Partida Rol por web

Sam salió a toda velocidad con su scooter y se internó en la multitud, haciendo zig zags peligrosos y pateando culos de zombies, que caían y cambiaban la trayectoria, pues el sonido ensordecedor de aquella bestia de dos ruedas enloquecía a la masa. Algunos zombies caían y sus cráneos eran aplastado por una moto enfurecida y un motorista cabreado, era como un espectáculo de circo.

Las paredes del refugio habían cedido, lo que ya no lo convertía en un lugar seguro, algunos zombies habían entrado segundos antes como antorchas humanas y un grito agudo, como Michael Jackson cuando hacía el moonwalk pero algo más flipado. La cuestión era que mientras Sam salió vosotros habíais salido por patas en la dirección contraria a los zombies, y eso había ayudado a que el resto de masa putrefacta cambiara de objetivo y fuera por Sam.

El problema vino cuando la moto se paró súbitamente, pues algo se había atascado en la rueda. Sam cayó al suelo y los zombies ahora caminaban lentos pero decididos hacia un objetivo fácil. Para Sam no había ahora más via de escape que pelear, o rezar la providencia, pues estaba totalmente rodeado.

- ¡Oh no!.- Decía la chica nueva mientras señalaba hacia Sam

Mientras el repartidor se las daba de héroe Dy Mama pilló su cuerda de tender y la cabeza de Bill en lo que salía corriendo. No iba a dejar su camiseta de los Bulls firmada por el señor Jordan a merced de esos putos zombies.

Como todo blanco el de la moto acabó cagándola, y Dayane tuvo que improvisar. Dejó la camiseta a buen recaudo dentro de su escote, hizo un nudo con la cuerda de tender pasándola por el agujero del mango del machete y lanzó la cabeza del pobre Bill, all que le había dejado una marca del pintalabios en la mejilla segundos antes, todo lo lejos que pudo, a un lado, para llamar la atención de los zombies, que con lo gilipollas que eran no tardarían en correr hacia el novedoso sonido.

— ¡Besad al memo de Billy! —Tras eso se puso a una distancia prudente de sus "compañeros" y comenzó a darle vueltas al machete en el aire con la cuerda al estilo vaquero. No había pasado cada verano de su infancia en una granja de Texas por nada.— ¡Yiiiijah! —Cualquiera que se acercase lo lamentaría.

Mientras Sam se encargaba de hacer su trabajo, él observó a la chica blanca preguntándose si estaba bien y también consultándoselo a ella, mas la chica se distrajo lo suficiente como para ignorarlo y señaló al tipo del scooter. Entonces volteó a ver qué pasaba y chasqueó la lengua.
—Joder, ya está perdido —dijo inescrupuloso.

Revisando entre sus cosas, se dispuso a recargar la pistola. No obstante, antes de terminar, la negra enloqueció.
—¡Joder, negra! ¡Tenemos que correr, no te pongas a hacer bailes tribales ahora! —exclamó.

Ofuscado frente a la locura de la compañera, giró a Wonder Woman.
—Primor, me parece que tenemos que salvarnos nosotros, ¿por qué cuernos estás así vestida?

Estaba en malas condiciones, pero no estaba perdido del todo. Reviso la rueda de la moto para ver si podía desatascarla, era su mejor opción. Si no podía hacerla arrancar, debía desarmarla de algún modo para usar sus partes como arma o buscar algo en los alrededores que le sirviera de ayuda.

Las putrefactas cabezas de los zombies cercanos a Dayane eran cortadas sin piedad, haciendo que cayeran al suelo con un sonido de chapoteo formado por la sangre y el cerebro que hacía de colchón para esas cabezas, pues estaba todo el césped lleno.

La mitad de los zombies nazis cambiaron de ruta, desinteresándose por la moto pues no hacía ya ruido. Sam logró comenzar a desatascar la rueda de la moto, pero tuvo que usarla un par de veces de barricada, pues los zombies comenzaban a estar muy encima suya. Esta era la última oportunidad, si no estaban perdidos.

Sam pudo observar una figura lejana, que caminaba con pies estables y un ritmo lento pero constante. Llevaba algo en la mano que era casi tan grande como él.

Aún estaba lejos, pero pronto sería un problema, pues os sacaba dos cabezas

- Estoy bien... gracias.- Dijo la joven asintiendo con la cabeza.- ¿Por qué voy vestida así? Es la ropa de mi galaxia... no soy de aquí.

Sam abrió los ojo como platos al ver lo que se acercaba; era al zombi de la gatling! buscó algun zombi con remera azul, o lo mas cercano posible; lo subió a la moto en marcha y le puso su gorra azul mientras apretaba el acelerador en alguna dirección; con suerte al grandote de la gatling le llamaría la atención para que el pueda salir de allí. Al levantarse la nube de polvo de la moto al salir debía aprovechar para volver con su grupo.

Observó a la loca en mallas momentáneamente y enarcó las cejas al oír lo de galaxia. Le resultaba a cuento chino, lo cual tenía su cuota de incredulidad. De todas formas, le asintió un par de veces y giró el rostro a ver como Sam se las veía negras con los zombis.
—De tu galaxia o no, tenemos que salir cagando de aquí —sugirió teniendo el arma recargada.

Sin embargo, el del arma grande lo hizo detenerse, quedándose congelado ante semejante cosa.
—Eh...

Desde que el alboroto empezó, Luca, no había movido ni siquiera un solo dedo para ayudar al grupo. Solo corrió como cobarde. Fue capaz de coger a su querida Almohada-esposa, y llevársela algo alejada del refugio junto a sus herramientas "ninjas".

- Eso es, trabajen, negros. ¡Den lo mejor! - Lo decía con determinación... sí, pero lejos de toda la acción. - Oye, negro. ¡No te quedes toda la carne fresca para ti solo, debes compartir!

Los zombies que habían arrasado con el refugio, no tardarían demasiado en detectarlo e ir hacia donde se encontraba.

- ¿Alguien me dará una mano, cierto? ¡Los negros no mueren en las películas de zombies, no teman! Sí, como no. - El menor problema que tenían ahora, eran los zombies pequeños. Había aparecido una cosa bastante grande... No, no era el pene de Luca (que por cierto, es bastante pequeño), era el semejante arma que cargaba aquel zombie consigo.

- Ya Sam está muerto, olvídense de él. Ayúdenme a proteger a Yuko-chan. - Es un maldito gordo despiadado, lo dijo sin compasión alguna.

Dy se lo estaba pasando genial. El tinte debía de haberle llegado al cerebro para desatar su loca interior...¿más?

Por suerte o por desgracia dejó de lado su juego de vaqueros a tiempo al ver a semejante mole pútrida y armada con una gatling tamaño XL.

— Nene, a alguien le van a dar por culo con un buen trozo de carne zombi, y no va a ser a Dy Mama. —Con el camino suficientemente despejado dio un chasquido acompañado de un movimiento de cabeza y se alejó de la escena. Nunca había sido la heroína de los blancos y no iba a empezar ahora.

En lo que pasaba al lado del friki sacudió la sangre, sesos y visceras que cubrían su machete frente a su cara, dejándole una buena base de maquillaje de covertura 24 horas hecha de órganos y fluidos triturados.— Un solo comentario racista más, gordo mórbido de mierda, y te ato como a un jamón en Acción de Gracias para dejarte a merced de esa cosa enorme.

Y siguió avanzando, ahora junto al otro hermano y la rarita de los disfraces.

La ametralladora empezó a girar cada vez más rápido hasta que el sonido de las balas rozaba vuestras cabezas. La mole putrefacta no dudaba en arrasar con todo lo que se interpusiera entre él y los supervivientes, incluido decenas de zombies que estaban siendo masacrados por él mismo ya que se interponían en el camino entre él y Sam, que había llamado su atención con una humareda de polvo. Ahora estaba en serios apuros pues las balas se dirigían hacia él a toda velocidad.

Observó al de la metralladora gigante disparándoles y agachó la cabeza, en ese momento toda su vida de negro pasó frente a sus ojos y escuchó el comentario del gordo. Entonces exhaló profundamente y perdiendo la cabeza se mantuvo detenido frente a la horda y empezó a disparar.
—¡Por aquí! ¡Por aquí, hijos de puta!

Finalmente, con la última bala intentó darle un tiro en la pierna al gordo y dejarlo de carnada mientras huian.
—¡Vámonos a la mierda! ¡Yo no pienso morir!
Pensando en sí mismo, volteó y si las tenía a mano, palmearía los culos de las chicas instándolas a marchar dejando al pobre Luca ahí.