Partida Rol por web

Sparks escuchó al soldado hablar. Parecía afectado, sin duda. Tanto que, en verdad, no había respondido a la puñetera pregunta de Alzid. Le puso una mano en el hombro.

-Cálmese, soldado. ¿Quien está al mando de su pelotón?

-¿Un maldito francotirador?, pensaba poniendome en la piel de los soldados, los imaginaba como liebres saltarinas ante la mira del cazador. Lancé la colilla con desprecio mientras, en silencio, esperaba que contestara al sargento.

- El cabo Lewis, señor.- Responde el soldado.

El sargento asintió.

-¿Y donde podemos encontrarle?

- Debe estar por allí, vigilando al boche...- Indica.

Os movéis en dicha dirección, hacia el Este de la ciudad. A los pocos instantes un vehículo alemán se acerca por la carretera hacia vosotros, aunque conducido por dos paracaidistas, afortunadamente.

Un vehículo. Tal vez fuera el soldado que buscaba. Les dió el alto con un gesto de la mano, mirando a los ocupantes a ver si le sonaba alguno.

Alzid se coloca al lado de su Sargento mientras repasa su equipo, esperando reconocer al soldado.

Al ver como se acercaba el jeep, -parece que al final la montaña viene a Mahoma, jejeje. Y sin quitar la vista del vehículo me dirigí al conductor, -¿No irás hacia Brooklyn, verdad?.

Master, ¿he conseguido reponer las provisiones de mi botiquin?

El conductor parece que tarda en ver la señal de Sparks, por lo que debe pegar un sonoro frenazo para no atropellarle. Un paracaidista se asoma por la ventana del jeep:

- Lo siento, señor. Pero iba con prisa hacia el cuartel general a fin de evitar plomo indeseado, ya me entiende...¿en qué puedo ayudarle?

¿El cuartel general? Quizá era el soldado que buscaban, pero quizá no.

-Soy el sargento Sparks. El mayor Krausse me ha dicho que envió un soldado a por un vehículo para ir hacia el noroeste. El soldado es del pelotón del cabo Bellamy. ¿Le suena de algo?

- Sí, señor, soy yo, y él es el cabo Bellamy.- Señala al copiloto.- Ahora mismo nos dirgíamos hacia el cuartel general, hemos requisado este trasto a un alemán...

El sargento asintió, tocándose la barbilla. Quedaba, no obstante, una duda por despejar.

-¿Entonces, este vehículo es para las posaderas del mayor o para nuestro uso, soldado?