Partida Rol por web

-Otro día más resolviendo asesinatos y dejándole entrever a mi mujer que quiero volver con ella. O como solemos llamarlo en homicidios: Jueves.-

   Pero dejando la voz en Off de lado, Mamoru Ai Yastis se adentró en la Estación de Policía de Sakurami City portando consigo una enorme caja rosada con el emblema de un donut glaseado encima.

-Bueno, bueno, bueno... ¡Donuts gratis!. -Exclamó lo suficientemente alto para que lo escucharan todos- Vuestro compañero favorito os ha traído donuts gratis. ¡Eso es!. He cobrado la nómina y me lo he gastado en vosotros... Aunque si queréis contribuir... son carísimos...

Poco a poco, los otros policías más competentes del cuerpo se fueron acercando para tomar algún que otro donut gratuito que Mamoru Ai Yastis les estaba ofreciendo; poco a poco, aquellos policías fuertemente armados y sin temer a una diabetes galopante, ya tenían su donut particular.

-Gracias, compañero. -Dijo Jilliam Wustice mientras trataba de tomar un Donut de la caja, tal y como habían hecho sus compañeros antes que él.

-¡Eh! ¡Eh! ¡Eh!. -Exclamó Mamoru Ai Yastis, no solo apartándose para que Jilliam Wustice no pudiera tomar el donut que pretendía coger, si no que también se giró para encarar a aquel otro detective- Ese es mio. No sé cual ibas a coger, pero ese es mío. Y mira, no está bien que un tío intente quitarle a otro tío su donut.

-Quizás ese donut no es tuyo. -Comentó, - Si hubieras tratado mejor a ese donut, nadie habría intentado comérselo.

Parecía más que evidente que aquella conversación que tanto Jilliam Wustice como Mamoru Ai Yastis estaban teniendo entre ellos implicaba algo más que simplemente hablar de bollería industrial, si no que parecía hacer alusión a algo más, algo que fue mostrado en los capítulos anteriores de forma más o menos sutil.

-A lo mejor ese Donut no ha comprendido mi forma de amar. -Comentó, justificándose- Y a lo mejor ese Donut y yo podríamos arreglarlo en terapia.

Claramente esta conversación no parecía ir a ningún lado, o al menos no parecía que fuera a contribuir para que ninguno de los dos pudieran entenderse mientras usaban la palabra "Donut" como sustituto para alguna otra palabra con un mayor peso en la historia.

-O a lo mejor ese Donut se cansó de esperar a que te pusieras las pilas y decidió estar con un hombre de verdad.

Y sin esperar ni un instante, usando aquella espada reglamentaria cortó por la mitad la caja haciendo que uno de los Donuts, el de chocolate blanco con glaseado rosa pálido, se cayera y este pudiera atraparlo también ensartándolo con la espada en otro rápido movimiento.

-¿¡Qué?! -Exclamó, tanto por el "robo" del Donut, como por el comentario hiriente hacia la relación que el propio Mamoru Ai Yastis tenía con ese "Donut"- ¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHH!.

De la impotencia, aquel policía tomó toda la caja de Donuts, en donde algunos aún estaban perfectamente para ser comidos y la tiró a la basura, para acto seguido meter el pie y aplastarlo todo una y otra vez. Al parecer estaba ligeramente enfadado y se sentía lleno de furia.

¿¡Qué está pasando aquí!?

Del interior del despacho de los Jefes de los Detectives saldría no otra que Saiko Nozomi, la responsable de que este grupo de cabezahuecas -al menos ese fue el resultado que salió en la media del test de aptitud, probablemente porque Mamoru Ai Yastis hizo bajar dicha media- sacaran adelante los casos.

Al ver a aquella mujer salir de su despacho, aún con las manos grasientas de los Donuts, Mamoru Ai Yastis se acicaló el cabello, aunque simplemente se manchó con la miel, al igual que tenía uno de los zapatos manchado del relleno de alguno de aquellos Donuts.

-Ha prendido fuego a la papelera. -Dijo Mamoru Ai Yastis, pesando rápido mientras señalaba con un dedo acusador a Jilliam Wustice- La he apagado, no hace falta comprobarlo, ya no hay fuego. Me he encargado yo como una persona responsable, fiel y amorosa... ¡Menos mal que estaba yo aquí!.

-¿Quieres la mitad de mi Donut?. -Comentó Jilliam Wustice, ni siquiera molestándose en responder a aquella acusación o defenerse en absoluto de aquello. Tras esto, el hombre partió aquel Donut en dos y se lo ofreció a Saiko Nozomi, la cual parecía aceptarlo al tomarlo- De nada.

Y tras esto, sin perder contacto visual con Mamoru Ai Yastis, Jilliam Wustice le dio un fuerte bocado a su parte del Donut antes de largarse del lugar.

-Gracias. -Respondío mientras tomaba el Donut y acariciaba la espalda de Jilliam Wustice- Así da gusto, que pienses en los demás y compartas. Ha sido un bonito y dulce detalle de tu parte, Jill. Además, estos son carísimos...

Tras decir aquello y ver como este se marchaba, Saiko Nozomi se giró hacia Mamoru Ai Yastis, dispuesta a confrontar lo que sea que este tuviera que decir al respecto de cualquier tontería que se le hubo ocurrido en las últimas horas.

-Y para que lo sepas, -indicó mientras señalaba al Donut que Saiko Nozomi tenía entre manos- ese Donut era una metáfora de ti. Te acaba de partir por la mitad. ¿Tu que crees que significa eso?. ¿Hmmmm...?.

Al parecer Mamoru Ai Yastis podía luchar de disitintas formas para tratar de hacer que su mujer (en proceso de separación) le mirara de otra forma, tal y como era demostrar que el fue el que compró los donuts para todos, pero en vez de eso decidió que la envidia le llevara a usar un argumento de mierda.

-Un Donut solo es un Donut. -Argumentó, no tragándose el argumento de la metáfora. - Vamos a hablarlo en tu despacho.

Mamoru Ai Yastis guió a Saiko Nozomi por la Estación de Policía hasta llegar a una zona bastante apartada de la misma, justo pasando por la zona de los baños antiguos donde un nauseabundo olor salía, y por donde el suelo estaba parcialmente empapado, en done nadie se había molestado en limpiar, y solo simplemente tiraron periódicos viejos encima.

"Mamon y Nerv"

_{^{La "ru" de Mamoru estaba rayada, y parecía una "n"}}

El despacho era pequeño y había dos mesas de despacho, con dos sillas detrás de cada mesa y dos sillas delante de ambas. Una de esas mesas se encontraba llena de telarañas y polvo, mientras que la otra simplemente se encontraba sucia de otro tipo de suciedad y de uso. Manchas de comida, manchas de tinta... manchas de manchas... y en esa fue donde se sentó Mamoru Ai Yastis.

-Madre mía, Mamoru... -Dijo echando un vistazo a todo el desastre que había montado- Vaya desorden...

El Detective caminó hacia la silla detrás de la mesa sucia y con un suspiro agotador, se sentó ahí, invitando a que Saiko Nozomi hiciera lo mismo y se sentara en una de las dos sillas que tenía delante de su mesa del despacho. Al parecer iban a conocerse un poco mejor a partir de ahora.

-Oye, se sincera conmigo... -Comentó tratando de ganar confianza para lo que le iba a preguntar- ¿Lo tuyo con Jill es de verdad?

Teniendo en cuenta que habían ido hasta allá simplemente para que el resto de los policías no siguieran distraídos con el espectáculo, a Saiko Nozomi le decepcionó que la primera pregunta que este le hizo fuera simplemente cuya respuesta era la más obvia y evidente de todas.

-Sí, claro que es de verdad. -Comentó de manera cortante- Y mejor que lo vayas asumiendo.

Viendo como la confirmación había llegado a sus oídos, Mamoru Ai Yastis pudo poner punto y final a la etapa de investigación en cuanto a si su mujer estaba saliendo con otro hombre, o en este caso, con Jill. Y ahora pasaba a la etapa de dar pena, no como antes que daba pena por verguenza ajena, ahora es dar pena con negación.

-Nombra una cosa, solo una cosa, en la que él sea mejor que yo. -Comentó desesperado.

-Ehhh... -Dijo mientras miraba a su alrededor, en aquel despacho cubierto de basura y polvo, y lo que parecía ser una cama hinchable deshinchada en un lateral- No creo que pueda nombrar solo una...

Eso era cierto, podía decir dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciseis, diecisiete, dieciocho, dicecinueve, veinte... en definitiva, podría decir muchísimas cosas, pero el problema es que si empezaba con una, no podría parar de decirlas...

En vez de pensar que Saiko Nozomi no quería humillarlo diciéndole las decenas, docenas o veintenas de cosas en las que Jilliam Wustice era notablemente mejor, directamente superior, o simplemente excepcional, a diferencia de Mamoru Ai Yastis que la mediocridad era su culmen, este asumió otra cosa.

-¡Ya!. ¿Ves?. -Dijo señalándola con aires de suficiente- No puedes.

-Mamoru, seguro que saldrás adelante. -Comentó tratando de empatizar con él- Acabaras conociendo a alguien. De hecho, vas a conocer a alguien ahora mismo. ¡Tu nuevo compañero!. En verdad no estoy muy segura de que quisiera ser policía, pero la otra opción es que alguien del cuerpo quisiera ser tu compañero permanente, así que...

Tras comentar aquello, dio paso, -no literalmente, si no mas bien como una presentadora de televisión- al "nuevo compañero".

¡PASA KOUSUKE!