Llegáis a los aposentos del rey, en el que hay dispuesta una gran cama, en la que podrían caber hasta cuatro personas. Todo es dorado, hay una mesa grande al lado de la puerta con un espejo donde la reina se maquilla cada día, y sus utensilios de belleza y otra mesa cerca de la cama con dos sillas y un portavelas.
En la pared numerosos cuadros de los descendientes del rey y la reina cuelgan como recordatorio de sus hazañas en el reino.
Vosotros diréis :)
Miré a la sirviente con gesto serio:
- Prepara algo para beber para la reina y para mi. Luego prepararás el baño para que nos bañemos mi esposa y yo. ¿te apetece algo, querida?.
Aunque mi reina me había prometido un trío con la bailarina, parecía que esta noche no podría ser.... Al menos con ella.
Hice que mi cuello crujiera mientras entraba en los aposentos con gesto neutro. Nuevamente vuelta a la monotonía marital. La sorpresa era que esta vez mi marido no saldría por la noche en busca de amorios.
-Estoy harta de tanto vino esposo. Un poco de cerveza sería de agradecir, si.- Comenté mientras me iba deshaciendo de los abalorios, pendientes y colgantes, guardándolos en una pequeña caja.
Asentí a las palabras de Szvesta y volví a dirigirme a la criada:
- Para mi también, pues...
Me acerqué a mi esposa por detrás y le dí un beso en su cabello, como muestra de afecto.
- Como deseéis, majestades. - Asiente a los reyes, para enseguida llevarles una jarra de cerveza y servir la bebida en los vasos.
Una vez que termina de preparar el baño, que ya tenía prácticamente acabado y del que ella misma querría disfrutar, vuelve a dirigirse a Tavern y Szvesta. - Ya está todo listo, espero que a su gusto. ¿Hay algo más que esta humilde sirvienta pueda hacer para complacer a sus majestades o a sus invitados? - Se ofrece rápidamente.
Recibí la cerveza y le posé la mano en el rostro del rey con cariño.
-Hummmm Ahora que lo mencionas, Bennett, si hay algo que podrías hacer.- La reina se giró y sonrió a Tavern con travesura.- El rey no recuerda muy bien como funcionan los baños mixtos. Quizás querrías ayudarme e explicárselo...
Sonreí a mi reina, entre cariño y picardia, y luego miré a Bennett en silencio, esperando a que entendiera la petición de su reina y hiciera lo que le había pedido...
Bennett asiente a la reina, quedando a la espera de su petición, que la deja algo perpleja y confusa incluso tras esas sonrisas cómplices, siendo ella su mujer. ¿Ha oído mal o se imagina cosas?
- Pues... Son baños que comparten varias personas sin importar su sexo, claro... ¿Es vuestra voluntad que ayude a su majestad con su baño y a relajarse, tal vez? -
Sonriendo me puse al lado de Bennett.
-Buen dominio de la práctica, pero la lección será mas práctica.- Pasé una mano fría por su hombro con delicadeza, tomando un mechon de su pelo entre mis dedos suavemente.- Si estás dispuesta, por supuesto. Por mucho que mi rey lo desee, se comportará si prefieres salir del cuarto. No habrá ninguna repercusión despúes de lo que ocurra aquí esta noche.
Me acerqué a su oido, mirando al rey.
-Mañana las cosas seguirán como siempre, pero esta noche, puedes gozar con el rey y conmigo, si así lo quieres.
Les dediqué a ambas mujeres una sonrisa seductora, mientras las observaba, complacido, como interactuaban entre ellas. Sin duda esta iba a ser una noche de esas que íbamos a disfrutar los tres. Además, si mi a mi reina le complacía la sirvienta, no me importaría que la tomara como amante regularmente... Sería una delicia que compartaramos la cama con esa belleza los dos, aunque solo fuera para dormir.
- Claro. No se me ocurre nada más parecido a la gloria que una noche así. - Sonríe a la reina, algo tímida, pero dispuesta. - He de suponer que tengo libertad para actuar esta noche entonces, ¿No es así? - Prefiere asegurarse alternando la mirada entre los reyes, nerviosa, aceptando la propuesta aunque temiendo el tomar la iniciativa.
La reina sonríe complacida.
-Bueno, dependerá de lo fuerte que te ate su majestad...- Deja escapar una risa, complacida por la respuesta de la doncella.- Estoy bromeando, descuida. Haz lo que te plazca.
Me hice a un lado, mientras me deshacía de mi cinturón y poniendo los pies en el cabecero de la cama me deshacía de las botas. El vestido y la posición dejaban ver los pálidos gemelos de la reina, bien torneados por el ejercicio diario.
Con una sonrisa seductora, le dije a Bennett:
- Ayuda la reina a desvestirse...
Sin duda era un espectáculo de lo más erótico, ver como dos mujeres hermosas se desnudaban mutuamente...
Sonríe a la broma de la reina y se acerca a ella por detrás para obedecer al rey, al que mira un segundo antes de acariciar los hombros de Szvesta y empezar a quitarle poco a poco el vestido, dejando que la tela se deslice lentamente por su piel cuando cae y acercándose a oler discretamente su pelo, cerca de la oreja.
También se quita su cinturón y lo deja caer al suelo, quedando su vestido más suelto.