La Hermandad de Heptálogos
Mucho es lo que se dice y poco lo que en verdad se sabe de la Hermandad. Hay quienes afirman que es un mito inventado para dar esperanza a los hombres que, como ya se sabe, están perdiendo poco a poco su lugar en las tierras de Feralis. Otros afirman que si bien la Hermandad de Heptálogos existió en algún momento pues constan registros hitóricos de aquello, hoy en día ha desaparecido y de sus miembros nada se sabe.
La historia nos cuenta que en los tiempos en que el “Guerrero sombra” caminaba todavía por el mundo, un grupo de poderosos magos pertenecientes a la orden de los Caballeros Blancos que servía al poderoso príncipe Archimago del Imperio Lapónico situado al norte de las tierras europeas, Odo, atravesó el portal planar que unía su mundo con Feralis por mandanto del mismísimo emperador. No existe registro alguno acerca de cual fuese el cometido de su misión o encomienda, sin embargo si se sabe que una vez se hubieron cerrado los portales algunos miembros disidentes decidieron separarse y conformar una nueva asociación a la que llamaron “Hermandad de Heptálogos”
Se dice que este nombre, que significa Siete Mesías o Siete dioses, fue puesto en base a una antigua profecía que relata cómo luego de un período de decadencia en el que la humanidad de Feralis fuera reducida casi a la esclavitud, siete héroes maestros de los principios surgirían para devolver al hombre el respeto perdido. Otras versiones de la misma aseguran además que estos titanes serán capaces de reabrir los portales planares y conducir al hombre nuevamente hacia su mundo de origen.
Los registros cuentan también que en tiempos más prósperos los maestros de Heptálogos se hacían presentes una vez al año en Adamar, aquel día se celebraba una inmensa festividad que tras presentar toda suerte de espectáculos era coronada por una ceremonia donde el Gran Maestro de la Orden elegía, de entre los candidatos, tres veces siete jóvenes de entre tres y seis años para formarlos en las artes místicas e intentar así hallar a los siete Logos que salvarían al hombre.
La última gran celebración de la que se tiene registro data de seiscientos noventa y nueve años atrás. En aquella oportunidad se presentó entre los postulantes el primer hijo varón del rey Zaris, Herthon. Zaris ascendió al trono en circunstancias “obscuras” y su gobierno fue despótico y autoritario. Herthon había heredado aquel carácter egoísta y agresivo de su padre, y aún a la tierna edad de tres años podía verse en sus ojos y gestos la maldad de su progenitor. Una vez finalizas las celebraciones los miembros de la hermandad se agruparon y eligieron a los veintiún nuevos miembros de la orden. Herthon fue despreciado producto de las características que compartía con Zaris y no se contó entre los nuevos integrantes. A la mañana siguiente diecinueve familias lloraban la muerte de uno de sus pequeños mientras que otra clamaba por la vida de dos jóvenes agonizantes que morirían antes de llegado al medio día.
Zaris y sus clérigos declararon que las muertes se debían a un castigo divino pues la hermandad de Heptálogos había sido corrompida por los demonios que antaño atacasen a los Lycans y los humanos. De inmediato se decretó el arresto de los maestros de la orden y se prescribió a la hermandad. Zaris y la cúpula eclesiástica de Adamar decretaron la inquisición y persiguieron fervientemente a la hermandad de Heptálogos dando caza a sus integrantes y partidarios. La orden se eclipsó y desapareció luego de que varios de sus miembros cayeran presa de los ejércitos Zaristas y las tropas destruyeran dos de sus templos.
Otra versión de la historia cuenta que Zaris, sintiéndose ofendido por el rechazo de Herthon, encargó a sus asesinos acabar con la vida de los veintiún niños y aprender a los siete maestros para tomar así el control político de la poderosa orden.
Fuera cual fuese la verdad de lo ocurrido, lo cierto es que tras esa ultima ceremonia la Hermandad de Heptálogos desapareció y con ella mucho del conocimiento que esta poseía.
Imágenes de algunos de los siete templos de la Hermandad
Los Heraldos Dasein
Los Heraldos Dasein son los nigromantes más poderos y malignos que caminaron sobre la faz de Feralis. Cuenta la leyenda que son discípulos de Lurk Lanzadelalma, el primer nigromante, responsable de abrir las puertas planares a los señores obscuros, inmortal y tan poderoso como el mismo Señor de Infierno Belbusel.
Los heraldos se esconden es las tierras obscuras, protegidos por terribles bestias y por la Raza Maldita. En sus templos ciudadelas los recipientes Dasein esperan bajo el dominio de sus creadores que las puertas vuelvan a abrirse para que las tropas de los Señores Obscuros pueblen sus cuerpos. Se sabe que de tanto en tanto alguno de los Heraldos abandonan la ciudad llevando consigo su séquito de no muertos y demonios menores y que con ellos arrasan las tierras Lycan que no se someten a su poder.
Hay quienes aseguran que el mismo señor de Adamar es también un poderoso heraldo, pero aquellos comentarios se reducen al cotilleo de la chusma y la servidumbre, la mano de hierro del señor se encarga de castigar aquellas habladurías, no con la muerte, no, sino con un horror mucho peor.
El concilio de los Heraldos se reúne en la Noche Negra, nadie sabe qué sucede entonces pues sólo quienes son invitados pueden traspasar las poderosas barreras mágicas. Los rumores relatan que en aquellos momentos reciben instrucciones de Belbusel o de su hermano Jezabel quienes con infinita paciencia y extraña cooperación han trazado el plan definitivo con el que ocupar los Mundos Libres. Algunos Heraldos afirman que la conquista de los Reinos del Hombre es sólo un paso en el ambicioso plan de los Señores Obscuros y que estos aspiran a conquistar las Tierras Elevadas.
La organización de los Heraldos es caótica, pues en ella sólo importa el poder. Quién lo ostenta tiende derecho a ejercer su voluntad sobre los más débiles y por eso no es extraño que, de tanto en tanto, caiga algún poderoso Señor y se alce otro. Sin embargo parece ser que hay seis Señores Supremos, de poder tal que nadie, ni siquiera ellos mismos, se atreven a retarlos. Hay quienes dicen que su poder es tal porque en ellos residen las almas de los Señores del Infierno, hay quienes dicen que en realidad estos señores los dotan de infinita energía y hay quienes afirman que todo eso no son más que habladurías.
Las tierras donde los Heraldos se asientan se marchita, al igual que pasa con la raza maldita, y las criaturas que allí moran se ven absorbidas por extrañas y obscuras energías que las cambian para siempre, así es como han surgido en Feralis nuevas especies de peligrosos animales que jamás debieron haber existido.
Concilio de los Heraldos
La Sociedad Mágica
La magia es el Orden que regula el Caos, es el poder otorgado por los dioses para que nosotros, los Sabios, manejemos las riendas del mundo. Nobles, reyes y emperadores creen dirigir el destino del mundo, pero somos nosotros, los miembros de la Sociedad quienes dictamos el presente y el futuro.
Para gobernar la magia hace falta disciplina, hace falta coraje y voluntad, hay que apegarse a los ritos y a las reglas. Las reglas nos gobiernan y a través de ellas nosotros gobernamos la magia y por ella al mundo.
Clanes druídicos
Los clanes druídicos se establecen en lugares remotos, en lo más profundo de bosques, montañas e incluso hay quienes dicen que conforman comunidades que vagan arrastradas por las corrientes marinas. Los clanes adoran a la naturaleza y no distinguen entre sus miembros por especie, religión o por cualquier otro tipo de norma cultural. Se dice que tienen un lenguaje secreto que sólo sus miembros conocen, que son expertos en el preparado de pociones, brebajes, destilado de todo tipo de plantas e incluso que son capaces de comunicarse con los animales.
Los Clanes druidicos se han ocultado desde hace ya muchísimo tiempo, nadie sabe donde se encuentran y hay quienes dicen que algunos de sus miembros recorren el mundo, se insertan en las sociedades a la espera de un evento que sus sabios han profetizado milenios atrás.
La Real Hermandad del Santo Cáliz
COFRADÍA NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES