- Oye... Enyra es una buena chica. Cuida de ella y fíate...- Te susurra sorprendentemente antes de marchar.
-¿Estás segura de esto, Rain? -Preguntó Winston. Sintió que la reina hada se estaba dejando arrastrar por sus intenciones, por las intenciones de, al fin y al cabo, alguien que prácticamente le era desconocido. ¿Qué derecho tenía Winston para aparecer en un mundo que no le pertenecía y cambiar el destino de uno de sus habitantes buscando mejorar el mundo propio? No le parecía bien que Rain cambiará su vida por una de sus búsquedas.
-Si vinieses... ¿Al volver podrías ocupar tu lugar?- Winston parecía intentar encontrar un motivo para que el deseo de venir del hada no le pareciese tan malo sabiendo que era consecuencia de su propio deseo. No quería sentirse tan egoísta.
- Si el viaje no dura demasiado puedo recuperar mi reinado. No habría problema, de momento claro. - respondo a su última pregunta, la decisión estaba tomada y tal vez necesitaba salir de mi burbuja perfecta para abrir paso a otros mundos diferentes al mío. Anhelaba brindar mi ayuda a Winston y dado que nadie quiso colaborar, no deseaba faltar a mi palabra ya que una promesa en Nunca Jamás tenía que cumplirse si o si.
- Descuida Winston, deseo ayudarte en tu mundo. Sólo te pido que regresemos juntos a Nunca Jamás. Sólo eso. - afirmo en un tono dulce pero atenta a su respuesta.
La mudez de Tueray era perfecta en esta ocasión, no podía decir nada, le dolía el pecho solo de pensar en que se alejaba de aquel lugar. Los nervios no eran excepción, una mezcla de tristeza, miedo controlado y desconocimiento era todo lo que le quedaba tras trabajar saliva para humedecer su seca garganta.
-Volveremos. -Afirmó Winston sonriendo. Ya estaba hecho. Ella parecía haber tomado una decisión.