Entra en el despacho del director
Al escuchar la puerta el hombre dice:
- Puede pasar, está abierto
Entonces al ver como se trata de Nina sonríe y dice:
- Pase señorita...McKenna, la estaba esperando
Molesta, y con el ceño fruncido, Nina entra a la oficina a paso ligeramente acelerado. La situación era inaceptable, y ella no sabía como manejar las cosas más que por medio de peleas y discusiones. Ni hablar de diplomacia. Sin embargo, la segunda frase del hombre la hace detenerse un segundo, alzando una ceja.
¿Me estaba esperando? - pregunta desconcertada, avanzando lentamente hacia el escritorio.
El hombre asiente y dice:
- Sí, tengo que hacerle entrega de esta tarjeta que le permitirá entrar en su habitación e identificarla como una de nuestros alumnos
El hombre extiende una tarjeta con la identificación de la chica y espera que la coja sonriente
Oh... - dice decepcionada. Esperaba que el hombre hubiese tenido el tacto suficiente para entender la situación sin que ella tuviese que explicársela. La toma, aunque la deja sobre el escritorio antes de sentarse frente a ella.
No vengo por eso. Vengo por Markus. - explicó, volviendo a concentrarse en su enojo una vez hubo superado el desconcierto inicial - Él merece tanto como yo estar aquí. Es talentoso, mucho más que yo, y es la razón por la que bailo en primer lugar. Lo que yo hago tras días de práctica, él lo logra en segundos, como si hubiese nacido haciéndolo. Es mejor, más rápido, más creativo. ¡Sin él no tendría inspiración! Y yo sola jamás podría crear las coreografías que con él hacemos tras horas encerrados en el taller, ensayando. Él es el único que me permite mantener siquiera un poco la cordura y no mandarlo todo a la mierda cada dos segundos. Así que... vengo a decirle que somos un pack. O ambos o ninguno. - esta última frase, aunque dolorosa en la posibilidad de abandonar por lo que tanto habían peleado, fue dicha en tono firme y decidido. Ante sus ojos no había mundo sin Nine, y el que él se fuera tras el incidente con su padre solo sería lanzarla a algún episodio de pérdida de consciencia o de vuelta a la anorexia nerviosa. No estaba lista para estar sola. Y más importante aún, no sentía que lo mereciera.
El hombre sonríe y niega con la cabeza:
- No, no puedo meterles a los dos, de hecho solo podemos aceptar a uno de los dos, si lo prefiere puede renunciar a su plaza en favor de su amigo, aunque claro, sucederá lo mismo que con la señorita.. O.. bueno, la japonesa, tendrá que someterse a una votación del colegio y tendremos que preguntar a sus compañeros aspirantes
El hombre se pone de pie y añade:
- De hecho no ha entendido lo que queremos decir, su compañero no ha sido admitido a las clases ni a vivir aquí por así decirlo, pero, porque tendría el que renunciar a ser su compañero? es muy sencillo, consideramos que él no está cualificado para recibir las clases ni la formación aquí, pero usted puede seguir actuando con él, de hecho puede visitarle cuando lo desee, salvo en los horarios de clase, y si se hacen actuaciones puede acudir con usted
¿Por qué podrían aceptar a solo uno de los dos? ¿Había una regla sobre separar grupos, o algo así? ¿Era por eso que la otra bailarina también había quedado sola? Si dejara su cupo por Markus… Él no lo tomaría. Se iría con ella, no querría dejarla viviendo sola. Por mucho que le dijera que lo visitaría. Y, lo entendía, perfectamente.
Cuando el hombre se puso de pie, ella hizo lo mismo. No lo dejaría ponerse por encima de ella. Frunció los labios, molesta, no le gustaba la idea de tener que tomar esta decisión. Pero a ver, debía ver las cosas en perspectiva. Por mucho que quisiera agarrar a golpes al director, probablemente eso no lograría nada. Podía no vivir con Markus, eso lo había hecho antes. Y si alguno de los dos necesitaba profesor y que le enseñaran didácticamente, era ella. Seguro en cuanto lo aprendiera sería cosa de mostrarle a Nine para que pudiera repetirlo. Era una decisión estratégica, que ella se quedara.
Está bien, me quedo. – dice tomando la tarjeta – Pero no porque él no esté cualificado. Él es demasiado para este lugar. Yo… - mira al anciano – yo si necesito la ayuda. Con su permiso…
Salió de la habitación rápidamente, para ir hacia Markus nuevamente.
Al ver al ruso el director sonríe y dice:
- Buenas noches, veo que es el último en llegar, bueno no importa, aquí tiene su tarjeta para acceder a su habitación. Compartirá habitación con un chico de segundo, es bastante amable y supongo que podrán llevarse bastante bien
El hombre extiende la tarjeta que también servía como identificador y pregunta:
- Bueno, el otro asunto, no sé si sabe cómo funcionan aquel las renuncias, pero no las aceptamos, siempre se hace una votación y se pregunta a las personas más cercanas de la persona que va a renunciar, así que dígame, que opina sobre lo de su compañera japonesa...
El hombre mira unos documentos que tiene y mientras lee parece que va colocando el dedo:
- Ommnaga? bueno, creo que sabe a la que me refiero a la que canta en H&MC con una voz más tranquila, que se mueve algo mas por el escenario y que no grita tanto...
Se notaba que el hombre no se quedaba con el nombre de la gente, sino mas bien con las actuaciones
-Siento el retraso -se esforzó Alexander por hablar sin acento, aunque le costaba lo suyo- y gracias por la oportunidad.
Escuchó lo que decía sobre la japonesa, Maki, y no pudo evitar sonreír- ¿La que compone las canciones de H&MC? Sí, bueno, yo diría que lo que tienen que hacer es quedarse con ella y largar a la prepotente que desafina más que mis bailes; además de que sin ella no tendrían canciones -esbozó una sonrisa por la alusión a la crítica que había hecho sobre él- mi voto es que se quede.
El hombre sonríe y dice:
El hombre se pone de pie y se acerca, ofrece su mano a Sasha y con una gran sonrisa dice:
Alexander escuchó lo que decía el anciano director y le estrechó la mano cuando se la ofreció- Claro, seguro que mañana es un día duro. Gracias y que tenga una buena noche -se despidió el ruso antes de salir por la puerta.