Antes de que el rey llegue el mago responde:
- Ni os trato como estúpida ni busco entretenimiento con vos señorita - dice con una sonrisa aún pero con tono y ojos de advertencia - Antes al contrario, pues de no ser así no me hubiera molestado en dirigiros la palabra. Nobleza o plebe, no son más que palabras ganadas al azar. Lo que me interesa es la ambición, y puedo verla en vos, brillando en vuestros ojos clara como el sol de mediodía. Y quizás por ello ambos podamos salir beneficiados de nuestro encuentro...
Sus palabras, dichas en tono de confidencia, se elevan tras el pequeño discurso a la par que extiende su capa para saludar al rey que se acerca por el jardín.
El mago hace un gesto de bienvenida con su capa a la par que una inclinación de cabeza.
- Mi buen señor, ¿qué os trae por tan aburrido paraje cuando hay una fiesta para vos en el interior? - rie - Y se de buena mano que amáis un buen festejo casi tanto como a vuestra esposa. No buscaréis a este aburrido y tedioso mago imagino, ¿quizás a la belleza que me acompaña?
Termina señalando con su mano abierta a la bailarina.
Lo que me interesa es la ambición, y puedo verla en vos, brillando en vuestros ojos clara como el sol de mediodía. Y quizás por ello ambos podamos salir beneficiados de nuestro encuentro...
Ailara rió tras escuchar a Gaalfen
-En verdad, gran hechicero, además de sabio, tenei un gran sentido del humor, pues, ¿que desea alguien tan excelente como usted, de alguien como yo? solo sé bailar y cantar-
Ailara puso el gesto serio, e hizo una reverencia ante el rey Tavern
Le dediqué a la pareja una leve inclinación de cabeza, a modo de saludo, y les hable:
- Disculpad por interrumpiros. Estoy buscando a mi esposa, ¿sabéis alguno a donde a ido?.
Cuanta prontitud al buscar a su mujer... Piensa para si el hechicero con curiosidad al conocer el motivo de la visita del soberano.
- Recién acaba de abandonarnos, mi rey. Si mis oidos no me engañaron, volvía a la sala de banquetes a continuar los festejos. - le contesta con su sonrisa más obsequiosa. Después añade percatándose del gesto preocupado del monarca - ¿Algo os atribula, mi rey? Si de cualquier ayuda puedo seros...
Negué con la cabeza con una sonrisa despreocupada:
- No es nada, solo quiero hablar con ella de unos asuntos menores. Si me disculpáis, parto en su busca, no os molestaré más...
Tras despedirme de los dos, regreso a la sala de banquetes, buscando a Szvesta.
Cuando el rey se va el mago vuelve a girarse hacia la bailarina para continuar la esquiva y delicada charla que mantenían.
- Bailar y cantar son talentos nada despreciables. Y no son los únicos. Sabéis despertar el deseo de los hombres mejor que muchas mujeres, conducir los ojos donde queréis que miren... Ambos sabemos que eso no es pecatta minuta - el pañuelo que antes encantó se dobla para tomar la forma de ella sobre su hombro y menea las caderas de manera insinuante - Y aunque lo fueran, como ya os dije, no es vuestra capacidad si no vuestra ambición lo que me interesa.
La noche va cayendo y el mago alza su vista hacia las estrellas que van asomando en el firmamento. Tras un par de segundos añade.
- Pero en fin, no insistiré más en el asunto. A veces un viejo mago se pierde en sus divagaciones.
- Búsqueme si su corazón ambiciona algo en este reino, señorita. - dice el mago con una sonrisa amable dando por concluida la conversación y andando de nuevo hacia el castillo, por cuyos pasillos caminará tranquilamente de camino a sus aposentos.
No se si hay escena en los pasillos o similar en la que me pueda incluir.
Antes de que el hechicero se fuese, Ailara lo intentó retener con sus palabras de nuevo
-¿Y si hubiera algo que ambicionase más que nada en este mundo? ¿Que pediría a cambio el todopoderoso Galfen Maardan?-
El mago detiene su caminar y se gira a mirar a la chica.
- No hace falta que me adules muchacha. Se que estás acostumbrada a ello, pero yo soy de los que adula, no de los que son adulados, igual que tú, y ambos sabemos que disto de ser todopoderoso aunque tenga mis trucos. - Pese a sus palabras sonríe, y ahora es una sonrisa sincera, no como las de pega que se pone para complacer a los nobles usualmente, aunque la diferencia es sutil - Si ansiais algo... Bien, negociar con la ambición es uno de mis pasatiempos favoritos. Quid pro quo, dicen los sabios. Hoy por vos, mañana por mi.
Mientras hablaba el mago anadeaba lentamente de vuelta mirando a las plantas y las estrellas. Finalmente se inclina hacia la bailarina cuando está cerca, mirándola directamente a los ojos.
- Así que decidme que queréis... y veré que os pido a cambio.
No te preocupes por la tardanza, solo que no sabía cuanto ibas a tardar ^^ Perdón si fui impaciente.
-Bueno- Dijo Ailara sonriente
-Siendo tan sabio en tantos campos, quizás no le cueste mucho averiguar lo que quiere una pobre bailarina por estos lares-
-Lo que sigue teniendome intrigada, es que desearía alguien tan poderoso de alguien tan plebeya, no logro entenderlo-
- La sabiduría importa poco cuando se trata de los deseos de las personas, ya que estos rara vez atienden a razones lógicas - el mago hace un gesto con las manos y las sombras de los setos, proyectadas por la luz de la luna y las estrellas, se tuercen y giran adoptando formas que narra el mago - Te sorprenderías de lo que he visto... Un poderoso caballero que deseaba una habitación llena de mariposas... Un rey que ansiaba ser una niña pequeña... Un anciano granjero que quería beber sangre de demonios...
Con un breve chasquido de dedos rompe el encantamiento y las sombras vuelven a ser simples manchas negras de setos ocultando el cielo.
- Así que no, no se que es lo que quieres querida amiga. Se lo que podría ofrecerte sin embargo. Una vida cómoda, una cama caliente y un plato lleno por el resto de tus días... Si es eso lo que buscas claro. - los ojos de Galfen brillan un momento bajo la escasa luz de la noche.
Ailara le devolvió una sonrisa afilada al hechicero
-Mientras sea esa la propuesta, tendré que declinar, y ahora, si me disculpa, soy yo la que vuelve adentro-
vuelvo a la sala principal
El mago queda solo ante la serenidad de la noche y de los preciosos jardines reales, sigue haciendo frío, y los pájaros cantan junto con el ambiente de fiesta que se respira dentro.
En tal caso, tras un par de minutos el mago decide retirarse a caminar tranquilamente por los pasillos un poco a ver si encuentra a algún otro caminante nocturno o si escuchase alguna conversación hablada a media voz en la tranquilidad de la noche. Si no fuera así, vuelve tras su paseo a la sala de banquetes.