Partida Rol por web

El Rey Ezekiel estaba agotado por haber utilizado su escudo para salvar a Greta, tan agotado que tuvo que sentarse en el suelo, apoyando también el escudo. Los porros y las sesiones de teatro shakespirianas le habían dejado agotado.

Posiblemente hubiera pensado que estaba flipando fruto del cansancio cuando vio aquella página agrandada mágicamente del libro, observándola con los ojos como platos, aunque lo que más le dolió no fue la fatiga del cansancio, sino saber que Jerry, el simpático sectario, les había traicionado.

-¡No, Jerry! ¡Tú también no! -exclamó, molesto-. Hay que librarnos de esos tres, ¿veis que la página también tiene un libro dentro? Debe ser el que buscábamos.

No espero que mi discurso mejorara la opinión de Greta sobre mí. Pero me levantó la moral. La Rusa seguía demostrando una vez más que las mujeres mandan. ¡¡¡Toma!!!. Le encajó un golpe al zombie Nigga que tenía a un costado y esquivo la mordida. Después se acerco al Zombie que estaba en el piso por recibir el golpe. Que paso tu putrefacto cráneo machista no puede contra una simple mujer. Le señalaba intensamente al muerto andante en signo claro de burla. Después se alejo como si fuera la escena de humillación de película más legendaria.

Tankman rodando por el suelo perseguido por un zombi negro bailón que no perdía oportunidad de pisotearle...

Un manuscrito gigante que sólo Tankman tenía la clave para vencer de manera definitiva recuperando el libro del interior...

Un grupo de personas pegando chillidos de múltiple índole...

...Y Trump en la casa blanca.

Tankman hizo lo único que se podía hacer en aquella situación. Comenzar a cantar.

¡Lodaaaal y lodaaaal! ¡Lodaaaal y lodaaaal! Con dinelo y sin dinelo, hago siemple lo que quielo, hasta que un zombi me veeeeee. No tengo tlono ni leina, ni nadie que me complenda, pelo sigo siendo el leeeeeeey.

Chocando de nuevo con el pie del zombi del que intentaba huir, Tankman dejó de cantar y compartió una opinión con la criatura que le miraba.

Palece que mis días de lebeldía me están pasando factula. ¿Alguien lecuelda como se levanta uno con la cadela lota y un zombi bailón pelsecutol? Cleo que se estudiaba en plimelo de antisistema. ¿Nadie?

Pues si caigo ahola, lecoldal mis palablas. ¡¡Hijos de puta!! ¡Que no lespetáis a la telcela edad!

¡Paz inteliol y buenas noches!

Pero el tonto de capirote iba a tener que esperar, sí o sí. La urgencia del momento exigía medidas desesperadas.

-¡No, a mi chino cudeiro no! -dijo en toda una declaración que solo podía considerarse como ejemplo de afecto, o al menos del afecto que alguien como la trenzas podía llegar a sentir por el amarillo. Toda la furia que sentía hacia Jerry la volcó entonces sobre el zombi que iba a atacar al viejo. De salirle bien, iban a haber sesos hasta en el tupé de Trump.

El punkarra ni se ha dado cuenta de que alguien ha intentado merendárselo, tan solo le importa que ahora tiene medio craneo de zombi nigga en cada mano y que esto seria una portada brutal para un disco. 

-La polla tios, este viaje esta siento la polla...mira, hasta el sensei se esta divirtiendo ¿verdad sensei? ¿Sensei? ¿SENSEI?- dramáticamente y a cámara lenta mientras las lágrimas van quedando suspedndidas en el aire por detrás de él, Peter se lanza como un ariete humano con pinchos sobre los tiparracos que querían hacer sushi con el viejo oriental- SENSEEEEEEEEEEI

Obviamente, Peter no sabia lo que significaba sensei pero debía ser algo como viejo canoso y pervertido, o eso había sacado en claro de los dibus que veía de pequeño. Además cuando alguien lo decía luego siempre había toñas. Y él iba a dar toñas.

Había pateado a un zombie pero nadie lo ha notado, de olvidan de que puedo servir para algo. Vaya vaya, son los delirios del destino, aunque para curar se acuerdan y voy a ello con mi cara de pocas pulgas hacia el lugar donde está el asiático. Ya hemos dicho que no me llevo precisamente bien con esta gente, pero bueno. Habrá que hacer el acto de bien. 

—Eso Peter, dales duro que mientras reviso al viejo este y lo curo—digo en un tono serio—. ¡Ayuden a este que voy a curar a Miyagi! 

El ataque de Chris no fue suficiente para destruir al zombi directamente, pero sí parecía que le había confundido lo suficiente para que su cabeza explotara sin otro motivo aparente (salvo que hubiese una niña con poderes psíquicos en la zona, que también podría ser).

En cuanto al zombi nigga que atacaba al sensei (o senil, o ginsen, o como se llame), Peter Pank lo golpeó contra una lápida, le arrancó los brazos, le golpeó con ellos y dejó la cabeza como un kebab.

En cuanto al ancianito chino, no había nada que Carola pudiera hacer: Tankman murió en sus brazos.

-Mira lo que has hecho, Jerry-dijo Bill.

-Sí, Jerry... Nos mataron los zombis nigga. ¡Ya te vale!-dijo Ethan.

-¡Chicos, a la de tres! ¡Poder ilimitado!-dijo Lestat, sin hacer cuenta atrás ni nada.

De cada una de las dos manos dibujadas en el pergamino salió un relámpago. Uno de los rayos chocó contra el Rey Ezequiel y la descarga lo lanzó por los aires, sin que estuviera muy claro si le había dado de lleno o le había dado tiempo a interponer su escudo. El otro rayo fue contra Carola y el cadáver de Tankman, pero se quedó corto y cayó sobre el bucólico césped del cementerio, salvo por una chispita de un arco voltaico que saltó al pecho de Tankman y volvió a hacerle latir el corazón. El chino abrió los ojos tanto que parecía Jackie Chan, y el pelo se le puso de punta como si fuese la versión menos joven de Peter Pank llegado del futuro para evitar que el punk muriese.

El Rey Ezekiel consiguió interponer su gran escudo delante de uno de los rayos para evitar que la descarga le golpeara de lleno, consiguiendo frenar el impacto, aunque aun así la descarga le hizo volar y quedar un tanto herido.

-¡Esto es un sueño de artes marciaaleeeeees! -gritó, a pleno pulmón.

Veía que sus compañeros comenzaban a encontrarse sobrepasados por el poder de aquella página de libro agigantada. No tenían muchas opciones. ¿Qué podían hacer?

Tendido en brazos de Carola y sintiendo su final cerca, Tankman quiso traspasar su legado, y comenzó a hablar.

Yo he visto cosas que vosotlos no cleelíais. Atacal tanques en llamas más allá de Olión. He visto blillal hombles Bonzo-C en la osculidad, celca de la Puelta de Xa Loi Pagoda. Todos esos momentos se peldelán en el Times ... quielo decir, en publicaciones del Associated Pless... como láglimas fotogláficas de lepelcusión intelnacional en la lluvia. Es hola de molil.

Cerró los ojos.

...

Y los volvió a abrir.

Lecuelda, dal cela, pulil cela.

Y con aquellas últimas palabras, The Unknown Rebel, also unknown as Tankman, se apagó.

...

Y se encendió de nuevo.

¡Losebud!

Y se volvió a apagar.

...

Y se volvió a encender.

¡Paz Inteliol!

Y se apagó del todo.

Entonces algo ocurrió y Tankman despertó de nuevo.

Whoa... vaya viaje. Ayúdame a levantalme, chata.

Y poniéndose en pie de nuevo, encaró la última amenaza que se cernía sobre ellos. 

Que cosa más fea, ¿no?. Este debe sel el ecce homo de la niglomancia. Pelo... ¿qué es eso que tienen aquí? ¿Una intelviú del 76? ¿Es esa Malisol?

Tankman intentó meter la mano dentro del pergamino para coger el Nigganomicón que había confundido con una copia de la famosa portada, pero aquel pergamino no paraba quieto.

¿Quieles estalte quieto de una vez? Así no hay quien salve al mundo... jolín. Siemple se me dio fatal el Opelación. La naliz palecía un maldito paltido comunista, siemple loja. 

Asintió con fuerza cuando vio a Paz Interior levantarse gracias a aquella pequeña chispa de la vida que, cual cocacola cualquiera o viagra en vena, lo puso más firme que el palo de una escoba. Pero también había sido testigo de aquellos rayos y no estaba por la labor de que aquello se repitiera y los dejaran a todos como un anuncio del KCF. Así que se tiró de las trenzas y con paso firme llegó hasta el papel y empezó a mover las manos como una loca. Bueno, como lo que era. 

Su mirada no se apartó un segundo de su trabajo mientras entonaba "La Voix", la canción con la que su madre hizo el ridículo en el festival de Eurovisión.

Aunque la Rusa tomo impulsó esperando hacer más daño, el ataque dirigido contra ¿lo primero que veía?, esperando haberle dado a algún oponente. Si ustedes, jamás vieron Naruto en ruso, solo digo que la voz de Sakura parece de Spetnaz. Dijo antes de golpear lo primero que vio, valga la redundancia. Debería practicar mi puntería.

-¡SENSEI ESTÁS VIVO! ¡AHORA PODEMOS ENFRENTARNOS A DEVILMON!- grita Pank completamente enardecido, golpea un puño con otro como si estuviera acumulando algún tipo de energía cósmica de los astros, o tal vez estaba a punto de tirarse un pedo- VAMOS AMIGOS, LIBEREMOS ESTE CEMENTERIO DIGITAL.

Dicho esto vuelve a utilizar su técnica del ariete puercoespín y carga hacia el siguiente rival cual minotauro en el laberinto de creta.

Peter Pank y Nadya embistieron al pergamino gigante. Debido al peso combinado de ambos, tumbaron la página sobre el cementerio, dejándola en poco más que una alfombra. La niña del TOC se acercó a otra de las puntas, pero onduló resistiéndose y la tiró hacia atrás haciéndola rodar hasta la tumba de un tal John Smith Jr.

Los magos fusionados empezaron a enfadarse.

-¡Soltadme!
-No, soltadme a mí.
-¡A mí primero!

Viendo que el combate se había decantado hacia el grupo de hippies votantes de Howie Hawkins (el gemelo malvado de Jeremy Corbyn), Jerry volvió a cambiar de bando y puso encima del pergamino con Peter Pank y Nadya, solo que más en el centro.

Ya es nuestro, compañeros. Quiero decir... ¡Ya es nuestro, camaradas! Los enemigos de los Estados Unidos de América hemos vuelto a ganar. ¡Muahahahaha! Quiero decir... Jijijiji.

La actuación de Jerry dejaba mucho que desear, pero al trío Ethan-Bill-Lestat no le sentó nada bien. Lanzó de nuevo sus rayos de poder ilimitado pero, como estaba tumbado boca arriba, salieron hacia el cielo friendo a Jerry a medida que salía despedido por el aire.

¡Amo a Katie Holmesssss!-fueron sus últimas palabras, antes de que su cuerpo explotara por los aires y empezara a llover trocitos de Jerry por todo el cementerio.

El escudo había protegido al Rey Ezequiel, y Tankman seguía dándole vueltas a cómo sacar el libro del dibujo en la página.

Y me quedo de pie, allí como tonta tras haber revivido al viejo asiático o se ha revivido solo. No lo sé, la cuestión es que todo sigue y yo estoy tan perdida que no sé lo que sucede. Siento que estamos en esa película loca donde nos dan unos bonos de vida y allí seguimos, dándole a no sé que. Un espectáculo de zombies y locura de frikis. 

—A ver, que miran. 

Me acerco al asiático revivido mientras los demás se liquidan a los que siguen. 

—¿Alguien para curar? ¡Servicio SOS presenteeee! 

Les digo toda natural, como si la vida me pasara de una forma tan ligera que impresiona. Además esos comentarios, cuanto menú nerd que tenemos en el grupo. Mola, tal vez cuando termine todo nos echamos una partida de rol. Pero antes... ¡Leer el pergamino! 

Tankman seguía intentando meter la mano en el pergamino, pero como este no paraba de moverse no había quien acertara. Entonces se le ocurrió el método definitivo para poder resolver su problema.

¡Ajajá! ¡Ya tenel solución!

Por los temas de la edad (y el opio), su pulso no estaba para robar panderetas o para sacar libros de invocación superchungos de pergaminos gigantes, pero si había algo que podía hacer. Y es que había un poder más potente que cualquier síntoma realista de la vejez, y este era precisamente el poder narrativo dramático.

El poder narrativo dramático era como una resonancia universal que empujaba a que ciertas cosas en ciertos determinados contextos funcionasen automáticamente, como cuando alguien coge una pistola y apunta a unas latas y otra persona le dice "es totalmente imposible que aciertes a esas latas desde esta distancia", o como cuando alguien evoca la consabida expresión "es una oportunidad entre un millón".

Tankman se paró un instante y sacó de su bolsillo unos palillos chinos, los partió separándolos y los cogió con la gracia y tranquilidad de quien lleva haciendo eso toda la vida, entonces invocó a uno de aquellos poderes narrativos dramáticos.

Señol naladol univelsal, escúchame: Un anciano oliental con palillos en la mano tiene que captulal una mosca al vuelo o cualquiel otlo objeto que no deja de movelse.

Entonces, en un movimiento rápido como los reflejos de Chuck Norris y sin siquiera mirar hacia el pergamino, Tankman estiró la mano con los palillos, hizo movimiento de pinza y los recogió de nuevo. El movimiento total no había durado más que una fracción de segundo, tal y como el poder de la narrativa dramática exigía y entre sus palillos, allí estaba: El Nigganomicón.

Glacias, colega. Saludos a la palienta. Ya te mandalé un clismas pol Navidad. ¡Paz Inteliol!

Le dijo al aire agradeciendo no se sabía muy bien a quién ni por qué.

¡Noooooo!

Sin la magia del nigganomicón, el pergamino se empezó a plegar solo, cual casa construida sobre un cementerio indio, hasta colapsar sobre sí mismo. Los sectarios habían muerto, y habían conseguido a un nuevo amiguito: Lukanikos II.

¡Guau! Arf, arf, arf...

Al salir del cementerio vieron un montón de cadáveres nigga zombis tirados en el suelo, perfectamente biodegradables. Un problema menos. Se subieron a la furgo y pusieron rumbo a Washington. Por el camino, en el asiento trasero del vehículo, Tankman empezó a echar una ojeada al grimorio mágico. Algunos conjuros los podía leer nítidamente, como el que hacía que la próstata de un anciano aguantara el pis. Otros eran enigmáticos e indescifrables, como el conjuro de permitía salir de un lugar llamado "hilo de la partida umbriana" a un "universo cordado de once dimensiones", significaran lo que significaran aquellas palabras.

Washington. No era New York, algo digno de una canción del Sinatra pero allí se cocía la salsa del mundo. No en vano las sedes sociales de las grandes multinacionales compartían un pequeño apartamento de 10 metros cuadrados en un indigno barrio de población... Bueno, que Jerry no estuviera allí sino que hubiera reventado en una emulación anticipada del 4 de julio podía haber ayudado a poner nombre a aquel barrio, pero la sueca se hizo mentalmente la ídem. 

-A ver, Paz Interior y el Punkarra tienen una pinta horrible -dijo mirándoles por el retrovisor-. Porque uno es amarillo y el otro tiene color salchicha Frankfurt pasada de vueltas, porque si fueran negros, diría que son zombis. He visto potas de botellón con mejor aspecto. Habrá que hacer algo al respecto. O los echamos de la fragoneta o los curamos. Una de dos. ¿Votos o acciones?

-¡Noooo, Jerry! -exclamó Ezekiel, con horror, ante la muerte del siempre leal sectario-. Tu valiente sacrificio nunca será olvidado...

De nuevo en la furgo, el Rey Ezekiel acarició la cabeza de Lukanikos II. A falta de Jerry, bueno era también el perro. Además, tenían el Nigganomicón, un arma que podía serles de mucha ayuda contra Donald Trump, mismamente para hacer levantarse de sus tumbas a los esclavos negros que construyeron la Casa Blanca.

-No podemos echar a dos de los nuestros así como así, Greta -le dijo a la adolescente con TOC, adoptando de nuevo un tono teatral y solemne-. Peter Pank y este venerable anciano han estado a punto de dar la vida por la causa. Son camaradas. Habrá que tratar de curarlos y, si no pudiéramos, acompañémosles en sus últimos momentos haciendo que tengan la mayor dignidad posible. Por ejemplo, con una maratón de comedias de Netflix de Adam Sandler.