Partida Rol por web

Por suerte aquel cigarro te aplacó tus ansias, o a lo mejor era lo que necesitabas. Aunque ahora mismo eso daba igual. Mientras andabas no encontrabas a nadie alrededor y eso hacía que te sintieras más sola, hasta tal punto de oir voces criticandote en tu cabeza. "Nadie quiere estar contigo" "Solo estarás bien con tu droga" "Ni siquiera Jack está contigo y eso que parecía tan cercano" "Pierdes hasta la más minima de oportunidad"

Pero en un momento, todas esas voces cesaron al ver un rastro de sangre delante de una puerta. No estabas sola. Si había un rastro de sangre significaba dos cosas, la primera que había vida, la segunda que seguramente necesitaba ayuda. El rastro entraba dentro de un edificio y se perdía por unas escaleras hacia abajo. De igual manera aquel edificio parecía igual de solitario que las calles. Ahora estaba la pregunta de rigor.

¿Entrar en el edificio y encontrar a quien estuviera sangrando para saber que ha ocurrido, o no arriesgarse?

Empiezas a recorrer toda la prisión de pies a cabezas casi como si te la conocieras de memoria, pero a pesar de que buscabas concienzudamente, no encontrabas a nadie. La prisión estaba vacia y lo peor, TODAS las puertas estaban abiertas. Sabías que las puertas solo se abrirían en caso de evacuación, pero esto era rarisimo.

No con todas esas, cuando te acercabas casi a la salida de la prisión, empezaste a oir un ruido gutural, como alguien quejandose o algo similar. Justo en un punto ciego que no lograbas ver desde el puesto de seguridad antes de salir. Podía ser alguien, y pudiera ser que estuviera herido. Pero si no había nadie... ¿Quién se quedaría en esta prisión?

Aquella oportunidad podría ser la perfecta para saber que había ocurrido, o escapar y huir de allí a cualquier otro lugar menos solitario... Al menos no ibas desarmado por si te encontrabas algún prisionero de máximo riesgo

Mientras tratabais de recobraros y ver que ambos estabais medianamente bien, empezasteis a escuchar el sonido de un cristal. Más concretamente, de la puerta de cristal del colegio. Dentro estaba Sarah golpeando para llamar vuestra atención y cuando lo consiguiera, empezó a hacer señas para indicar la parte de atrás del colegio. Era extraño, pues si estaba ahí podría abrir la puerta ¿No?

Sea como fuera tras unos segundos empezasteis a escuchar un chisteo. Era William desde la esquina detrás del colegio y haciendoos señas para que vinierais hasta donde el estaba. Al mismo tiempo os hacia una seña para que os mantuvierais callados. Demasiada intriga para saber porque hacían eso. Sea como fuere, si Sarah estaba dentro y William fuera, es porque habían encontrado una entrada.

Puede que de momento el colegio fuera un lugar seguro después de todo.

Según entrabas a aquella clase donde oias el sonido de las sillas, escuchaste de pronto un - Aquí está - una voz femenina que sacaba algo de una bolsa, al mismo tiempo que tu repetias el nombre de tu compañera. Esta chica se giró, e instantaneamente fue corriendo hacia ti. Era Claire - NATHAN - saltó directa a tus brazos para abrazarte. - Creí que te había pasado algo peor que a mi y vine aquí corriendo a por mi mochila y a por esto. - dijo mostrando entre sus manos un pequeño botiquin. - No tiene mucho, pero pensé que algo funcionaría para despertarte. Como me alegra ver que estas bien.

La chica respiró aliviada, aunque ella parecía haber salido igual de mal parada que tu - La facultad está vacia, y lo peor de todo es que no hay servicio de red. Lo he visto en la pantalla de mi portatil. Estamos aislados... - dijo mientras agachaba la cabeza, parecía que la felicidad al verte empezó a desaparecer al decirte esas palabras. - ¿Qué se supone que vamos a hacer ahora? - dijo ahora un tanto desanimada mientras iba a recoger sus cosas en su bandolera.

Estabas totalmente perdida, pero tenías que salir de ahí de alguna forma así que pensar era tu único fuerte ahora, por suerte, era tu mejor don. Sabías que lo equivalente a un refugio eran las comisarias, hospitales o el ayuntamiento, y el más cercano que tenías era un hospital... Bueno, quizás no el más cercano, pero sí que el que más te hacía falta, además que podrías ayudar en caso de que hiciese falta.

La buena suerte es que estaba a apenas unas manzanas de allí. Al levantarte comprobaste que aún te mantenias en pie, por lo cual no te habías roto nada. ¿Podría considerarse tu día de suerte? Igual no. Tu casa era el lugar más alejado, tardarías en llegar, mientras que el hospital estaba más cerca. Para ti, ambos lugares eran igual de seguros, la diferencia estaba en el tiempo que tendrías que soportar los dolores.

La opción se seguir de largo prácticamente ni le pasó por la cabeza, más con todas aquellas voces rondándole. Abandonar a alguien herido atentaba contra su código deontológico. Puede que no hubiese acabado la carrera, pero su balsa de rescate aquellos años había sido precisamente ayudar a otros.

Esa persona necesitaba ayuda. Y ella prefería sentirse útil ayudando a un desconocido herido antes que seguir enfrentándose a su soledad.

Además ¿Qué era lo peor que podía pasar...?

"¡Claire!", quiso gritar Nathan. O tal vez "¡Estás ahí!", "¡Menos mal que estás bien!" o algo por el estilo, pero no le dio tiempo. Antes de que pudiera decir nada, Claire había salido corriendo a abrazarle, y Nathan la recibió entre sus brazos durante unos segundos, comprensivo. Él acababa de despertar, pero ella había despertado antes y se lo había encontrado a él inconsciente. Después de lo que había sucedido no se le podía reprochar que pensase que había sucedido algo grave. Y ha ido a por un botiquín, pensó cuando lo vio en su mano. Sonrió.

-Estoy bien. Creo que no tengo más que un chichón. - dijo, sonriendo para tranquilizarla y tocándose la parte posterior de la cabeza. Sintió la punzada de dolor. Por supuesto podía tener algún golpe o herida más, pero no notaba nada demasiado extraño o doloroso en el resto del cuerpo. - Aislados... - murmuró Nathan después, repitiendo la palabra que había usado la chica. Automáticamente su mano sacó de su bolsillo su teléfono móvil y procedió a intentar llamar al móvil de Marcos. - Bueno, no te preocupes. - le dijo Nathan a la chica mientras esperaba a ver si el móvil daba tono. - ¿Qué te parece si salimos del campus y nos acercamos a alguna vivienda cercana? Puede que allí tengan conexión.

Llegó un momento en el que desistió de buscar a nadie porque ya se había dado cuenta de que allí no había ni un alma, prefería aprovechar el momento y escapar. Seguramente a la mañana siguiente, leyendo el periódico se enteraría de lo que había pasado.

Ya le quedaba poco, pasar el puesto de seguridad, cruzar varias puertas más hasta salir al exterior pero un sonido le detuvo. Frunció el ceño con extrañeza, ¿quién se había quedado atrás? Fue fácil creer que se trataría de un preso o un guardia malherido, que hubiera sido literalmente arrollado por la estampida que personas que salían de la prisión, así que optó por dejarse guiar por el quejido y descubrir qué fue lo que había pasado.

Caminó despacio hacia el lugar, sosteniendo con fuerza el barrote.

Abril me dio la mano mientras yo buscaba dónde ir. Desde la explosión el móvil no recibía señal, así que no podíamos llamar a mamá, ni a la policía, ni si quiera al maldito niñero para que nos recogiese. - No te preocupes, Abril. Yo estoy contigo. - No llegué a ver nada de interés, aunque por suerte pude escuchar unos leves golpes.

- ¿Esa niña no es..? - No hizo falta respuesta, siguiendo con la mirada el lugar al que señalaba pude ver a William. No es que conociese mucho al chico, pero por el momento no tenía muchas opciones y cualquier cosa era mejor que quedarse en el patio. - Vamos, Abril. - Le dije en voz baja mientras caminaba hacia él.

La situación se volvía cada vez más extraña, con suerte ellos pudiesen explicarnos qué estaba pasando.

Me apetecía ir a casa. Realmente quería ir. Pero sólo podía pensar en que había un hospital cerca.

Ok, tal vez no hubiesen síntomas visibles... ¿pero si era una epidemia?

No, en las epidemias los hospitales son el peor lugar. Ni lo dudo: saco el móvil y comienzo a rebuscar en Internet información. Demasiado aturdida he tenido que estar como para pasar ese detalle por alto. Mientras busco información en el móvil comienzo a caminar hacia casa. Respiro profundamente, aunque me siento bien nunca está de más asegurarse.

Apenas he dado un par de pasos me detengo.

Mierda.

Y entonces, comienzo a caminar hacia el Hospital. Tal vez... tal vez la situación fuese mucho peor de lo esperado. Acaricio mi b brazo, con cierto temor. Escribo a mi familia. ¿Estarán bien? Trago saliva.

Se giró al escuchar los golpes en un cristal cerca, fijamente que la hermana del chico al que habían “salvado” estaba dentro del colegio. ¿Cómo había entrado? ¿Acaso se retomaban las clases? Miró hacia la dirección de las señas y luego a su hermano, quien pareció que también se percataba de su presencia.

- Creo que quiere decirnos algo.- De forma evidente, se rascó la pierna mientras apretaba la mano de su hermano, quien sabía que no iba a soltar al menos hasta nuevo aviso. Poco después fue el chisteo del joven quien captó la atención de la niña, señalando con un dedo hacia la dirección.- Mira, mira, es ese chico.- Acto seguido, siguió a su hermano contenta de encontrar a alguien más en ese tétrico lugar.

-Pero que...-

No terminé mi frase.

Al llegar estaba todo tan desierto como lo estaba el exterior. La gente había desaparecido como si Alá hubiera reclamado sus cuerpos parta llevarlos todos al otro lado.

-¿Hola?- Grité yendo de un lado para otro- ¿Hay alguien?!.- No había ni Peter.

Recogí una camilla que estaba en medio de uno de los pasillos para que el hombre pudiera poner al niño y estuviera mas cómodo.

-Tranquilo, colega. Todo saldrá bien, ¿Vale?- Intenté tranquilizar al chico. - Soy Rashid. Soy tu amigo y el señor... emm... también lo es. No vamos a  dejar que nada te pase, ¿ok?- Dije sin saber el nombre del  señor. - ¿Como te llamas tu?-

Busqué de un lado para otro algún vendaje y antisépticos para curar al chaval pero no había mucho. Era como si hubiera pasado por allí un tornado. Esperaba que aquel hombre tuviera mas suerte.

Mientras tanto, coloqué la camilla junto al mostrador de la recepción y me incliné para ver si el teléfono funcionaba.

- ¿Que ha pasado? No habrán evacuado la ciudad de golpe, ¿no? No puede ser...eso llevaría tiempo y...- señalé al chico.- ... el chico se habría desangrado solo. - Susurré al hombre para no alarmar al chaval.

Entraste de cabeza en aquel edificio y con algo de cuidado bajaste aquellas escaleras. El recorrido de la sangre seguía muy adentro, era algo sumamente extraño ¿Quién podría haber sobrevivido perdiendo tanta sangre? En aquel sotano encontraste una linterna en una mesa y aquel lugar no parecía tener luz, así que te sería de utilidad. Poco a poco te adentraste más en ese sotano viendo puertas que probablemente eran los trasteros de las personas que vivian en el edificio, y finalmente encontraste a la persona herida.

Era un señor de unos 50 y pocos años por lo que pudiste deducir tenía la pierna derecha mordisqueada salvajemente como si un animal salvaje se hubiera ensañado con ella. Ese era el motivo de su desangro. El resto de su cuerpo estaba sucio, a causa del arrastre lo más seguro. Al iluminarle con la linterna este se cubrió - Por favor no me comas, vete, ya he sufrido suficiente, prefiero morir solo. - El hombre no parecía estar en sus cabales. ¿Comer? Y además parecía haber perdido toda esperanza de vida. ¿Podrías llegar a salvarle? Y lo más importante, sin equipo

Todo lo que había por allí que pudiera servirte para ayudar al hombre, eran trapos sucios, pequeños tablones de madera, agua y whisky, no tenía etiqueta, así que a saber que marca era.

-Me alegro que estes bien - dijo sonriendo Claire - Y por suerte un chichon se pasará con algo de frio - Rebuscó entonces en su bolsa hasta sacar una botella de agua fria - Toma, posatela y se te pasará. - dijo dandote aquella botella. Entonces empezó a recoger sus cosas para cargarlas mientras tu llamabas. Tu plan le parecía bien salvo para una excepción cuando levantó su mano - Esto Nathan... - quizás no llegó a tiempo, pues desde el movil sonó el pitido de que no daba tono de llamada. - Cuando decía que no había red... también decía telefono. Puede que sea solo de esta fase de la ciudad.

Tras salir de la clase y la facultad en la que estabais solo quedaba un extenso campus y toda la neblina de alrededor os dejaba poco que ver - Una pregunta ¿A quien se supone que llamabas? Bueno, no tiene que decirmelo si no quieres - Sin embargo mientras ella estaba distraida hablando contigo tu viste una sombre recorriendo una calle al final del campus y metiendose por una de las calles. ¿Una sola persona en todo este rato?

Entre escapar y ver quien se estaba quejando... decidiste buscar ese quejido. Al estar en el puesto de seguridad, el primer pensamiento que se te vino a la cabeza era que sería algún guardia malherido. Además, al ver la puerta un tanto reventada, no te fue nada descabellado pensar que alguno de los presos se habría ensañado con él.

Al abrir la puerta viste como todo estaba un tanto destrozado. La silla en el suelo, las pantallas de las camaras rotas, los cajones abiertos, al menos la mayoría. Igual que en un pequeño armario donde parecía guardaban armas antimotin, por suerte solo quedaba un cartucho de una escopeta... con una escopeta igual sería mejor. Hay un par de cajones en la mesa sin abrir y al fin, el origen del rugido gutural. Un hombre con traje de policía y la cabeza... ¿Destrozada? ¿Inflamada? ¿Reventada? No sabías definir exactamente que le pasaba al guardia, pero no era normal.

No solo eso, cuando el policía te vio, el rugido empezó a ser más furioso y además su movimiento fue más agresivo y hacia ti. Cuando se movió lo suficiente el cuerpo se desprendió de las piernas y empezó a arrastrarse hacia ti. Sin duda iba a atacarte y tu tenías un arma entre manos.

Rápidamente seguisteis a William al menos con cuidado. Al llegar con el visteis que se dirigía y os llevaba a la puerta de servicio de las cocineras que, tras entrar vosotros, William cerró - ¿Estais bien? ¿Habeis visto a alguno de esos monstruos? - Preguntó alterado William mientras unos pasos llegaban hasta la cocina.

-Will, he mirado y ya no hay de esos bichos. ¿Por detrás habia alguno? Oh, hola chicos ¿Estais bien? Perdonad que os dejaramos fuera pero... No podiamos con vosotros - Se excusó Sarah que acababa de llegar - Es raro... el colegio está vacio. Pero está libre. Cuando despertamos vimos cosas extrañas en la calle y gateamos hasta encontrar una entrada en el colegio. Pero aquí no duraremos mucho... Estamos esperando a que la calle esté limpia para buscar un gente - de nuevo parecía que la niña hablaba más que el niño, pues el ya estaba buscando por la cocina todo tipo de comida que pudiera llevarse al ver que su hermana se encargaba de explicaroslo todo a vosotros.

-¿Vosotros sabeis de algún lugar donde ir? - Preguntó Sarah mientras miraba a su hermano con una mirada un tanto preocupada.

Empezasteis a buscar poco a poco las cosas que pudiera haber en el hospital. Sin duda quedarían pocas cosas que poder usar, y así era.

Entre los dos encontrasteis 5 rollos de vendas, 2 botes de desinfectantes, 1 paquete de gasas, y un par de tabletas de pastillas a medio acabar, de anti inflamatorios y analgesicos, unas cinco pastillas de cada uno.

El telefono por otro lado, no daba ningún tipo de señal. La pregunta ahora era como podriais curar bien al niño.

También empezasteis a oir pasos desde fuera y pronto os disteis cuenta de que era una chica un poco perdida tuvo la idea de venir al hospital. No parecía estar herida, ni tampoco parecía portar ningún arma, de hecho era un tanto endeleble, casi hasta os parecía fragil.

Decidiste hacer uso de razón y dirigirte al hospital.

Era una buena decisión, si hubiera heridos podrías ayudarlos. En caso de que tuvieras tu algún tipo de herida podrían curarte. Todo estaba bien hilado. Además es un refugio en el que seguro confiabas.

No obstante, lo hubiera sido de no estar en aquel estado. Las puertas estaban abiertas y parecía desolado, no había ni un alma, salvo dos hombres que empezaban a ir de un lado para otro, como asaltando el hospital, pues en sus manos llevaban vendas y medicamentos. Podrías llegar a pensar extremadamente mal sino fuera porque había un niño herido en una camilla cerca de recepción.

Miré con preocupación a mi nuevo compañero en esta catástrofe mientras negaba lentamente.

- No sé qué es lo que pasa realmente... tal y como dices una evacuación no tendría sentido de una forma tan rápida... es... como si fuese una especie de abducción masiva - sabía que sonaba absurdo pero el shock de la situación hacía que la lógica quedase arrinconada a un lado.

- Por fortuna para este chico estábamos nosotros... por desgracia también no hay médicos que nos puedan indicar qué pasos seguir... - tras decir aquello me limité a guardar como buenamente podía todos los artículos que habíamos ido encontrando. Estaba claro que más valía tener eso que nada pero... ¿sería suficiente? necesitábamos a un médico de verdad.

Fue entonces cuando se escuchó un ruido ¿había algún superviviente más? Miré a Rashid.

- ¿Ho... hola? ¿Estás bien? ¿También estás desorientada con todo lo que está sucediendo? - dije sin separarme del crío.

Encontrar la linterna fue una verdadera bendición en mitad de todo aquel desastre y nada más encontrar al herido y escuchar no le cupo la menor duda de que el pobre hombre deliraba. 

- Tranquilo, estoy con usted. Me llamo Pam y soy enfermera. Déjeme ayudarle... - Vista de cerca, la herida tenía un aspecto terrible. ¿Mordido por perros callejeros en la calle y arrastrado hasta aquí tal vez? ¿Quizás algún animal más grande escapado del Zoo? Pero ese pensamiento tenía otros temores, y asegurar la propia supervivencia seguía siendo una prioridad en situaciones de catástrofe. 

- ¿Cual es su nombre? ¿Me puede contar qué recuerda? - Pasa a preguntar mientras investiga su alrededor con el haz de luz tratando de asegurarse de que ningún animal pudiese estar acechándolos.