Me quedé observando a mi padre hasta que desapareció, sabía que no era un momento fácil para él pero también sabía que pronto estaría mucho mejor con Louisa que con esa bruja. Me volví a mirar a Byron con una ligera sonrisa.
-¿Y bien?-estaba ansiosa por saber qué había hablado con mi padre.
Miré a mi hermana con amor, sabía que estaba ansiosa por ir a ver a Ben.
Mmm, seguimos o paramos? xD
Miré sus ojos y tomé sus manos con cariño. Esta vez las cosas serían como tenían que ser, no podría esperarlo de otra forma.
-Me dió su bendición, Claire. Él aprueba nuestro matrimonio. Espera que nosotros fijemos el plazo y todo, no quiere que nos apuremos porque él nos espera lo necesario.
Miré un segundo a Mary Anne y no fueron falta dos ya que la chica entendió la necesidad de este momento con su hermana y, por lo visto, ella tenía sus propios planes así que salió a ver a la persona que estaba esperándola afuera. Yo tuve la buenaventura, entonces, de tener a la pequeña gema para mí y eso era todo lo que necesitaba. Mis pensamientos no tenían tantas contradicciones como tuve al principio, antes de encariñarme con la doncella, ahora sabía lo que yo quería. A ella, y así se lo hice saber:
-No hay dudas en mi corazón en que quiero una vida contigo y con todos los honores. Pero no quiero apresurarte. Cuando tú decidas que tome tu mano, ten por seguro que lo haré. No tienes que hacerlo ahora, aunque realmente me harías muy feliz.
Pasé mi mano por su tersa mejilla y agregué:
-Pero ya saber que tenemos la bendición de tu padre para ser esposos, ahora o cuando tú desees, es suficiente.
uff listo me duelen los dedos jaja
-Byron...-susurré.-No hay nada que deseé más en el mundo que ser tu esposa, tendremos una linda boda, con pocos invitados y luego, luego podremos hacer ese viaje que tú tenías pensado. Amor mío, soy tan feliz, creí que tendría que huir de aquí, olvidándome de nosotros y de mi familia y finalmente he conseguido lo que más anhelaba, incluso esa mujer fea va a desaparecer de nuestras vidas.
Tomé sus manos entre las mías y las besé con cariño.
-Creo que en dos meses podremos tener todo listo pero no quiero casarme aquí, me gustaría hacerlo en Londres si no te molesta...-esperé ansiosa su respuesta.
Jajajaja si, es lo malo de postear conmigo ;)
Mary Ann se marchó para dejar solos a los dos enamorados, pero antes de salir del cuarto miró a su hermana sonriente. Después buscó a Ben. Al que encontró en el recibidor esperando, cuando se volvió la recibió con una amplia y franca sonrisa, Mary Ann le contestó corriendo hacia él y culminando con un fuerte abrazo que le hizo tambalearse como un árbol ante un vendabal.
- Hola dijo ella simplemente pero radiante de felicidad.
Wiiiiiiiiiiiii que chulooooooooooooo Me encanta este final.
Sigo de vacaciones pero entré a ver un ratito :P
Ben no puede evitar proferir una sonora risotada cuando la chica lo abraza. Sonriente, la toma de la cintura y la mira a los ojos. Su cara denota mucha alegría sincera y tranquilidad.
-Veo que tu vida se solucionó, ¿eh pequeña? Entonces...
Suelta un segundo a Mary Anne y camina por el jardín, meditabundo.
-...Eso podría suponer que finalmente me vas a dar el sí.
Se gira la mira, y se rasca la barbilla.
-Por supuesto me encantará eso, sobre todo ver la cara de tu madrastra cuando sepa que lo haces porque me quieres, y no por cumplir sus órdenes. Por cierto, ¿siempre fue tan loca o es que llegué a tu casa en mal momento?
Ben se vuelve a acercar a Mary y toma una de sus manos.
-¿Qué te parece salir a cabalgar conmigo? Tengo dos alazanes listos y dispuestos, solo precisan a dos jinetes. A menos que tengas miedo, claro.
Miré a su rostro con ternura. Dos meses no era nada sabiendo que los iba a compartir con la mujer que me enseñó a volver a sonreir. Toda la seriedad de mi vida había quedado atrás, al menos lo tedioso de ella. Por lo menos me sentía un hombre nuevo y estaba agradecido a todo; incluso podría decir yo que estaba agradecido de que esa epidemia hubiese existido, de no ser así jamás me habría encontrado con esta joven dama que trastocó mi corazón.
-Dos meses es poco plazo para esperar la felicidad a tu lado. Entonces dile a tu padre, al señor Hancock, que en dos meses verá a su hija caminando de mi brazo en el altar.
Y le dí un suave beso en la mejilla, esperaba no importunarla con semejante gesto.
Su beso me transportó al cielo, mis mejillas se encendieron con la rapidez que el fuego consume las llamas. Me sentía plena, feliz y no podía desear casi nada más en la vida.
-Se lo diré, estará feliz-sonreí.-Le pediré que volvamos cuanto antes a Londres, así podré elegir un bonito vestido pero no puedes verme con él...
Lo miré con dulzura, era todo lo que yo amaba. Todo lo que yo quería, sin duda, él era mi felicidad.