Partida Rol por web

Cerebro había sido construido por  Charles Xavier en la parte  sur de la mansión,  tras algunos tuneles subterraneos. Es una sala enorme en forma de domo,  cuyas paredes parecian pequeñas pantallas que muestran y traducen lo que un psiquico de gran poder  percibe. Jane habia usado cerebro antes, pero no tenia el poder del profesor para conectarse con la máquina. Los poderes del profesor Xavier eran superiores a cualquier mutante conocido a ese nivel,  había estudiado por años los secretos de la mente y  trataba en lo que podía de ayudar a todos.

No era poco común que los llamara a la sala de cerebro, ya en otras oportunidades les había reunido ahí básicamente para mostrarles algo.

El profesor en privado te contesto que lo sabía, que tenía respuestas a tus preguntas, y que hablarian  de todo ello en cerebro, cuando estas ahi te das cuenta que no estabas equivocada, la pantalla mostraba la ciudad de  Nueva York y sectores de alrededores conectados por una especie de telaraña mental, y el origen parecia ser  en un sitio cerca a los Muelles.  Pero era necesario que el profesor explicara que era eso, así que esperaste a su información.

El profesor los mira  de lado a todos y señala un mapa de Nueva York en la pantalla.

Los estudiantes estan bien-  replica- el ataque  no les afecto especialmente- murmura dandoles la espalda pues no puede  mirarles directamente con el dispositivo - pero revisare luego el estado de cada uno, pues hemos presenciado un ataque psiquico de grandes proporciones.

De repente ustedes  ven que del mapa  salen unas lineas de conección que  alumbran y conectan casi todo el lugar

Jean - mira a la mujer hablando de algo que posiblemente los demás aún no comprenden- tu apreciación  fue certera. Tenemos ante nosotros un poder de control mental bastante sofisticado, es más - su voz suena sombría- es casi como si fuera otro cerebro, pero.. la tecnología no es de la tierra. Esta controlando a todas las personas de la ciudad.

Dice explicando las  conecciones en el mapa.

Percibo que casi todan la ciudad de NY estan frente a sus televisores en estos momentos, pero  aún no siento ninguna  señal o mensaje claro. Pone la mente en blanco de sus víctimas, y en estos momentos,  las personas de la ciudad estan  siendo controladas.

Dañar las centrales electricas  solucionara el problema temporalmente pero causará un daño mayor a la gente, pues una descarga puede matarles. Hay que luchar con lo que sea esta en el origen de todo.

En el centro de todas las conecciones se muestra un punto de la ciudad,  era cerca a los Muelles, especificamente en  uno de los grandes depositos.

Pero hay algo más  mis X-Men, percibi durante el ataque a la mansión que el ataque no les afecto a ninguno de ustedes, y sé que un aparato de esta capacidad  pudiera si quisiera ocultar su origen, pero en este caso, lo muestra claramente.

Los mira tratando que entendieran el mensaje de lo que podía significar esto.

Siempre me fascinaba asistir a estas sesiones en la sala de "Cerebro" , escuchando al profe en su lenguaje críptico muchas, intrigante, con toda aquella miríada de pequeñas pantallas en derredor. Me quedé mirando el mapa de NY , las múltiples conexiones, a la vez que escuchaba atenta al Profesor. No comprendía cómo un poder cómo el que relataba podía existir, ya que no me cabía duda de que nuestro profe era único, y solo Jane podía casi igualar.

Lo que sí estaba claro eran las intenciones de quien quiera que fuese la mente perversa del ser que ejecutaba el ataque. Cerré los puños y apreté los dientes en una mueca de ira contenida.

-¡Ese bastardo nos quiere a nosotros! -me ajusté los guantes con  ganas de repartir tortazos.

La verdad es que me alegré de no tener que romper los televisores. Sabía que al profesor, o a la mansión X, no le faltaban fondos, pero bastantes cosas se rompían en el día a día o cada vez que alguien nos hacía una visita como para añadir las televisiones a la lista. Miré a los alumnos volver en sí y aunque les dediqué una sonrisa para intentar tranquilizarlos mi ceño estaba fruncido. Sentía cierta preocupación.

La llamada del profesor fue atendida de inmediato. Nos llevé a Logan y a mí a la entrada de la sala de Cerebro y esperé allí a los demás. Para cuando estuvimos dentro, lo primero que hice fue respirar con alivio al oír que los estudiantes estaban bien.

Después de eso seguí escuchando, y cuando el profesor terminó de hablar lo miré un instante.

—Pero, si no oculta su origen... —dije, sin ver qué me estaba perdiendo—. Probablemente será una trampa, pero no tenemos muchas más opciones. —Después de eso me fijé más en el profesor—. ¿Entonces el ataque es tecnológico? ¿No es cosa de un mutante?

Parecía que todo había pasado, aunque no comprendía muy bien cómo lo habíamos conseguido. De una manera u otra, el profesor nos hizo llamar, tal vez para explicarnos qué demonios acababa de ocurrir.

Ya había hecho algún viaje utilizando el particular don de Rondador, sin embargo, seguía sin acostumbrarme. Llegamos rápidamente hasta Cerebro, donde ya estaba reunido casi todo el grupo. Esforzándome para que nadie se diera cuenta de lo ligeramente mareado que estaba tras el viaje, escuché con atención las palabras del profesor, seguidas de las de Rogue y el propio Rondador.

- Quiere que vayamos a por él. Nos lanza un reto el cual estoy deseando aceptar. - era evidente que se trataba de una trampa. Ya fuera mutante o no, quería que fuéramos a por él. - Por muchas habilidades humanas que tenga, es una estupidez llamar la atención de tantos mutantes. O es mutante, o no trabaja solo, o ambas. Lo que está claro es que no nos lo pondrá fácil, ni mucho menos.

Me giré hacia Scott, - Una vez dicho esto... ¿cuándo salimos, jefe? - terminé diciendo, usando un tono sarcástico en la palabra "jefe", sin ninguna intención de disimularla.

Los alumnos estaban bien, eso era lo principal, pero cuando estuvieron todos en la sala de Cerebro, y  el Profesor les explicó la situación, quedó patente que habían tenido suerte.

Controlar todo New York no es algo que pueda realizar cualquiera. Tiene que ser alguien muy poderoso. Y que además nos conoce, ya que nos ha dejado libres de su control 

Los demás habían llegado a la misma conclusión que Scott. Era una trampa. Pero el caso es que ellos sabían que era una trampa y podrían estar preparados. Para eso entrenaban tan duro en la sala de peligro.

Cíclope no hizo ningún comentario ante el tono de Lobezno, estaba acostumbrado, aunque el cristal de su visor brilló un instante.

En cuanto nos cambiemos. Si nos están esperando lo mejor es ir bien vestidos, no vayamos a defraudar a nuestro anfitrión. ¿Verdad?

Profesor iremos a ese muelle que ha detectado en el Pájaro Negro. Si detecta alguna cosa más avisenos.

Ya siendo consciente de que había acertado en su deducción, decidí mantener esa conversación en privado con el Profesor en una primer instancia porque necesitaba respuestas y odiaba estar con la incertidumbre de una obviedad. No obstante cuando tocó trasladarse hacia Cerebro un montón de sensaciones invadieron en mi interior, pero las dejé pasar porque toca centrarse. Muchas veces siento que soy un volcán a punto de erosionar, aunque no sea en este momento. 

Una vez se explican los eventos y sus razones, quedé allí escuchando a los demás. La situación es muy clara, y el hecho de estar una ciudad perdida en el influjo de aquel control mental, preocupa y exaspera por igual. Pero como todo, siempre hemos estado preparados para lo que sea. - Tienen razón en lo que dicen, nos atrae y dejarnos libres es un movimiento pensado, un llamado de atención. Sabe que iremos hacia él. - respondí tras aquellas palabras escuchadas. - Es tal cual menciona Lobezno... Dudo que esté solo, aún así no sería mal plan fingir que caemos como pobres incautos a su trampa. - dije al desviar la mirada hacia quien he mencionado. 

- También algo me dice que nos conoce demasiado, por alguna razón que no puedo explicar. - agregué en función de mi análisis y la intuición que está a flor de piel. 

Todos habíamos llegado a la misma deducción, la cual no era muy compleja... ni siquiera para mí. Pero había algo que me preocupaba más allá del hecho de ir voluntariamente hacia una trampa.

- Creo que tenéis razón y nos conoce. A pesar de entrar en su trampa como si no nos hubiésemos dado cuenta, es posible que luego no podamos hacer mucho. No se llama a un grupo de mutantes como nosotros sin un plan, y si es cierto que nos conoce, sabrá de nuestros poderes y puede que nos encontremos con un reto diseñado para nosotros.

Una llama dentro de mi pecho crecía a cada instante. Deseaba con todo mi corazón salir ya al encuentro y separar la cabeza del resto del cuerpo a todos y cada uno de los que habían osado poner en riesgo la escuela. Pero si era cierto que nos conocían, sabrían que teníamos a Jean y al Profesor. Molestar y poner en riesgo a los seres queridos de dos mutantes con sus capacidades, era una estupidez.

Teniendo en cuenta que el resto eran inteligentes, probablemente ya habrían llegado a tal deducción. - Si vamos a entrar en su juego, deberíamos hacerlo con nuestras reglas. Creo que ir juntos es ponerle las cosas fáciles a quienes estén detrás de esto. Lo mejor es que cuando lleguemos, nos separemos para cubrir más terreno. - mi mirada se centró en Jean y en Scott. Cualquiera que estuviera atento podía darse cuenta del cambio de expresión en mi cara. De una animada y cargada de adrenalina al mirar a Jean, a una mucho más seria y cargante al mirar a Scott, sabiendo además que la última palabra de cualquier plan era la suya.

- Una vez en el sitio, Jean podría localizar las amenazas, Rondador llevarnos hasta cada uno de ellos y el resto nos encargamos de lo demás. - dije mirando esta vez al Profesor, creyendo de verdad en que era un buen plan, aunque supiera que en cuestión de minutos lo desmontarían, proponiendo planes más "inteligentes" y enrevesados.

A Ciclope no le gustaba la idea de separarse. Eran un grupo, y funcionaban bien como tal. Había costado muchas horas en la Sala de Peligro llegar a la afinidad que tenían.
Lobezno siempre había sido un solitario, y a pesar de que era un hombre X de pleno derecho y lo había demostrado en más de una ocasión, no por ello podía quitarse las antiguas costumbres.
Y Scott no era un lider al que no le gustase escuchar las opiniones de los demás. En eso consistía el ser de un equipo. Pero finalmente las decisiones, y las responsabilidades, recaían en él.

Primero lleguemos al lugar y hagamos un reconocimiento aereo, los sistemas de camuflaje del Pájaro Negro nos ayudarán. Luego ya veremos, aunque siempre que nos hemos separado ha acabado mal la cosa.
Además, creía que disfrutabas de los retos. ¿No dices siempre que te aburre la sala de Peligro? Seguro que sea quién sea el tipo que nos quiere no logrará que te aburras.

El profesor Xavier hace un largo suspiro y escucha la pregunta de Kurk.

-No estoy completamente seguro Kurt de que se trate de un mutante, pero el universo es enorme y es posible que existan fuerzas que no conocemos, la tecnología que siento es algo completamente distinto a lo que estoy acostumbrado, así que queda la duda de su naturaleza.

Eso lo dice con parsimonia y misterio, como si él mismo no comprendiera bien a que se enfrentan.

-Es cierto que es una trampa o una invitación, sean prudentes X-Men no sabemos si sus intensiones, por el momento es un acto de invasión o un acto de comunicarse, sea cualquiera de las dos lo que hace esta afectando a la humanidad, y si se expande a otras ciudades es un peligro prioritario.

Entonces habla a la mujer peliroja

-Jean- dice el profesor – debes tener cuidado, si su poder es psíquico debes cuidar que no trate de dominarte

Y luego le habla al resto

- X-Men Tengan cuidado me comunicaré con los demás para que vuelvan a la mansión, estaré aquí haciendo seguimiento a la situación y protegiendo a los alumnos, trataré de ayudarles en la distancia si es posible.

Y siendo así todos corren alistarse para lo que sea que les espera. El ave Negra los espera en el Hangar.

Asentí a las palabras de Cíclope y del profesor cuando estos hablaron. No creí necesario añadir nada más.

Tardé menos de cinco minutos en estar listo, y de ese tiempo casi todo fue para ponerme el traje. Era cómodo, y desde luego estaba mejor preparado que los que usábamos en el circo, eso era bueno. Por lo demás, cogí lo de siempre, deseando en silencio poder dejar esta vez las espadas en el avión. La posibilidad que había comentado el Profesor, que fuera sólo algo intentando comunicarse, era una esperanza a la que agarrarme para evitar la violencia, aunque no parecía lo más probable.

Ya en el Hangar esperé a que llegasen los demás antes de subir al Pájaro Negro.

—No me siento muy tranquilo dejando a los chicos aquí si de verdad ese... Lo que sea, puede encontrar la forma de controlarlos —les comenté—. Parece que por ahora lo hemos arreglado con lo de la antena y la energía, pero nunca se sabe. Aunque para cualquier cosa, está el Profesor.

Después de esas palabras me encaminé hacia la nave.

—Bueno, démonos prisa, meine Freunde. Cuanto menos tardemos en aclarar esto, menor será el riesgo.

-Tampoco yo estoy tranquila, Rondador. Pero pronto regresaran nuestros amigos, o algunos de ellos. Y, de cualquier forma, creo que el ataque es para que nos movilicemos. 

Corro hacia el hangar. Vamos directos a la boca del lobo. De otro lobo. Es tan evidente que marea. Miro a Lobito, me giro hacia él.

-Prudentes, dice el profe. Y añade que puede ser un acto de comunicación. !Me da la risa! Creo que a veces al Profesor se le va un poco la cabeza, ¿no te parece? Demasiada carga mental. Diez pavos a que suelto la primera hostia. 

Le sonreí maliciosamente. 

Luego de lo conversado, simplemente asentí a las palabras del Profesor y seguí los pasos de mis compañeros hacia el otro punto de encuentro. El cambio de ropa fue en verdad muy rápido, tampoco es que voy a arreglarme para un momento especial. De momento la seriedad reina en cada expresión del rostro, que ahora libre de algún gesto divertido, refleja una máxima concentración a lo que debo hacer ante la situación. 

Sigo en parte conectada gracias a mi poder y también aferrada a esta realidad que se me antoja insufrible. Me preocupan los chicos, pero estoy convencida de que Xavier puede controlarlos mejor que nadie. Y nosotros de alguna manera nos apañaremos para descubrir que hay detrás de esta manipulación psíquica tan descarada. 

Una vez en el pájaro negro, tomo asiento en el lugar que me corresponde mientras acomodo mi rojo cabello. Sigo en silencio, atenta a todo, pendiente. 

Por las palabras de Scott, me había malinterpretado.

Estaba deseando hacerme cargo de los responsables. Pero habían conseguido algo que muy pocos conseguían. Habían conseguido poner en jaque al Profesor, poniendo en riesgo a los alumnos de la escuela, solo para llamar nuestra atención. No sabíamos de qué podían ser capaces si su objetivo fuera más allá y trataran de hacer daño a la escuela y todos los que vivían en ella.

Con el tiempo había cogido cariño a esos granujas, y me preocupaba de verdad que alguien pudiera llegar a ellos con tanta facilidad. Por eso debíamos hacerlo bien y pronto.

Podría haber contestado a Scott, pero no hubiera servido de nada.

Durante el viaje, traté de dejar de lado a los alumnos, debía estar centrado. Las palabras de Rondador, hicieron que volviera un poco al mundo. - No te preocupes. El Profesor ha dicho que llamaría a Gambito y Tormenta, y además está él. La escuela estará a salvo, sobretodo porque centrará la atención en nosotros.

Las palabras de Rogue consiguieron desconcentrarme de la misión por unos instantes. No por sus palabras hacia el Profesor, ya que no compartía su punto de vista. Xavier se había convertido en la persona que más respetaba en el mundo, la única capaz de dar todo de él por salvar la vida de un solo mutante o un solo no-mutante. Y además, una de las dos razones de que me quedara en la escuela a ayudar y me uniera a los X-Men. Sin embargo, esbocé una sonrisa al escuchar a Rogue, - Que sean veinte... No sé que le ves a Gambito, de seguro que lo pasarías mejor conmigo. Una pena que no pueda ser... - dejé caer al mismo tiempo que mi mirada se desviaba hacia Jean de una manera furtiva.

En el asiento del piloto Scott iba comprobando los sistemas mientras los demás se sentaban y comentaban el problema que tenían en ciernes. Conectó los motores y estos empezaron a calentarse mientras la compuerta que daba paso a la túnel de salida se abría. Le parecía bien que se preocuparan por los alumnos, pero había que centrarse en lo que les esperaba. Activó los propulsores y el Blackbird empezó a recorrer el túnel hasta llegar al hueco en el acantilado por el que la nave salía al exterior.

Muy bien gente. En breve estaremos en New York. 

Salieron de la pista secreta de la mansión hasta el punto acordado. La ciudad de NY se veía normal desde las alturas, solo que a diferencia de muchas veces, el tráfico se había paralizado. La gente se agolpaba en los locales comerciales que exponían televisores en sus vitrinas, y el usual bullicio de la ciudad estaba en silencio.

Llegaron a lugar. Cíclope activó el camuflaje de la nave y todos bajaron.

Contenedores enormes hacían el sitio una especie de laberinto en las alturas, pero ustedes ya tenían localizado el punto, este enorme lugar era un depósito de productos industriales. Pero como el resto de la ciudad parecía desocupado, ausente, pero sabían que era el origen.

El deposito industrial era el típico norteamericano, enorme con un techo curvo y de paredes metálicas, sin ventanas, y sin otro sitio que entrar que la puerta, que curiosamente estaba abierta, no de par en par, sino simplemente ajustada.

Llegamos al lugar donde se había detectado el origen.

Contenedores por todas partes decoraban aquel lugar. Nos había hecho venir hasta este lugar en especial. Lo más inmediato era que en alguno de los contenedores encontraríamos algo de interés. Pero estaba claro que era una trampa, y no convenía ir a lo loco abriendo contenedores, sin saber qué había en ellos.

Di un par de pasos hacia delante, dejando atrás al grupo. Cuando estuve a unos tres metros de ellos, me quedé observando el lugar, cualquier tipo de movimiento que no fuera causado por el viento. Alcé ligeramente la cabeza y empecé a olfatear cualquier olor que se asemejara al humano.

Si hubiera alguien, mutante o humano, el Profesor o Jean lo hubiesen encontrado. Pero debía haber alguna razón para traernos aquí.

Me giré a Jean, - ¿Localizas alguna persona? - miré de nuevo alrededor, para volver a mirar al grupo, - ¿es posible que algún tipo de metal pueda anular los sistemas del Blackbird, o desviar tus poderes, Jean?

En cuanto hice la pregunta, de nuevo me giré para repetir la misma operación, mientras esperaba una respuesta. Observé y olfateé el lugar y los alrededores en busca de cualquier cosa que no encajara con un depósito industrial abandonado.