Partida Rol por web

Después de quedar inconscientes en los respectivos sitios, poco a poco recobrabais cada uno la consciencia. El mareo era grande y el dolor corporal de cada uno mayor o menor según su circunstancia.

El cielo estaba cerrado, literalmente una especie de cupula de humo mezclado con una ligera neblina hacía que no pudierais ver el azul del cielo, no obstante si que había cierta ligera claridad, señal de que aún era de día. Las calles estaban un poco desoladas, algunas con más obstaculos y fragmentos de algun trozo de carretera o farolas caidas que otras y los negocios estaban sin luz practicamente. Muchos edificios se mantenian en pie y otros menos resistentes tenían partes caidas, incluso los cristales mas endebles habían sido rotos en mil pedazos.

La visión de Nueva York, cambió totalmente, ahora estabais en una desolada tierra valdía rezando porque no hubiera ocurrido nada más y deseando salir de allí

Lugar: Colegio

Al despertar os encontrasteis en el patio exterior del colegio, la que daba a la zona de entrada. Teniais un pequeño dolor en la cabeza y un cierto mareo y unas pocas raspaduras de nada que apenas si dolían. Aún teniais las mochilas llena de libros, libretas, lapices, bolis, gomas y el pequeño desayuno para el recreo.*

Los otros dos chicos, William y Sarah no parecían estar por allí ¿Acaso se habrían despertado antes y habrían corrido al interior del colegio? Sea como fuera, ahora estabais solos, y el silencio sepulcral alrededor vuestra lo confirmaba. La puerta del colegio estaba cerrada, para más inri si os acercabais y tratabais de abrirla, esta no lo hacía. Estaba firmemente cerrada como si le hubieran echado la llave.

Ahora descartabais la idea de que los otro dos niños estuvieran dentro del colegio, la pregunta era ¿Qué ibais a hacer ahora? El colegio era el único lugar a salvo que conociais debido a los adultos que estaban dentro, pero... ¿Y si ya no estaban ahí?

Lugar: calles

Al despertar te encuentras en la calle, un tanto aturdida pero libre del peso de las personas que cayeron sobre ti. De hecho, estabas sola alrededor tuya solo había harapos y algunos cuantos coches mal colocados. Te encontrabas en la calle del cafe, a unos metros de el de hecho, pero este estaba cerrado. ¿Como le habían dado tiempo a cerrar?

Sea como fuere, lo que sea que había estallado de riesgo biologico en el Empire State, no te había afectado, la pregunta era si le había afectado a alguien en general, pues por ahora no veias ni un alma. Tu casa quedaba un poco lejos andando y no conocias ningún refugio cercano ni siquiera el de las afueras. Igual buscar gente por las calles era tu mejor opción.

También tenias otras muchas posibilidades, desde la cafetería hasta todo lo que conocías de Nueva York. Las posibilidades eran infinitas y los resultados improbables, pero por suerte, tenías tu camara sin daños, lo cual podría venir bien en las zonas oscuras por su flash, o bien para retratar todo lo que acababa de pasar, y lo que pasará

Lugar: Prisión.

Despertaste en los calabozos de la prisión de Nueva York, dond estabas y deberías de estar por tus delitos. No obstante, las celdas estaban abiertas, como si acabara de ocurrir un accidente grande como para que dejen libres a los presos, pero en lugar de todo el bullicio que se formaba cada vez que podía haber un motín o una huida, había silencio. Demasiado silencio. Recuerdas un sonido de explosión y salir volando por los aires de tu celda hasta chocar contra una de las paredes.

Sea como fuere, ahora tu celda estaba abierta, y el silencio sepulcral y que no hubiera nadie te confirmaba que la seguridad se había disminuido a cero. Podrías salir con tranquilidad y comprobar que ocurría con normalidad, y la verdad es que el modulo donde estabas, no dejaba una buena impresión de lo que había pasado. Había algunos trozos de techo por el suelo, barandillas y barrotes rotos por el suelo y la puertas desencajadas de manera bruta de sus sitios.

Si no había sido un motín, porque falta gente de ambos bandos ¿Qué coño ha sido lo que ha provocado todo esto? No lo sabrias hasta que no encontraras a alguien quien te pudiera explicar concretamente la situación.

Lugar: Campus Universitario de Nueva York
 

Te despertaste entre el pequeño cesped de enfrente de la facultad solo. Claire no estaba allí por alguna razón. ¿Acaso se habría despertado antes que tu? Sea como fuere había pocos lugares a donde ir. El campus estaba abierto pues las facultades se dejaban abiertas desde primera hora, lo malo eran las clases, pocas estarían abiertas pero igual estaba recogiendo sus cosas, o igual se había ido dejandote abandonado.

Por suerte contigo llevabas tu mochila, y en ella... lo poco necesario para las clases*. Aún tenias la preocupación de Marcos y Abril, pues el movil no llegó a dar la llamada que necesitabas para saber que estaban refugiados o no, por lo cual podría ser un problema, pero ¿Y Claire? O mejor dicho ¿Y el resto de la gente?

El campus estaba más tranquilo de lo que solía ser y eso daba un tanto de miedo. No obstante pudiste escuchar algo dentro de tu facultad, como un movimiento de sillas o algo similar.

Lugar: Central Park

Te despiertas sobre el cesped de Central Park, el golpe aunque fuerte, solo te había dejado como secuela un bonito dolor de cabeza. La gente en Central Park, desapareció, estabas ahora sola en un lugar abierto al aire libre y en silencio. El ambiente que dejaba aquel lugar que rebosaba vida, ahora era un tanto tetrico. Jack, no estaba por ninguna parte. ¿Se habría ido a comprobar como estaba su hermana?

Sea como fuere era demasiado extraño que hubiera tanta paz. Las calles que rodeaban a Central Park no estaban muy lejos, pero solo había unos cuantos destrozos y coches dejados sin más en mitad de las calles. No había ningún alma, o al menos en un primer vistazo, a simple vista. No había nadie. Parecía una completa locura, un juego de tu mente, pero era la pura realidad.

Había muchos sitios donde poder ir ahora... o quizás ninguno. Si supieras donde están los refugios, si supieras como obtener esa información, sería útil de alguna manera ¿pero donde comenzar a buscar?

Lugar: Calles de Nueva York

Despertais en mitad de la calle. Los coches a vuestro alrededor estaban de forma caotica en la calle. Algunos volcados, otros tumbados por uno de sus lados, algunos muy destrozados. Entre ellos estaba el del taxista. Los dos despertasteis a la vez. El caos en las calles era máximo. Cristales, escombros, trozos de metal por el suelo... Sin duda la consecuencia de aquella explosión.

En cuanto a vosotros, estbais algo aturdidos. Escuchabais bien a medias y teniais un buen dolor de cabeza. Obviamente escuchabais medianamente claro porque de fondo se oia el sollozo de un niño. A parte de veros a vosotros visteis que el niño con el que intervenisteis ante de la explosión estaba allí con la pierna rota y la cara llena de lagrimas.

Además del niño, no veiais a nadie más alrededor, ni nada que pudiera usarse muy bien como refugio, o para ayudar al chaval, a menos que fuera muy improvisado. Un medico le vendría muy bien, pero quien lo llevaría, o más bien ¿quien pensaría en lo personal y quien no?

El aturdimiento fue disminuyendo paulatinamente hasta el punto de sentir que podía percibir mínimamente lo que había a mi alrededor. El problema era el maldito dolor de cabeza que retumbaba hasta llegar a mis piernas.

Me alertó el llanto del niño ¿estaría herido?¿qué le habría pasado después de aquella especie de onda expansiva? Comprobé que a mi lado aún se encontraba aquel tipo, el taxista, pero él no me importaba, ¡casi mataba a un niño! tenía que asegurarme que aquella inocente criatura estuviese a salvo.

No tardé en darme cuenta que su pierna estaba rota, miré rápidamente a aquel tipo árabe y le pedí ayuda.

- Este niño necesita nuestra ayuda, si para un adulto es difícil soportar el dolor de un hueso roto imagínate para él... - dicho aquello lo cogí en brazos con sumo cuidado.

- Pregunta por los alrededores ¡debe haber algún médico! - tan solo esperaba que pudiese hacerme caso, la integridad de ese niño debía ser lo más importante ahora.

Me preocupaba en extremo que allí no hubiese nadie más, ahora parecía que estábamos en una ciudad fantasma... ni siquiera había un almacén que pudiese servir de refugio hasta que se aclarase lo sucedido.

- Sé que no nos conocemos y que no le debes nada a este crío, pero si colaboramos entre los dos lograremos algo bueno - 

La imagen que se levantaba ante sus ojos parecía sacada de una escena de ciencia ficción. Una de esas estampas que los artistas cinematográficos trataban de meterte en vena una vez tras otra, pero que jamás te planteas que llegue a suceder de verdad.

Trató de recordar, pero la cabeza le daba demasiadas vueltas y aún no se sentía capaz de recordarlo en detalle.

El mensaje decía algo de alejarse... alejarse lo más posible del lugar desde donde había venido la oleada. ¿Pero era real?.

Y por un momento, lo que más miedo le dio fue esa soledad. *Antes de darse cuenta, sus ojos pasan revista al suelo. No era su bolso, pero encontrarlo allí tirado significaba que no había estado tan loca como para imaginar que allí había habido más gente no hace tanto. Un cigarrillo.

Durante un largo minuto, lo único que pudo hacer fue encenderlo con manos temblorosas y ponerse a fumar. La nicotina era un relajante medianamente efectivo cuando tienes los nervios de una ex-drogadicta. ¿Pero ex?

Algo más calmada pasa nuevamente revista a su alrededor. Nada ha cambiado. ¿Pero de quien era aquel bolso? Si no había nadie allí, significaba que había sido la única estúpida que se había desmallado por el impacto... y que todos los demás estarían ya en los refugios.

¿Hacia dónde había corrido Jack? Ni siquiera le respondió para saber dónde se dirigía. ¿Dónde podría estar su hermana? Ojalá estuviera allí. Era posible que si en lugar de comenzar a marcar una distancia hubiese reforzado su dependencia hacia ella, ahora no estaría sola. - Estúpida, menudo pensamiento tan egoísta. ¿Quien te crees que eres? Seguro que a estas alturas los dos estarán en uno de los refugios.

Y con ese pensamiento, tratando de seguir las vagas indicaciones que creía recordar entre el caos de los momentos antes de la explosión, comienza a andar con pasos lentos.

Con suerte, no tardaría mucho antes de cruzarse con un coche de bomberos o de policía que pudiese indicarle mejor el camino a seguir.

Despierta violentamente, abriendo los ojos de par en par y mirando a su alrededor en la búsqueda de cualquier amenaza. No es para menos, teniendo en cuenta que lo último que recuerda es haber salido por los aires en su propia celda hasta chocar y perder el conocimiento. Cuando pasan unos largos segundos en los que no pasa nada, se levanta lentamente y con precaución, muy  atento a todo.

Frunce el ceño en el momento que ve la celda abierta de par en par, invitándole a salir. Es extraño, demasiado, pero mucho más no escuchar jaleo a su alrededor. Camina agazapado, acumulando tensión a cada paso que da. En cuanto atraviesa el umbral no duda en agarrar en una mano uno de los barrotes rotos que ha hallado sin preguntarse cómo diablos hay esparcidos por el suelo unos cuantos más y también partes de las barandillas de la galería.

De momento no puede ver aquello como una oportunidad de oro para escapar aunque lo sea, porque le preocupa lo que ha provocado todo esto así que va avanzando en búsqueda de alguien que le pueda responder, sin importarle si es un guarda o un preso.

Todo pasó demasiado rápido como para que yo reaccionase. Abril empezó a correr y se me adelantó, una profesora empezó a llamarnos mientras yo sacaba el móvil que había empezado a sonar. - ¿El niñero? ¿A estas horas? - Lo último que pude ver antes de salir volando fue el Empire State, de donde surgía una nube oscura. Luego, oscuridad.

Me desperté con un tremendo dolor de cabeza. Estaba en el suelo, boca abajo, y no supe exactamente donde hasta que me puse de rodillas y pude ver la puerta del colegio. Parecía ser de día, aunque estaba oscuro y todo estaba demasiado silencioso. Cuando por fin pude calmarme un poco recordé que mi hermana estaba conmigo.

- ¿Abril? - Mi voz sonó débil y seca. me había atontado un poco. Por suerte estaba cerca de mi, así que me levanté y fui corriendo hacia ella. - ¡ABRIL! - Me agaché a su lado y empecé a zarandearla esperando una respuesta. ¿Se habría golpeado en la cabeza quizás? ¿Estaba bien?

- ¡Abril, responde por favor! - 

-¡Au...! - Entre quejidos, Nathan se incorporó mientras se llevaba la mano a la parte posterior de la cabeza, donde se había golpeado en el momento de... La explosión, se dijo a sí mismo, lo cual lo hizo ponerse en pie casi de un bote. ¡La explosión! Con el dolor de la cabeza se le había olvidado por un momento, pero aquello que había visto en el ordenador, y después a lo lejos... - Algo terrible ha tenido que suceder... - murmuró para sí mismo en vez de pensarlo. De alguna forma, escuchar una voz en aquella situación tan horrible lo tranquilizaba un poco, aunque fuese su propia voz.

Se cargó su mochila al hombro mientras miraba a su alrededor, y en ese momento sintió una nueva punzada de dolor en la parte posterior de la cabeza. Palpó la zona con su mano y chasqueó la lengua por una nueva punzada de dolor. Le estaba saliendo un buen chichón... Podría haber sido muchísimo, muchísimo peor, se dijo. Salir de una explosión, aunque fuese sólo de su onda expansiva, con un simple chichón... bueno, podía considerarse más que afortunado.

-¿Claire? - preguntó a ninguna parte concreta. ¿Qué había sido de su compañera? ¿Lo había dejado allí y se había marchado? Puede que haya ido a comprobar si alguien necesitaba ayuda, o tenga algún familiar en la zona..., se planteó. Pero también existía la posibilidad de que la chica hubiera salido peor parada que él. - Esperemos que no. - se dijo a sí mismo, de nuevo en susurros. El campus estaba demasiado silencioso... excepto por ese movimiento de sillas o algo parecido que se escuchaba. Nathan, cargando con su mochila, se acercó a esa zona. - ¿Claire? - repitió, dirigiéndose al origen del sonido.

Un largo zumbido en mis pitidos dice que la presión ha cambiado drásticamente.

Un sabor a hierro en mis labios dice que he sangrado, probablemente me haya mordido la lengua.

Un silencio total en las calles dice que están desiertas.

Lo primero, mientras mis ojos recorren el entorno, es asegurar mi estado de salud. Mediocre: necesito un gelocatil y un leve cicatrizante en la lengua. Lo siguiente asegurar mi entorno. Desolado: la gente ha desaparecido, con lo cual la alarma habrá sido cierta. Lo último preguntarme qué diablos ha pasado. Ni idea: desde que la gente me haya hecho de colchón hasta que haya perdido el conocimiento y por el pánico la gente me haya ignorado. Entonces caigo en la cuenta de que la gente puede ser imbécil... así que llega un punto adicional, mi pureza, asegurarme que ningún descabezado haya hecho algo de lo que pueda arrepentirme.

Debo regresar a casa.

Murmuro, pero no había nadie. No tenía ganas ni de grabar. No conozco ningún refugio y no estoy bien. No veo ninguna nube ni parece haber radiación... aunque eso último es más difícil de saber.

No sabía muy bien qué había pasado al haber pasado todo demasiado rápido. En esos momentos debía estar entrando en clase, esquivando a sus alocados compañeros mientras hablaba con sus amigas sobre el trabajo y Betty cotorreaba sobre su traje. Estúpida Betty.- Pero no había libros en los pupitres, ni sonrisas enlatadas, ni profesores mandando silencio mientras se sentaba en su mesa. Sólo había silencio, polvo y descontrol.

Notaba un punzante dolor en la cabeza mientras escuchaba el eco de una voz conocida. Los oídos le pitaban y apenas entendía qué quería decir, abriendo los ojos poco a poco para ver el rostro difuminado de su hermano.

- ¿Marcos? ¿Qué ha pasado? – Se incorporó poco a poco, incorporándose y frotándose la cabeza.- ¿Dónde estamos?

Suspiré aliviado cuando Abril recuperó la consciencia, no parecía estar muy mal. - No sé que ha pasado. - Le dije intentando ocultar mi preocupación. No sabía que decir, la explosión, el humo, que todo estuviese vacío. Casi parecía una pesadilla, ¿Dónde estaba todo el mundo? - Parece que estamos en el patio del colegio, ¿Te encuentras bien? -

Le ayudé a levantarse y mientras tanto aproveché para echar un vistazo alrededor buscando una persona, un rastro, algo que indicase que alguien estaba cerca o había pasado por allí. - No pueden haber desaparecido todos de un plumazo. ¿Qué demonios está pasando? - Me estaba empezando a poner un poco nervioso.

¡Por Alá!

¿Que había sido eso?¿Una explosión? Esperaba que un atentado terrorista no! Lo que me faltaba en estos momentos. Y por unos instantes durante los que me pareció una eternidad, me reincorporé del suelo con un zumbido incómodo en los oídos.

La cabeza me daba vueltas y mis ojos solo veían destrucción allá donde miraran. Joder! No! Pero por mucho que me lamentara, cada rincón de mi ciudad parecía como si hubiera habido un terremoto con ondas de choque enormes. Como si la madre tierra hubiera soltado un gran pedo con esteroides.

Poco mas allá, cerca, un hombre se recuperaba al igual que yo, y era de los pocos que lo hacían. Los demás parecían muertos o simplemente, haberse evaporado en nubecillas humeantes, como si fueran fogatas al aire libre. Para cuando conseguí oir lo que decía, llevaba en brazos al niño.

- ya alhi!*- Exclamé viendo al pobre niño.

Mi instinto fue el mirar a mi taxi, para poder llevarlo a una hospital, pero estaba envuelto entre unos amasijos de hierro bajo otros coches. Mierda!

Me llevé las manos a la cabeza, pensando todo lo que había perdido. MI taxi= mi vida. NO podría pagar las facturas y los mafiosos vendrían a por mi como hicieron con mi padre. Pero el llanto del niño me devolvió a la realidad. Había que socorrerlo.

- El Mount Sinai Beth Israel** está cerca! A un par de manzanas! Llevémoslo allí. Es lo mejor que podemos hacer, por aqui no hay nadie- Instintivamente metí la mano en el bolsillo para sacar el móvil y llamar a... ¿alguien? También estaba allí el numero de teléfono de esa chica.

Era algo como científica, según me dijo. -Ojala sea de la rama médica!- Vamos!- Animé al hombre con el niño en brazos, mientras llamaba por teléfono al numero de la chica, y andába en aquella dirección- Cógelo, vamos cógelo!
 

- Sí, sólo me duele un poco la cabeza.- Cogió su mano para levantarse mientras miraba alrededor y se recolocaba bien el pelo, aunque ahora estuviera lleno de polvo.- ¿Llamamos a mamá? – Sus padres le habían avisado de qué hacer en determinados casos: Nunca aceptes caramelos de mayores, no te vayas con desconocidos, no subas en coches ajenos sin compañía de un familiar y/o amigo, no imites las cosas malas que hacen en la tele… pero, ¿qué habría que hacer cuando parecían estar ante una explosión global de su ciudad? – Marcos, tengo miedo.- Se abrazó a su hermano sin saber muy bien qué hacer, esperando que alguien se encargara de ellos.

Entre uno con el niño a cuestas y el otro guiando hacia un hospital que conocía cercano empezasteis a poner rumbo hacia aquel hospital, por dentro deseabais que os pudieran ayudar y que recuperaran al chico de alguna manera rápida, y sobre todo que os explicaran que acababa de ocurrir.

No obstante al dirigiros allí la puerta estaba abierta y dentro, no había ni un alma. Nadie en recepción, algunas camillas y sillas de rueda dejadas por ahí. Además no había ningún ruido, era todo lo contrario a lo que recordabais de un hospital. La pregunta seguía siendo el "por qué". Pero igual el niño era más importante, y con suerte encontrabais algún suministro medico por ahí para ayudarle.

Fue un alivio comprobar que aquel taxista tenía alma y había decidido ayudar a salvar a ese pobre crío. Dentro de tanta catástrofe fue un rayo de esperanza.

La satisfacción de que todo podía salir bien se vio turbada rápidamente con el vacío de dentro del hospital, una soledad que reflejaba incluso lo que había en las calles.

Estaba todo abandonado, como si hubiesen salido corriendo... como si se hubiesen evaporado. Las dudas sobre el motivo real asaltaban mi cabeza y hacían temblar mi pulso...

- Esto es una locura... ¿dónde está todo el mundo? ¿por qué han evacuado todos? ¡esto no es normal! - grité desesperado mientras esperaba que aquel taxista siguiese a mi lado.

Rápido, busquemos en las distintas habitaciones, debe haber algo que pueda servirnos... 

- No entiendo de medicina... realmente no sé que deberíamos encontrar pero cuanto más recursos tengamos a nuestra disposición mejor -