Galfen entra al salón real. Todo está desordenado debido a la cena que tuvo lugar, y algunos siervos recogen la mesa en ese momento. Ailara está sentada en una silla con aires de aburrimiento.
El mago parece vagar sin un rumbo fijo, dejando que sus pasos le lleven en cualquier dirección. Está pensativo.
- La hermosa bailarina de nuevo... - Comenta obsequioso cuando se percata de Ailara - ¿Tan pronto acabó la fiesta? Y perdonadme si me equivoco pero parecíais con hambre de más. En fin, imagino que no es la conversación de un hechicero lo que buscáis. Quizás deba retirarme por hoy a mis aposentos sin más.
El mago habla como si no hubieran charlado antes principalmente por la presencia de los sirvientes, de los que sabe que tienen el oído muy fino y la lengua muy larga.