Partida Rol por web

Quince hombres en el cofre del muerto.

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Datos de la partida

Quince hombres en el cofre del muerto.

 

Director: Boeder
Reglamento: Capitan Alatriste
Sistema: Rol por web
Jugadores: 0
Nivel requerido: Alto: hay que conocer bien el reglamento.
Ritmo de juego: Alto: un mensaje diario al menos
Fecha de comienzo: 20/08/2013
Estado: Finalizada

Introducción

Navega, velero mío,
  sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Sinopsis

Notas sobre la partida

Mentideros.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Último mensaje enviado el 30/10/2013, 23:33
por Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Las Españas.

Sujeta una Castilla agotada,
Un Portugal celoso y levantisco,
Un Aragón y Cataluña celosos de sus derechos,
y una Andalucía en manos de nobles codiciosos.

2 de Marzo. Año 1622.

Ajeno a todo marcha el navío.

Tercios, piratas, corsarios; enemigos míos.

Ajeno a todo marcha el imperio.

Al inglés poco le importa su destino.

Último mensaje enviado el 18/09/2013, 22:18
por Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

2 de Marzo. Año 1622. Ataque pirata.

Y va el capitán pirata,

cantando alegre en la popa.

Último mensaje enviado el 04/10/2013, 22:25
por Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

2 de Marzo. Año 1622.

Y el deseo crece en los pechos de vencer lidiando;

brilla en los rostros el marcial contento,

y dondequiera generoso acento

se alza de patria y libertad tronando.

Último mensaje enviado el 24/10/2013, 23:40
por Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

3 de Marzo. Año 1622. Por la mañana.

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.

Sarà come smettere un vizio,

come vedere nello specchio

riemergere un viso morto,

come ascoltare un labbro chiuso.

Scenderemo nel gorgo muti.

7 de Marzo. Año 1622. A media mañana.

Cuando terminase todo, saltasen bastos y la baraja se rompiese,

quien iba a sospechar que la pobre España nunca necesitó tantos fieles

sino más soldados estúpidos y honrados,

de los que nunca hizo daño tener uno al lado.