Partida Rol por web

Miro a Mileva mientras termino de masajearme la pierna, al principio con seriedad, pero termino por atisbar una mínima sonrisa con su frase, lo que es un gesto notablemente raro y que desaparece muy velozmente. Las noticias, de hecho, van muy a tono con mi gesto serio, asintiendo ante las palabras de Arlick sobre ir a buscar al resto. Desenfundando mi acero con cuidado, me apresuro a bajar para ir a buscar a los tres que faltan, confiando en que ninguno haya salido al exterior mientras tanto.

Cuando los encuentre, les diría que subiesen con Arlick y él les explicaría el resto, y en caso de que me falte alguno, que dónde está.

Fuiste al piso inferior a buscar al resto. No tardaste mucho en encontrarlos y todos te siguieron a la planta alta. En a penas un instante, pudiste notar una gran presión. Pues vuestras vidas, corrían peligro si Arlick estaba en lo cierto.

La caja tenía un pequeño puzle como cerrojo. No tardaste mucho en abrirlo. En el interior de la caja, había un libro no muy grueso, recubierto de un cuero negro y algo cuarteado.

El libro en cuestión, no tenía titulo ni dibujos en su portada.

Mientras tanto, pudiste notar como Cenora volvía escaleras arriba.

Cenora a penas tardó unos minutos en volver con el resto. Todos estaban callados y parecían algo preocupados.

Arlick, que se había posicionado en la ventana, pudo ver como esas criaturas llegaban a la aldea. Parecían relajadas, pero desde luego, peligrosas. Medían sobre un metro y medio, pero sus músculos estaban curtidos y vestían con cuero. Además, de tener alrededor de su cuerpo, cadenas enrolladas.

Un vistazo sobre ellos os permitió daros cuenta de que más que monstruos salvajes, parecía una patrulla.

Teron, por su lado, había estado entretenido con la caja de madera, la cual consiguió abrir.

Tras unos minutos, la patrulla se colocó frente a vuestra casa y comenzaron a montar un campamento. Aún inconscientes de vuestra presencia.

Teron se hallaba asombrado ante la presencia de las criaturas verdosas. ¿Qué eran? Bueno, eso estaba intentando analizar. Oculto y observando a través de una ventana agrietada por no decir hecha añicos, pedía a los demás hacer silencio llevándose un dedo índice a los labios y levantando las cejas. Quizás si aún no les habían visto podrían planear una vía de escape, o quizas una pelea justa.

—Parecen unos humanoides bastante toscos, pero no sabemos si pueden ser o no peligrosos. Si fuesen vagabundos no creo que irían solamente pertrechados con armamento... estoy seguro de que deben pertenecer a un grupo más grande con calidad de cazadores o exploradores. ¿Tan viejo es este lugar que ni siquiera tienen ganas de saquear sus restos?

Teron observó al resto del grupo con curiosidad, quizás ellos tuviesen un plan listo mientras que él solo estaba curioseando a los pieles verdes.

El grupo parecía indeciso ante la situación. Mileva, Borden, Amuyen y Cala estaban en la habitación en silencio. La tensión se respiraba en el ambiente, y cuando Teron habló en voz baja, sus palabras parecieron retumbar por toda la habitación, pero los seres de afuera pareció que no se dieron cuenta.

Mientras tanto, las 3 criaturas que allí había, empezaron a encender la hoguera. Sus "palabras" eran toscas, más propias de un animal que de una persona, pero tras observarlos con atención, quedó claro que podían comunicarse entre ellos y que son inteligentes.

Mientras pensabas en las criaturas, vino a tu mente el recuerdo de un libro cuyo titulo no consigues recordar. En el libro, se relata una leyenda que habla sobre unas criaturas de piel verde, pequeñas y salvajes que asolaban las tierras del sur-este, realizando asaltos a los comerciantes que se aventuraban a ir al este y secuestrando a niñas y mujeres para violarlas y engendrar más criaturas.

En la leyenda, se dice que estas criaturas provenientes del mismísimo infierno son muy peligrosas y crueles, además de tener una pasión natural sobre quemar todo lo que se pone delante de ellos, sobre todo en combate.

El libro como tal, trata sobre cuentos y leyendas de las regiones fronterizas con las tierras desconocidas, pero estas historias no tienen pruebas de ser reales, y por tanto se clasifican por leyenda.

No me gustaba nada la situación. Esperaba que esas criaturas se largaran del lugar al ver que no hay nadie o al menos, siendo algo inteligente como parecen, se dignaran a intentar seguir algún rastro o algo parecido. ¿Van a acampar aquí porque esperan por alguien o simplemente porque es un lugar bien defendible? Todavía no lo tenía muy seguro, incluso cuando parece que hablan entre ellos como signo de inteligencia.. Además, como cazador soy consciente de que no se puede matar a toda criatura que moleste; por diversas razones pero el atacar sin sentido era una característica principal de los humanos, no de otras especies que conociese.

Recordando un poco la casa comienzo a pensar en qué se supone que podemos hacer para salir de esta situación... ¿escapar? No, esa no es una opción... miro a mis compañeros y queda claro que no todos serían capaces de bajar de un primer piso por una de las ventanas sin hacer el mínimo ruido para no alertarlos. ¿Dialogar? Es una opción, pero en el lugar en el que nos encontramos y con la habilidad de utilizar el fuego sería un peligro si lo hacemos desde aquí. ¿Luchar? No me apetece nada, aunque tendríamos la ventaja en un asalto por sorpresa... ¿Qué demonios debería hacer? Un simple movimiento en falso puede poner en peligro a la gente y hacer que la situación empeore todo más. Mientras me alejo un poco de la ventana y me acuclillo hacia mis compatriotas, comienzo a hablar en un tono muy bajo; el mínimo y necesario para que me escuchen. Solo tengo una idea, combinando las dos últimas, y creo que solo unos pocos podremos llevarla a cabo.

- Chicos, tengo una idea... pero creo que a la mayoría no le gustará. Por desgracia.-  Espeto, mirando principalmente a los más viejos que no espero que hagan mucho, aunque creo que es la forma de dejarlos a salvo.- Saldré por la ventana de la otra habitación, que da al lateral de la casa y me esconderé en el bosque para preparar mi arco por si ocurre cualquier cosa.- Explico, guiando un poco con mis manos la situación a la que pienso más o menos establecerme. En caso de que me viesen y vinieran a por mí conozco la situación de las trampas. Sería ventajoso porque no podrían moverse tan libremente como yo.- La idea es que me deis 5 minutos y baje otra persona.- Miro directamente a Cenora, es la persona que considero más adecuada para este trabajo.- Para aparecer por otro lado e intentar dialogar con ellos...- Hago una pausa, pensativo. ¿De verdad podríamos tener la posibilidad de hablar con ellos? El problema es que pueden tener una aldea cercana y si simplemente los matamos podríamos tener problemas si un grupo más grande viene.- Si la cosa va bien y podemos comunicarnos con ellos no hay problema, pero si la cosa va mal, siempre estarás con la espada para luchar, yo con mi arco para darte apoyo desde el bosque y quienes estén dispuestos a luchar podrían salir de la casa para emboscarlos por tres puntos diferentes.-Estoy pensando si esperar a que me contesten, pero estoy seguro de que muchos podrán dudarlo, algo que no ocurrirá casi seguro si salgo ahora mismo del lugar. Soy el que corre el primer riesgo, cosa que no me importa, y si a alguien le sale mal lo que tenemos pensado ya estaré preparado para ser un apoyo. Por lo que, sin esperar respuesta comienzo a moverme lentamente a la habitación de al lado para bajar por el lateral de la casa, observando primero que no haya nadie ni nada que me vea y así dirigirme lo más silenciosamente posible hacia el bosque. -Estaré atento a la situación. Si queréis actuar de otra forma yo solo actuaré en caso de combate.- Y termino saliendo del lugar

—Detente, Arlick. Estas criaturas no están hechas para el dialogo. ¿Acaso no ves sus ímpios aspectos? He leído hace un tiempo acerca de estos pieles verdes y ciertamene son un enemigo a tener en cuenta. Mi recomendación es aprovechar el elemento sorpresa para una emboscada o irnos de aquí mientras aun no conocen de nuestra presencia aquí.

Teron le interrumpió derepente, tanto a él como a todos los demás que se estuviesen escondiendo ahí. Más a modo de advertencia que de consejo.

Observando el pequeño grupo con atención, trago saliva y medito. Es extraño verme tan meditabunda, algo lógico después de pasar tanto tiempo enfocada en el presente inmediato. Escucho las palabras de uno y de otro, aunque compongo una sonrisa irónica ante la primera frase de Teron.

- Impío aspecto, esas palabras han usado alguna vez al ver que tengo un brazo que es el doble de alguno que lo decía. -comento de pasada, sin levantar el volumen- No, estoy con Arlick... No podemos matarlos sin más. Son evidentemente una avanzadilla: o negociamos o nos vamos. -por desgracia, ya me había hecho ciertas expectativas con respecto a ese lugar- Echa un vistazo rápido a ese libro* que tienes. Si una de las opciones más probables es que quien viviese aquí y no se llevaron algo tan caro como un libro, quizás tenga información de la zona y nos diga qué es eso. -sugiero tras ese momento de meditar.

Haced lo que creáis conveniente, ya que no puedo estar ahí para ocuparme yo.- Espeto en tono serio cuando Teron me para en el umbral de la puerta, diciendo claramente que no es posible dialogar con esos seres. ¿Cómo podría estar tan seguro por simples cosas que ha leído y nunca se ha encontrado con ninguna?- Matar por matar no es diferente a comportarnos como bestias. Al menos démosles la oportunidad de dialogar... Puede que si hablan nuestro idioma podamos obtener más información aunque sean hostiles.- Hago una pausa mientras ajusto mis ropas y demás para salir por la ventana de al lado como tenía pensado, intentando hacer el mínimo ruido.- Y esperar a que se vayan no es una opción... Qué ocurriría si escuchan ruidos dentro y utilizan fuego en una casa de madera? Espero que al menos tengáis la inteligencia de hacerles una trampa haciéndoles pensar que venimos de otro lado y la gente que no puede luchar esté a salvo, pase lo que pase.- Termino, saliendo finalmente por el umbral de la puerta y haciendo exactamente lo que había dicho que iba a hacer. Ahora todo depende de ellos, pero como descubran que en este edificio hay tanta gente escondida no quiero ni siquiera pensar en lo que podría ocurrir.