Partida Rol por web

En el banquete:

Esta vez sois vosotros los que os sentais en la bancada principal, cerca del conde, su familia, y de otros ilustres oficiales del condado.

El conde Setzer hace un encendido discurso sobre la defensa del condado y el peligro sajon, muy aplaudido entre la concurrencia. Tambien nombra a los nuevos caballeros y os da la bienvenida.

Llegado el momento Walter se incorpora en su lugar en la mesa, e inclinando la cabeza hacia el conde y demás nobles en señal de agradecimiento por tener la oportunidad de decir una palabras en tal señalado momento, para comenzar su discurso.

Es para mí, como muchos sabrán el hijo menor de un señor de un pequeño territorio muy alejado de estas tierras, el mayor de los honores el servir a una casa como es la de mi señor el conde Setzer. Apenas soy capaz de expresar mi agradecimiento por tan grande honor, pero empeño mi palabra en que no habrá día en que no me esfuerce por estar a semejante altura. Sabed, mi señor conde y todas las gentes que él protege, que Walter de Lickey Hill no dará descanso a sajón alguno que ose siquiera posar sus ojos con codicia sobre estas tierras. Y junto a mis nuevos hermanos de armas cabalgaré hasta el confín de nuestra isla antes de dejar de cumplir esta promesa que os hago. Y sólo me resta nombrar al honorable caballero que he hecho posible que hoy sea yo quien como cabellero ordenado hable, mi primo sir Gwilherm de Moderoi. Sin su patrocinio jamás hubiera yo tenido la fortuna de entrar a servir al conde. Ahora, honrado y gozoso, disfrutaré de la generosidad de la mesa del conde, ¡ya que con semejante banquete no nos faltarán fuerzas para patear el trasero de los traicioneros sajones!

Cimrud había caído de bruces en el salto y había aprovechado para asearse mínimamente para el banquete y de paso pensarse el más que probable discurso..no estaba muy fino pensando, estaba más bien inquieto.

Cuando se sentó en la mesa al menos se había quitado el barro, saludó a los presentes y escuchó con interés el discurso de Walter, ya que pronto sería el suyo. Como así fue. Se levantó algo nervioso y recurrió a la siempre buena infancia:

- De pequeño solía jugar a caballeros y castillos con mi hermano. Úsabamos pequeños palos y en el mejor de los casos espadas de madera... ya por aquel entonces nos decíamos que lucharíamos contra el mal y las injusticias que azotaban esta tierra para hacerla mejor. Años después, la madera se ha tornado en acero pero las intenciones siguen siendo las mismas; ojalá todos pudieramos vivir en la Paz del Señor. -hizo una pequeña pausa para añadir cierta tensión y darle tiempo a la gente a reflexionar- Cuando empecé el viaje a estas tierras lo hice con la intención de mejorar, no sólo mejorar yo, sino mejorar Britania dentro de las posibilidades y las responsabilidades que se me dieron por nacimiento. Por desgracia nuestros enemigos ni conocen ni quieren conocer la Paz, la violencia se ha vuelto la única herramienta contra los paganos, quienes son los únicos que nos impiden prosperar: aldea tras aldea, vado tras vado, fortaleza tras fortaleza con la ayuda de Dios y la guía de grandes hombres como el señor Conde, los expulsaremos al mar. -lo dijo con rotundidad, no dejando lugar a dudas de sus intenciones.

El conde parecia satisfecho y complacido ante las palabras de sus nuevos y jovenes caballeros. De hecho, esbozó una sonrisa paternal, de las pocas que le llegareis a ver, ante la torpeza y tartamudez de unos de los discursos de los otros nuevos caballeros.

La comida es abundante pero menos elaborada que en los otras cenas. Al parecer ha habido batida de un grupo no pequeño de caballeros, y han cazado jabalís y ciervos, y son esas piezas, las cazadas, las que se están ofreciendo en este banquete. Se acompaña la carne asada, en un lecho de pulpa de fruta y hojas de verduras, y se riega con miel vino y tomillo.

En la mesa principal se impone ante tan magna compañía, un comportamiento correcto en las formas y prudente en el beber y comer. Veamoslo.

Walter está animado por la alegría de verse finalmente armado caballero. Aunque por un lado es consciente de que no debe dejarse llevar por la gula, por otro para sus gustos sencillos una buena pieza de caza asada es un manjar exquisito muy difícil de resistir. Así que bien es servido el asado se dedica a disfrutarlo con ahínco. Ya ha estado en  banquetes con anterioridad desde que llegó al castillo, así que algo va sacando en claro de lo que se considera descortés en una comida de esa índole. Sin embargo le queda bastante para ser un caballero conocido por sus modales refinados. Se conforma con no despertar ninguna mirada incómoda. Cuando duda en algún aspecto opta por la contrición, porque a priori le cuesta contenerse por su apetito voraz y su buen humor esta noche. 

El asado está exquisito, sólo por una comida como ésta bien empleado está el esfuerzo de la caza. No soy ni de lejos un experto en cacerías, pero como ya le dije en una ocasión a mi buen primo Cimrud, en recetas para después de cobrar la pieza si me tengo por, como mínimo, ilustrado. Bebed el vino y notad como el venado se deshace en el paladar... Y dejad la fruta para las damas, y para los niños. A un hombre dadle buena carne y tendréis un soldado feliz y capaz, eso dice mi querido padre...

El flamante recién nombrado caballero volvió a mostrarse cauto con la comida aunque se sirvió grandes trozos de ciervo bien bañado en miel. Tampoco abusó de la bebida aunque estaba incómodo ante tanta mirada.. sólo esperaba que el resto de la mesa lo estuviera haciendo peor. Para su sorpresa, su primo Sir Walter estaba especialmente bien a la mesa hoy..sin abusar ni de comida ni de bebida.

-Todo está exquisito - Sir Cimrud si que comía fruta, en este caso disentía de su primo pero no dijo nada.

Haztu tambien las 2 tiradas de frugal +2 y 2 de cortesía +2.  el bonus es porque sabeis que debéis gastar modales en esa mesa.

Sir Walter, no quiso dejarse nada, y arrampló de una manera exagerada con el comer. Tantó engulló que vomitó en plena mesa presidencial. Suerte de ser caballero, de lo contrario él mismo, como sirviente, hubiera tenido que limpiar su propia papilla. Todo sea dicho, se comportó correctamente ( unicamente) con la bebida.

Sir Cimrud, por el contrario, manifestó un comportamiento exquisito en el beber y en el comer, solo manchado por la fea costumbre de interrumpir en el hablar, a los otros señores de la mesa. Afortunadamente no interrumpíó ni al conde ni al mariscal, ni al castellano.

Los ex escuderos comparten mesa con los otros nuevos caballeros, el pater, el mariscal, el castellano y el propio conde Setzer y esposa.

sir Gwilherm, comparte una mesa más distante. es la primera vez que no esta en la mesa presidencial con el señor conde. Comparte asiento con otras damas y caballeros, tambien dueños de señorios. Un perfil semejante al suyo.

Podeis sacar algun tema de conversación para echar el rato con vuestros compañeros de mesa, conseguir marcas y gloria.

Quizá hubiese sido buena idea comer algo de esa fruta... y no sólo asado, como Cimrud había hecho. Walter no tenía muy claro por qué había echado hasta la primera papilla de esa manera, otras veces había comido más copiosamente y platos mucho peores. Al menos la mesa estaba distraída con sus propias charlas y conversaciones para que nadie se mostrase muy severo con su falta. Se pasó la mano distraídamente por la barba para asegurarse de que no quedaran restos de vómito en su rostro. Recuperada la compostura y el sosiego de su estómago se animó a mostrar su interés por los torneos como tema de conversación. Desde la infancia había aprendido y memorizado las hazañas de los caballeros en las grandes justas. Estas noticias se propagaban de pueblo en pueblo con los movimientos de mercaderes y tropas, convirtiéndose en relatos para contar al fuego de la lumbre. Walter conocía muchos de esos eventos, y tenía habilidad para relatarlos como si hubiese estado presente para deleite de su audiencia. Siempre que ésta fuese gustosa de relatos de tal temática.

... el mandoble de sir Twaldo fue temible, uno de esos tajos capaces de decapitar, no a ún sólo hombre, sino a dos al mismo tiempo. Pero sir Thomas, que había cabalgado junto a mi abuelo en la batalla de Moshley Court, era famoso por moverse como un bailarín a pesar de que su coraza tenía que ser colocada con ayuda de dos hombres a causa de su peso. Así que, ante el asombro de todos, dejó pasar la enorme espada a un centímetro de su nariz justo antes de descargar tremendo golpe con su escudo en la punta de la bota de sir Twaldo. Desequilibrado, el gigante de Wathley trastabilló. Entonces, girando sobre sus pies como una peonza, sir Thomas se colocó a su espalda. Y como si de este jabalí asado se tratase, el héroe de la batalla de Moshley Court ensartó la hoja de su espada justo en la nuca por debajo del yelmo de su rival atravesándolo hasta hacer asomar la punta del arma por el otro lado a través de la mandíbula hasta emerger por la boca. Las damas apartaron su mirada ante tan terrible imagen. Aún el gigante pudo agarrar el extremo de hoja que asomaba ante sus ojos al tiempo que se derrumbaba sobre sus rodillas como caído en un repentino sueño de encantamiento. El público enmudecido tardó en darse cuenta de lo sucedido, el juicio estaba terminado y el Hacedor había sentenciado...

Walter esperaba que su relato pudiese resarcir a los comensales de la deplorable escena de su vomitera.

 sir Walter no consiguió impresionar a ninguno de sus escuchantes con su charla sobre los torneos y su circunstancia, puesto que  fue escucharle y sacar el resto otro tema de conversación.

En cierto momento de la conversación Cimrud sacó su participación como escudero en un torneo hace algún tiempo. Aunque los conceptos eran correctos no fue capaz de expresarlos debidamente.... una lástima. Esperaba participar como caballero pronto y volver a la mesa con mejores historias.

Sir Cimrud en cambio, planteó con éxito un esbozo de torneo local, pero con las facilidades y mejoras de un torneo real. Una curiosa mezcla aderezada con buenismo y buena fe, que resulto evocadora y entretenida.

Después de una ardua noche de bodas, continuada por el día de no descanso con su reciente mujer. Sir Gwilhem, estaba hambriento, famélico de tal manera que olvidó cualquier protocolo. Engulló el jabalí, devoró el venado y trasegaba el vino como si no hubiera mañana.

 Su mujer no dejaba de golpearlo debajo de la mesa, pero el caballero hacía caso omiso a las reprimendas de su mujer. Hasta que un codazo bien medido en todas las costillas, hizo que se echara el vino encima. Mientras tosía para desatascar el gaznate de todas las viandas que por segundos intentaban bajar hasta su insaciable estomago, le espetó. _ Qué faes muier??!! Es que otrora, non fas oído las novass sobre el ejército sajón cuya sombra se cierne sobre aquestas nos costas? 

Hizo una breve pausa para aclararse la garganta,y tras limpiarse con la manga del traje continuó. _ En la guerra non fai tempo por cortesías ni algarabías, escasos son los nos momentos para comer como Dios manda. mientras habla con la cara desencajada por los estragos del vino, cuya faz había tornado mas colorada que la salsa frambuesa que adornaba en salpicones su zona del mantel. Non mires me así muier, estoy entrenando para dichos momentos!! Soltó sin miramientos, al son que una fuerte carcajada zanjaba la conversación. Buscaba en su enderredor, la mirada cómplice de alguno de sus comensales de mesa, pero ésta nunca llegó.

Perfumado y envalentonado por los vapores del los caldos que se había despachado, brindó. _ Larga vida a los novos caballeros!! Que durante su servicio non llenen mas que de gloria et honor a su nos señor et que ningún sajón pare jamás un pie en las tierras del nos Conde!!_ Alzó su copa y apuró hasta la mas misera gota. 

Parece que sir Walter se desquitó con creces de su privación, modestia y compostura previa. Eligió buen momento, o al menos no eligió mal  momento del todo, puesto que ya no estaba en la mesa principal.

Abusó del comer del beber, y no se mantuvo cortes ni con su esposa. Con su señora madre mantuvo más la compostura, pero más porque ella no quiso intervenir. Mal colofón al paso de sir Gwilherm .

creo que podemos dar por acabada esta escena.

Necesito que penseis y me digais, que nivel de lealtad al conde de Hertford quereis adquirir. Un valor entre 5-14.