“Kono michi ya
Yuku hito nashi ni
Aki no kure”
“Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo”
Matsuo Basho
En una noche de la Era Sengoku, una advertencia es lanzada por los Ministros del Cielo a un sentai joven, recién formado.
Mientras duermen, pueden ver a una majokko que danza sobre un lago de un profundo color amarillo, su máscara ceremonial mira hacia el cielo rojizo, girando sobre sus pies en la superficie de mil y un cadáveres que flotan a lo largo del lago. La pálida figura cadavérica danza y derriba todo el orden del equilibrio con cada giro. Y la silueta de un poderoso Dragón de ocho cabezas, aparece detrás de ella supurando odio, corrupción y una maldad tan pura y oscura que la tierra tiembla resquebrajándose ante su presencia.
El Kojiki relata que la frontera entre la tierra de los muertos y los vivos conocida como Meikai fue sellada poco después de la época de las Diez mil verdades. En la base de la cuesta, la colina de Yomotsu Hirasaka yace el enorme bloque sagrado: Chibiki no Iwa, que según se dice, protege la muralla e impide que el mal y la oscuridad de los Reyes Yama escapen por la delgada rendija hacia la superficie de la Madre Esmeralda desatando el infierno para los Shen.
Las Cortes, se encuentran lidiando con una guerra civil y yacen inmersos en un profundo sueño político del que les cuesta escapar pues el desinterés del Shogun ha ocasionado que numerosos terratenientes inicien una pugna por poder que podría llegar inclusive hasta Kioto.
En tanto, ignoran que el serpentear de las ocho cabezas está más cerca de lo que podrían imaginar...
Partida Hengeyokai.
Partida privada: cupos llenos.