Tras finiquitar tus asuntos con tu ex señor en tus tierras natales, y “fichar” a tu madre, trayéndotela y también de paso consiguiendo una fiel soldadesca, toca ya regresar a tu nuevo feudo.
En el viaje notas las inclemencias de un invierno que viene adelantado. Echas de menos a tu cabalgadura de batalla y acostumbrado como estabas a ella, no andas del todo cómodo en tu corcel. Temome que tampoco el corcel anda a gusto con un guerrero acorazado encima suyo.
Lo importante es que has llegado a tu feudo.
No hay novedades en la que serán tus nuevas tierras. La señora te informa de que el dinero asignado para los arreglos se va gastando y que a cambio, las mejoras empiezan a notarse.
El invierno esta al acecho.
Os parece juicioso marchar a donde el conde Setzer, a darle novedades de vuestro viaje. (Presentación en sociedad de tu madre, tu nuevos soldados, y la baja de tu antiguo señor feudal).
Dejas a la mitad de tu soldadesca nueva con Dix y Bully, para que les enseñen los señoríos y los evalúen, y marchas a visitar al conde con la otra mitad, tu futura esposa y tu madre.
La señora Godiva, muestra un lógico interés en este viaje, puesto que le interesa conocer de primera mano los detalles de su boda. Boda que aprueba encantada tu madre, y que la señora Godiva va aceptando. Confías en que sea una buen esposa para ti y que te de abundante prole. Parecen sensatos tus pensamientos.
Con el frio y lluvioso invierno encima, emprendéis la marcha hacia la ciudad de Hertford residencia del conde y capital principal del condado.
No hay novedades en la marcha, y el sequito llega frio, mojado y cansado a su destino.
El conde te y se felicita por las buenas nuevas que le traes. Una vez presentadas parte de tus nuevas tropas, decides dar libertad a tus soldados para que se diviertan en la ciudad, al menos un par de días, no más.
Con el conde tienes dos grandes temas que tratar, por un lado tu boda y por otro las condiciones del nuevo vasallaje. Si el conde se halla con un caballero, u escriba y varios cortesanos que le asesoran en los temas a tratar, tú no desmereces en asesores, pues cuentas con tu futura señora y con tu santa madre.
En cuanto a la boda, acordáis que se celebre en pentecostés, aprovechando la llamada anual que el conde realiza a sus caballeros. En esta ocasión además de caballeros habrá también cortesanos y damas, y además de tratar sobre pendencias y batallas, también se hablará de vasallaje y boda.
Por tanto en pentecostés os casareis, y el conde insiste en pagar la ceremonia. No acepta un No a esta exigencia suya.*
En lo referente a las condiciones de vasallaje, a continuación se te da un resumen del asunto. Asunto que es tratado tanto por el propio conde, como por el caballero que lo acompaña como por varios cortesanos y administradores.
En lo militar:
En lo administrativo:
A cambio de todo esto, el señor conde te ofrece protección, alimento y sustento. Traducido en una asignación anual de 6L para tu sustento personal, y la ayuda también de él para ti si tienes problemas de seguridad en tus tierras.
**Junto con esto se dan también, un montón de disposiciones legales más o menos farragosas.
Otro tema del que hablas ya acabada la reunión, en esos momento de camaradería entre caballeros y jarras de cerveza, es la preocupante presencia de los sajones en Essex, que lejos de disminuir va en aumento. Todos sospechan un año venidero movido, y confían en que las incursiones sajonas desde el este , no sean tan virulentas como el sentido común hace pensar. Hay rumores también que hablan de que el señor conde , en previsión de tiempos adversos, organice también en las mismas fechas que lo tuyo, una ceremonia multitudinaria de vasallaje para nuevos caballeros, escuderos ojala que preparados del todo para ejercer de guerreros a caballo.
Toda la reunión en particular, y la estancia de 2 días en general en Hertford, transcurre por los cauces corteses y correctos que se espera, sin novedad ni problema alguno. El invierno está encima y las lluvias y los días cortos aconsejan marchar ya. Pasasteis el tiempo de rigor para tratar los temas adecuadamente y cuando visteis que el mal tiempo os dio una tregua, acertasteis a partir.
Vos agradezco mi señor Conde, tamaña consideración et generosidad. -digo refiriéndome a los costes de la boda. -Et sobre los términos de vasallaje, parescenme todos juiciosos et xustos. Por tal non puedo dexer más que consagrarméme a servirvos con el mesmo juicio et generosa bondad que vos habéis demostrado hacia mi persona.
En tales días aprovecho para disfrutar de la estancia y, sobre todo, disfrutar de la presencia de mi futura esposa.