía ni idea de por qué estaban tan excitados, ¿quizá mi hermana se volvió pecadora y lesbiana en una excursión como esta? A saber. Quizá estarían preocupados porque yo era su hija pequeña. Me daba igual. Podría aguantar todo lo que me echaran. ¡Sí! Lo había demostrado. Ahora que era menor, pero en el futuro hasta llevaría un arma. Sería la chica más autosuficiente de todo el país. Ahora, debía dormir cuanto antes para estar preparada mañana.
No, avanza, que Sandy no escucha cosas raras xd. Prefiere no saber.
El despertador sonó a la mañana siguiente y te levantaste para no ser una vaga, claro. Abajo te esperaba un desayuno de lujo: ensalada de frutas, tortitas, tostadas, cereales, leche y zumo de naranja. Era como si tu madre tuviera remordimientos por algo y lo compensara engordándote. O a saber. Ya la noche anterior comprobaste que estaban todos muy raros.
-Papá y yo te acompañaremos al autobús- te informó tu madre cuando te sentabas a la mesa. Tu padre estaba en el otro extremo bebiendo un café humeante y leyendo el periódico. Normalmente era como si no existieras en ese momento del día, pero ese día te miraba de reojo más que mirar lo que leía.