Corren tiempos siniestros.
El Reino de Khorden ya no existe. Los clanes bárbaros luchan entre sí. Las Valkirias del Templo de Avesta, una vez guardianas y protectoras de todo lo que era justo y bueno, están prácticamente extinguidas. El Bosque Oscuro, antiguo hogar de los elfos, está ahora infestado de monstruos, una parodia retorcida y enfermiza de su antiguo esplendor. Ni siquiera la Orden Arcana de Varya ha podido hacer frente al creciente Culto de Tanathos, el Dios de la Muerte: los demonios y los aparecidos campan a sus anchas sobre la tierra y nadie puede detenerlos.
La última esperanza entre tanta desesperación es encontrar el Talismán de Kauldros, la única reliquia que puede volver a cerrar los portales entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Pero el Talismán ha estado perdido desde el Alzamiento del Dios de la Muerte y sólo un loco osaría desafiar los peligros que su búsqueda conlleva.
Cae la oscuridad. ¿Vivirás para ver un nuevo amanecer?
En el rico Ducado de Parker, gobernado por su filantrópico Duque Hammond, un antiguo aventurero que labró una inabarcable fortuna que, tras abandonar la vida de Mago herrante, se estableció en una villa empobrecida en la que invirtió su basto capital, convirtiéndola en un pueblo próspero y rico.
La orografía del ducado es peculiar. La villa y sus terrenos de labranza se encuentran en una planicie rodeada por escarpadas cumbres que apenas dejan un paso hacia la población que se mantiene cerrado durante los inviernos más duros y, en general, de dificil tránsito en la estación fría debido a las nieves.
Dentro de la extensa planicie de no menos de 500 hectáreas habitables a su vez rodeaba un gran lago en el centro del cual había un islote usualmente cubierto por la bruma del lago, por lo que era conocido como La Isla Nublada.